Esta semana, Antoni Cañete ha sido reelegido presidente de Pimec para un segundo mandato de 4 años; el último según los estatutos de la patronal. Cuando se le pregunta por esta cuestión asegura que está de acuerdo con la limitación de mandatos, "no sé si en uno, en dos, en dos más uno, en tres". En esta entrevista se posiciona también sobre el futuro de la representatividad patronal y sobre cómo hacer "activismo empresarial" ante medidas como la reducción de la jornada laboral, el aumento del SMI, la productividad versus Europa y habla de una Europa que no puede perder el tiempo y debe actuar.

Hace cuatro años que asumió el primer mandato a la presidencia de Pimec. Toca preguntarle qué balance hace.
Han sido cuatro años extraordinarios, excepcionales. Nos comprometimos a hacer activismo empresarial, instar a las empresarias y empresarios a que estén allí donde se les representa y se les defiende. Pensamos en pequeño para hacernos grandes. Porque las pymes son el 99,8% del tejido empresarial y tienen que estar en el puente de mando en Catalunya, España y Europa, para tener voz propia. Hemos trabajado para ocupar estos espacios: una oficina permanente en Madrid, una vicepresidencia en la patronal SME United en Europa, tener voz propia en el diálogo social en España...

Para tener voz propia, han conseguido estar en el Consejo Estatal de la PYME y al Observatorio Estatal de la Morosidad Privada, órganos consultivos. A través de Conpymes, la organización de la cual es vicepresidente. ¿Qué diría a quienes los tildan de ser la patronal del Gobierno para plantar cara a la CEOE?
En los 50 años que llevamos de democracia, en España se ha enquistado una anomalía, la de la representación patronal. Un tema que en Catalunya ya se resolvió. Así, en términos de representación empresarial en España hay un estatus quo que tiene una capacidad de influencia, que es capaz de construir cualquier realidad aunque no se ajuste a la verdad, para impedir que se rompa este estatus quo. Por lo tanto, nos han tildado de muchas cosas como que somos una entidad del Gobierno, cuando resulta que hemos denunciado varias acciones que ha hecho el ejecutivo y que van contra los intereses de las pymes. Un ejemplo: gracias a la actuación de Conpymes, el Supremo anuló una subvención de más de 30 millones de euros que se otorgaron a CEOE, UGT y Cepyme para la digitalización del sector productivo en el marco del Plan de Recuperación. Hemos denunciado también ante la Audiencia Nacional la exclusión de las mesas de negociación, a pesar de superar el 10% de representatividad a nivel estatal. Si fuéramos la patronal del gobierno, como dicen, tendríamos una representación reconocida y de facto en el Consejo Económico y Social y todavía no se ha producido; esperamos que sea pronto.

¿Cree que lo conseguirán?
Hay recelos para que en España haya una patronal que represente realmente los intereses de las pequeñas y medianas empresas, con voz propia. Cuando lo que tenemos ahora mismo con Cepyme y CEOE es muy significativo. El presidente de la CEOE es quien designa la presidencia de Cepyme, una total anomalía en el sistema de representación empresarial en España que, además, Europa reconoce y ya lanzado una advertència a España. En Catalunya es diferente. Foment posiblemente tiene más representación en el ámbito de la gran empresa y Pimec en las pymes; y somos organizaciones separadas.

El presidente de Pimec, Antoni Cañete, en el espacio de entrevistas de ON ECONOMIA / Foto: Carlos Baglietto
El presidente de Pimec, Antoni Cañete, en el espacio de entrevistas de ON ECONOMIA / Foto: Carlos Baglietto

Se acaba de aprobar un SMI que, en parte, tributará; saldrá adelante la reducción de jornada a 37,5 horas... ¿Cuando consigan esta voz propia en España, las cosas serán diferentes?
Si Conpymes hubiera existido cuando se negoció la reforma laboral, no habría medidas importantes que perjudican a las pymes. No se debatió la pérdida de responsabilidades del Fogasa, que permitía que los trabajadores de una empresa fallida cobraran una indemnización, o evitar su cierre y la descapitalización; o la negociación colectiva, para evitar que la gran empresa con convenio propio se siente a determinar las condiciones del convenio sectorial. Por lo tanto, las pymes no estamos representadas en la reforma laboral, en el ámbito donde se juegan muchas de las condiciones de trabajo -jornada, salarios... - Reclamamos nuestra capacidad de hablar de los problemas de la pyme dentro del marco del diálogo social.

¿La diversidad de miembros que ha escogido por formato la candidatura y posterior junta de Pimec tiene que ver con la necesidad de abordar todos estos aspectos?
Las organizaciones representativas como Pimec están configuradas por muchas asociaciones, federaciones y gremios... con una gran diversidad y eso es bueno.

Ha conseguido una paridad del 60-40. ¿Ha costado?
Normalmente, muchas asociaciones, federaciones y gremios están representadas más por hombres que por mujeres. Por lo tanto, hemos tenido voluntad de buscar la paridad, que por otra parte marca la ley. Pero no tanto por pura obligación de cubrir cuotas, sino porque defiendo que todas las mujeres que se incorporan en esta Junta tienen liderazgo y capacidades que van más allá de su condición. Son personas absolutamente preparadas y que enriquecen -como nunca se había producido en nuestra entidad- a nuestro órgano de gobierno.

Antoni Cañete ha sido reelegido presidente de Pimec. / Foto: Carlos Baglietto
Antoni Cañete ha sido reelegido presidente de Pimec. / Foto: Carlos Baglietto

Numéreme cuáles serán las 10 principales líneas estratégicas de la nueva Junta.
Primero, pedir a empresarias y empresarios y a los autónomos que participen allí donde se los representa y defiende. No hay que ceder representación a personas que ocupan puestos destacados y toman decisiones y actuaciones contrarias a nuestros intereses. Lo que denominamos activismo empresarial. Una cuestión de la cual seguiremos haciendo proselitismo -si me permite la expresión-, de esta necesidad de participar, de asociarse, de estar defendiendo nuestros intereses y de hacer propuestas. Por lo tanto, el segundo objetivo es nuestro caballo de batalla: tener voz propia. Necesitamos que en la negociación colectiva las pymes tengan voz propia porque se están produciendo anomalías muy importantes.

"Seguiremos haciendo proselitismo del activismo empresarial, de esta necesidad de participar, de asociarse, de estar defendiendo nuestros intereses y de hacer propuestas"

¿La tercera?
Consolidar nuestra presencia allí donde ya lo hemos conseguido. Y cuarta, allí donde estamos hacer propuestas analíticas, tener una actitud proactiva. Tenemos que liderar el espacio de defensa de la pyme. Esta sería la quinta línea de trabajo. Si la pyme es el 99,8% de las empresas del país, más del 70% del empleo y más del 60% del Producto Interior Bruto (PIB)... somos el motor de la economía. Por lo tanto, no solo tenemos que estar sino que debemos liderar y hacer propuestas para que el motor siga trabajando con toda su potencia.

Nos quedan cinco más.
La sexta y la séptima se centrará en hacernos visibles allí donde se determinan la gran mayoría de las leyes y las regulaciones, en Madrid. Donde tenemos una oficina permanente que reforzaremos para afrontar todos los cambios legislativos. También seguiremos en Europa, donde también tenemos una estructura propia en Bruselas y con representación en la patronal europea, con una vicepresidencia que queremos consolidar. El primer propósito es entrar en el Consejo Económico y Social.

"La pyme es el motor de la economía"

¿Cuáles son la octava, novena y decena?
Son aquellos temas que son absolutamente trascendentales para el país.

¿Y son?
Estamos en un momento de cambio muy importante y debermos responder a temas tan vitales como la vivienda, la inmigración, los cambios disruptivos que se están produciendo -transformación digital y de la energía, blockchain, inteligencia artificial- y que nos impactaran. Si no los afrontamos correctamente tendrán un impacto negativo en la pyme. Y sobre todo, actuar en aquellas cuestiones que generen progreso y riqueza para dar respuesta a las necesidades sociales y crear más empleo y de mejor calidad.

¿Se refiere a cuestiones como la productividad, uno de sus caballos de batalla?
Evidentemente. La productividad es una asignatura pendiente si queremos reducir horarios y jornadas, subir salarios, garantizar la viabilidad de las empresas. En lo que llevamos de siglo la productividad se ha incrementado muy poco, solo un 0,5% y estamos prácticamente a la cola de Europa, después de Turquía. Por lo tanto, hay que actuar y mejorar aspectos que erosionan la productividad, como el absentismo o la excesiva burocratización de la administración. Los estudios de Pimec demuestran que de cada 10 papeles que pide la administración a una empresa, resulta que 7 ya los tiene en su poder. Necesitamos crear las mejores condiciones para que este país, que es extraordinario, tenga capacidad de competir, ser viable y generar riqueza para su ciudadanía y generar empleo.

"Este país, extraordinario, tiene que tener capacidad de competir, ser viable y generar riqueza para su ciudadanía y generar empleo"

¿El contexto político actual es más favorable para establecer estas condiciones?
Hablamos de productividad en un sentido muy amplio, no solo la laboral. Hay que producir más con menos recursos, optimizado la energía, eficiencia y eficacia en el tiempo de trabajo...

El presidente de Pimec, Antoni Cañete, iniciará el segundo mandato a la presidencia de la patronal. / Foto: Carlos Baglietto
El presidente de Pimec, Antoni Cañete, iniciará el segundo mandato a la presidencia de la patronal. / Foto: Carlos Baglietto

Llegamos, pues, a la polémica reducción de la jornada laboral.
O somos capaces de ser más productivos o no tendremos capacidad de reducir la jornada laboral. Para reducir la jornada con los mismos costes laborales, con incremento de salarios, es necesario reducir los costes en la producción, en materias primas, en energía... Todos tenemos que tener una corresponsabilidad al tomar decisiones que van en beneficio del país, de la economía, de las empresas y de los trabajadores. Todo son vasos comunicantes.

"O somos capaces de ser más productivos o no tendremos capacidad de reducir la jornada laboral"

Insiste en decir que sin mejorar la productividad no hay reducción de jornada viable, pero los datos muestran que un 45% de convenios colectivos ya están por debajo de las 37,5 horas. ¿Debe ser posible hacerlo, no?
La reducción de jornada es un error tal como finalmente se está llevando a cabo. Un error y un fracaso del diálogo social. La jornada laboral se hubiese tenido que abordar y resolver en el ámbito del diálogo social; trabajadores y empresarios. Porque cuando se ha tratado dentro de la negociación colectiva se ha aplicado allí donde hay condiciones favorables para hacerlo. Por eso existe este 40% de convenios que lo aplican. Pero el 'café para todos' es una injusticia, derivada de un cierto populismo.

¿Por qué?
Porque la reducción de jornada tal como está planteada es inviable en determinados territorios, en empresas de una cierta dimensión o en determinados sectores. Por eso debería debatirse en el marco de la negociación colectiva. Hay sectores como el de la farmacia, el de la limpieza, el de la seguridad, el sector primario... donde es inviable, pero no por una cuestión de costes o de márgenes de los empresarios; no me malinterprete. En el caso de las farmacias, por una falta de personal y de oferta de talento. Se necesitarían 600 trabajadores más, que no existen. En la limpieza y la seguridad, porque son sectores intensivos en mano de obra y aquí sí que hay un incremento de costes salariales del 6,5% cuando los márgenes del sector están entre el 4% y el 5%. La reducción de jornada no es una cuestión de costes, es de inviabilidad.

"La reducción de jornada no es una cuestión de costes, es de inviabilidad"

¿De aquí su rechazo a la medida?
No estamos en contra de una medida en la que todos estamos de acuerdo, trabajadores, autónomos, empresarios. Todos queremos trabajar menos y cobrar más. El problema es como llevamos a cabo esta medida. Y la otra cuestión es que, hoy en día, el debate en la calle no está centrado en la reducción de jornada.

¿No? Explíquemelo.
El verdadero debate que tenemos en la calle, que tienen ciudadanos y trabajadores, es el salario. Tenemos una realidad muy inflacionista, con unas dificultades en ámbitos como la vivienda. Y la gente lo que necesita es cobrar un salario que dé respuesta a sus necesidades para poder vivir.

¿Por lo tanto, es inviable trabajar menos y cobrar lo mismo o más?
La propuesta del Gobierno con el real decreto es inviable para la pyme, no tiene capacidad para aplicarla. ¿Tomar una medida que diga... se trabajará 37,5 horas, pero lo pagas tú? Yo puedo tomar todas las medidas que sea, pero tengo que tener corresponsabilidad. Aquel que toma una medida por decisión política, por estrategia, debe tener en cuenta una serie de consideraciones. El real decreto que nos ponen encima de la mesa, lo que nos están proponiendo, no tiene en cuenta esta realidad, sobre todo para la pequeña y mediana empresa.

Si se tiene que cobrar más, estará de acuerdo con el incremento del SMI.
Pimec fue la primera patronal que pusimos encima de la mesa el tema del salario mínimo, porque es fundamental. El salario mínimo tiene que ser el más alto posible, que nadie lo dude. Pero dicho esto, el salario mínimo tiene que ser el mejor posible siempre y cuando no destruya actividad económica o empresarial, y puestos de trabajo. Por lo tanto, el salario mínimo no es una cuestión de una subasta; tiene toda una serie de parámetros a valorar porque va ligado a unas condiciones económicas. Y por eso hay una comisión de expertos quelo analiza donde, por cierto, no ha estado representado el mundo empresarial. Por lo tanto, mejor hacemos las cosas bien, no hacemos populismo, y hacemos que la gente esté en las mejores condiciones y que tengamos empresas competitivas, porque nos va la vida a todos, trabajadores, empresarias, empresarios y sobre todo la sociedad.

Defiende que Europa está más sensibilizada con la pyme, pero el contexto mundial está cambiando y Europa tiene que tomar decisiones. ¿Cuáles?
No tiene otro remedio. El problema es que la Europa tal como está y como funciona no da respuesta a los cambios que se están produciendo en el mundo. Estamos ante unos cambios geopolíticos y geoestratégicos que requieren una respuesta. Pero Europa está absolutamente sometida a la burocracia y a las normas, circunstancia que genera problemas y dinámicas erróneas y que no nos permite dar respuestas eficaces y eficientes. Europa no puede legislar con directivas que tardamos dos años en decidir y que tardan dos más en trasladarse a los Estados y, además, estos las modelan a su antojo; en muchos casos haciendo trampas. Está muy bien lo que nos dice Draghi, o lo que dice Letta, pero se tiene que aterrizar y tomar decisiones y actuar. Los intereses que tienen algunos lobbies y países, hace que Europa no tome las decisiones.

"Está muy bien lo que nos dice Draghi, o lo que dice Letta, pero se tiene que aterrizar y tomar decisiones y actuar"

¿Qué margen tiene Europa para responder?
Muy poco margen. Y este es el verdadero drama. Cada día nos despertamos con una decisión con repercusión mundial que toma el presidente de un país en el otro extremo del mundo. Por lo tanto, en Europa está bien que hagamos papeles, está bien que teoricemos, pero lo que necesitamos es actuar. Las decisiones se tienen que tomar en 24 horas, no en 24 años.

Hablando de gobiernos, de medidas... el president de la Generalitat se ha comprometido a invertir 18.000 millones en 5 años para volver a hacer de Catalunya un motor económico. ¿Dónde deberían invertirse?
Nosotros celebramos siempre los compromisos porque el compromiso es una parte inicial y necesaria para la ejecución. Pero como sociedad civil, queremos ser notarios de estos compromisos, porque lo importante es que se ejecuten. Llevamos demasiado tiempo con muchos compromisos que no se han ejecutado. Y ya no hablo solo del Govern de la Generalitat, sino también del Gobierno. Hemos asistido a conferencias, a puestas en escena en lluvia de compromisos; con titular de 'lluvia de millones para infraestructuras en Catalunya y pasa el tiempo y la lluvia se transforma en sequía.

¿Se podrá resolver con la financiación singular?
Catalunya está infrafinanciada y eso genera una pérdida del ordinalidad. Somos el segundo o tercer territorio en aportaciones al Estado, pero pasamos a estar el 14 de 15 en número de recursos traspasados. Pimec suscribió el manifiesto de las principales entidades empresariales y económicas, el G8, para hacer de notarios y velar para que el compromiso de llegar a una financiación singular se cumpla. Con el compromiso de la Generalitat en materia de inversiones, haremos lo mismo.

¿Hay que destinar recursos a reindustrializar el país?
No podemos perder el tren de la industria. La industria es un elemento de resiliencia, es un elemento de liderazgo y es un elemento de bienestar dentro de los países. Pero también deben afrontarse otros aspectos, como el futuro de los servicios, más concretamente del turismo, por mencionar alguno. Catalunya tiene que centrar los esfuerzos y los recursos en acciones que tengan un retorno a la sociedad, que potencien la actividad del país.