Javier Selva hace más de 15 años que está vinculado al sector salud, en diferentes vertientes. Desde 2022 está al frente de Catalonia.Health (la nueva denominación de CataloniaBio & HealthTech), una entidad creada en 2006 para representar a las empresas del sector de la biomedicina y la salud en Catalunya. Formado en biotecnología, biomedicina y con un EMBA por EAE, el consejero delegado asume la gobernanza de una entidad que acoge más de 200 empresas y también agentes del conocimiento en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). "Somos una comunidad, un ecosistema, que coopera para trasladar los avances de la ciencia al mercado, mediante la innovación", explica. 

El último informe de Catalonia.Health y la consultora Ernst & Young evidencia que el sector en Catalunya tiene, justamente, buena salud.
Como país y como ecosistema tenemos buena ciencia y buena industria y hay que seguir luchando por mantenerlo y no perder liderazgo. Intentar que los dos paradigmas se aproximen al máximo. Sin embargo, también, nos lo tenemos que creer.

¿Qué quiere decir?
En Catalunya tenemos proyectos que si se encontraran en Cambridge o en Londres, tendrían mucha más repercusión. Hay que creerse lo que tenemos. Tenemos una industria local que puede colaborar con la industria internacional; start-ups locales que cuentan con inversores internacionales... El sector es estratégico y es un motor económico de Catalunya y eso se tiene que ver y debemos apostar por él. Tenemos muy buenos cimientos y hace falta intentar que eso se mantenga y se consolide y revierta en crecimiento económico y en bienestar social. Otra cosa que tenemos muy buena es que disponemos de un venture capital privado muy especializado.

El sector es estratégico y un motor económico de Catalunya

Pero está la creencia de que los fondos de inversión solo buscan rentabilidad a corto.
Las gestoras de capital privado que hacen las inversiones en capital riesgo en el sector salud, la gran mayoría, están en Catalunya. Tienen buen olfato, han tenido mucha rentabilidad y han conseguido arrastrar a la inversión internacional hacia sus proyectos. De hecho, hoy por hoy, Catalunya está entre las 10 ciudades de la región EMEA, según el último informe de la biorregión, con más inversión en salud. De todas estas grandes inversiones, el 93% son venture capital privados, que estaban presentes en el 83% de las inversiones. Hay inversores de capital riesgo que buscan un efecto multiplicador y hay algunos que salen y no continúan con el proyecto y otros que sí que continúan. Está bien que continúen porque siguen dando apoyo a los proyectos. Sin embargo, tanto si se quedan como si se van, al final acaban encaminando a las empresas hacia el crecimiento, que es lo importante. Ayudan a las empresas a escalarse, Catalunya es un país de micropymes y pymes y es necesario que intenten escalar y crecer.

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Javier Selva, en las instalaciones del Parque Científico de Barcelona. Foto: Montse Giralt

¿Son fondos especializados en el sector salud?
Hay de todo. Si son especializados es fantástico porque lo entienden. Hay inversores privados, cada vez más, y es positivo, porque eso te demuestra que estás haciendo las cosas bien. Tienes un sector que es robusto y que es rentable y que, por lo tanto, vendrá gente de fuera a invertir, pero también tienes las grandes corporaciones empresariales de aquí que ven que hay proyectos de buena ciencia transferida que juegan en la primera línea y que están dispuestas a invertir. Eso es muy importante porque lo que queremos es que el crecimiento de aquí revierta en las empresas de aquí. Si tienes proyectos muy potentes hace falta que haya un rebote canasta para las empresas nacionales porque, al final, el crecimiento se revierte aquí.

¿Qué papel juegan los family office catalanes?
Los family office son una asignatura pendiente. Una de las estrategias para poder atraer más inversión -aunque cueste- es evangelizar a los inversores generalistas, para que inviertan en salud. Es el proselitismo que tenemos que hacer, sobre todo para que haya financiación para proyectos de emprendedores que puedan contribuir al tejido productivo y que mejoren la salud de las personas. Somos afortunados: es un sector con un impacto muy próximo en la sociedad; debemos aprovechar esta ventaja.

El sector tiene que hacer proselitismo de su impacto en la sociedad

¿Aprovecharlo? ¿Cómo?
Para atraer más inversión es indispensable visibilizar el impacto que estos proyectos tienen en la salud y en la calidad de vida de las personas. Demostrar y que vean que estos proyectos acaban beneficiando a las personas y que reducen los costes del sistema de salud pública, porque sus avances contribuyen a hacer que sea más eficiente. Si lo demostramos, el capital privado invertirá más en el sector salud; porque capital privado hay, y mucho.

¿Este sería uno de los propósitos de Catalonia.Health, pero qué otros retos hay sobre la mesa?
A estas alturas trabajamos en varias vertientes para fomentar el ecosistema de la salud en Catalunya. Es indispensble fortalecer la red de networking, conectar las empresas e identificar más las necesidades de todo el ecosistema del sector. Una vez conocidas las necesidades, hay que promover la competitividad mediante la innovación, con diferentes objetivos. Por una parte, intentar hacer actividades que transformen el sector porque está claro que no seremos competitivos si hacemos los productos de siempre con las soluciones de siempre... terapias avanzadas, medicina personalizada son ejemplos de las herramientas con qué podemos transformar y dar nuevas soluciones y ser más competitivos en el mundo global.

¿Y, por otra parte?
Conseguir que el ecosistema compita y sea más competitivo a escala global. Es decir, que nuestras infraestructuras sean las más singulares, que nuestras empresas se mantengan como las más punteras tecnológicamente.

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El consejero delegado de Catalonia.Health, una entidad que "quiere ser la voz del sector". Foto: Montse Giralt

¿Eso se consigue desde una entidad como Catalonia.Health o hace falta ayuda de los gobiernos?
Somos o queremos ser la voz del sector, y trabajamos de manera colaborativa con la administración pública, estableciendo un diálogo de cuáles políticas empresariales o del ámbito de la innovación, industrial, del conocimiento nos hacen falta. Las administraciones -locales y estatales- nos tienen en cuenta a la hora de diseñar estrategias, pero tendríamos que ser una herramienta para poder aterrizar la innovación en cosas tangibles y definir necesidades de las empresas para hacerlo realidad, porque nosotros las captamos a través de las opiniones de todos los actores del sector. Sabemos qué retos y qué carencias tienen.

¿Cuáles serían estas necesidades?
Catalunya tendría que alcanzar la soberanía tecnológica que tanto reclama Europa. Para este hito hay que hacer una buena proyección de la política de inversiones industriales y de infraestructuras de I+D. Se precisa localizar el know how en el país. Por lo tanto, reclamamos una ley de proyectos empresariales estratégicos donde realmente se pueda incentivar a las empresas tanto locales, nacionales como internacionales establecidas en Catalunya. Hacen falta incentivos fiscales, subvenciones sobre hitos conseguidos... una serie de medidas que nos hagan ser más competitivos en el entorno global, pero también estatal. No nos olvidemos de que hay empresas que han decidido instalar la planta de producción en otros lugares de España, no únicamente van al exterior.

Catalunya necesita una ley de proyectos empresariales estratégicos

¿Incentivos fiscales?
Pondré un ejemplo. El impuesto de patrimonio penaliza a los emprendedores. Lo que estamos intentando trabajar con la Generalitat es diferenciar un patrimonio productivo de un patrimonio improductivo; no es lo mismo un bien inmueble que un activo que genera riqueza y empleos. Otras mejoras fiscales en materia de I+D para que haya deducciones en el impuesto de sociedades. Para no hablar del impuesto de sucesiones.

Ha mencionado la inversión en infraestructuras, ¿qué reclaman?
Dentro del sector, en equipamientos singulares o infraestructuras tenemos carencias. Una de las más importantes es el cuello de botella constatado en la certificación. La salud es un mercado muy regulado para permitir la comercialización de un producto, que exige de una certificación oficial. Pero, hoy por hoy, en España solo hay un organismo acreditado, la Agencia Española del Medicamento, de la cual depende el Centro Nacional de Certificación.

¿Qué reivindican?
Hay buena voluntad del Gobierno y de la Generalitat para que no solo haya un organismo de certificación, sino otros diferentes y complementarios -sean organismos públicos o entidades privadas homologadas- que estén repartidos por todo el territorio español. Porque para las empresas, las start-ups, todo el ecosistema en general, es fundamental estar cerca de una autoridad certificadora para que los trámites sean más ágiles. Si no se tiene una autoridad certificadora cerca, la tentación es deslocalizar la producción para acceder más fácilmente a los organismos oficiales. El resto de países europeos han hecho los deberes y tienen muchos más centros de certificación que nosotros. Tiene que haber una conjunción de operadores públicos -porque eso proporciona ingresos a la administración- y operadores privados que también tengan margen de maniobra y experiencia para operar.

En el último barómetro que han realizado determinan que faltan 4.000 m² de laboratorios para I+D
Lo que hemos visto en la encuesta anual es que faltan entre 2.000 y 4.000 metros cuadrados de laboratorios. Estamos en un punto de cierto colapso. De hecho, hay prevista una ampliación del Parc Científic de Barcelona, donde estamos instalados, que nos permitiría ganar 10.000 m² y liberar 2.000 más de las oficinas actuales. Esperamos que salga adelante con los presupuestos de la Generalitat.