Es uno de los políticos españoles que más relevancia ha adquirido en Europa en asuntos económicos, aunque antes la tuvo en el Gobierno y en el PSOE. Joaquín Almunia (Bilbao, 1948) fue ministro en dos gobiernos de Felipe González (de Trabajo y Seguridad Social y de Administraciones Públicas). Sucedió a éste en la secretaría general del partido en 1997 y en las primarias de abril de 1998 fue derrotado por Josep Borrell, que luego renunció. Tras la mayoría absoluta lograda por el Partido Popular en 2000, dimitió, dejando abierto el camino para la llegada de Zapatero. Se marchó al cabo de un tiempo a Europa como comisario de Asuntos Económicos de 2004 a 2010 y, desde 2010 hasta 2014 fue vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia por encargo del portugués José Manuel Durão Barroso. Almunia estudió Derecho y Ciencias Económicas en la Universidad Comercial de Deusto, estudios que completó en la Escuela Práctica de Estudios Superiores en París y en la Escuela de Gobierno Kennedy en la Universidad de Harvard. Aficionado al Athletic Club, se dedica ahora a participar en think tanks y conferencias "que yo quiero", a los nietos, a los amigos y a ir al cine, e intenta mantenerse en forma haciendo pilates. Tras terminar una sesión a media mañana, nos encontramos con Almunia en el centro de Madrid para reflexionar sobre la situación y los retos económicos de la Unión Europea, a propósito de las elecciones de este domingo.
¿Qué nos jugamos en estas elecciones?
Está en juego la integración europea. Es muy serio decir esto, pero no soy el único. Lo dicen Macron, Enrico Letta en su informe sobre mercado interior, lo va a decir Draghi en su informe de competitividad que va a presentar en el Consejo Europeo de este mes y lo dice el sentido común. Tenemos una Unión Europea que no es lo suficientemente relevante en el mundo tal como está, lleno de problemas y desafíos. Y la voz europea se oye pero no llega con suficiente intensidad frente a las grandes voces de las dos superpotencias, Estados Unidos y China. Pero sí oímos ruidos de guerra, tenemos guerra en Ucrania y una situación dramática en Oriente Medio en la que se están pisoteando derechos humanos. Esto genera una situación nueva para la integración europea, que habíamos delegado nuestra seguridad y nuestros valores en Estados Unidos, que ya no miran como miraron durante décadas a Europa y, sobre todo, unos Estados Unidos que han dicho cosas terribles en boca de quién puede ser el próximo presidente, Donald Trump. Es una situación donde está en juego nuestra seguridad, nuestros valores y también nuestra potencia económica.
Ahonde en los asuntos económicos.
Nos hemos quedado atrás en todo el mundo de la digitalización, las tecnologías digitales no las lideramos los europeos, aunque tenemos descubrimientos científicos y avances tecnológicos muy importantes. Pero desde el punto de vista empresarial, las grandes plataformas tecnológicas son americanas o chinas. Toda la información que tienen las grandes plataformas tecnológicas de los europeos no la controlamos nosotros, y eso supone una fragilidad a la que tenemos que poner pie en pared, tenemos que retomar el impulso que nos lleve a recuperar el terreno perdido desde el punto de vista tecnológico, de los avances de productividad, del control de sectores claves para el futuro. Ni siquiera tenemos la seguridad que nos daba hace no tanto tiempo el tener unas cadenas de valor que nos permitían aprovisionarnos de materias primas y de elementos claves para el desarrollo tecnológico de Europa. La pandemia ya nos mostró que no controlamos ese flujo económico y eso afecta a nuestra seguridad también, tanto militar -estamos amenazados-, como de nuestro futuro económico, nuestra autonomía estratégica.
"Nos hemos quedado atrás. Los europeos no controlamos toda la información que tienen las plataformas tecnológicas, que son americanas o chinas. Y eso es una fragilidad"
¿Cómo puede afectar en este inquietante panorama que dibuja el auge de las extremas derechas? Y lo digo en plural porque hay varias familias. ¿Le preocupa la subida que vaticinan las encuestas?
Sí, hay dos grupos parlamentarios de extrema derecha y algún grupo político que no está incluido en ninguno de esos dos grupos parlamentarios, que es el de Orbán, que lo tenemos dentro de la Unión Europea y que va totalmente en contra de los valores europeos, que dijo que iba a respetar cuando Hungría se integró en la Unión Europea hace 20 años. Por lo tanto hay un problema para las democracias, por esa dependencia tecnológica. Eso puede poner en riesgo nuestra seguridad. Está habiendo, por ejemplo, influencias de Rusia evidentes en algunos países en este momento de campaña de elecciones europeas. Hay amenazas desde el punto de vista de nuestra privacidad, hay amenazas desde el punto de vista de nuestra soberanía en materia digital, donde elementos claves no están en nuestras manos... y de eso se aprovecha la extrema derecha. Los populismos de extrema derecha se aprovechan de ese miedo, de esa sensación de fragilidad, y tratan de desviar la mirada de los electores de los ciudadanos europeos hacia el pasado tratando de encontrar en el pasado las soluciones que tenemos que plantearnos para avanzar hacia el futuro. Y ese retroceso no es solo un retroceso en materia económica, de costumbres, de defensa de los derechos... es un retroceso que afecta al corazón mismo de nuestras democracias. Eso también está en juego, nada más y nada menos que eso. Es verdad que el Parlamento Europeo no es el único lugar donde tenemos la obligación y la responsabilidad de defender nuestros valores democráticos, están los gobiernos nacionales, está la propia Comisión Europea, pero es que los gobiernos nacionales eligen al presidente o presidenta de la futura Comisión y los gobiernos nacionales, cuando se reúnen en el Consejo Europeo, son los que toman las decisiones básicas de la Unión Europea. Y tenemos gobiernos nacionales donde manda la extrema derecha, como en Italia, en Hungría... en Eslovaquia, están en coalición en Suecia, en Finlandia, han entrado en el nuevo gobierno croata y pueden entrar en un futuro no muy lejano -ojalá no- nada menos que Francia. Aquí hemos conseguido que solo gobiernen en las autonomías en coalición con el PP.
"Es un riesgo que el PP no tenga remilgos en decir que Meloni puede ser un buen apoyo para la futura presidenta de la Comisión"
De momento.
Yo confío en que en España tenemos la memoria de la dictadura todavía muy fresca, sabemos el escenario que supone ir hacia atrás. Lo que sufrimos en la dictadura, en cierta medida vacuna a los ciudadanos españoles frente al riesgo de caer otra vez en esos errores. Pero bueno, algún paso se está dando y es un riesgo grande también en España, que el Partido Popular no tenga remilgos en decir que Meloni puede ser un buen apoyo para la futura presidenta de la Comisión. Creo que con esa declaración no sólo percibimos la escasa confianza que tiene el Partido Popular en blindarnos frente al retroceso que marca los populismos de extrema derecha, sino que también hay que poner en valor la capacidad de los votantes españoles de rebelarse contra ese reproceso.
Centrándonos en lo económico, ha definido la pinza entre Estados Unidos, por un lado, con todo su dinamismo empresarial y el gap tanto de PIB, como de productividad en relación a la Unión Europea, y China, por el otro, que nos inunda de contenedores, (últimamente de coches, pero no solo), de tecnología...
Y no sólo eso, sino que controlan un porcentaje altísimo de las materias primas críticas que necesitamos nosotros para desarrollar esas tecnologías verdes, para avanzar hacia la digitalización, pero no sin control, sino bajo un control democrático. Sin poner en riesgo el funcionamiento de la economía de mercado pero regulando, que eso sí lo hacemos muy bien, necesitamos tener una mayor capacidad de decidir por dónde orientamos nuestras cadenas de valor, por dónde buscamos nuestros suministradores. No queremos repetir el error que hicieron los alemanes y otros países de la Unión Europea de ponerse en manos de Rusia para los suministros de gas natural.
"No podemos olvidar cuánto dependemos de los inmigrantes que vienen a ayudarnos. No hay suficiente gente en Europa para atender muchos trabajos que los europeos no queremos"
Tomando de referencia su preocupación por la escasa potencia económica de la UE, ¿le preocupa más EE.UU. que China, los dos por igual... ?
Espero que la amenaza de Estados Unidos no se materialice. Yo confío mucho en que al final los electores de Estados Unidos no quieran caer otra vez en manos de Trump, ahora conocemos más lo que es Trump, lo que le pasa por la cabeza. No espero que los votantes de Estados Unidos, que es la cuna de la democracia como la conocemos ahora, caigan en ese inmenso error. Y luego me preocupan otras cosas. Me preocupa que la lucha contra el cambio climático y la transición energética no se vea ralentizada por una orientación yo creo que temerosa, demasiado tímida, de la derecha democrática europea, del Partido Popular Europeo. Me preocupa el envejecimiento de la población europea, que nos obliga a aceptar la inmigración como un hecho positivo, que es verdad que requiere estrategias y políticas para que las sociedades europeas no se fracturen y no se fragmenten en dos, entre los que hemos nacido en Europa y los que no. Los europeos no podemos olvidar cuánto dependemos y cuánto vamos a depender en el futuro de inmigrantes que vienen no a dificultarnos nuestra existencia, sino a ayudarnos a vivir y a sobrevivir, sobre todo a los que no somos tan jóvenes, ya que vamos a necesitar cuidados y hoy no hay gente suficiente en Europa para atender a todas las personas mayores. No hay gente suficiente en Europa, para atender muchos trabajos que los europeos no queremos porque los consideramos trabajos de menor calidad, con sueldos más bajos.
El Informe Letta marca una hoja de ruta: más integración, es decir, más mercado único, y especialmente en tres sectores estratégicos: energía, telecomunicaciones y finanzas. ¿Comparte el diagnóstico y las recetas de Letta?
Sí, sí. Lo he hablado con él además, nos conocemos desde hace más de 20 años, somos muy buenos amigos. Hemos hablado al inicio de su informe de los problemas que tenía el mercado interior y los que tiene todavía, y creo que su diagnóstico y sus propuestas son muy acertadas. Pero son ambiciosas, hay que esperar que los nuevos responsables de la Unión Europea, en la Comisión, en el Parlamento Europeo y, por supuesto, que los gobiernos nacionales cuando se sientan en el Consejo, hagan caso de muchas de esas recomendaciones. El mercado interior es uno de nuestros activos principales para dar esa reacción positiva a los problemas económicos que venimos arrastrando, que nos vamos quedando atrás lentamente, pero de forma continua respecto a Estados Unidos y respecto a otros países que están avanzando más rápidamente que nosotros.
"Europa necesita un Tesoro para poder aumentar el gasto a escala europea y eliminar la unanimidad en la toma decisiones sobre impuestos. Tenemos cuasiparaísos fiscales"
Gran parte de ello implica cesión de soberanía por parte de los Estados. ¿Los ve en esta dinámica?
La cesión de soberanía la venimos practicando desde que empezó la integración europea y esa soberanía no se la llevan otros, nos las quedamos nosotros, pero para ejercerla en común en las instituciones europeas. En las cesiones de soberanía, siempre hay que preguntarse ¿para qué? y ¿por qué? ¿Qué queremos con una mayor integración europea en los mercados de capitales, por ejemplo, que haya un mercado único de capitales? Pues queremos precisamente capturar el ahorro que se nos va fuera, 300.000 millones al año a Estados Unidos para que los Estados Unidos tenga más capacidad inversora que nosotros y desarrollan de forma más rápida las tecnologías que nosotros necesitamos. Es algo que va en nuestro interés. Ahora tenemos, por ejemplo, la discusión en materia de defensa y seguridad, por la guerra de Ucrania. ¿Conviene coordinar mejor nuestras industrias de defensa o preferimos no coordinarnos, gastar mucho, pero gastarlo de manera bastante ineficaz y comprar armamento a Estados Unidos cuando necesitamos más armamento? A mí me parece que esa resistencia a ceder soberanía para la coordinación de las políticas de defensa es bastante ineficaz. O esa resistencia, que venimos viendo desde el inicio de la crisis financiera anterior, a poner en común los sistemas de garantía de depósitos de nuestro sistema bancario. Tenemos ahora a nuestros bancos bien, capitalizados y reestructurados, pero siguen teniendo barreras que les impiden ser más solventes, fuertes y eficaces, poder compartir sus recursos de manera más racional y poder canalizar ahorro europeo hacia las inversiones europeas. Tenemos resistencias en el sector de telecomunicaciones, donde los países todavía quieren mantener su regulación nacional de ciertos aspectos de las telecomunicaciones...
Ahí iba. Por eso le preguntaba si ve a los estados en la dinámica de ceder soberanía. En España estamos luchando por el control de Telefónica, de Naturgy, de Talgo... Nada distinto, por otra parte, a lo que ocurre en Francia o Italia en estos sectores llamados estratégicos.
Se puede hacer una larga lista de casos, sí. Los estados dicen ‘tenemos empresas más pequeñas que las americanas o que las chinas, nuestros principales competidores en el mundo. Bueno, pues vamos a concentrar, aquí, nuestras empresas, dentro de cada país’. Y eso es en perjuicio de los ciudadanos de cada país, porque hay menos competencia y, en paralelo, todavía manteniendo barreras para que no haya fusiones transfronterizas. Pero entonces quienes pagamos el pato somos los ciudadanos de cada país, que tenemos menos competencia y con industrias más pequeñas y, por lo tanto, menos capaces de competir a escala global. Y las empresas dicen ‘déjeme que me fusione aquí porque usted necesita campeones nacionales’. No, no, necesitamos campeones europeos, pero que no ahoguen la libertad de elección, que jueguen la liga europea. Ahí sí estoy de acuerdo, no en el fútbol, con Florentino Pérez: necesitamos una Liga Europea.
"Los países de Europa que tienen más gasto social y más presión fiscal son los más competitivos, los más ricos y donde más feliz vive la gente"
Hablaba antes del ahorro y las inversiones que se marchan a Estados Unidos. Si algo echo en falta enel informe Letta es que no se habla de la unión fiscal o, si lo prefiere, de una armonización fiscal. Y se dan situaciones en la UE de dumping fiscal e, incluso, de paraísos fiscales.
Cuando hablamos en Europa de unión fiscal no es solo una unión de los tributos. Básicamente unión fiscal en la jerga europea, es la capacidad de tener un Tesoro europeo que emita deuda en nombre de todos los europeos, para que haya políticas fiscales anticíclicas. Cuando en la economía europea nos acercamos a una recesión, debería haber un instrumento para poder aumentar el gasto, pero a escala europea, en un mercado único que funcione como tal. Y sí, armonización fiscal no tenemos más por una sencilla razón, porque las decisiones en materia de impuestos todavía hay que tomarlas por unanimidad. Y eso no es eficiente y no es justo desde el punto de vista del principal papel de los impuestos, según los manuales de economía, que es el redistributivo. Un solo país, por pequeño que sea, puede bloquear cualquier decisión que avance en materia de integración tributaria. Y es evidente que sería muy bueno tenerla, y además no solo que fuese positiva desde el punto de vista de reducción de desigualdades o del papel redistributivo que deben tener los impuestos, sino para cubrir otro de los papeles de los impuestos, que es la suficiencia. Quien mire el presupuesto europeo se da cuenta inmediatamente de que no es suficiente. Lo es probablemente en materia de recursos dedicados a la política agrícola, con un tercio del total del gasto europeo sustituyendo prácticamente al cien por cien el papel de los presupuestos nacionales de apoyo al sector agrario, que es un sector que necesita apoyo. Otro tercio básicamente va a los Fondos de Cohesión, pero no son suficientes y vemos que por primera vez los fondos Next Generation EU está siendo financiado por deuda. Pero se aprobó por una sola vez y acaba en 2026, veremos si se prorrogará. Hay quien dice que hay que destinar más recursos a apoyar la transición energética, otros que a la ampliación de la Unión Europea... .¿De dónde va a salir ese dinero? Porque, a la vez, los países están muy endeudados, empezando por la segunda economía europea, que es Francia, siguiendo por la tercera, que es Italia, siguiendo por la cuarta, que es España. Si están muy endeudados, ¿cómo se van a endeudar más? ¿De dónde van a financiar su contribución? ¿Quién piensa en cómo financiar eso y no financiarlo más en unos países -los más ricos y los más potentes económicamente- y menos en los demás, sino de manera europea, de manera coordinada y cohesionada? Cualquier política europea no puede generar más desigualdades en Europa, tienen que disminuir las desigualdades, no sólo las sociales, sino también las territoriales. Eso es lo que está encima de la mesa. Ahora, ¿se va a suprimir la unanimidad para adoptar decisiones en materia de impuestos? Es difícil, no digo que sea imposible pero es difícil. Protegidos por esa unanimidad en la toma de decisiones en materia de impuestos hay cuasiparaísos fiscales que nos generan discriminaciones a los que no lo somos.
A menudo se contraponen todos estos retos de los que estamos hablando a nivel económico con el gasto social de la Unión Europea, que representa el 6% de la población, el 14% del PIB i el 40% del gasto social mundial. No hay dinero para todo, se escucha. ¿Cree que peligra el estado del bienestar europeo?
Los países que tienen niveles de gasto social más elevados en Europa son los países más competitivos y son los más ricos dentro de la Unión Europea. Es un argumento que no es veraz. Yo no digo que haya que tener vigilado el gasto público, por supuesto, porque no se puede ignorar el papel que juega el gasto público en determinados momentos de ciclo económico, ni se puede tener una política de avestruz y mirar hacia otro lado cuando se tienen niveles de endeudamiento muy altos. Pero contraponer el estado de bienestar con el gasto social me parece que no aguanta ni 10 minutos de discusión. Ponemos el ejemplo de los países más avanzados del mundo en materia social, que son europeos y el papel de países con mayor nivel de presión fiscal, que son europeos, y son a su vez, los países más productivos, más competitivos y donde más feliz vive la gente.
¿Por qué a la gente no le alcanza? A nivel agregado los datos macro son muy buenos, especialmente en España, pero a mucha gente le cuesta llegar a final de mes, no le alcanza para la cesta de la compra, para una vivienda digna... Cuando analizamos los datos per cápita, esta bonanza no se ve reflejada. Usted mismo ha dicho en alguna ocasión que nos estamos empobreciendo. ¿Qué falla?
Sí, es verdad. Pero el ‘per cápita’ en España tiene elementos que yo creo que dentro de 10 años van a ir desapareciendo y van a permitir a España crecer mucho más en términos per cápita, justamente. Uno, porque el esfuerzo inversor que nos estamos permitiendo y que nos vamos a permitir durante los próximos años gracias a los fondos Next Generation se va a notar en el futuro: va a mejorar nuestra productividad, va a mejorar nuestra competitividad más de lo que ya ha mejorado, aunque hay que aplicar después políticas para que esta mejora llegue a la gente. Por lo tanto, más inversión es imprescindible, sin duda. Y es verdad que para eso hay que prestar atención al nivel de endeudamiento, que nos interesa ir reduciendo, pero gradualmente, como hay que hacer bien las cosas en economía. Esos ajustes brutales ya sabemos lo que dan de sí, lo hemos comprobado en nuestra propia piel hace no tanto tiempo, con la crisis financiera. Y segundo, en el ratio per cápita del PIB, la renta o lo que sea, influye el enorme aumento de población que está teniendo España. Y eso es un activo que tenemos y que vamos a seguir teniendo en el futuro. Vamos a superar dentro de poco los 50 millones de habitantes. Y eso, cuidando bien a esa población, a los que vienen a trabajar y a vivir con nosotros, o sea dándoles condiciones de vida dignas y formación y capital humano suficiente, yo creo que es un enorme activo. Tenemos un problema demográfico, pero ese flujo de población nueva que estamos recibiendo nos está permitiendo aumentar nuestro potencial de crecimiento, aunque en términos per cápita todavía no tiene un impacto positivo, pero lo va tener sin duda.
"En España tenemos sueldos muy bajos. Da vergüenza escuchar a los jóvenes qué salario les están ofreciendo"
Trabajamos más gente que nunca, más de 21 millones de personas, pero sigue sin alcanzarle a muchos, especialmente los jóvenes.
No les alcanza porque en España tenemos sueldos muy bajos. En parte es consecuencia de la productividad y en parte es consecuencia de que hay que hacer un esfuerzo de mejorar el capital humano y aumentar la formación mayor del que estamos haciendo. Veo que en Madrid y en Catalunya, las dos comunidades más potentes económicamente, siguen quedando puestos de formación profesional que no se ofrecen, habiendo una demanda de jóvenes que quieren esa FP, sabiendo que necesitamos mucha más y mejor FP y que es una vía de empleabilidad más accesible que muchos puestos que son demandados por jóvenes que tienen un grado universitario, pero para los que no hay demanda.
¿Cómo ve la situación en España a nivel económico?
En estos momentos muy bien. Estamos teniendo unos resultados mejores de los que pensábamos. Creo que, por ese aumento de población y de recursos que estamos recibiendo para nuevas inversiones, si no hay un incidente de recorrido de una crisis financiera o un incidente que afecte a la seguridad y a la confianza de los agentes económicos, esto puede seguir. Tenemos instrumentos para permitir avanzar a la economía española, aunque eso no quiere decir que no tengamos problemas.
¿Qué problemas?
El endeudamiento público. Han estado los tipos de interés muy bajos, aunque hayan aumentado en los últimos dos años. Ahora el BCE ha decidido la primera bajada y debe hacerlo con prudencia. Igual que los subió de manera muy rápida, ahora creo que los va a ir bajando con prudencia, porque todavía la inflación no la hemos dominado del todo. Tenemos un mercado de trabajo con 21,3 millones de personas empleadas, fantástico dato, impresionante, pero seguimos teniendo la tasa de paro más alta de Europa: la tasa de paro de hombres, la tasa de paro de mujeres, la tasa de paro de jóvenes... casi el doble de la tasa europea. En parte, eso tiene que ver también con ese aumento de población, pero tenemos una incapacidad en la economía española de generar el empleo que necesitamos. Y cuando va bien la economía en general, como ahora, sube la gente que quiere ir a trabajar y entonces sube la cifra de paro, pero el sistema productivo español no es todavía capaz de ofrecer todos los empleos que se demandan. Incluso hay gente que está empleada pero que le gustaría aspirar y tener un empleo de mejor calidad porque tiene formación suficiente para ello. Estamos despilfarrando recursos humanos cualificados. Deuda y empleo. Son nuestros nuestros talones de Aquiles.
¿Comparte las políticas económicas de los últimos años de los gobiernos de coalición de Pedro Sánchez con Podemos y Sumar?
Las políticas económicas de Podemos no sé muy bien cuales son. Las políticas económicas de los Gobiernos de Pedro Sánchez...
Bueno, estábamos hablando de empleo, cuya responsable es Yolanda Díaz.
Bueno, sí, la reforma laboral que encabezó ella está muy bien y está dando buenos resultados. No es suficiente para resolver ese problema que tenemos de formación, de cualificación de los recursos humanos y de crear incentivos para generar empleos de mejor calidad. Está mejorando la estructura productiva desde el punto de vista de las ofertas de empleo, son de mejor calidad, pero todavía queda mucho camino, hay que hacer más cosas.
¿Qué cosas?
Yo, que fui ministro de Trabajo hace muchos años, entonces ya se lo decía a mis colegas de Economía y de Industria cuando las cosas iban muy mal en el mercado de trabajo, con un destrozo que heredamos del pasado, de los últimos años del franquismo y de los primeros gobiernos de la UCD. El trabajo se tiene que ofrecer con mejor calidad, de manera más sostenible, con mejores salarios, y con instrumentos que van más allá de los que están en manos de un ministro o ministra de Trabajo. Como todo lo que hemos estado hablando de la FP, eliminando barreras para que las empresas pequeñas pierdan el miedo a crecer con medidas tributarias, con políticas de vivienda, otro ejemplo, para aumentar la calidad de vida de los jóvenes, que es miserable en muchos casos, no sólo por razón de la precariedad en el trabajo o del microsalario que se les ofrece a muchos jóvenes. Da vergüenza escuchar a los jóvenes qué salario les están ofreciendo. Me sorprende todavía que no haya una toma de conciencia mayor, más profunda y más generalizada, por el nivel de empleo en España, todavía más bajo de la media Europea. Debería haber una preocupación mayor por la explotación de los jóvenes, o de los inmigrantes, o de las mujeres, que tienen unas condiciones de trabajo que no son dignas de un país avanzado y que no hay suficiente capacidad por parte de interlocutores sociales para concentrarse en las causas por las que todavía tenemos esa situación, a pesar, como usted dice, de unos ritmos de crecimiento muy buenos y a pesar de una reforma laboral que está aumentando mucho el número de empleos.
Opa del BBVA al Sabadell: "La competencia del sector en España no debe ser muy elevada cuando ha tenido congelados los tipos de los depósitos"
Como excomisario de Competencia y bilbaíno, ¿qué le parece la opa del BBVA sobre el Sabadell?
El otro día hablaba yo en privado con un alto ejecutivo de un banco que no es ni del BBVA ni del Sabadell y me decía que el grado de concentración bancaria en España es verdad que ha subido, desaparecieron no sé cuántas cajas con la crisis financiera, etc. aunque no somos los líderes en Europa, puesto que hay países con mayor grado de concentración derivado de la reestructuración bancaria de la crisis financiera. Pero mi impresión es que, y a los resultados me remito, la competencia del sector bancario en España, no debe ser muy elevada cuando ha tenido congelados los tipos de los depósitos a niveles prácticamente cero comparados con la evolución en otros países europeos. Allí han aumentado mucho más cuando las vacas gordas han engordado los balances de los bancos con la subida de tipos de interés, no solo en en los mercados sino del BCE, que les sigue pagando y que son un auténtico negocio.
Pero esto no se lo debería haber dicho el banquero.
El banquero lo sabe, pero él me decía que si miras el Índice de Herfindahl [es una medida, empleada en economía, que informa sobre la concentración económica de un mercado o, inversamente, la falta de competencia], ni siquiera en Catalunya una fusión BBVA-Sabadell sería considerado un sacrilegio desde el punto de vista de la competencia, porque CaixaBank, por ejemplo, tiene una concentración mayor en Catalunya. Pero claro, el BBVA adquirió muchas cajas, el Sabadell hizo las suyas en otros lugares, País Valenciano, antes en Asturias, en Galicia... y, por lo tanto, la competencia no va a mejorar, sino que probablemente puede sufrir algo. Vamos a ver lo que dice la CNMC y al final, la última palabra, según una ley que hizo el Gobierno Rajoy, sí la tiene el Gobierno, y la penúltima la tienen los accionistas, claro.