Ingenieras, empresarias, ministras, emprendedoras y hasta un millar de mujeres líderes de las principales compañías y gobiernos de todo el mundo se reunirán del 9 al 11 de mayo en Madrid en el Global Summit of Woman, un evento que lleva más de 30 años celebrándose y que se conoce como el Davos de las mujeresIrene Natividad (Manila, 1948) es la impulsora de este congreso. Feminista, activista por los derechos de las mujeres y defensora internacional de las mujeres en posiciones de liderazgo, Natividad fue la primera mujer con un cargo electo de origen asiático en Estados Unidos y es una luchadora que lleva décadas esforzándose para alcanzar la igualdad. Empoderada, con determinación y sin nadie que le pise los talones, la activista se cita con ON ECONOMIA a las puertas de la Cumbre Mundial de Mujeres. 

En pocos días empieza la 34ª edición del Global Summit of Woman. ¿Qué ha cambiado desde el primer congreso hasta ahora?
Mi mayor expectativa es poder reunir durante unos días a más de 1.000 mujeres en un momento muy complicado a nivel mundial. La cumbre es un foro económico y empresarial, pero no hay que dejar de lado que todos los mercados a nivel internacional se están viendo afectados por los conflictos en Ucrania, Rusia, Israel y Hamás. Además, también hay conflictos en otros lugares como Sudán. El mercado se ha vuelto muy volátil y esto también afecta a las mujeres. Esto no es nuevo, hace años que ocurre, pero nos reuniremos para hablar nuevamente sobre lo que está funcionando y todo aquello con lo que podamos mejorar en términos de mejorar nuestras oportunidades económicas. 

¿Qué expectativa tiene para esta edición en Madrid?
 
Quería conocer el mercado español. Es una de las capitales más importantes de Europa y es una de las economías más relevantes del continente. Además, hay muchas mujeres aquí que han conseguido grandes logros. Es evidente que también hay mujeres que están en consejos de administración por las denominadas cuotas, pero hay un gran grupo de ellas que llevan años luchando. Más allá de que sea en Madrid o no, mi expectativa es encontrar nuevas soluciones dada una fuerza laboral cambiada, un mercado cambiado. Tanto para el ámbito empresarial como para el sector de las empresas, queremos sacar pecho de lo hecho hasta ahora. El talento de las mujeres españolas en los negocios es espectacular y la mayoría de la gente no lo sabe. Y queremos que participen en todas las sesiones de la cumbre. 

¿Qué opina sobre las oportunidades de inversión que hay en España? 
Considero que España cuenta con un mercado saludable. De hecho, es el país que ha salido mejor de la pandemia en comparación con el resto de países europeos. España es un país que ha avanzado en áreas clave como la energía y la digitalización y también hay mujeres en puestos de liderazgo en estos ámbitos. Queremos reunirnos con ellas y escucharlas. La economía española se ha vuelto muy vibrante. En comparación con otros países europeos, tiene mujeres talentosas y, además, cuenta con muchas mujeres en el Gobierno, algo que no es habitual y, por contra, es muy bueno. Más allá de si un país es bueno para visitar o no o para hacer turismo, hay que tener en cuenta si tiene mujeres al mando de las cosas. Es uno de los temas que quiero tratar en la cumbre de este año. 

Luchar por los derechos de las mujeres no es tarea fácil. ¿Es posible la equidad?
No me gusta la palabra equidad porque, de lo contrario, no estaríamos haciendo esto. Hay que seguir intentándolo, es difícil llegar a la equidad, ya sea en España, en Estados Unidos o en cualquier otra parte del mundo, pero esto no significa que se dejen de intentar encontrar soluciones, de esto se trata la cumbre. Es fundamental convocar a las mujeres, aprender las unas de las otras y compartir ideas. Lo repito constantemente, pero hay que compartir lo que funciona y dejar de hablar sobre los problemas. Los problemas ya los conocemos y son exactamente los mismos en todos los países. Cuando unes a la gente por accidente surgen ideas y conexiones. Es muy importante que esto continúe porque las economías tienen miedo de que haya un aislamiento y se separen entre sí por razones geopolíticas o de mercado. Es lo peor que puede pasar. 

También hay países que están retrocediendo en cuanto a derechos de las mujeres, como podría ser Afganistan. ¿Qué opina sobre ello?
¿Algunos países? Incluso el mío, Estados Unidos, está retrocediendo. Perdimos el derecho a la elección reproductiva, perdimos el derecho a la acción afirmativa, que era una ley que habilitaba a las mujeres para seguir adelante, el porcentaje de mujeres ejecutivas en Estados Unidos ha disminuido y hace un tiempo iba al alza. Esto se debe a los ataques contra la diversidad, equidad e inclusión por parte de las empresas. En el caso de las universidades, estos retrocesos también se han visto. Las mujeres en puestos de liderazgo han ido a la baja. En Afganistán han ido para atrás, pero en Estados Unidos también. Cuando se analizan los derechos de las mujeres, no hay nadie que esté mejor o peor, los problemas son los mismos. No importa si estás en Noruega o en Camerún.

"Cuando se analizan los derechos de las mujeres, no hay nadie que esté mejor o peor, los problemas son los mismos"

¿Y respecto a la igualdad salarial?
La igualdad salarial no existe en ningún país del mundo. Hay trabajo en casa y sigue siendo un problema, incluso si se tiene un permiso parental. La discriminación en el lugar de trabajo no ha terminado. Por eso convoco a mujeres, porque no podemos, simplemente, quedarnos en casa. Hay países que sí están haciendo cosas, hay empresas que también y las propias mujeres también. Pero hay que continuar y seguir unidas.

A nivel individual, ¿cómo pueden luchar las mujeres? 
Luchar, luchar y no parar de hacerlo. Les recomiendo a todas las mujeres que no se queden sentadas, que se aseguren que les pagan bien, que no ignoren los ascensos ni los puestos de liderazgo en su propia empresa. Como mujeres debes asegurarte de que vales, de que te valoran y hay que luchar por ello. Con el resto de mujeres les diría que luchen de manera conjunta, que generen comunidad y que creen presión. 

Hay un estudio de McKinsey que demuestra que las empresas con más mujeres en puestos de liderazgo son económicamente más exitosas. ¿Por qué, entonces, no ponen a mujeres en la cima? 
Me pregunto lo mismo, ¿por qué las empresas no quieren ganar más dinero? La cultura es el mayor enemigo para la igualdad. Hay sesgos contra las mujeres, estereotipos que dicen que las mujeres solo pueden hacer unas cosas y otras no. Los gobiernos todavía no entienden que el PIB aumenta cuando hay más mujeres que participan activamente en la economía. Votar es fundamental y a quién se coloque en el poder es muy importante. 

¿Cree que llegará algún día alguna mujer liderando un país? 
Eso es lo que espero. A mí se me rompió el corazón cuando Hillary Clinton no lo logró. Ella era la candidata presidencial mayor cualificada. Incluso Estados Unidos, el país, no estaba preparado para tener a una mujer en la cima. Eso no significa que nos rindamos, seguiremos intentándolo. Hay que apoyar a las mujeres que se presentan y votar por ellas. Si no cambia la estructura de poder, no cambiarán las políticas o programas que puedan hacer avanzar a las mujeres. Solo hay 11 mujeres presidentas de los 191 países que hay, es una locura porque somos la mitad de la población. 

De esas 11 mujeres, ¿qué es lo que más le inspira de ellas? 
Estoy orgullosa de las mujeres en general, de todas. Somos capaces de hacer cosas que la gente nos dice que no hagamos, como podrían ser lograr un trabajo o iniciar un negocio. Siempre habrá alguien que nos diga que no hagamos eso o aquello. En Afganistán, por ejemplo, les dicen a las niñas que no vayan a la escuela. Aquí empezamos a trabajar cuando la gente nos decía que nos quedáramos en casa a cuidar de la familia e iniciamos negocios cuando, al mismo tiempo, nos dicen que van a fracasar. 

Irene Natividad

¿Hay que estar orgullosos de los hombres? 
Cada vez se conceden más permisos de paternidad, sobre todo en Europa. Confío en los hombres más jóvenes para que los gobiernos del futuro establezcan políticas de licencia de paternidad para que no empujen a las mujeres a cocinar o a fregar. Es necesario que se impulse la equidad, el cuidado de los niños y de los hogares. Durante la pandemia, muchos hombres dieron un paso adelante, ya que vieron que el trabajo doméstico y el cuidado de los niños eran tareas duras. Por contra, cuando terminó el confinamiento, muchos hombres se morían por volver a la oficina y las mujeres decidieron hacer más trabajo en remoto. Eso tiene un precio porque si te quedas en casa puedes quedarte aislado o correr el riesgo de que la empresa se olvide de ti, por eso muchos hombres decidieron volver. 

Las mujeres, por contra, son las que acaban decidiendo entre levantar una familia o progresar y tener éxito en el trabajo. 
Suelo reunirme con hombres directivos y, cuando les pregunto por ello, me dicen que apoyan a sus mujeres, que tienen hijas, hermanas y suegras. La próxima vez que escuche algo parecido voy a gritar. Eso significa que no entienden nada, porque eso no es igualdad.

Sobre las nuevas generaciones, ¿qué podemos hacer? 
La gente joven quiere flexibilidad, pero a la vez quieren las conexiones en el trabajo. Si eliges trabajo en remoto, el coste es un posible aislamiento. Si eliges solo trabajar en la oficina, puedes perder lazos familiares, que es lo que sufrió la población más mayor. Lo que quieren los jóvenes es una carrera profesional y después saltar de un trabajo a otro. No se quedan el tiempo suficiente para aprender y establecer conexiones. Cuando les preguntas los motivos, dicen que se cambian para ganar más dinero. Quizás si ganas más dinero, pero al final acaban perdiendo porque su experiencia es mucho más baja. Se necesitan dos años como mínimo para conocer un trabajo. A los jóvenes les diría que permanecieran en su puesto de trabajo más de dos años. 

¿Y respecto a la igualdad? 
Es tan fácil como observar una facultad de periodismo y luego los periódicos, para poner un ejemplo fácil. ¿Cuántos hombres versus mujeres están en la cima? Los editores son hombres, los ejecutivos son hombres, los jefes de sección suelen ser hombres. Las mujeres están desarrolladas para ascender y dirigir, como en cualquier otra institución. El camino hacia la equidad es querer que las mujeres lleguen a la cima, hay que implementar políticas y programas para desarrollar su talento. Hay que presionar y no parar hasta que seamos la mitad de las líderes de cada institución.

¿Esto no es una carga extra para las mujeres? 
Toda la razón, porque pocas veces ven lo buenas que somos y en escasas ocasiones se reconocen nuestros éxitos. Lo que tenemos que hacer nosotros es dar a conocer nuestros méritos y después preguntar a los supervisores cuál es el siguiente paso. Explicar a los jefes las aspiraciones, donde nos gustaría estar el año que viene e intentar trazar nuestra propia carrera, más allá de luchar. 

"Hay que presionar en todos los poderes y no parar hasta que seamos la mitad de las líderes de cada institución"

¿Y cree que esto cambiará? 
Muchas mujeres simplemente esperan y esperan a ver lo que su jefe les dirá. Creo que esto cambiará, aunque el cambio no se producirá tan rápido como me gustaría. Ojalá fuese de la noche a la mañana, pero por eso organizamos estas cumbres, para que las mujeres con ambición puedan aprender cuáles son sus próximos pasos. En mi caso, quería hacer una carrera que tuviera un impacto y lo creé. 

¿Y eso es lo que le intenta transmitir a las mujeres? 
Yo comencé mi carrera como académica. Estaba enseñando literatura estadounidense y, simultáneamente, empecé con el activismo. Fui elegida presidenta en una histórica organización feminista, convirtiéndome en la primera mujer asiático-estadounidense en liderar una organización política nacional y decidí arriesgar. Dejé mi trabajo en la academia, me mudé de Nueva York a Washington y cambié totalmente de vida. No fue solo una mudanza, ya que mi marido se tuvo que cambiar de trabajo, vendimos nuestro apartamento y llegamos a un mundo completamente diferente para nosotros. Washington me ofreció un escenario más amplio donde yo podía crecer. Hay que correr riesgos, riesgos calculados, pero riesgos, y eso es lo que intento transmitir a las mujeres. Cuando digo que estoy orgullosa de las mujeres, lo digo porque llevan generaciones asumiendo riesgos. Hemos progresado, no porque la gente nos lo haya dado, sino porque hemos presionado. La razón por la que tenemos más mujeres en los Estados Unidos en las universidades y en los deportes para que ahora podamos ganar los Juegos Olímpicos es porque hace unos años se aprobó la popular ley Título IX, que obligaba a cualquier institución que recibiera dinero del gobierno que abriera las puertas a las mujeres y a las niñas, independientemente, por eso ahora la mayoría de los graduados en Estados Unidos son mujeres. Por eso es fundamental votar, para contar con las personas adecuadas. 

¿También a las más jóvenes?
Más allá del Global Summit of Woman, también hacemos un foro juvenil con 465 estudiantes universitarias. Lo hago porque quiero ver a mujeres jóvenes emprendedores, ya que el emprendimiento para mí es clave para la igualdad de las mujeres, porque cuando creas tu propio negocio, eres tu propio director. Tú eres el jefe y quiero que más mujeres consideren el emprendimiento como una carrera profesional.