Con sentido crítico, las ideas claras y con un gran interés por los datos, Laura Anne Edwards (Gainesville, Florida) es experta en innovación y apasionada por la sostenibilidad, el clima y el open data. Forma parte del Subcomité de Tecnología e Innovación para Asociaciones Público-Privadas del Departamento de Estado de los Estados Unidos y es miembro datanaut de la NASA. Actualmente, es consultora de datos y mentora, trabajos que compagina con Data Oasis, un centro de recursos de datos abiertos que fundó hace un tiempo para acercar los datos a la ciudadanía. Crítica en muchos aspectos, Edwards defiende en ON ECONOMIA en el marco del Deep Tech Barcelona que los europeos están mucho más alfabetizados en datos que los ciudadanos de los Estados Unidos.
¿Qué o quiénes son los Datanauts?
Datanauts fue un programa muy interesante que ejecutó la NASA. Me contactaron porque buscaban mujeres en el ámbito internacional que fueran científicas, activistas o artistas de datos. Me invitaron y vi cómo funcionaban y se organizaban desde dentro. Me dieron acceso especial a los Estados Unidos entre bambalinas, fue una gran experiencia porque descubrí cómo trabajaban los científicos de datos. También me sirvió para ver que en la NASA tienen un presupuesto limitado y que es complicado tener acceso masivo a los datos. Fue como obtener la mejor beca del mundo.
¿Cuándo se empezó a interesar por los datos?
Al principio de mi carrera empecé a interesarme por la energía solar comercial y después di un giro y me centré en la tecnología de los medios y los mismos medios de comunicación. Al cabo de un tiempo volví a las renovables, la tecnología verde y la climática. Me involucré en algunos proyectos e instituciones y uno fue el centro climático de la Universidad de California (UCLA). Allí me pidieron que examinara una propuesta que era sobre el tiempo que hay entre el momento en el cual los científicos descubren alguna cosa y el momento en que los políticos y los responsables públicos se enteran. Me pareció una idea brillante porque el objetivo es acortar este tiempo al máximo, pero vi que el problema era que los datos eran inconexos y que era necesario poner orden. Propuse crear una especie de catálogo para agrupar toda la información. Es muy complicado porque cada especialidad utiliza un lenguaje y unos accesos diferentes, pero con un índice referencial se podría encontrar de manera más sencilla la información más básica.
Desde fuera parece que haya dos espacios, uno para los profesionales y los centros como la NASA y uno para los multimillonarios como Elon Musk. ¿Pueden convergir ambos mundos?
La respuesta breve sería que cada época de exploración ha contado con multimillonarios. El problema es que estos reciben mucha atención, ocupan muchas páginas en la prensa y se les da mucha voz, pero son una parte muy y muy pequeña de la historia espacial. SpaceX de Elon Musk podría ser un ejemplo porque es una empresa grande, pero forma parte de una porción muy pequeña de todo lo que pasa en el espacio.
¿Y la respuesta larga?
Tenemos agencias espaciales, muchas de ellas se unen y forman alianzas con otros países para poder explorar el espacio, para poder instalar satélites y para desarrollar su propia economía espacial. Así pues, pasamos mucho tiempo hablando de quién tendría que tener acceso al espacio y de qué visión del espacio queremos. Obviamente, diría que el espacio no lo podemos dejar en manos de unos cuantos multimillonarios excéntricos, pero calmaría un poco a la población que se piensa que conducen y lideran la economía espacial o la política de una manera drástica, porque no es así. Sin duda, los avances, sobre todo en cohetes reutilizables que SpaceX ha desarrollado, han cambiado el juego y la economía para todo el mundo, pero no se puede olvidar de que lo hizo con el dinero que le proporcionó la NASA.
Tras el desastre del Challenger, la NASA decidió externalizar los proyectos más arriesgados
¿Hay buena relación entre las administraciones públicas y las privadas en este campo?
Desde el desastre del Challenger, un accidente espacial en el cual murieron los siete miembros de la tripulación al desintegrarse la nave en pocos segundos, la NASA se ha vuelto más cautelosa y hace años decidió externalizar los proyectos más arriesgados. Una empresa privada es más tolerante al riesgo que una empresa pública, a pesar de que estas primeras sean financiadas de una manera muy transparente por el gobierno. Cuando la ciudadanía piensa en el turismo espacial de la gente rica, piensa en las 5 o 6 empresas que están intentando lanzar cohetes y llevar personas al espacio. Pero no podemos olvidar que con estas compañías el resto podemos aprender mucho, porque necesitamos muchas pruebas y estas personas están dispuestas a hacerlas, y sobre todo, a pagarlas. Así que empresas privadas como la de Elon Musk están ayudando y son esenciales para impulsar y avanzar en el campo aeroespacial.
Porque no podemos olvidar que es muy caro.
Y, aun así, cada vez es más barato. En parte porque cada vez hay más vuelos. Y es importante que tengamos más de una manera de llegar al espacio con más de un tipo de tecnología. ¿Verdad que aquí en la tierra no tenemos un único vehículo? Pues también hacen falta diferentes vehículos en el espacio, y eso vale dinero. Y hay que desmentir algunas teorías, ya que la gente se piensa que solo las personas más ricas van al espacio y que, de alguna manera, eso impide que las personas no millonarias no puedan ir y que solo sea una cosa exclusiva para ellos, porque eso es totalmente falso.
Más allá de la NASA, también es fundadora y trabajadora en Data Oasis. ¿En qué consiste?
Data Oasis es un índice y un centro de recursos global para archivos de datos abiertos y mejoras prácticas. En concreto, es una solución para el problema del almacenaje de datos y lo que hacemos es organizarlos. Trabajaremos con equipos multidisciplinares y, en su momento, decidí crear una biblioteca de referencia de la mano de la inteligencia artificial para que no solo hubiera referencias, sino que también fuera posible encontrar documentos antiguos. Es como un catálogo de la biblioteca, que es diferente de una búsqueda en el Google porque puedes encontrar cosas que están relacionadas, información adyacente y más profunda. Lo más parecido sería Wikipedia, donde millones de personas contribuyen, pero solo unos cuantos pueden actuar como editores. Hay máquinas, colaboración abierta y distribuida y personal editorial trabajando con todos los datos. La combinación de los diferentes agentes crea este recurso que todo el mundo conoce y utiliza.
Con esta herramienta puedes ahorrar mucho tiempo.
Esta es la idea. Así las personas saben dónde encontrar la información, saber quién es el propietario y su formato. Pensamos, por ejemplo, con la gente que está investigando la cura del cáncer de mama y las subvenciones que recibe. Como más dinero llegue y más fácil sea acceder a él, más cerca estaremos de encontrar soluciones. Pues lo mismo pasa con los datos. Me parece una locura que todavía no exista un sistema que englobe toda la información sobre un tema. Me encantaría construirlo y creo que, generacionalmente, la gente joven tiene que implicarse en este cambio de era y de sistemas de investigación.
Ha hablado de los trabajadores más jóvenes. ¿Cómo ve el talento y las nuevas generaciones?
Creo que hay mucho talento y que se tiene que explotar porque soy de las que piensan que todos tenemos nuestro rol y papel a ejercer. De hecho, considero que los europeos nos han pasado la mano por delante a los americanos en algunos aspectos, como en el ámbito de la regulación, porque han tenido una legislación y una política de privacidad muy agresivas en este aspecto. En realidad, es una forma de educar a las personas sobre cómo utilizar internet, sea para detectar manipulaciones o para mantener la privacidad de los datos. Considero que los europeos están mucho más alfabetizados en datos que los ciudadanos de los Estados Unidos. Además, aquí contais con muchos sistemas y recursos públicos como puede ser la Agencia Espacial Europea, que es un portal de datos masivo, y es mucho más moderno que la NASA, que dispone de unos sistemas antiguos y heredados.
La NASA hace más de 30 años que usa la IA
Pero la NASA fue de las primeras agencias en aplicar la inteligencia artificial.
Sí, hace más de tres décadas que la usa, pero hay que tener en cuenta que hay dos grandes categorías de IA: los modelos computacionales y los modelos extensos de lenguaje. Para los ciudadanos la inteligencia artificial es una cosa relativamente nueva, pero hace años que se utiliza. La IA ha hecho posible que podamos contar las estrellas del espacio o mirar grandes cantidades de datos, unos atributos que a los humanos les hubiera costado años. De todos modos, para la ciudadanía es una cosa relativamente nueva y justo es el comienzo. Por eso creo que hace falta mucha formación y nuevos aprendizajes, porque estas tecnologías que se aplican en el espacio pueden dar respuesta a retos globales como la lucha contra el cambio climático o la gestión de recursos como el agua.
También está involucrada en la Iniciativa Espacial de Oxford. ¿En qué consiste?
Esta iniciativa tiene la misión de fomentar la investigación en ciencias sociales relacionadas con el espacio. El objetivo es examinar qué formas de gobernanza, tanto empresariales como políticas, son necesarias para afrontar el momento y qué voces más allá de la ingeniería, la aeroespacial y la defensa pueden resaltar el sector. Por lo tanto, tenemos la misión de mirar al espacio desde una lente política y económica para poder trabajar de la mano con ingenieros, políticos y el resto de agentes. Todavía faltan regulaciones y hay que crearlas, sin dejar de lado las cuestiones éticas. ¿Quién tendría que tener acceso al espacio? ¿Cómo estamos difundiendo la tecnología espacial de manera más equitativa por todo el mundo? ¿Cómo incorporamos los diferentes agentes a la comunidad espacial? Todas estas cosas forman parte de la cuestión de las ciencias sociales, y por eso me gusta tanto el proyecto de Oxford y quiero que la gente se implique.
¿Hay mucha gente implicada?
Hay mucha, pero siempre es interesante que se implique más gente. La sociedad no se da cuenta de ello, pero pueden ayudar a cambiar el paradigma. Es una pequeña industria que tendrá un gran impacto. En el caso de la minería, por ejemplo, no podemos cambiar demasiado las cosas, en cambio, con el espacio prácticamente está todo por descubrir.
¿Llegará una gran revolución en el espacio?
Después de la Segunda Guerra Mundial hubo una especie de coexistencia entre la industria y las administraciones en el campo de la aviación y fue un gran cambio. Con Elon Musk volvemos a ver este cambio o revolución. Él quiere ir al espacio con mucha gente. La mayoría cree que es una locura, pero es muy interesante lo que propone. Musk tiene una visión y aspira a que los humanos tengan la opción de sobrevivir en Marte. Y no es el único con esta visión. Él está haciendo todo lo posible para asegurarse que sea seguro ir. Y eso sí que sería una gran revolución.