Sucedió manera natural. No fue producto de una elaborada estrategia de márquetin de los fabricantes de carretes o cámaras de fotografía, pero la fotografía analógica ha resurgido. El detonante se produjo hace poco más de diez años al destaparse el interés del público adolescente, principalmente de países asiáticos, por la fotografía instantánea. Este público joven, especialmente mujeres, no había conocido la fotografía analógica, habían nacido en una era totalmente digital, y les fascinó la instantánea. La opción de tomar una imagen y no tener que verla a través de una pantalla.
En la actualidad se trata de un fenómeno a escala mundial. De hecho, más que de una moda pasajera, se trata de una tendencia consolidada y todo apunta a que se mantendrá en el futuro. Y este resurgimiento no solo se produce con la fotografía instantánea, también con la película fotográfica tradicional, como son los carretes y las cámaras de un solo uso. Lo que redunda también en qué algunos fabricantes de cámaras, como Leica o Pentax, hayan anunciado que recuperaran la fabricación de cámaras analógicas. A finales de 2022, Leica decidió relanzar la Leica M6, una cámara de carrete de la que fabricó 175.000 unidades entre su creación en 1984 y 2002. Pocos meses después, Ricoh-Pentax ha hecho lo mismo y ha comunicado que habrá una cámara de película como primer paso del denominado Pentax Film Project. Y la norteamericana Nikon lo está barajando, con su modelo Nikon F2. Sin duda, “la competencia hará que la fotografía analógica se afiance como un nuevo mercado y no quede en una simple tendencia coyuntural”, asegura Eduardo López, director de Imaging de Fujifilm España. Por otra parte, el mercado de cámaras fotográficas analógicas de segunda mano, que se había transformado en un reducto, tanto para profesionales como aficionados, que han vuelto a utilizar cámaras analógicas o que no han dejado de hacerlo, está viviendo un gran auge gracias a la recuperación de estas cámaras icónicas.
“Los jóvenes quieren experimentar la fotografía reflexiva que plantea la fotografía analógica: pensar, disparar y, finalmente, esperar a ver un resultado casi mágico del que ya nos hemos hecho una idea en nuestra imaginación”, argumenta Eduardo López. Lo conoce cerca esta realidad porque la demanda es tal que en los establecimientos de la marca, los Wonder Photo Shop, tienen un espacio reservado a los productos analógicos, carretes y alguna cámara. Las tiendas de fotografía recuperan aire gracias a los carretes y a las cámaras de un solo uso; y con ellos también la impresión de fotografías. Cabe recordar que la digitalización también se llevó por delante cadenas de retail dedicadas exclusivamente a revelado y material fotográfico.
Trasladado a España, el boom también existe. Según datos de Fujifilm, actualmente cada persona toma una media de 700 fotografías anuales, mientras que en el año 2000 se capturaban 36 fotos por habitante. “Con ello podemos imaginarnos el gran salto generado en algo más de 20 años, lo que habla a las claras del buen momento que vive el sector en España”, corrobora el director de la marca en España.
Son los fabricantes de películas como la japonesa Fuji, la británica Ilford y la norteamericana Kodak, los que dominan el mercado mundial. Los fabricantes se vanaglorian de las nuevas posibilidades de negocio que se abren al resurgir del analógico, porque amplía los productos y servicios de impresión puestos a disposición del consumidor. Lo normal, explican en el sector, es que los jóvenes amantes del analógico lleven sus carretes a revelar y elijan las mejores fotos que, posteriormente, acaban digitalizando. Es un todo en uno que beneficia doblemente a las marcas. Sorprende, por ejemplo, que el fabricante Kodak, que en 2012 llegó a declararse en bancarrota por el impacto que la era digital tuvo en sus negocios, ha tenido que ampliar la plantilla para dar abasto con el volumen de demanda de películas fotográficas; una actividad que mantenía de manera residual.
Este es un sector en el que los fabricantes son grandes multinacionales que comercializan sus propios productos a través de diferentes canales de venta y, fundamentalmente, el fotográfico. La inflación también pesa: dependiendo de las características, en la actualidad un carrete cuesta una media de dieciséis euros. Hace aproximadamente veinte años este precio medio era de cinco-seis euros, y hace diez, de ocho-nueve euros.

La digitalización del sector fue un gran reto. “Fujifilm lo afrontó con audacia y valentía, llevando a cabo una completa reconversión, incluyendo su imagen corporativa y, en cuestión de pocos años, nos transformamos en una empresa digital”, manifiesta Eduardo López. No obstante, añade, “nuestro corazón analógico nunca ha dejado de latir, y prueba de ello es nuestra constante apuesta por la fotografía. Hoy en día nuestra compañía factura un 37% más que hace 10 años, prueba de este resurgimiento de la fotografía”.
En España, para defender los intereses de las empresas que forman parte de este sector se ha creado Eufoto, una asociación interdisciplinar que reúne a los actores del sector fotográfico en su totalidad: distribuidores, fabricantes de material, revendedores, fotógrafos, tiendas de fotografía, laboratorios online y offline, centros educativos, etc. Entre sus objetivos: dar relevancia al sector fotográfico en España, reivindicando su rol económico, social e institucional, ante las administraciones.