Telefónica anunciará el próximo 8 de noviembre el plan estratégico que marcará las líneas de actuación hasta 2026. La compañía que dirige José María Álvarez-Pallete afronta el reto de seguir conservando la posición dominante en el mercado, tras una década perdiendo clientes por la elevada competitividad y la constante caída de su valor en bolsa. Son muchos los retos que tiene la compañía por delante, en un contexto económico complicado y en un sector agitado por las grandes operaciones.

La teleco presentará la nueva hoja de ruta en su Día del Inversor. El momento es convulso para el sector y especialmente para Telefónica, donde todos los ojos están puestos en la operación de STC para convertirse en máximo accionista de la compañía y la posibilidad de la entrada del Gobierno a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para contrarrestar la ofensiva compañía saudí.

En este sentido, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha respaldado la posible entrada de la SEPI en la empresa. La ministra considera que un Ejecutivo "responsable" tiene que analizar todas las operaciones. Por otro lado, la compra de Vodafone España por parte de Zegona y la fusión de Orange y MásMóvil pendiente aún del visto bueno de Bruselas, añaden más incertidumbre al futuro de las telecomunicaciones.

El nuevo plan de Telefónica llega para actualizar la anterior estrategia presentada a finales de 2019, justo antes de que se desataran una serie de acontecimientos que afectarían a la economía global. La pandemia, la guerra de Ucrania y sus consecuencias inflacionistas, así como las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE) han hecho mella en las telecos europeas. 

Telefónica pierde 2 millones de líneas móviles en 10 años

Ya no sólo es que pierdan valor por su elevado endeudamiento, sino que también recortan sus plantillas con la salida de miles de empleados. De hecho, Telefónica llega a su gran cita mientras prepara un plan de bajas incentivadas para dar salida a 5.000 trabajadores. En total, las principales firmas de telecomunicaciones en Europea han anunciado que prescindirán de cerca de 100.000 empleados en su conjunto.

En España, la situación para las empresas del sector es compleja, donde las telecos deben competir en un mercado muy atomizado y con firmas de bajo coste como Digi arañando mes a mes cuota de mercado gracias a su agresiva estrategia comercial. Telefónica sigue conservando el liderazgo entre las principales operadoras, pero ha ido perdiendo fuerza a lo largo de la última década. De este modo, mientras hace diez años su marca Movistar contaba con cerca de 18,3 millones de líneas móviles, en la actualidad posee 16 millones de líneas.

cuota de mercado de lnea (1)
Fuente: CNMC

Un descenso de más de 2 millones de clientes en este segmento que se ha traducido en pasar de controlar el 36,4% del mercado al 27,9% actual, según los últimos datos actualizados de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), correspondientes al pasado mes de agosto. Si bien en 2013 empezó la caída, no sólo Telefónica se ha visto perjudicada, sino que las otras grandes telecos (Orange y Vodafone) también han perdido millones de líneas móviles en portabilidades en detrimento MásMóvil y de las operadoras virtuales (OMV) como Yoigo.

No obstante, en lo que va de 2023 la teleco española mantiene un saldo positivo en portabilidades, habiendo ganado 81.000 líneas móviles. También en otros segmentos como el de fibra lleva un buen ejercicio, habiendo sumado ya cerca de 8.500 líneas. Algo que se puede explicar a través de las promociones que Movistar lanzó en verano, con ofertas más competitivas ante eel alza de precios que lleva protagonizando el sector este último año.

Deuda o dividendo

Otro de los conflictos que debe enfrentar la empresa es el de la elevada retribución a los accionistas que sigue otorgando, en contraposición con la también abultada deuda que la mantiene apalancada y lastra su cotización desde hace años. Un escenario que para algunos analistas debe hacer elegir a Telefónica entre sacrificar parte de su dividendo para reducir el pasivo o seguir acumulando deuda para mantener contentos a sus principales accionistas.

Pese a que la reducción de deuda ha sido una constante desde que Álvarez-Pallete tomó las riendas del grupo, aún se encuentra en niveles elevados. A pesar de haberla rebajado casi a la mitad desde los 53.116 millones registrados en 2016, en lo que va de año vuelve a incrementarse. De este modo, a cierre de junio se situaba en 27.500 millones, frente a los 26.687 millones de 2022. 

Asimismo, el encarecimiento de la financiación por las subidas de tipos del BCE desde el verano de 2022 han añadido presión al objetivo de reducción de pasivo. No obstante, hay quien opina que los ratios que maneja la compañía en este plano no suponen un gran problema. “La deuda es elevada, pero el 75% es a tipo fijo y un vencimiento medio de 13 años, lo que mitiga el impacto de mayores tipos y el riesgo de rebaja de rating”, explican desde Bankinter.

En cualquier caso, arrastrar una deuda tan elevada ha hecho que la compañía haya perdido valor gran parte de su valor de mercado en los últimos años, sin poder remontar la situación hasta ahora. Aunque avanza un 10% en positivo este año, sus acciones aún no han recuperado el precio que marcaban antes de la pandemia y su valor es prácticamente la mitad del que registraba en 2019, cuando sus títulos cotizaban por encima de los 6 euros.