Ignasi Pietx es director general de Artyplan, especializada en sistemas de impresión, y presidente desde el pasado junio de Comertia, la asociación catalana de la empresa familiar de retail. Reúne a cerca de 60 empresas como Bon Preu, BonÀrea, Ametller, Sorli, Veritas, Plusfresc, Abacus, La Mallorquina, Quadis, Ferrolan, Calbet, Cottet o Casas. En esta entrevista, Pietx analiza la competencia "en desigualdad de condiciones" que les hacen las grandes plataformas de venta online, la burocracia, el absentismo o la reducción de la jornada laboral, que ha calculado que costará 2.700 millones de euros a las empresas catalanas. Advierte que reducir jornada en el comercio alimentará la venta online de las grandes plataformas. También adelanta que se prepara una campaña de Navidad de récord.
Comertia representa a empresas familiares, con marca, un mínimo de tres tiendas, más de 25 trabajadores y una facturación superior a tres millones. ¿Cuántas empresas integra?
Comertia es la asociación catalana de empresas familiares de retail. Hoy somos 60 empresas asociadas con una facturación que este 2024 superará los 10.000 millones de euros. Tenemos 3.200 puntos venta y generamos más de 42.000 puestos de trabajo.
¿Más que empresas medias, son grandes empresas?
Hay un poco de todo. Exigimos que tengan un mínimo de tres puntos de venta, pero pueden tener mucha venta online. Las mayores se encuentran en el sector de la distribución.
¿A qué patronales estáis vinculados?
Comertia se adhirió a Foment del Treball. También forma parte de RetailCat junto con Cecot Comerç y la Fundació Barcelona Comerç, para intentar influir en la opinión pública.
¿Cuál es el principal competidor de estas empresas?
Evidentemente, estamos en un mercado de libre competencia, pero nuestra principal competencia serían las grandes multinacionales y las empresas controladas por fondos de inversión.
¿Un ejemplo?
Competimos directamente con Amazon. Evidentemente, el mercado es de todos, tiene que haber y es bueno que haya libertad de mercado, pero lo único que pedimos es poder competir con igualdad de condiciones. Con el gran comercio online de fuera -Amazon, Alibaba y otros–, muchas veces entran productos del exterior que no pagan impuestos aquí, practican un cierto dumping fiscal porque pagan impuestos allá donde más les convenga, y después está la utilización del espacio público porque en muchos casos no pagan el IBI y todo el día está lleno de furgonetas de reparto.
¿Competencia desleal?
Más que desleal, yo diría en desigualdad de condiciones. Nosotros tenemos probablemente más obligaciones fiscales, de control y de cumplimiento de normativas que ellos no tienen. Y eso, evidentemente, dificulta la competencia justa.
Este tipo de empresas de capital familiar, con más de 3 millones de euros de facturación, más de 25 trabajadores... ¿Existen más en Catalunya que a otras comunidades y, concretamente, que en Madrid?
Barcelona y Catalunya son una de las grandes zonas económicas del mundo, donde probablemente este tejido de empresa familiar tenga más cabida, como también lo tiene en Euskadi, donde el 85% del tejido empresarial es de capital familiar. En Madrid tienen más centros de decisión de multinacionales, eso es un hecho diferencial. Pero en toda Europa Occidental, la componente básica de la estructura de la empresa es la familiar.
¿El relevo familiar en una empresa comercial es más o igual de complicado que en una industrial?
Es la problemática de la empresa familiar, tanto da que sea del mundo del comercio como del de la industria. Este es uno de los puntos que estamos focalizando desde Comertia: ayudar a las empresas a tener una buena sucesión. Eso pasa por formar a los sucesores o a las siguientes generaciones con el espíritu de la empresa familiar. Estamos realizando seminarios con universidades y catedráticos para mentalizar a estas nuevas generaciones para que se involucren en la empresa familiar. Colaboramos con la Asociación Catalana de la Empresa Familiar (ASCEF), con la que nos complementamos bastante, probablemente ellos poseen un componente más industrial mientras que nosotros somos del mundo del retail, pero, en el fondo, compartimos los mismos objetivos: tenemos que mejorar la fiscalidad en el tratamiento de la sucesión en la empresa familiar. Hay un tema paradójico, con un impuesto que depende de Catalunya: cuando hablamos de sucesiones en la empresa, ciertos funcionarios de la hacienda catalana interpretan que la caja, la tesorería de una empresa, no es un bien de esta empresa sino que podrían ser dividendos para distribuir y, por eso, hacen que coticen de forma diferente.
¿La empresa familiar está discriminada respecto a las otras?
Las empresas familiares con sede en Catalunya son un bien social, pagan los impuestos aquí, crean puestos de trabajo de calidad aquí, mientras las multinacionales juegan siempre a maximizar su fiscalidad, pagando los impuestos allí donde más les convenga, como he dicho antes. Nosotros contribuimos mucho más al mantenimiento del estado del bienestar. ¿Qué pasa? Si queremos mantener la estructura de capital familiar, se debería favorecer que la transmisión de una generación a la siguiente se trate mejor a nivel fiscal. Si fuéramos un país solo en manos de multinacionales, solo nos quedarían los puestos de trabajo básicos y en donde más les convenga a las multinacionales porque ya hemos visto, en muchos casos, cómo van cambiando sus decisiones y centros de producción en función de sus necesidades. Yo creo que es bueno para la sociedad mantener, no diría proteger, pero sí favorecer la continuidad de las empresas familiares. Y, evidentemente, la fiscalidad es muy importante, como también lo es formar bien a las nuevas generaciones. Pero se tiene que profesionalizar la gestión. Si algún miembro de la familia es bueno como ejecutivo, es lógico que sea el sucesor y que ejerza el liderazgo. Sin embargo, si no lo es, lo que intentamos dentro de Comertia es formar a las siguientes generaciones como buenos propietarios. ¿Por qué? Para mantener la empresa a lo largo de sucesivas generaciones.
Respecto a las empresas asociadas, la mayoría está en la primera generación, la segunda, tercera...?
Como mínimo, el 50% está con la segunda generación. Dos o tres con la tercera y tenemos un caso extraordinario que ya lleva siete u ocho como es Unión Suiza, con más de 180 años.
A principios de diciembre os reunisteis con el conseller de Empresa, Miquel Sàmper, que se comprometió a reducir la burocracia. ¿Es así?
Sí, se comprometió. Es un clamor de la clase empresarial. Está la iniciativa de FERA, el Foro de Entidades para la Reforma de la Administración, para hacer más fácil el funcionamiento de las empresas y no poner tantas trabas, tantas normativas. Europa sufre de un exceso de trabas. El informe Draghi ya lo expuso: en un mundo global, tenemos casos como Estados Unidos o el sureste asiático, donde todo es mucho más ágil. No hablo de hacer las cosas mal, las tenemos que hacer bien, dentro de la normativa, pero se debe facilitar la actividad de las empresas. Tienen que poder tomar decisiones con agilidad. Y no puede ser que en esta toma de decisiones, cuando el mercado avanza y todo va muy rápido, tengas trabas burocráticas que te impidan la actividad. Sí, [el conseller Sàmper] se comprometió a hacerlo todo más fácil. Por ejemplo, se comprometió a hablar de un concepto que es el del silencio positivo. Si en un determinado tiempo la administración no dice nada, pues, tiramos adelante. Evidentemente, eso no exime de cumplir la normativa, pero ya vendrán las revisiones. Y si no lo haces bien, tendrás sanciones, que es lo correcto. Tenemos casos paradigmáticos como el de un socio de Comertia que, para abrir un punto de venta en Barcelona ciudad, pasaron más de diez años.
¿Cuáles son los problemas?
Todo son trabas burocráticas. Se solapan muchas administraciones, hay cuestiones de seguridad, bomberos... muchos tipos de normativas que, al final, hacen que todo sea complejo. El criterio debería ser más o menos uniforme en todas partes, pero en cada comunidad y en cada ayuntamiento son diferentes. A veces hay ayuntamientos donde las decisiones las toman más los políticos, en otros, los funcionarios. Es un poco un guirigay. Pues, aquel mismo empresario para abrir un punto de venta en una comarca de Catalunya tardó más de 20 años. Las empresas nos movemos a un ritmo más rápido porque, si no, estaremos muertos.
¿Hay más dificultados en Catalunya que en el resto comunidades?
No soy experto, pero diría que sí. Aquí tenemos un exceso de normativa. Como ya he dicho antes, Draghi lo manifestó: Europa tiene mucha normativa y muy garantista. Estamos en una parte del mundo, relativamente pequeña, con muchas normativas medioambientales, sanitarias... que tienen que existir, por el bien de todos, pero en otras partes del mundo se producen productos que no las cumplen y los envían aquí. Las cosas no las hacemos suficientemente bien entre todos. No estoy diciendo que eso sea jauja, digo que temas como el medio ambiente o la sostenibilidad son críticos, pero en todo el mundo se debería ir un poco más en la misma línea.
Pero, ¿en Catalunya hay más trabas que en otros sitios?
No soy experto como he dicho antes, pero tengo entendido que, por ejemplo, hay mucha empresa de Lleida que ha ido a Aragón por un tema de menos trámites administrativos, menos burocracia. Es preocupante y grave.
¿Y no será también porque allí hay salarios más bajos y suelo más barato?
No creo que sea solo por eso. Ya que hablamos de sostenibilidad y de normativas, no puede ser que Catalunya sea la parte de España con menos energía solar. Eso es un ejemplo de cómo funcionamos. Creo que tenemos que hacer las cosas más fáciles. Todos estamos de acuerdo que la energía solar y los parques eólicos son una energía limpia.
¿Cambiando de tema, como les afectará la reducción de la jornada laboral si se aprueba tal como está planteada?
Comertia se ha posicionado absolutamente en contra del proyecto de ley de las 37 horas y media. Aún no hemos recuperado el PIB per cápita desde la crisis del 2012. Tenemos que ser un país más productivo y, quizás, cuando generamos más riqueza nos podremos plantear la reducción de jornada laboral. Mientras no tengamos más productividad, no es bueno ni para el país ni para la sociedad. En el caso del comercio es especialmente grave porque estamos hablando de retail, de atención personalizada, de puntos de venta con gente. No podremos contratar más personal, acabaremos dando una peor atención, reduciremos horarios y, por lo tanto, se alimentará con ello el comercio online. Ojo, no estamos en contra del comercio online, todas las empresas de Comertia venden por este canal. Pero si nosotros abrimos menos tiempo, el comercio online trabaja los 24 horas del día y hace entregas también los sábados y domingos. Pues, creo que [la reducción de la jornada] es mala para la sociedad. El otro día, el secretario general de UGT de Catalunya, Camil Ros, decía que con eso se crearían 85.000 puestos de trabajo en Catalunya. ¡Ah!, pues busqué cuál era el coste medio de un empleado en España, teniendo en cuenta el salario de hombres y de mujeres porque hay una cierta diferencia, y esta medida para Catalunya supone más de 2.700 millones de euros al año.
¿Este será el coste para las empresas?
Eso es el 1% del PIB. O pagamos las empresas con la reducción de beneficios o bien subimos los precios. Si subimos precios, crearemos inflación y no es bueno. Creo que es un gran objetivo, pero no es el momento de plantearlo en estos momentos. El país no lo puede soportar.
¿Cuál sería la alternativa?
Las empresas de Comertia ya hemos tomado medidas. Como cada vez cuesta más encontrar personal y talento, estamos haciendo programaciones a medida de lo que quiere el personal por lo que respecta a horas de trabajo y días. Más y mejor conciliación, flexibilidad empresa-empleado, pero no creo que en estos momentos podamos reducir la jornada con el mismo nivel de salario porque las empresas no lo pueden aguantar. Todo eso provocará una translación en precios, es la única solución que hay en estos momentos.
¿Y cómo afecta al absentismo en el sector?
Depende a quién se pregunte. En Artyplan tenemos un absentismo realmente bajo, por debajo del 1%, pero empresas colegas de Comertia lo han llegado a tener del 15%. Según las encuestas internas que hemos realizado, más de la mitad de los socios superan el 5% y un 20% de los asociados manifiestan que superan el 10%. El otro día hablaba con un hotelero de la Costa Brava y me decía que la temporada pasada, en plena actividad, superaba el 15%. El absentismo laboral es una lacra social que afecta no solamente a las empresas sino también a la sociedad y al mantenimiento del estado del bienestar por el cual luchamos todos. Hoy es muy fácil coger una baja. Los familiares más próximos siguen teniendo bajas de 5 días. Evidentemente, todos somos personas y tenemos necesidades humanas y morales que debemos cubrir, pero, por desgracia, de toda una serie de ventajas sociales, que son buenas y necesarias para la sociedad, se acaba haciendo un cierto abuso. Eso hace que las empresas pierdan competitividad. No podemos ir muy lejos con un absentismo que puede suponer más del 3,5 del PIB anual.
¿Esta situación es más grave aquí que en otros países?
Desde el Covid se ha producido un repunte en todo el mundo occidental. En Comertia hacemos viajes de inspiración a diferentes partes del mundo y fuimos a Nueva York, y los empresarios de allí también se encuentran en la misma situación. O sea, ha cambiado un poco la cultura de la gente. En el País Vasco es incluso más grave que aquí. Estamos en una sociedad con exceso de proteccionismo. Ya lo he dicho, somos personas, pero creo que entre todos tenemos que hacer una reflexión como sociedad, empresas y trabajadores, con los sindicatos, de cómo podemos disminuir el absentismo laboral. El absentismo no es un derecho laboral, es una pérdida de riqueza. Entre todos tenemos que hacer que las empresas ganen más dinero y, entonces, decidimos cómo nos lo repartimos.
¿Tenéis dificultades para encontrar personal?
Eso viene de un mal endémico del Estado español: hay muchos licenciados universitarios que, por desgracia, acaban trabajando fuera del país o bien aquí con trabajos de menos calificación del que han estudiado, básicamente porque siempre hemos tenido una mala formación profesional. Hace 40 años, la formación profesional estaba muy desprestigiada, ahora se está prestigiando porque es importante crear oficios. No todo el mundo tiene que ser universitario, la gente se tiene que ganar excelentemente bien la vida y se puede sentir realizada profesionalmente. Cuesta mucho encontrar empleados. En el caso de Comertia, hay empresas que están creando su propia escuela de capacitación y de formación para sus necesidades. Estamos avanzando con la Conselleria de Trabajo y con la de Enseñanza para impulsar la formación profesional dual, pero cuesta mucho. Además, debe decirse, el mundo del comercio tiene un poco el inconveniente del trabajo en sábados, que no gusta tanto, y en jornadas laborales con horarios más extensos. Es una de las dificultades. Creo que, como sociedad, también lo tenemos que mejorar entre todos.
Si se dedica menos dinero al pago de hipotecas, la gente está más animada y con más ánimo de consumir
Estamos en plena campaña de Navidad. ¿Por los datos que disponéis, puede ser la mejor Navidad en muchos años?
Sí, creo que sí, parece que hay buen espíritu. El Black Friday fue bastante bueno, también porque coincidió con final de mes, cuando ya se ha cobrado la nómina. Hay dos temas que han ayudado mucho, uno es consecuencia del otro: la bajada de inflación, eso quiere decir que la cesta de la compra no es tan gravosa como antes; y el otro, que esta bajada de la inflación ha provocado varias bajadas de tipos de interés en Europa este año. Eso, evidentemente, favorece que haya más renta disponible para consumir. Si se dedica menos dinero al pago de hipotecas, pues, la gente está más animada y con más ánimo de consumir.
Según los datos que anunciaron hace unos días, los establecimientos adheridos a Comertia crecieron un 9,3 en octubre y un 7,3% en noviembre respecto a los mismos meses del año pasado. Y un 12,4% por el Black Friday. La previsión por este diciembre es del 5,4%. ¿No queda corta?
Siempre hacemos previsiones y tratamos de ser un poco conservadores. Esperamos que vaya mejor. En los últimos dos meses, se superaron las previsiones, la realidad superó a las expectativas, eso es positivo.
Y como ha comentado, con hipotecas más bajas...
Evidentemente, la gente tiene más renta disponible, también debemos tener en cuenta que se ha regularizado el coste de la energía, que también es más renta disponible. Parecía que el consumo estaba un poco cansado los últimos meses, pero no, las cifras han sido realmente buenas y trabajamos una buena campaña.
¿Eso es así en todos los sectores o hay algunos que les cuesta más?
En estos momentos, lo que más crece es la distribución, la alimentación, y también la restauración. En la encuesta de facturación que presentamos, lo que tenemos en cuenta es la cifra agregada. En general, las empresas de Comertia son dinámicas y con crecimiento. Evidentemente, si tienes más puntos de venta, también vendes más. Pero, aun así, la cifra de ventas por metro cuadrado agregado está creciendo. En el sector de de menaje del hogar y de bienes duraderos, le cuesta un poco más. No tiene crecimientos tan importantes como puede ser el mundo de la alimentación.
Lleva medio año como presidente de Comertia, ¿cuáles son sus objetivos inmediatos?
Uno, la lucha contra el absentismo porque afecta, como he dicho antes, no solo la empresa sino a toda la sociedad. Dos, menos trabas burocráticas. Tres, crecer en número de socios, que en estos momentos están en torno a 60. El primer socio que ha entrado dentro de mi mandato, el pasado noviembre, y estoy muy contento por ello, fueron las tiendas del Barça. Mi objetivo en estos cuatro años de mandato es alcanzar a la cifra de 100 socios, ya sé que es ambicioso porque nos hemos movido siempre en esa horquilla de entre 55 y 60 socios. Tenemos que crecer para cumplir con el lema de Comertia, que es 'compartir para competir'. O sea, intercambiar experiencia entre los socios porque de todos aprendemos y nos enriquece, tanto profesionalmente como personas. Como digo, crecer en número de socios y, sobre todo, de socios de las comarcas de fuera de Barcelona. Y también hacer de lobby, que lo hacemos con diferentes compañeros de viaje como puede ser Foment del Treball, las entidades que dan apoyo a FERA o la ASCEF por lo que se refiere a la empresa familiar.
¿Qué beneficio sacará BLM –las tiendas del Barça– de estar a Cometía?
No entraron porque los fuera a buscar, sino porque el director de BLM, que hace años que conozco, me manifestó mucho interés por entrar en Comertia. Aunque poseen una estructura muy profesional, con una facturación de 110 millones de euros, una gran fortaleza en el canal online, con una gran marca como es el Barça, les interesa mucho la experiencia de 'compartir para competir', para aprender, creen que les será muy beneficioso.