Víctor Grifols Roura, de 73 años, ha abandonado al consejo de administración de la multinacional catalana de hemoderivados Grifols después de casi 40 años. Ejerció de consejero delegado (1987-2017), presidente no ejecutivo (2017-2022) y, a partir de ahora, se mantendrá como presidente de honor. Eso significa que se retira de los órganos de toma de decisiones quien ha sido el artífice de la transformación y de la internacionalización de Grifols. Ha dado un paso al lado en un momento en que la compañía ha vuelto a los beneficios y ha recuperado la confianza de los inversores.
Siempre se ha dicho que las autoridades norteamericanas se toman más en serio a Grifols de lo que lo hacen las españolas. No solo porque la parte más importante del negocio está en Estados Unidos, donde es posible comprar la materia prima –el plasma– a las personas donantes a diferencia de la mayoría de los países europeos, que no permiten el pago. El gobierno de los Estados Unidos considera la actividad de Grifols como estratégica. Fue la primera compañía española y la segunda europea que consiguió una licencia de la FDA, el regulador farmacéutico norteamericano que todavía hoy les facilita la expansión por su país. Pero el dato que pone en evidencia el interés que tienen por esta empresa catalana es el informe secreto que, el 18 de febrero de 2009, dirigieron a personas clave de sus embajadas. Con el título Instalaciones críticas en el extranjero, únicamente detallaban tres en España: el estrecho de Gibraltar, el gasoducto que transporta gas natural de Argelia y la planta de Grifols en Parets del Vallès (Barcelona), dedicada a la producción de inmunoglobulina intravenosa. Efectivamente, consideran sus hemoderivados como un recurso estratégico.
Precisamente, GigaGen Inc, filial norteamericana de Grifols, amplió en octubre pasado el contrato con la Oficina Ejecutiva del Programa conjunto de Defensa Química, Biológica, Radiológica y Nuclear del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Según hicieron público, se trata de un contrato de 11.8 millones de dólares para desarrollar tratamientos con anticuerpos humanos sintéticos que protejan contra las neurotoxinas botulínicas. También darán apoyo a la producción de un medicamento de uso militar.
Durante el tiempo en que Víctor Grífols fue primero ejecutivo, la compañía salió a bolsa (2006) y se extendió por el mundo a base de abrir plantas de plasma y adquirir compañías extranjeras. Este esfuerzo inversor comportó un elevado endeudamiento. Con la pandemia, cuando se cerraron los centros de recogida de plasma, este endeudamiento precipitó la caída de las acciones.
Para frenar la caída de la cotización, Víctor Grífols abandonó la presidencia no ejecutiva en octubre de 2022 y, en mayo de este 2023, su hijo (Víctor Grífols Deu) y a su hermano (Raimon Grífols Roura) también dejaron de ser consejeros delegados. Desde entonces, Thomas Glazmann es el primer ejecutivo.
Declaraciones políticas
En las cuatro décadas en las que ha permanecido en la cúpula de Grifols, no se ha prodigado en declaraciones públicas, pero las pocas veces que se ha dirigido a los medios de comunicación ha generado polémica, sobre todo por sus posiciones políticas en defensa del catalanismo. En abril de 2014, en una visita a la sede de Grifols, animó al entonces presidente Artur Mas a continuar con el proceso participativo del 9 de noviembre de aquel año – "Tire adelante, no se acobarde", le dijo–, hecho que enfureció a la prensa madrileña.
En otras declaraciones a la cadena norteamericana CNN en 2012, se mostró partidario de que Catalunya se convirtiera en una Estado federal "al igual que lo es California en los Estados Unidos" si bien no la veía como un Estado independiente con ejército y diplomacia propias. Años después, en 2018 en RAC1, reclamó "un referéndum correcto y que se acate el resultado". Se declaró "referemdumista".
Grifols siempre ha mantenido la sede social en Catalunya a pesar de las presiones. Cuando la Generalitat concedió la Creu de Sant Jordi a Víctor Grífols Roura en 2017, desde la CUP se polemizó sobre la sede de la compañía, pero no la social, sino la fiscal con la que operaban desde Irlanda. La voz más incisiva fue la de la entonces diputada cupaire Eulàlia Reguant.
Nieto del fundador, el médico Joan Antoni Grífols Roig (Vilanova i la Geltrú, 1885 - Barcelona, 1976), e hijo de Víctor Grífols Lucas (1919-2015) y de Núria Roura Carreras. Su padre estableció en 1951 los primeros contactos con firmas norteamericanas del sector del plasma. Víctor Grífols está casado con Marta Deu y son padres de tres hijos: Víctor (ex consejero delegado hasta el mayo pasado), David y Òscar. Esta rama familiar es accionista de la compañía mediante las sociedades Deria SA y Scranton Enterprises BV.
El puesto de Víctor Grífols Roura en el consejo de administración será cubierto por Albert Grífols Coma-Cros, director científico de la compañía hasta septiembre pasado. En un comunicado, Grífols Roura señala que es el momento de dar un paso al lado para "garantizar una transición ordenada".