Garanti BBVA, el segundo banco privado turco más grande del país y el quinto si se incluyen también los públicos, también está sufriendo los efectos del terremoto en Turquía, que ha dejado miles de muertos y personas heridas tanto en esta región como en Siria. La entidad ya anuncia en su web que al menos se han visto afectadas unas 105 sucursales, lo que supone el 11% de su red. Si bien, la entidad española cuenta con un total de 972 oficinas en el país otomano además de 21.684 empleados, según las cifras presentadas al cierre del último año.
Desde la entidad no han detallado el estado en el que se encuentran estas 105 sucursales, tampoco han comunicado si junto a los daños materiales ha habido algún trabajador afectado y tampoco se han pronunciado sobre el posible impacto que puede tener esta catástrofe natural en sus cuentas. Fuentes cercanas a la empresa señalan que están trabajando en ello. Sin embargo, la Bolsa de Estambul ya ha castigado su acción con una caída del 7,5% este martes y otra del 4,4% el lunes.
Desde este mercado, por cierto, se han prohibido las transacciones en corto como medida de precaución, según apuntas algunos medios del país. Se trata de una medida similar a la que tomó la CNMV en España el primer mes de la pandemia del Covid-19 (en marzo de 2020) por la extrema volatilidad de las bolsas en España y en Europa ante la incertidumbre.
Los medios turcos también informan de que el ‘pool’ de bancos del país han decidido congelar las deudas de las personas que viven en las regiones afectadas durante un tiempo. En concreto, la Asociación de Bancos de Turquía (TBB, por sus siglas en inglés) ha tomado la decisión de que los clientes que puedan verse afectados negativamente en la zona del terremoto y tengan dificultades para pagar sus deudas “pospongan hasta 6 meses” dicho pago.
El presidente del BBVA, Carlos Torres, y el consejero delegado, Onur Genç, se han pronunciado sobre el terremoto a nivel interno -en un comunicado remitido a los empleados de Garanti Bank- y también en las redes sociales. Los ejecutivos muestran todo su apoyo a Turquía durante "estos tiempos difíciles" e indican que están trabajando para encontrar formas de ayudar a los afectados, a sus familias y a la sociedad turca en general a recuperarse de la tragedia,
Nuevo varapalo para BBVA tras la inflación
El terremoto en Turquía será un nuevo varapalo para BBVA, cuyas cuentas ya se vieron muy afectadas el año pasado por la inflación del país. Actualmente, la participación de BBVA en el capital de Garanti Bank es del 85,97. Ésta aumentó en 2022 desde el 49,85% que tenía en noviembre del 2021, antes de la opa voluntaria que el grupo lanzó y cerró en mayo del año pasado. Una operación que le costó 1.400 millones de euros.
Turquía supone el tercer mercado por beneficios para el grupo bancario tras México y España. Habitualmente aporta hasta un 30% de las ganancias, pero los ajustes del año pasado no lo permitieron y su contribución fue del 7%. El banco que preside Carlos Torres sufrió en sus cuentas de 2022 los efectos de la hiperinflación en el país turco, que cerró el año en el 60% aunque meses antes llegó a superar el 80%.
La elevada inflación y la debilidad de la lira llevó a BBVA a hacer cambios contables en su filial, que de hecho se han comido 1.500 millones de su beneficio. Según las cuentas publicadas por la entidad a cierre de 2022, Garanti aportó al grupo unos 500 millones de euros, un 31% menos que en 2021. Su consejero delegado, Onur Genç, declaró que de no haber aplicado estos cambios contables, "el resultado hubiera sido de 2.000 millones de euros".
El CEO reconocía que la incertidumbre en Turquía es "grande" por las perspectivas económicas y la inflación, que llegó a alcanzar el 85% en octubre, aunque destacaba que en diciembre ya bajó al 64%. "Estamos haciendo cosas, tenemos experiencia en otros países emergentes" aseguraba. Genç se refería a Argentina, otro mercado donde BBVA está presente y lleva años luchando con la hiperinflación.
El Banco de España ponía en alerta a BBVA recientemente por la situación económica del país. En un informe destacaba que la economía turca siguió registrando tasas muy elevas de inflación a finales de 2022 y la actividad económica del país se enfrió a partir del tercer trimestre. Todo ello en un contexto de elevadas necesidades de financiación exterior, endeudamiento en moneda extranjera y reducidas reservas internacionales.
Y en este contexto, avisaba a BBVA que este 2023 la situación empeoraría. El supervisor ya esperaba, antes del horrible terremoto que ha sacudido al país, que la actividad económica turca fuera moderada en el corto y medio plazo, y que el consumo privado se ralentizara por la menor renta disponible, resultante de la elevada inflación y la esperada moderación del crédito por el efecto de las medidas macroprudenciales introducidas a mediados de 2022. También esperaba una menor aportación de las exportaciones al crecimiento del PIB, dada la pérdida de competitividad de la lira.