WeWork asegura que su negocio en España no se verá afectado por la quiebra de su matriz. La empresa, que alquila espacios de trabajo -principalmente a emprendedores y empresas emergentes- en grandes ciudades, recuerda en un comunicado que tomó la decisión de iniciar "un proceso de reorganización estratégica" en Estados Unidos y Canadá bajo el amparo del Capítulo 11 del Código de Bancarrota de EE.UU.. el pasado lunes. Sin embargo, sus actividades en España, donde tienen 10 edificios (6 en Barcelona y 4 en Madrid), "no forman parte de este proceso y siguen funcionando como de costumbre".

En concreto, la firma explica que las operaciones de WeWork fuera de Estados Unidos y Canadá no son parte de este proceso de bancarrota, por lo que la mayoría de mercados seguirían activos. "España sigue siendo un mercado clave y estamos plenamente comprometidos a proporcionar a nuestros miembros la experiencia que esperan a largo plazo", indican. En el resto del mundo, tomarán medidas "proactivas" para fortalecer la empresa.

"WeWork está aquí para quedarse, y planeamos permanecer en la gran mayoría de los mercados a medida que avanzamos hacia el futuro. Nos centramos en nuestros miembros y nos aseguramos de seguir ofreciendo los mejores productos y espacios para satisfacer sus necesidades de lugar de trabajo en evolución", comenta la empresa que revolucionó el coworking y llegó a estar valorada en Bolsa en 47.000 millones de dólares.

En la nota reconocen que han tenido que dar "un paso importante" al presentar el Capítulo 11 "para acelerar el plan estratégico y tirar del futuro de WeWork hacia adelante" abordando "agresivamente" los arrendamientos heredados y mejorando "drásticamente" su balance. Sin embargo, la compañía cree que gracias a este proceso estarán "bien posicionados" de cara a sus empleados, miembros y propiedades a largo plazo.

La compañía ha firmado un Acuerdo de Apoyo a la Reestructuración ("RSA") con tenedores que representan aproximadamente el 92% de sus pagarés garantizados para reducir su deuda financiada en aproximadamente 3.000 millones de dólares. En este sentido, aseguran que siguen trabando con "casi todos" los inquilinos de sus oficinas para mejorar las ofertas de alquiler, explorar estructuras de arrendamiento alternativas e invertir en los activos más fuertes de la empresa.

WeWork se declaró en bancarrota el lunes, apenas 12 años después de su nacimiento, arrastrada por una deuda que asciende hasta los 50.000 millones de dólares. Su declive se aceleró en 2020, tras el estallido de la crisis sanitaria provocada el Covid, que redujo el trabajo en oficinas y elevó el teletrabajo.