La guerra de Ucrania va encaminada a cumplir un año. 12 meses de continuos ataques, vaivenes geopolíticos, amenazas por parte de Rusia, y apoyo de Occidente a Ucrania que, por el momento, no está dando el resultado deseado. La guerra en el este de Europa ha motivado varios cambios, sobre todo en el escenario económico. Como con cualquier conflicto armado, la economía de europea, y la mundial, han modificado sus hojas de rutas con el objetivo de esquivar el azote del conflicto bélico. Esto, de manera directa o indirecta, ha afectado tanto a la ciudadanía, como a las firmas que componen el escenario empresarial.
La guerra de Ucrania ha obligado a las compañías mundiales a dar lo mejor de sí mismas para sacar partido a una situación extraordinaria. Otras se han conformado con minimizar el impacto del conflicto en su negocio y, por ende, en sus resultados. Y el resto se han visto beneficiadas por la evolución de la guerra y por los movimientos de Rusia, los cuales han motivado un sinfín de cambios macroeconómicos.
Como en cualquier guerra, la de Ucrania deja vencedores y caídos, pero en este caso, en el entorno empresarial. Aunque en su momento hubiese parecido una locura descifrar que empresas, o sectores, iban a sacar tajada de una situación tan compleja, habiendo transcurrido un año desde que las tropas rusas invadieron la nación ucraniana, las empresas de armamento, los bancos y las firmas energéticas son, hasta ahora, las claras vencedoras de la guerra de Ucrania.
La mayor inversión en defensa catapulta el negocio de las armamentísticas
Vayamos por partes. El inicio del conflicto armado desveló lo que era un secreto a voces: la mayoría de las naciones tienen descuidada su inversión en defensa. Con el inicio de la guerra, y la problemática generada sobre el pueblo ucraniano, varios estados, sobre todo europeos, se volcaron en ayuda humanitaria, económica y en material de defensa. De hecho, en un intento de rebajar la amenaza rusa y defenderse de mejor manera, Ucrania solicitó la anexión a la Unión Europea el pasado febrero, días después del inicio de la invasión.
Sea como fuere, y con vistas a lo que está pasando en el este de Europa, los países vieron que sus inversiones en defensa eran bajas. De hecho, tan solo 10 de las 29 que componen la OTAN cumplían con el compromiso de gasto del 2% del PIB en sus ejércitos. Con la guerra de fondo, y viendo que ningún país está exento de que le ocurra lo mismo, las naciones han comenzado a incluir mayores inversiones en defensa en sus presupuestos, entre ellas, España, dónde el gasto militar crecerá desde los 9.763 millones hasta los 12.827 millones de euros (1,06% del PIB).
En este punto, todas las empresas armamentísticas, sin importar el área en la que trabaje, se han visto favorecidas. Así lo revelan sus cuentas anuales, en las que algunas de ellas han marcado resultados récord. Todas ellas están alineadas en lo mismo: mayores contratos, proyectos de gran escala a largo plazo, y crecimiento de pedidos. Así, firmas como Lockhead Martin, BAE Systems, Rheinmettal, Thales, Leeonardo, Indra, Airbus o Dassault, están encaminadas a firmar beneficios nunca vistos. De las mencionadas, Airbus se anotó unas ganancias récord de 4.247 millones de euros en 2022: Raythenon Technologies informó de un beneficio anual de 5.197 millones. En el caso de Lockhead Martin, los analistas esperan que sus ganancias asciendas hasta los 6.754 millones de euros. En definitiva, una lluvia de millones propiciada por la mayor inversión de la mayoría de los países en defensa.
Las progresivas subidas de tipos de interés, un plus para la banca
Otro de los sectores que se han visto más alimentados por el contexto macroeconómico devenido de la guerra de Ucrania ha sido la banca, sobre todo la europea. El inicio de la guerra y, sobre todo, el papel de Rusia como uno de los principales agentes del mercado energético europeo ha desencadenado una crisis energética sin precedentes. El toma y daca entre Rusia y la Unión Europea ha tensado el precio de las materias primas, entre las que se encuentran el gas o el petróleo, entre otras. Estas, que tienen un papel elemental sobre el precio de los productos alimenticios, energéticos… agravaron un problema que parecía claro que iba a llegar: la escalada de la inflación.
El IPC de la región europea escaló hasta la cota más elevada en más de 26 años. El pasado octubre, la inflación de la eurozona se asentaba sobre el 10,6%, siendo este su techo hasta ahora.
Ante la incesante presión inflacionaria, la Reserva Federal de Estados Unidos y, posteriormente, el Banco Central Europeo comenzaron a elevar los tipos de interés tras varios años de políticas monetarias laxas. En el caso de la eurozona, la institución liderada por Lagarde comenzó a endurecer la política monetaria el pasado julio tras seis años sin mover ficha.
Las subidas de tipos cayeron con buen pie sobre el negocio de la banca, sobre todo sobre el hipotecario. En un momento de demanda elevada y tras la pandemia, que elevó los ahorros de los clientes, la banca se asentó en un entorno favorable para su negocio: subidas de tipos de interés, interés creciente sobre los productos bancarios, y niveles bajos de morosidad. Todo a favor para que las principales entidades bancarias del Viejo Continente hayan dilatado sus márgenes de beneficio en niveles récord.
Los principales bancos de Europa han dilatado sus beneficios
Sin ir más lejos, en España, la gran banca se ha anotado unas ganancias superiores a 20.850 millones de euros, un 28% con respecto al cierre de 2021. Las dos entidades más grandes del país, y dos de las más potentes de Europa, marcaron resultados récord. Banco Santander logró 9.605 millones, mientras que BBVA ingresó 6.420 millones. CaixaBank, Bankinter, Unicaja Banco y Banco Sabadell también lograron unos resultados extraordinarios.
En el plano europeo, HSBC, el banco más grande del continente por número de activos, ha cosechado unas ganancias de 13.870 millones de euros, un 17,6% más que en 2021. Otras de las grandes entidades del sector, como Unicredit (5.227 millones), BNP Paribas (8.046 millones), Deutsche Bank (5.000 millones), UBS (7.017 millones) o Intensa Sanpaolo (4.354 millones), son algunas de las que han logrado elevar su beneficio, mínimo, un 3% en 2022.
Parece claro que la tensión de los precios, el cual motivó las progresivas subidas de tipos de interés de los bancos centrales, ha sido la mina de oro de las entidades bancarias. Cabe destacar que el BCE ha elevado los tipos hasta en cinco ocasiones desde el pasado julio, hasta el 3%, nivel más elevado de los últimos 14 años.
La crisis energética, una mina de oro para el sector energético
Como no podía ser de otra forma, el energético es el otro gran sector que se ha visto favorecido por las consecuencias macroeconómicas generadas por la guerra. La tensión de los precios de las materias primas ha ayudado a que, tanto eléctricas como petroleras, hayan expandido sus ganancias a niveles récord. Con la guerra de Ucrania empujando el precio de las commodities, el petróleo se ha movido en 2022 con un precio medio de 101 dólares por barril. Por su parte, el precio del gas en el TTF, índice de referencia, marcó su nivel más elevado de la historia en 338 euros por MWh a finales del pasado agosto. La aportación de los combustibles fósiles ha elevado el precio de la electricidad, asentándola en cotas que hasta hace un año parecerían imposibles de ver. En España, el precio de la luz creció hasta los cerca de 550 euros por MWh en marzo de 2022.
Todo ello ha repercutido al negocio de las energéticas mundiales, ensanchando las ganancias en niveles récord. Por ejemplo, las petroleras han sido uno de los sectores más beneficiados por el alza de los costes de la gasolina y el diésel. Tal y como detalló ON ECONOMIA, las principales empresas del sector se han anotado unas ganancias superiores a 250.000 millones de dólares en 2022. Firmas como Exxon, Chevron, BP, Shell, TotalEnergies o Equinor, han logrado cosechar resultados récord. Otras como Repsol (4.251 millones de euros) o Galp (881 millones de euros) han visto como su beneficio ha crecido exponencialmente.
En cuanto a las eléctricas, por ejemplo, Naturgy ha logrado un beneficio de 1.649 millones de euros, cerca de un 36%. Iberdrola y Endesa son otras de las que se esperan unas abruptas ganancias motivadas por el alza de los precios energéticos y, en algunos casos, por el cambio de moneda.
Sea como fuere, las empresas de estos tres sectores se han visto favorecidas por un contexto desafiante para el resto de las compañías. Pese a que para estas también ha sido un año marcado por la volatilidad y caracterizado por la poca predictibilidad, han sabido sacarle jugo a una situación extraordinaria.