Hace casi 20 años, cuando el hidrógeno estaba muy lejos de los focos mediáticos, Javier Brey ya se dedicaba a este vector energético. Pero desde hace unos años, y de la mano de la transición energética, le toca ser, como presidente de la patronal del hidrógeno AeH2, el rostro visible de su gran transformación en hidrógeno verde. Durante unos años y hasta hace muy poco, se encadenaron en España anuncios de inversiones milmillonarias que concluyeron con el anuncio del gran hidroducto que conectaría España y Portugal con Francia, el H2Med.
Son muchos los expertos que rebajan las expectativas del hidrógeno verde y alertan de que, pese a las promesas de que no será así, el hidroducto podría ser utilizado al final para transportar gas natural. ArcelorMittal ya se echó atrás en su idea de arrancar su nueva planta con hidrógeno verde, pero mantuvo las ayudas, y las voces del sector alertan que su elevado coste reduce sus posibilidades reales de ser una alternativa al vehículo eléctrico o al biogás en la industria. Con todo y con eso, el hidrógeno gris que hay que sustituir (el del amoniaco, fertilizantes, refinerías, etc) para descarbonizar la economía ya tiene un potencial de negocio importante. Brey defiende que sus usos serán múltiples y, simplemente, convivirá con otros vectores.
Para hacer hidrógeno verde, hay que separar las moléculas de agua mediante electrolizadores que funcionen con energía renovable y, por tanto, es una energía que a su vez requiere de electricidad, lo cual eleva su coste y complica su producción. Brey cree que con un modelo a escala y cercano a las renovables que se usen, será más que viable y defiende que el hype le ha ayudado a tomar fuerza, aunque pudo ser excesivo.
Durante un tiempo, parecía que todo era hidrógeno verde y ahora muchas voces rebajan sus potencialidades: dicen que es demasiado costoso para la industria o para competir con el vehículo eléctrico.
La oportunidad del hidrógeno sigue siendo la misma, no ha variado. Cualquier nueva tecnología sufre siempre un ciclo de sobreexpectación. Lanzas una idea, parece que va a salvar el mundo, cae al abismo de la desilusión y vuelve a la meseta de la productividad. Gartner explicó este fenómeno hace 30 años. Cualquier cosa que sacas, criptomonedas, curas del cáncer, la IA… Los anuncios de las empresas no siempre se llevan a cabo y las empresas se han vuelto más cautas ahora que hace cuatro años a con sus anuncios de hidrógeno verde. Los que se hacen ahora tienen más credibilidad.
Pero esa curva es diferente y a veces lleva a grandes éxitos y también a fracasos.
Siempre lleva al éxito.
Bueno, siempre no: el metaverso no es lo mismo que la IA.
¿Te jugarías tu sueldo a la Inteligencia Artificial? A algunas empresas les va a ir bien y a otras no. No es la solución a todos los males de la humanidad. Hay centenares de personas invirtiendo en IA, estamos tirando hacia arriba de la curva. Después vuelve a la realidad. Lo mismo con el hidrógeno.
¿Han sido realistas las expectativas que ha generado el hidrógeno?
Ha habido una sobreexpectación que ha acabado siendo positiva. El 'hype' ha ayudado al sector a posicionarse. Cuando se publicó la hoja de ruta del hidrógeno verde en Europa en 2020, se hablaba de 4 GW en España. Después, solo en España se presentaron 70 GW, cuando en un inicio 40 GW era la cifra para toda Europa. Esos 70 GW españoles que llegaron a estar sobre la mesa no tenían sentido a corto plazo, pero serán muchos más que los 4 de los que se partió inicialmente. El censo ahora mismo está en 11GW. El hype era necesario para pasar de 70 a 11 y el hidrógeno verde está buscando su medida, su dimensión. Llegaremos a una cifra de gigavatios que será la razonable. Esto ha ocurrido en todo el mundo. Se acelera muchísimo, mucha gente se cree que vamos a migrar al hidrógeno en todo. Pero cambiamos de paradigma energético muchas veces y se ve como al final las cosas conviven. Cambiamos el gas ciudad por gas natural, la gasolina con plomo por sin plomo, etc.
Los 70 GW de hidrógeno verde que llegaron a estar sobre la mesa en España no tenían sentido, pero serán muchos más que los 4 de los que se partió inicialmente
¿Y ahora mismo de todos los proyectos anunciados cuántos hay con inversión en marcha?
Prácticamente ninguno. Ahora tienen que manifestarse los 3 que han obtenido del Banco Europeo del Hidrógeno tienen que poner un aval sobre la mesa. Estos, todo apunta que se harán. Tienen que obtener subvención por kilogramo de hidrógeno. Uno es Catalina, en Andorra (provincia de Teruel), otro Ben Brosch, en Alamillo, y otro Hysencia, en Plasencia.
¿Grandes proyectos de hidrógeno verde anunciados a bombo y platillo, como el Valle del Hidrógeno de CEPSA, con la presencia del presidente Pedro Sánchez y 3.000 millones de inversión, podrían no llevarse a cabo?
Todos pueden no llevarse a cabo. Ese proyecto de CEPSA ya ha elegido el fabricante de los electrolizadores, han firmado el acuerdo, la Junta de Andalucía lo ha anunciado en Rotterdam, no tiene pinta de que se vaya a caer el proyecto. ¿Y si un proyecto, no este, se retrasa o reduce su capacidad a la mitad? No es un fracaso. Es una economía que no existía y necesita tiempo. Estamos teniendo una conversación que no hubiéramos tenido en 2019 sobre esta tecnología.
¿Qué usos tiene claro que sí podrán ser del hidrógeno renovable y cuáles no?
Todos los usos que se contemplan podrán darse con hidrógeno verde, aunque puedan convivir con otras alternativas. La industria podrá utilizar biogás, pero también hidrógeno. Tiene sentido, porque se puede producir en pilas de combustible, se puede producir localmente con flexibilidad y, a gran escala, a precios que serán en su momento competitivos; puede arder a más temperatura, no emite Co2 al arder... Lo hará adecuado. El biogás también. Cuando Rusia invade Ucrania, la UE escribe el RepowerEU, con un plan para independizarse del gas ruso de manera descarbonizada. Y estima que esto será en una tercera parte por la eficiencia energética, en una tercera parte por el gas y el biometano y en otro tercio por hidrógeno. En usos industriales, habrá una convivencia con el biogás.
En hogares todo apunta a la electrificación total.
Veremos. Esa será la opción mayoritaria, pero habrá hogares que puedan preferir calderas a gas y ahí el gas hidrógeno, junto al biogás, puede tener un papel. No todos los hogares van a apostar por aerotermias inmediatamente, son grandes inversiones. Quienes hoy usan gas para calefacción, tienen algún motivo para hacerlo porque ya existe la bomba de calor. Si un 20% de las personas siguen apostando por el gas y hacen uso del hidrógeno verde, ya es mucha gente.
¿Y en el transporte?
Creo que tendrá un papel importante en el transporte pesado, no existe un avión o un bus con baterías. En avión, los SAF utilizan hidrógeno y en el sector naval, el hidrógeno o el hidrógeno convertido en e-metanol o amoníaco podrían tener parte del futuro. En cuanto a los vehículos ligeros, convivirá con el eléctrico como lo han hecho la gasolina y el diesel, ya que tiene algunas ventajas. Si quieres tener una autonomía de 1.000 quilómetros y un tiempo de recarga de 5 minutos, tal vez prefieras el de hidrógeno verde. ¿O tienes un enchufe en tu párquing y una autonomía de 200 quilómetros te vale?
Entonces, será competitivo en todos los sectores.
Tiene sentido en todos los sectores, pero no significa que a codazos vayamos a tener hidrógeno como las lentejas. Ahora mismo, si miras la energía primaria en España tenemos un 45% de petróleo y un 25% de gas natural y un 30% electricidad. El 70% de combustibles fósiles es el que hidrógeno va a ayudar a sustituir. Si solo va a valer para el 35, ¿cuál es el problema? Bien. Siempre y cuando vayamos hacia la independencia energética, creación de puestos de trabajo, emisiones cero y mejor balanza de pago, será positivo.
Que el hidrógeno tenga sentido en todos los sectores no significa que a codazos lo vayamos a tener como si fueran lentejas
¿Qué es lo que ofrece el hidrógeno verde con relación al biogás?
Serán complementos, no competidores. La primera ventaja es que al ser h2 el componente, no requiere purificación ni tratamiento y el biogás sí. El hidrógeno lo puedes utilizar como producto, como materia prima, en una pila de combustible. El biogás depende del tratamiento y de los residuos, que intentamos reducir, mientras que el hidrógeno depende de las renovables, que las queremos aumentar.
Existe una campaña importante de algunos científicos y técnicos y de ecologistas rebajando las expectativas del hidrógeno. ¿Qué les diría?
No creo que exista una campaña. Existen partes interesadas siempre en todo. Pero no hay temas exentos de polémica ni de debate, eso no es malo. Me preguntaban por el problema del agua con el hidrógeno. El agua en la economía del hidrógeno no es un problema, pero esto no significa que todos los proyectos de hidrógeno deban salir. En algunos lugares no se podrá porque no se puede utilizar hidrógeno en aquel lugar. El debate debe hacerse en general y en particular, es sano. Y las licencias ambientales están para algo y se darán a los proyectos que estén bien. Pero ese debate está también con las renovables, con el tratamiento de residuos nucleares y con todos los sectores.
En el escenario actual, ¿tiene sentido proyectar el H2Med como un hidroducto solo para exportar hidrógeno verde?
Tiene sentido aunque sea solo como hub. A corto plazo, no vamos a producir hidrógeno verde y hay una parte que se debe importar del Este de Europa pero está complicado por el conflicto en Rusia. Europa necesita importar 10 millones de toneladas de hidrógeno de cara a 2030 y si pensamos en puertos naturales de entrada desde África y Latinoamérica, es la Península Ibérica. Llegará aquí en forma de amoníaco o de e-metanol y luego una vez aquí lo transportaremos hacia Europa. Para ser esa pieza clave de transporte nos hace falta esa infraestructura. Luego, el primer hidrógeno renovable que produzcamos será para nuestro país, pero si nos sobra, con el potencial que tiene España, lo exportaremos a otros países.
¿El hidrógeno gris sigue siendo hoy mucho más barato que el verde?
Sí, hoy en día el gris es más barato que el producido por electrólisis. Es necesario un estímulo inicial, que ya está en marcha, se están dando ayudas a investigación en producción. Y se está tocando a toda la cadena de valor para que podamos ser más competitivos cada vez. Las renovables también necesitaron en un inicio un estímulo y han dividido su coste entre diez en la última década, porque se pudo poner en marcha la rueda de oferta y demanda. Se consiguió gracias al acelerón, lo mismo sucede con el hidrógeno.
Las renovables, como el hidrógeno, también necesitaron un estímulo público inicial y ahora cuestan 10 veces menos
Si al final el hidrógeno verde tan solo sirviera para sustituir al hidrógeno gris. ¿Cuántos gigavatios serían en España?
Serían 600.000 toneladas de hidrógeno verde, o sea que 11,5 GW, sigue siendo más que los 4 GW que se proyectaron inicialmente para España.
ArcelorMittal pidió una ayuda verde a la Unión Europea para una planta con hidrógeno verde. Hicieron un estudio y vieron que tienen que arrancar con gas natural y aun así consiguen las ayudas, sin un compromiso para sustituirlo en un periodo concreto. ¿Es negativo para el hidrógeno verde que haya empresas que reciban ayudas y después no usen esta energía?
La evolución natural del negocio ayudará a que aprendan las empresas y el estado. Habrá correcciones a este desajuste de ayudas por parte de las empresas y las ayudas tal vez deban ser de otro tipo, continuadas en el tiempo hasta que madure el mercado, que es lo que está pasando. Al final, no serán los 4 GW proyectados en un inicio ni los 70 que se propusieron después, la cosa estará por el medio.
¿La clave para la rentabilidad del hidrógeno verde es el electrolizador?
El electrolizador y la energía renovable. Que el electrolizador sea grande sirve para que el hidrógeno verde sea más barato y también que la planta de electrólisis esté cerca de la energía renovable. Hasta que no instalemos gigavatios de electrolizadores en escala no veremos precios competitivos. El acelerón hay que darlo ahora que estamos desarrollando el mercado.
En su día se vendió la idea de que España sería la Arabia Saudí del hidrógeno verde, como si fuera a ser un motor económico para el país. ¿Fue exagerado?
El paralelismo sirve en el sentido de que España será potencia. Pero el mercado será muy amplio, se va a comprar y vender. Y eso nos coloca un gorro de exportador que a lo mejor no necesitamos.
El paralelismo con Arabia Saudí sirve porque España será una potencia, pero el mercado será amplio y tal vez no necesitamos ser exportadores
¿Cuánta inversión pública y privada ya se ha aprobado para hidrógeno verde?
En su día, se aprobaron 250 millones de ayudas a 39 proyectos de hidrógeno verde y hoy hay aprobados 900 millones en ayudas, con 1.000 asignados y ampliados a 1.500 millones más. Se ha dotado de un presupuesto público superior a 3.000 millones de euros y harán falta otros 3.000 privados, mitad y mitad.
Naturgy en sus planes estratégicos está apostando más por biogás que por hidrógeno verde. Este tipo de energéticas y la industria afrontan este dilema y parece que se imponen los biogases.
No creo que sea un dilema, hay que dar soluciones. El biogas ya existe, lo tenemos ahí, en los vertederos, a ese gas hay que darle salida. Mientras llega el hidrógeno, hay que hacer algo con el biogás.
Y los residuos también los tenemos y eso le da una ventaja competitiva al biogás.
Pero los residuos no son infinitos. Y no todos los residuos producen biogás.