Tan solo unas horas después de la entrevista de ON ECONOMIA durante su visita en Barcelona con el ministro de Educación, Joao Costa, salta la noticia del primer ministro de Portugal presenta su dimisión después de que la Fiscalía publicara que le investiga por un presunto caso de corrupción. Preguntado a posteriori por vía telefónica por la crisis de gobierno, se limita a responder que “el presidente ya tomó su decisión” sin voluntad de ahondar en el tema. Esta decisión es el avance de las elecciones para el próximo mes de marzo. 

Pero la entrevista, aprovechando la participación del ministro en la presentación del XV Premi Ensenyament del Cercle d'Economia, se centra, sobre todo, en las claves del éxito portugués en educación, que se resume en cifras tan contundentes como la caída del abandono escolar del 40% del 1996 al 5% actual o en un gran salto en las pruebas PISA que la sitúan por encima de la media de la OCDE (y también de España, que está por debajo) en las pruebas de ciencia y matemáticas. Sin aumentar el porcentaje del PIB en educación, pero con políticas como la enseñanza obligatoria hasta los 18, una red pública de guarderías, mayor flexibilidad curricular y autonomía de las escuelas, las medidas han dado sus frutos. Las cifras muestran que, desde que en 2006 se implantó la enseñanza hasta los 18, se disparan el número de estudiantes en Formación Profesional, de 20 años estancado en los 30.000 a 110.000 en la actualidad (el 45% de los estudiantes de secundaria), todavía con una implantación del modelo dual anecdótico, rayano al 1% e incluso por debajo de España, donde es del 4%. La foto sigue siendo positiva, pero los desafíos de futuro apremian. 
 
¿A qué debe Portugal su gran mejora en índices educativos en los últimos años?  
No existe un solo motivo, sino múltiples, y un trabajo de varias décadas y consistente incluso cuando hay cambios políticos. Hay un foco en los resultados, que tuvo en cuenta las tasas de abandono escolar y atacó al problema. Los directores de escuela, que han recibido desde hace poco mayor autonomía y libertad, tienen un papel pedagógico muy fuerte. Y, claro, fue un paso fundamental la escolaridad obligatoria hasta los 18 años, en el año 2011, y la diversificación de caminos que se ofrecen en esa franja de edad.  

¿Ven una relación directa entre esa obligatoriedad y la reducción de tasas de desempleo?  
Sí, tenemos en Portugal una correlación entre cualificación y ocupación y remuneración. Estudiar compensa, más allá del desarrollo humano. Existe un trabajo muy importante en los cursos profesionales (Formación Profesional en España), y el perfil profesional que se requiere se elabora en conjunto con las empresa, que participan en el diseño del currículo profesional que se hace en red. Participan escuelas, municipios y empresas para que la formación tenga sentido. La enseñanza obligatoria hasta los 18 ha sido una de las claves para reducir el paro. 

En Portugal existe correlación fuerte entre cualificación y remuneración y las empresas participan en el diseño del currículo de formación profesional junto a escuelas y municipios

¿Qué tipo de políticas pondría como ejemplo? 
Pues por ejemplo, con los Planes de Recuperación europeos, una de las medidas que tomamos es la creación de 365 escuelas que se centrarán en las áreas identificadas más relevantes para el futuro de la economía, como el digital o las energías renovables. Queremos además una cada vez mayor especialización en los cursos. 

El desempleo en España pasó del 26% en 2014 al 11% actualmente y el de Portugal alcanzó un máximo en 2013 del 16% y ahora está en un 6. ¿Qué papel tiene la educación en ese hecho? 
La formación profesional ha sido uno de los grandes responsables y una de las grandes inversiones en Portugal. Venimos de la dictadura, de la que salimos en el 74 con un 26% de analfabetos y con más de un 50% de abandono escolar. Hoy tenemos un 6% de abandono escolar. Cuanto más baja cualificación, más dificultad para encontrar empleo. En los últimos 11 años el turismo, por ejemplo, ha crecido mucho en nuestro país y teníamos una mano de obra de muy baja calidad, por lo que hemos apostado por formación avanzada en hotelería y cocina. 

¿Cómo se trabaja con un adolescente de entre 15 y 18 años para explicarle que está obligado a estudiar aunque no quiera? 
El trabajo empieza antes de esos 15 años y hay una gran preocupación con los estudiantes en riesgo de fracaso escolar, las intervenciones son cada vez más tempranas y también nos ayuda la creación de una red pública de guarderías. Las guarderías son un gran predictor del riesgo de fracaso escolar. Los psicólogos en las escuelas también han sido importantes para que exista una buena orientación vocacional. Se trata de un desafío porque en esas edades el fracaso escolar era mayor. Y todo el mundo debe estar convencido de que, estudiando, las capacidades de tener trabajo son superiores. 

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El ministro de Educación portugués, João Costa, durante la entrevista. Fotografía: Carlos Baglietto

El porcentaje del PIB que Portugal dedica a la educación, pese a la buena evolución de los resultados, no es muy alto, del 3,1%. ¿Pretenden aumentarlo? 
Como nuestro PIB ha venido aumentando, el presupuesto en educación también ha podido aumentar en un 44% mientras no podemos aumentar el porcentaje sobre el PIB. En 2024, tendremos un presupuesto de 8.000 millones por encima de los 5.300 del año anterior, por tanto, existe un aumento muy importante. El aumento mayor siempre es en recursos humanos y sueldos, lo que demuestra el compromiso del gobierno. 

¿Tiene algún intercambio interesante con el Ministerio de Educación español, ahora liderado por la ministra Pilar Alegría? 
Hablo mucho con la ministra Pilar Alegría y también lo hacía con la anterior, Isabel Celáa. España mostró curiosidad e interés por cómo trabajaba Portugal y algunas visitas técnicas, sobre todo en el área de la ciudadanía, la inclusión, que sirvieron. España tuvo en cuenta el trabajo de Portugal para su última reforma y nosotros también miramos con atención la experiencia española. Por ejemplo, el movimiento de Catalunya de la Escola Nova fue inspirador para nuestra apuesta por dotar de autonomía a las escuelas. Por otra parte, estamos viendo un aumento de la inmigración y en España existe una mayor experiencia en la enseñanza plurilingüe, por lo que es una experiencia que nos sirve. No existe una política europea o ibérica de educación, pero sí mucho diálogo. 

España tuvo en cuenta el trabajo de Portugal en en su última reforma educativa y nosotros nos inspiramos en la Escola Nova catalana en la autonomía de las escuelas y la interdisciplinaridad

¿En qué exactamente inspiró la Escola Catalana a las reformas educativas portuguesas? 
Sobre todo en la apuesta por la autonomía de las escuelas y la flexibilidad de currículos. El conocimiento ya no es disciplinar, es sobre todo interdisciplinar. Para hablar de crisis climática, necesitamos la ciencia, la economía, la filosofía, la ética. Y también distinguir al señor con corbata que aparece en el YouTube diciendo falsedades y haciéndose pasar por científico, pero que es un negacionista. Y esta flexibilidad, como la autonomía de las escuelas, está muy trabajado en Catalunya y en la Escola Nova. 

¿Cómo se prepara a la infancia y adolescencia portuguesa para la digitalización? 
La pandemia aceleró nuestro programa escuela digital, que actualiza todo el material informático y la conectividad, así como la capacitación digital para los profesores. En los cursos de formación profesional, añadimos muchos cursos de programación y hemos introducido el pensamiento computacional en el currículo de matemáticas. Pero además, damos mucho valor a la verificación de la desinformación y la pseudociencia en redes y tenemos que apostar por el pensamiento crítico para poder distinguirlas de la información y la ciencia. 

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El ministro portugués Joao Costa, durante la entrevista. Fotografía: Carlos Baglietto

Damos mucho valor a la verificación de la desinformación y la seudociencia en las redes, tenemos que reforzar el pensamiento crítico para distinguirlas de la información y la ciencia veraces 

En Portugal, como en España, viene creciendo una extrema derecha basada en el rechazo a la inmigración. ¿Cómo se combate eso desde la educación al tiempo que se capacita a los migrantes para el mercado laboral? 
El principal desafío ante la extrema derecha es preservar la democracia. Los niños de hoy ya no recuerdan la dictadura y la mayoría de los padres tampoco. Esa falta de memoria es un campo propicio para mensajes que dicen que antes todo era mejor. Tenemos que formar a ciudadanos conscientes de que la diversidad es positiva y de la riqueza que tenemos y la escuela tiene un papel fundamental. Así es también como los migrantes se integran fácilmente en el sistema educativo. Por otro lado, queremos que nuestros programas de formación para adultos sean también para migrantes y ya tenemos una alta participación.