El grupo agroalimentario Vall Companys ha intensificado la innovación en el segmento de la crianza de porcino en los últimos cinco años con la puesta en marcha del proyecto Granja 5.0, en el que lleva invertidos 2,8 millones de euros, para la investigación, diseño y aplicación de nuevas tecnologías basadas en la inteligencia artificial (IA), Big Data y la visión artificial para mejorar la nutrición, manejo y bienestar de los animales y conseguir la reducción de la huella de carbono. La compañía, con sede en Lleida, ha divulgado este martes los primeros resultados obtenidos: una reducción del 55% en el nivel de nitrógeno en el purín hasta situarlo entre 3,6 kg y 3,1 kg por animal -por debajo de los 7,25 kg por cerdo que usa de parámetro la administración- y una disminución de 25 litros en el consumo de agua por animal, lo que supone una reducción del 3,5%. Además, los cambios en la nutrición animal mediante una formulación con un 20% menos de soja -es decir, una dieta menos alta en proteínas que se sustituyen por aminoácidos sintéticos- acota el consumo de agua del animal y con ello se reduce el volumen de purín y, a su vez, las emisiones de nitrógeno amoniacal. Esta reducción, junto a otras estrategias de análisis y de alimentación animal, han supuesto una reducción de la huella de CO₂ de más de un 25%, en la suma de todas las granjas.
Las soluciones que testea y dan buenos resultados dentro del programa Neutralpork en la Granja 5.0 -una instalación piloto con 1.500 cabezas de ganado porcino, situada entre los pueblos de Alcarràs y Gimenells (Lleida)- se trasladan a los más de 2.600 granjeros integrados que trabajan en colaboración con Vall Companys en todo el territorio español para la crianza de 5,5 millones de cerdos al año. Normalmente, son cambios que no reportan gastos adicionales para las granjas porque ya se abastecen del pienso que produce Vall Companys y "si hay que hacer algunas mejoras en las instalaciones, se llega a un acuerdo con el granjero para que lleve a cabo las inversiones necesarias", ha asegurado Joaquín Terés, director de sistemas industriales del grupo Vall Companys. Cabe destacar que ganar eficiencia a través de la nutrición animal es fundamental en una actividad agropecuaria como la crianza del cerdo, en la cual la alimentación acapara el 70% de los costes de la producción.
La inversión de casi tres millones de euros está incluida en los recursos de 50 millones de euros que la compañía de capital familiar ha destinado a investigación y desarrollo en diversas vertientes. En líneas generales, el grupo destina a I+D+i el 0,6% de la facturación anual, que superó la barrera de los 3.000 millones de euros, en 2022, según los últimos datos disponibles. La corporación alimentaria de la familia leridana Vall Esquerda es un grupo configurado por 45 empresas, con un peso importante del negocio porcino, con clara estrategia exportadora -China, Corea, Japón y Europa central-, siendo el primer productor en Europa y en España.
Desde su puesta en marcha, en 2018, la granja leridana ha realizado 44 programas de investigación con colaboración público-privada y desarrollos propios, de los cuales 31 se han centrado en la nutrición y la sostenibilidad y otros 13 en manejo y bienestar animal. En esta última orientación, ha implementado sistemas de refrigeración coolings -un sistema de enfriamiento basado en la evaporación- que ha reducido el estrés térmico de los animales; a la vez que la introducción de paja en corrales ha mejorado la actividad exploratoria innata de los cerdos y las interacciones positivas entre el ganado. También la aplicación de un pienso más fibroso ha minimizado la incidencia de patologías digestivas.
En paralelo, los equipos técnicos de la compañía han desarrollado programas de I+D+i internos con la aplicación de las tecnologías de la información y la inteligencia artificial en la crianza ganadera. Actualmente, mediante un sistema de visión artificial se determina el peso de los cerdos durante su ciclo de crianza y la correcta alimentación e hidratación para prevenir y detectar posibles enfermedades. También vinculado con la salud animal, han diseñado un sistema de sonido con inteligencia artificial que permite diferenciar el ronquido del cerdo de una posible tos para detectar patologías en estados previos y poder actuar a tiempo para que no se contamine todo el ganado.
Intensificar la digitalización y la circularidad
Para sacar rendimiento de la investigación y "contribuir a los avances del sector porcino en general", Vall Companys ha creado Nealia, una empresa emergente que desarrolla soluciones digitales para que el granjero pueda controlar su explotación desde el móvil, para regular y supervisar el ambiente de su granja hasta conocer los niveles y consumos de pienso y agua; el monitoreo constante de las variables ambientales de la granja (temperatura, humedad y CO₂), proporcionando un mejor control energético; automatizar el suministro de piensos y llevar un control digital de los pedidos directamente con los proveedores, entre otros. La compañía incorpora este segundo proyecto en la estrategia de aumentar la eficiencia, optimizar procesos, mejorar la sostenibilidad, el bienestar animal y facilitar el día a día del granjero con el manejo y el mantenimiento de las granjas.
En el campo de la circularidad, "otra de las vías de crecimiento", según fuentes de la compañía, el grupo actúa en toda la cadena de valor de su estructura empresarial, desde la molturación de las harinas que se aprovecha para la elaboración de piensos hasta la venta hasta la industria de curados y su comercialización, pasando por la crianza de porcino y las granjas avícolas y de vacuno. En este apartado destaca la compañía International Casing Products (ICP), en Zaragoza, dedicada al trabajo, procesamiento y selección de productos de tripería y casquería para la industria charcutera, y el aprovechamiento de las mucosas para la industria farmacéutica que produce heparina. En este sentido, destaca el plan de Vall Companys que, juntamente con la farmacéutica Bioiberica, levantaran una planta de producción de heparina Biovall Heparin Science, con una inversión de 25 millones de euros para producir 300 millones de dosis anuales de este fármaco.
Otra actividad de reaprovechamiento es la actividad de la empresa Veos Ibérica, de la que el grupo Vall Companys es socio minoritario del grupo belga Veos. La compañía, con sede en Monzón, Aragón, basa su actividad en el desarrollo de proteínas funcionales para la alimentación animal (pet food) gracias al procesado del plasma y la hemoglobina de los cerdos procedentes de mataderos. Este negocio "mantiene unos buenos crecimientos" en un sector con mucha competencia y guerra de precios, pero con una demanda muy perimetrada.