La ministra Diana Morant (Gandia, València, 1980) acaba de aprobar la ley de ciencia e innovación, que debe contribuir a hacer más competitivo el tejido empresarial. Además de la ley, aprobará pronto un Plan de Transferencia del Conocimiento para favorecer que las investigaciones públicas fluyan hacia las empresas. Entre los logros de este plan está la implantación en Catalunya del instituto alemán Fraunhofer, máxima referencia en la transferencia del conocimiento. Para la ministra de Ciencia, su llegada marcará un “antes y un después” en la investigación en España.
En septiembre se aprobó la ley de ciencia e innovación. ¿Cómo contribuirá a fortalecer el tejido empresarial?
La nueva ley pone un foco en la transformación de nuestros sectores productivos, mejorando la colaboración público-privada. Sabemos, porque ha funcionado en países como Alemania, que tenemos que ser un Estado emprendedor que, a través de financiación e inversión pública dirigida a las empresas, ayudemos a aumentar la I+D en España. La ley también actúa sobre el capital humano, porque el talento había sufrido mucho en nuestro país, ya que no tenía oportunidades ni en lo público ni en lo privado. Otro eje fundamental es la transferencia del conocimiento para acercar los resultados científicos al sector empresarial. E, igualmente, la cogobernanza para hacer que, entre todos, este sistema funcione.
¿Qué propuestas le han presentado las empresas para incluir en la ley?
No solo del mundo empresarial; la OCDE hizo un informe que nos ha servido de guía para convertirnos en un Estado emprendedor que favorezca que la empresa produzca en nuestro país y no en otro. Sobre las propuestas, ha existido un mantra en nuestro país de que el sector científico estaba muy alejado de la empresa. Ahora, los científicos aumentarán sus retribuciones si son capaces de transferir conocimiento a las empresas. También desarrollamos la propiedad intelectual y las patentes para que los científicos tengan una parte del beneficio empresarial, incentivándoles a que busquen empresas que exploten sus resultados científicos.
¿Qué otros instrumentos buscan acercar ciencia y mundo empresarial?
El programa Innvierte, que permite al Estado invertir, conjuntamente con un socio, en una empresa de tal forma que el propio Estado gana o pierde con esa empresa. Con la ley, este programa se amplía, ya que permitimos que los centros públicos de investigación puedan también invertir, junto a otro socio, para el emprendimiento empresarial. También está Neotec, ayudas para nuevas empresas que tienen su origen en un resultado científico. En España se hace mucho esfuerzo público en investigación, pero luego no somos capaces de convertirlo en soluciones reales para la ciudadanía. Por eso, reforzamos lo público, pero también lo privado
Los científicos aumentarán sus retribuciones si son capaces de transferir conocimiento a las empresas
El programa Innvierte, ¿cómo se gestiona?
A muchas empresas para nacer les cuesta encontrar inversores. Imagínese que hay una idea en un centro de investigación, pero los desarrolladores no tienen una empresa que compre la idea. Nosotros lo que hacemos es buscar fondos coinversores en concurrencia competitiva, y luego hacemos la selección de proyectos. Y ahora vamos a permitir a los centros de investigación que hagan lo mismo con ideas que han desarrollado sus investigadores. Porque no podemos olvidar que somos un país con una muy baja capacidad de generación de patentes. En 2021 ocupamos el décimo puesto de la UE, mientras que somos el cuarto país más grande por población o PIB. Ese año hubo unas 2.000 patentes europeas con solicitantes españoles, frente a 26.000 de Alemania. Pero es que están por encima países más pequeños como Suecia, Finlandia, Austria o Dinamarca. Con Innvierte queremos, incluso, ir más allá, pues es frecuente que en España se creen spin-off (empresas desgajadas de centros de investigación) que, cuando funcionan, viene una americana y las compra. Y nos gustaría tener la capacidad de encontrar socios inversores que anclen esa nueva empresa en el territorio.
La ley marca como objetivo el 3% del PIB en I+D para 2030, pero la encuesta del INE habla del 1,43% en 2021. ¿Es factible cumplir el objetivo?
Primero aclarar que, sin negar los resultados de la encuesta del INE, tiene ciertos aspectos que me gustaría puntualizar. Uno, que es de 2021, que fue el primer presupuesto del Gobierno de Pedro Sánchez, porque hasta 2020 tuvimos presupuestos prorrogados. Y, después, que la encuesta se realiza entre el primer y el segundo trimestre del año y las convocatorias en ciencia las lanzamos a final de año. De manera que entendemos que no se está midiendo la realidad del año 2021, porque es anterior a las convocatorias, ni la realidad de los grandes presupuestos de ciencia de este Gobierno: el de 2021 supuso un 60% de incremento y el de 2022 que, con el que hemos presentado ahora de 2023, hemos doblado los presupuestos. Respecto a si es factible cumplir el objetivo del 3% en 2030, diré que sí.
Eurostat muestra que España todavía está en la banda baja.
La UE ha crecido en gasto en I+D del 2,23% a 2,27% entre 2019 y 2021. Sin embargo, España en ese mismo periodo ha pasado del 1,25% al 1,43%. Es decir, nuestro país está creciendo más en I+D que la media de UE. En dos años muy difíciles para toda Europa, España ha hecho un esfuerzo por converger con la UE en I+D. Solo en 2021, primer año del aumento de presupuestos para ciencia e innovación con los fondos europeos, el gasto en I+D ha aumentado un 9,4% respecto a 2020, mientras que en la UE creció de media un 6%. Se está reduciendo la brecha entre España y la UE.
"Me atrevería a decir que estamos en un 2% del PIB en I+D, objetivo marcado para 2023"
¿En qué porcentaje del PIB cree que está actualmente España tras ese esfuerzo presupuestario?
Yo diría que ahora mismo estamos en la senda de cumplimiento de la UE; me atrevería a decir que estamos en un 2%, objetivo marcado para 2023. Entiendo que con los presupuestos del año que viene, con la inyección económica de estos tres últimos años y porque lo veo en las empresas, diría que estamos ahí. Pero es lo que yo diría y, por supuesto, no estoy poniendo en duda la encuesta. El problema de esto es que para saber los resultados tenemos que esperar mucho tiempo
¿Es eficaz la política de subvenciones para incentivar la I+D en la empresa privada?
Pues, como todo, depende del modelo, pero subvencionar por subvencionar, pues seguramente no. El reparto del dinero del Ministerio de Ciencia siempre tiene o una convocatoria de concurrencia competitiva o un tribunal que estudia los proyectos. Pero entendemos que los instrumentos funcionan, aunque los hemos ido modificando. Por ejemplo, las convocatorias de "misiones", en las que fuimos pioneros, son similares a los actuales Pertes (grandes proyectos industriales financiados con los fondos de la UE), con las que dibujamos previamente el objetivo social que perseguimos que, además, hacemos confluir con las capacidades y potencialidades del tejido industrial que ya tenemos o que somos capaces de captar. Y eso, que lo hacíamos con las "misiones", ahora lo hacemos con los Pertes. Volkswagen ha anunciado la factoría en Valencia, pero estamos hablando del Perte Chip, el BSC (Barcelona Supercomputing Center), organismo de investigación del Ministerio de Ciencia junto con la Generalitat, donde Intel se va a instalar con una inversión de 200 millones por su parte y otros 200 millones por la nuestra. O también Cisco, el número uno del mundo, que su primera sede de toda Europa será en este proyecto de los chips. Claro que las subvenciones y los incentivos nos ayudan a generar oportunidades, pero deben estar bien diseñadas.
Desde 2008 han desaparecido 3.221 empresas investigadoras. ¿Cómo se puede impulsar la creación de nuevas?
La receta de austeridad para salir de la crisis financiera se demostró que era fallida, para el sector público, pero también para el privado. Había poco incentivo para invertir. A eso se le ha dado la vuelta, porque Europa ha entendido que la receta de la austeridad no podía aplicarse en la salida de esta crisis. Voy a dar un dato interesante: estamos en cifra récord de afiliaciones a la Seguridad Social (20 millones de trabajadores); pues el primer sector que más ha crecido desde 2020 es el de informática y telecomunicaciones, un 17%, y el tercero, las actividades científicas y técnicas. Sumados los dos, uno de cada cuatro nuevos empleos en nuestro país es en ciencia e innovación. Crecen por encima de sectores tradicionales, lo que significa que las empresas están invirtiendo más en I+D. Por tanto, este país está cambiando y estamos consiguiendo nuevos inversores como Intel y Cisco y que otros, como Volkswagen o Airbus, aumenten su I+D en España.
Todas son grandes empresas…
Las pymes no se escapan del Plan de Transformación. De hecho, la mitad del dinero del CDTI en las misiones del año pasado fue a parar a estas empresas, pues Airbus, por ejemplo, sin las pequeñas empresas de componentes no podría hacer un avión. De hecho, en las convocatorias de "misiones" o ahora de "Pertes" exigimos consorcios de empresas grandes y pequeñas que estén en distintos territorios. Las perspectivas empresariales ya no son las mismas y ya no nos miran como un país dónde no invertir, sino justo lo contrario: vamos a un anuncio por semana de empresas que invierten en España.
Su ministerio está elaborando un Plan de Transferencias del Conocimiento con 1.200 millones de euros en 2023. ¿Podría adelantarnos alguna medida?
Primero, transferencia del conocimiento desde el centro de investigación directamente a la sociedad, con medidas que permitan a los centros avanzar con patentes, propiedad intelectual, con spin-off, etcétera. Segundo, la colaboración público-privada y tercero, la profesionalización, que es muy importante. Al final, el científico hace muy buena ciencia, pero no tienen por qué saber de la gestión de su conocimiento. Hay que profesionalizar ese segmento que queda entre un lado y otro. Le puedo decir que hemos tenido contactos con las autoridades alemanas, incluida la cumbre hispano-alemana con un plan de acción conjunto en materia de ciencia, y vamos a hacer posible que Fraunhofer entre en España. Esto va a marcar un antes y un después, porque Fraunhofer es un centro tecnológico muy especializado en transferencia del conocimiento. Se va a asentar en Catalunya (en Barcelona o alguna población aledaña), algo que vamos a hacer posible junto con la Generalitat. Porque uno de los impulsos del plan es contar con agentes y plataformas que han demostrado que son muy buenas en transferencia de conocimiento.
Además de la implantación de Fraunhofer, ¿hay otros proyectos en los que esté involucrada Catalunya?
Lo primero es reconocer que para el sistema de ciencia, Catalunya es un territorio básico, partiendo de que Barcelona es la capital científica de nuestro país, donde más ciencia se produce. Por dar un dato, uno de cada cuatro euros que reparte la Agencia Estatal de Investigación va a los centros de investigación de Catalunya y uno de cada cinco euros del CDTI para innovación empresarial. Desde que gobierna Pedro Sánchez hasta el presupuesto de 2021, en concurrencia competitiva repartimos en Catalunya 1.800 millones de euros, un 19% de crecimiento. Pero además, tenemos un impacto directo, no con concurrencia competitiva, sino con nuestros centros propios: sólo este año hemos destinado 120 millones a nuestros centros del CSIC en Catalunya y 100 millones más en nuestros otros centros de investigación, como el BSC, el sincrotrón u otros. Además de otros proyectos de inversión. En definitiva, estamos muy comprometidos con Catalunya porque es un centro científico claro.
No hay ciencia sin talento. ¿La ley atraerá a España profesionales?
La ley aplica el mismo espíritu de la reforma laboral al sistema de ciencia, que es clave, porque la temporalidad en la ciencia es muy sangrante y con los contratos de obra y servicio a los cuatro años se tenía que romper el contrato. Para mi el contrato indefinido es, pues, revolucionario. Pero el 38% del personal investigador del país trabaja en las empresas y la media europea es el 55%. También tenemos que ayudar a las empresas a incorporar más personal investigador.