Los Teamsters, como se conoce a los afiliados del International Brotherhood of Teamsters, el sindicato de transportistas de Estados Unidos, iniciaron pasado el jueves una huelga en siete almacenes de Amazon, en los que unos 9.000 trabajadores abandonaron temporalmente sus puestos en plena campaña de envíos navideños. Los analistas políticos y económicos norteamericanos están siguiendo muy de cerca esta protesta laboral para ver la posición que adopta Donald Trump: por una parte, es amigo del líder de los Teamsters, Sean O. Brian, que incluso ejerció de orador en la Convención Nacional Republicana del pasado julio, de manera que rompió con los demócratas. Y por otra parte, recientemente recibió en su residencia de Florida al presidente de Amazon, Jeff Bezos, que se alineó con los demócratas antes de las elecciones, pero que acaba de donar un millón de dólares para la ceremonia de investidura de Trump.
Los analistas están a la espera de que Trump tome partido ya sea a favor del sindicalista (Sean O. Brian) o del magnate (Jeff Bezos). Y no lo tienen claro. En el último año, Trump se ha aproximado a los sindicatos a la captura del voto de los trabajadores. Colocará como secretaria de Trabajo a Lori Chavez-DeRemer, una congresista republicana de origen hispano que es una declarada defensora de la actividad sindical, Y hace pocos días, Trump apoyó a los estibadores norteamericanos en su lucha contra la automatización de los puertos.
En este flirteo con los sindicatos, O.Brian ha jugado un papel clave. Por primera vagada en la historia, un líder de los Teamters (transportistas) habló en una convención republicana cuando este sindicato, por tradición, siempre había apoyado a los demócratas. Una encuesta interna apuntó que el 60% de los transportistas era partidario de Trump, según informó a Washington Post, un medio propiedad de Bezoz que, en las últimas elecciones, no mostró predilección por ningún candidato.
Sean O. Brian (Medford, Massachusetts – 1972) tiene fama de duro. Hijo, nieto y bisnieto de camionero, ha protagonizado enfrentamientos subidos de tono, con amenazas incluidas, con políticos y otros sindicalistas. En el pasado, se las tuvo con James Hoffa Jr., expresidente de los Teamsters, hijo del histórico Jimmy Hoffa, líder sindical famoso por sus presuntos vínculos con el crimen organizado y por su misteriosa desaparición en 1975.
La huelga de los transportistas de Amazon va más allá de un conflicto laboral. "Si su paquete llega tarde estas vacaciones, puede culpar la insaciable codicia de Amazon", afirmó O. Brian en un comunicado. Por su parte, Amazon informó de que estos transportistas, que representan menos del 1% de la fuerza laboral, no son empleados de la compañía porque están contratados por una empresa externa.
Por su parte Jeff Bezos también ha iniciado una aproximación al futuro presidente de los Estados Unidos aunque, antes de las elecciones, lo calificó como el principal peligro para la democracia. De la misma manera que hicieron otros magnates tecnológicos -Bill Gates (Microsoft), Tim Cook (Apple), Mark Zuckerberg (Meta) o Sundar Pichai (Google)–, apostaron en los suyo momento por la demócrata Kamala Harris y después han tenido que ir detrás de Trump para congraciarse con él. Sobre las Big Tech pende la amenaza de la rmayor egulación a la que se han enfrentado nunca.
Bezos se reunió con Trump en su residencia de Mar-a-Lago. No solo le donó un millón de dólares para la investidura sino que ha alabado sus planes para reducir las regulaciones. Quizás por precaución, Bezos frenó antes de las elecciones una declaración de apoyo del Washinton Post por Kamala Harris. Este gesto puede facilitar sus relaciones con Trump.