Coincidiendo con la celebración del 30 aniversario de la creación de Turisme de Barcelona, un consorcio público-privado nacido para hacer de Barcelona el destino turístico más deseado en todo el mundo, su presidente explica a ON ECONOMIA que hace falta un nuevo modelo de ciudad, que dé respuesta a las inquietudes de la ciudadanía, con una mejor gestión de los flujos de visitantes que pasan por Barcelona. Eso quiere decir, crear circuitos alternativos identificando nuevos imaginarios que permitan esponjar las zonas más masificadas de la ciudad. Ni durante esta entrevista, ni a posteriori, Eduard Torres ha estimado oportuno hablar del resultado de las recientes elecciones a la Cambra de Comerç de Barcelona, ni del hecho de que él, miembro de la candidatura Eines de País, ha quedado excluido del pleno de la institución porque no ha obtenido los votos necesarios.
¿Cómo definiríamos el modelo de turismo que quiere Barcelona?
Barcelona quiere un turismo respetuoso con la ciudad, un turismo que aporte el máximo valor añadido a la ciudad en términos de rentabilidad del visitante, pero también de aportación de valor a la ciudad. Este valor lo puede aportar desde el sistema biomédico al sistema cultural, pasando por la innovación y la emprendeduría.
¿Qué hay que hacer para conseguir estos objetivos?
Para llegar a conseguir esta aportación del visitante a la ciudad tenemos que salvar algunos retos. En estos momentos tenemos una oferta que está limitada, es decir, en Barcelona desde hace siete u ocho años ya no se pueden abrir hoteles o no se pueden abrir nuevos establecimientos de alojamiento. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es escoger a este visitante que nos aporta valor.
Pero a nadie se le escapa que la mayoría de visitantes que llegan a Barcelona no corresponde a este tipo de turismo. Ha vuelto a aparecer la sensación de que la ciudad está saturada y hay manifestaciones en contra de la masificación.
Este visitante al que nos tenemos que dirigir -el de ferias, congresos, negocios- acapara prácticamente entre el 35% y el 40% del total. Es un turista que se concentra básicamente en la primavera y el otoño, los momentos del año que Turisme de Barcelona identifica como temporada alta. En verano no tenemos tanta ocupación, no tenemos tantos visitantes, pero es entonces cuando se genera una sensación más importante de que tenemos un turismo de masas, pero no es temporada alta. Para minimizar esta sensación de interferencia en la vida de la ciudadanía lo que se tiene que hacer es regular más los flujos turísticos que tenemos en estas temporadas. Esta regulación de flujos implica que cuando tenemos visitantes o excursionistas de un solo día, que nos vienen de otros destinos de Catalunya, porque en aquellos lugares es temporada alta, este flujo turístico se tiene que regular y eso implicaría gestionarlo adecuadamente.
¿Cómo se hace eso?
No necesariamente prohibiendo, sino generando y ordenando alternativas. Un ejemplo de eso sería cuando tenemos la temporada alta de cruceros. Son picos de visitantes que desembarcan en un punto muy concreto de la ciudad y están pocas horas en la ciudad y se mueven dentro de un radio muy reducido del centro urbano. Tendríamos que ser capaces de desembarcar a estos visitantes en otros puntos de la ciudad, por ejemplo, en la Estació del Nort, y ofrecerles alternativas atractivas al centro de la ciudad que también sean un polo de atracción y de interés. Eso implica generar estos circuitos alternativos identificando nuevos imaginarios y crear el producto asociado necesario y hacer promoción, poner las redes de movilidad adecuadas.
¿Turisme de Barcelona tiene que ser el responsable único?
Eso es algo que podemos hacer conjuntamente el sector público y el sector privado. Hace falta profundizar en este modelo de colaboración público-privada que ya se inició en Turisme de Barcelona, en el ámbito de la promoción, y trasladarlo al ámbito de la gestión.
Pero las alternativas, los nuevos imaginarios, tienen que ser muy potentes para competir con la Sagrada Familia, la Pedrera... y más si solo tienes cuatro horas para visitar la ciudad.
Tengamos en cuenta que este visitante de cuatro horas es muy reducido en la ciudad. Tenemos que potenciar otros vectores que tiene Barcelona y que son muy atractivos. Podríamos hablar de la gastronomía, por citar alguno. También tenemos que tener en cuenta una cosa muy importante: el 60% de las personas que llegan a la ciudad ya han estado en Barcelona con anterioridad.
Un 60% de los turistas que vienen a Barcelona, ya la han visitado antes
¿Pero insisto, como se gestiona?
Hasta ahora no habíamos tenido una relación digital con el visitante, es decir, la ciudad no disponía de datos en tiempo real. Pero eso ha dado un giro importante. Gracias a los fondos europeos Next Generation, que obtendrá el Ayuntamiento de Barcelona a través del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino Barcelona, tendremos recursos para poder dar un salto en la digitalización de la promoción, la información a los visitantes y la gestión. Se fomentará la colaboración público-privada con las asociaciones del sector. En un año, dispondremos de nuevas herramientas digitales imprescindibles para gestionar el flujo turístico.
¿A qué asociaciones nos referimos?
Hay una parte que se tiene que desarrollar desde Turisme de Barcelona, pero hay otra que se hará conjuntamente con el sector hotelero y otras asociaciones de alojamientos como los apartamentos turísticos, la restauración, el sector comercial. Tenemos que estar todos coordinados e integrados, porque todos estos actores también tienen herramientas para comunicarse con los visitantes. No obstante, la visión de cómo se tiene que gestionar el turismo tiene que ser pública, del Ayuntamiento de Barcelona, que representa a la ciudadanía. Pero para saber como gestionar los flujos turísticos y mejorarla, la colaboración del sector privado es absolutamente imprescindible en su ejecución, porque es el que tiene el expertise y el know-how. En resumen, el sector público tiene que liderar y tiene que decir hacia dónde vamos y el sector privado -todos los actores que atienden al visitante- tiene que colaborar con la gestión y la generación de los circuitos alternativos para esponjar determinadas zonas de la ciudad.
¿Cree que con el nuevo gobierno del Ayuntamiento de Barcelona -uno de los patrones de Turisme de Barcelona- habrá cambios sustanciales en la estrategia sobre turismo? ¿Prevé que se levante la moratoria hotelera para crecer en número de alojamientos?
El crecimiento vendrá por la calidad, no por la cantidad. Es decir, crecimiento en calidad quiere decir adecuación de la oferta actualmente existente, con una mejora de las instalaciones. En este sentido, la flexibilización del PEUAT es imprescindible. Es decir, si nosotros queremos atraer a un visitante de más calidad, la oferta se tiene que adecuar a las expectativas de este visitante de mayor calidad. Por lo tanto, tenemos que dar facilidades a los actuales operadores de alojamiento para que puedan adecuar esta oferta al visitante. Eso se puede hacer porque hemos visto, saliendo de la pandemia, que ha habido una aceleración muy importante de la demanda de turistas que quería venir a Barcelona.
Crecer en calidad quiere decir adecuación de la oferta actualmente existente, con una mejora de las instalaciones
¿Cómo se mejora la calidad? ¿Escalando peldaños en los tramos de categorías hoteleras?
Las tendencias y las modas van variando y los requerimientos de lo que pide el visitante también. Los espacios dentro de los hoteles tienen que cambiar y cada operador escogerá si lo que quiere es adecuar sus espacios para dar más servicios de salas, de reuniones, de gimnasios o SPA, u otros espacios. Cada operador tiene que tener libertad para indicar qué quiere, pero la norma le tiene que permitir hacerlo, y ahora no es así. Nos encontramos con un PEUAT (plan especial urbanístico para la regulación de los establecimientos de alojamiento turístico) muy restrictivo, en el sentido que es muy difícil hacer obres para adecuar un espacio, porque el establecimiento está penalizado, de manera que tiene que perder capacidad. No es tanto un crecimiento del parque hotelero como sí una adecuación del existente.
¿Se está negociando esta necesaria modificación del PEUAT?
El actual equipo de gobierno del alcalde Collboni no ha llegado ni a sus primeros 100 días. Si que ya hemos mantenido las primeras reuniones, pero, básicament, Turisme de Barcelona está actuando en los ámbitos de la promoción y la gestión del turismo. El tema de las modificaciones del PEAUT está en manos del sector, es decir, de entidades como el Gremio de Hoteles de Barcelona o la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur).
También a causa de las elecciones se paralizó el nombramiento del nuevo director general de Turisme de Barcelona. ¿Cuándo se nombrará?
Aunque quedó vacante, el consorcio ha seguido funcionamiento al cien por cien, porque las líneas estratégicas de la promoción se han seguido desarrollando. Se entendió que hay que abrir conversaciones entre el ayuntamiento y la Cambra de Comerç de Barcelona -que es el otro patrón junto con la Fundación Barcelona Promoción- para poner el peso de la estrategia o bien en la promoción o bien en la gestión, y que entonces tenía que haber este marco hacia donde íbamos y se entendió que eso se resolvería pasadas tanto las elecciones municipales como las de la Cambra.
¿Cuál sería el perfil más adecuado para asumir la dirección general?
La dirección general tiene que recaer con un profesional con capacidad para entender y gestionar el turismo y los flujos turísticos; saber y entender hacia dónde vamos para poder ofrecer a los visitantes estos circuitos alternativos, entender bien la ciudad, entender el momento en que estamos. Tenemos que saber gestionar pero también sin renunciar a la promoción. Por lo tanto, el perfil tiene que ser el de alguien que sepa gestionar pero que no deje de lado la promoción, porque en el fondo el turismo tiene que convivir con la ciudadanía. Ahora mismo la asignatura pendiente es el mercado asiático, que solo representa el 2% de los visitantes que recibe la ciudad. Pero es un mercado que será importante en el futuro y que tenemos que atraerlo, porque entre otras cosas representa el 40% del PIB y la zona económica más dinámica del mundo. Obviamente, eso también depende de la conectividad y de las rutas que haya desde el aeropuerto.
¿Qué peso tendría que tener?
Sin duda tendría que llegar a los dos dígitos, es lo deseable. Pensamos que es un cliente que responde a los objetivos que nos hemos marcado. Es un viajero respetuoso con el destino, con la ciudad, muy interesado en la cultura, que tiene un gasto medio superior al resto. Es muy atractivo. Comparable con el mercado americano, que está muy fuerte, y que representa ya un 12%.
¿Qué presupuesto necesita Turisme de Barcelona para afrontar estos retos? ¿Hay bastante con los 44 millones de 2023?
Esta es una cifra correcta, que se incrementará ligeramente. Este presupuesto está compuesto por los ingresos derivados de la venta de producto comercial que representa prácticamente 30 millones. Por lo tanto, a promoción destinamos unos 13 millones de euros. Eso es correcto, pero es el momento de la gestión y de llegar a un pacto de ciudad con el ayuntamiento para profundizar en la gestión y se tiene que implementar el proyecto de la digitalización con el visitante para diseñar los circuitos alternativos y esponjar las zonas con más presión turística.
La tasa turística tiene que tener un componente de promoción externa, pero también para mejorar la imagen que tiene la ciudadanía
Otro ingreso para la promoción del turismo proviene de la tasa turística. ¿Considera que la recaudación actual tiene el destino adecuado?
Cuando se aprobó esta tasa, cuando había el conseller Mas-Colell, se diseñó para recaudar dinero destinado a la promoción turística. Con posterioridad se ha reorientado y además de promoción se ha destinado a compensar las zonas que tienen más presión turística para poder aplicar medidas compensatorias. La tasa turística tiene que tener un componente de promoción, pero también de promoción interna para contribuir a la mejor gestión del turismo en la ciudad y conseguir que tenga una mejor imagen. Al fin y al cabo, siempre, consensuado con el sector privado.
Ha citado la necesidad de tener rutas aéreas de largo recorrido. ¿Cuál es la postura de Turisme de Barcelona con respecto a la ampliación del aeropuerto?
Defendemos que el aeropuerto tiene que tener más capacidad para incrementar el número de vuelos intercontinentales y que eso pasa por disponer de una pista larga. No entramos en cuál es la solución técnica más idónea, pero sí en reclamar que se trata de un proyecto urgente porque cualquier decisión que se tome no tendrá resultados hasta dentro de 10 años, por un tema de procesos administrativos. Entendemos que la Generalitat ha dicho que antes de finales de año habrá una solución, pero no se puede ir más allá en este tema, porque la ciudad perderá competitividad, no solo desde el punto de vista turístico, sino porque no estará conectada con las zonas económicas más dinámicas del mundo.
¿Esta conectividad no se podría conseguir, cuando menos para medias distancias, fomentando la movilidad más sostenible como las redes ferroviarias?
Evidentemente, y será bienvenido. Pero todo lo que son distancias de más de una hora y media de vuelo es difícil sustituirlas por una red ferroviaria. Lo que está a nuestro alcance ahora mismo es ampliar el aeropuerto. El resto es deseable pero dependemos de las decisiones que se tomen en otros países. Además la industria aeronáutica está haciendo muchos esfuerzos en los procesos de descarbonización y por lo tanto va camino de mejorar la sostenibilidad.