El presidente del Port de Barcelona, Lluís Salvadó, avanza que este año conseguirán el récord en transporte de contenedores, que registra un aumento del 30%, pero "no por una noticia positiva" sino a causa de la guerra en Palestina. Y la actividad de los cruceros también está creciendo, en este caso por la guerra en Ucrania. Precisamente, sobre el modelo de negocio del cruceros, puntualiza que "la apuesta de Barcelona no es cuantitativa, sino cualitativa" por el turismo que genera más valor en la ciudad. Un año y medio después de llegar a la presidencia de la Autoridad Portuaria de Barcelona, reconoce que el proyecto de nuevos accesos está "cumpliendo con el más optimista de los calendarios" precisamente por la buena colaboración entre las diversas administraciones.
A finales de mayo organizan unas jornadas de puertas abiertas. ¿Cree que a los ciudadanos no les interesa el puerto?
Damos la oportunidad de poder acceder a un lugar donde habitualmente no pueden entrar. Hemos detectado interés por visitar el conjunto del puerto de Barcelona. Por eso, programamos unas jornadas de estas características, para explicarnos mejor, para darlo a conocer mejor, de la misma manera que lo hacen los principales puertos del norte de Europa, que tienen una tradición más larga de relación con la ciudadanía. Cabe decir que, de las 1.140 hectáreas, hay 80, las del Port Vell, que son accesibles, que reciben en torno a 25 millones de personas cada año. Por lo tanto, hay una parte que es extraordinariamente conocida y de interés para la ciudadanía, pero al resto, hasta las 1.140 hectáreas, no pueden acceder. Y lo que haremos es abrir las puertas para que la gente pueda visitar el conjunto del puerto durante un fin de semana [del 24 al 36 de mayo].
¿Habrá más jornadas en los próximos años?
El ritmo de inscripciones hace prever que las 16.000 plazas previstas quedarán rápidamente agotadas. Evidentemente, si tiene éxito, la intención es de repetirlas en el futuro porque la idea es que el Puerto de Barcelona sea cada vez más abierto, más accesible.
¿Y para la Copa América de Vela, está todo a punto?
La Copa América empezará el 22 de agosto. En su organización hay varias ramas y, de estas, en la que estamos más implicados es en la preparación de los espacios físicos. De la veintena de obras que se iniciaron, todas se desarrollan según el calendario previsto.
Y continuando con el interés ciudadano por el puerto, ¿cómo avanzan proyectos culturales como el del Liceu del Mar?
Estamos trabajando en los últimos flecos del plan estratégico del Port Vell, que terminaremos este mayo. Y uno de sus ejes es la cultura. En este sentido, trabajamos para que, una vez pase la Copa América, se aprovechen activos por fines culturales. El tema del Liceu es uno de los grandes proyectos. Nuestra función es preparar el espacio, pero quien lo promueve es el patronato del Liceu y, por lo tanto, la decisión es suya. El proyecto está caminando, dando sus pasos y, desde el Puerto y desde el Liceu, estamos haciendo el trabajo necesario para que, cuando su patronato lo considere oportuno, pueda arrancar.
Por cierto, ¿que se hará en la parcela donde se había proyectado el museo del Hermitage?
La decisión del Puerto de Barcelona es que esta parcela también se destine a usos culturales. El objetivo es reforzar la oferta cultural. Trabajamos con la idea de que, una vez pasada la Copa América, se decidirá que se ubica allí. Evidentemente, vamos escuchando propuestas y, cuando llegue el momento, tomaremos la determinación. Mientras tanto, aquella parcela se destina a área de apoyo de la logística de la celebración de la Copa América.
Se ha polemizado a menudo sobre el impacto ambiental que genera el puerto. ¿Realmente, cuál es el impacto?
Una consideración previa: el transporte marítimo, junto con el ferroviario, son los más respetuosos con el medio ambiente. Eso hay que tenerlo presente. La intermodalidad y la lucha contra el cambio climático se conseguirá potenciando los transportes más eficientes por lo que respecta a las emisiones. Pero es obvio que, aunque el transporte marítimo es muy eficiente en emisiones, cuando concentras en un mismo espacio físico 900 escalas, evidentemente, allí se produce una concentración de emisiones significativa. Pero reitero que, a nivel global, es mucho mejor transportar las mercancías por barco que por avión o camión. El objetivo del Puerto de Barcelona es electrificar las instalaciones. Así, cuando las embarcaciones lleguen al puerto, apagarán los motores y se enchufarán a la red eléctrica, de forma que esta concentración de emisiones desaparecerá.
¿Y cuándo desaparecerá?
A partir de julio empezamos este proceso con la apertura del primer OPS, la primera conexión en la red eléctrica de un muelle, en este caso del muelle de Hutchison. Eso significa que, cuando lleguen los portacontenedores, apagarán sus motores y empezarán a funcionar de forma eléctrica. Será la primera terminal de portacontenedores del Mediterráneo en electrificarse. Tenemos alguna experiencia en el Norte de Europa, pero no en el Mediterráneo. Después del de Hutchison iremos poniendo en marcha el resto de puntos de electrificación. El siguiente será el de la terminal de ferris, el más próximo a la ciudad. Este mismo año pondremos en funcionamiento un segundo OPS y, a continuación, llevaremos a cabo el despliegue de una inversión que superará los 180 millones de euros con el objetivo de que, de aquí hasta el 2028-2029, tengamos la parte de ferris, cruceros y contenedores electrificada del todo. Conseguiremos que el impacto ambiental del Puerto de Barcelona, a nivel local, se reduzca de forma sustancial.
Respecto a los cruceros, el año pasado se batió el récord (se superaron en un 13,7% los registros de 2019, de antes de la pandemia). ¿Cómo cree que evolucionará este sector en Barcelona?
Otra consideración: Las guerras han hecho que algunos de los mercados clásicos de los cruceros estén cerrados. El Norte de Europa y el ámbito del Mar Rojo son mercados cerrados y, evidentemente, se ha producido un desplazamiento de la oferta y de la demanda hacia el Mediterráneo Occidental, buscando espacios de refugio. Eso hace que estemos teniendo crecimientos en el ámbito de los cruceros, como también los estamos teniendo en el ámbito de los contenedores por esta coyuntura. Pero eso no significa que el Puerto de Barcelona y el Mediterráneo Occidental crezcan a doble dígito durante los próximos años. Estamos en un momento coyuntural muy determinado, en el que tenemos un crecimiento de cerca del 30% en los contenedores. Este crecimiento no es normal, viene derivado que hay una situación extraordinaria como las dificultades en el Canal de Suez y en el Mediterráneo Oriental. Por lo tanto, estamos ante una coyuntura que hace que el sector del contenedor y del crucero tengan un crecimiento significativo.
¿Qué planes tienen en cruceros?
El objetivo del Puerto de Barcelona en el ámbito de los cruceros es dar un segundo salto. El primer salto vino del acuerdo que se alcanzó con el Ayuntamiento de Barcelona en 2018, un acuerdo que tardaremos 10 años al desplegar, hasta 2027. En este despliegue invertiremos centenares de millones de euros porque desplazaremos todas las terminales de cruceros más próximas a la ciudad hasta 3 kilómetros hacia el sur. Por lo tanto, estamos alejando las emisiones. A finales de 2026 cerraremos la última terminal del Muelle Barcelona y, a principios de 2027, se abrirá la séptima terminal que desplazamos hacia el Muelle Adosado. Con eso acabaremos la primera fase. En la segunda fase continuaremos con la apuesta cualitativa. El Port de Barcelona es líder en el ámbito de los cruceros. Tenemos una posición de privilegio y la apuesta no es cuantitativa, sino cualitativa. Es la de dirigirnos a un turismo de más valor añadido. Eso se consigue con terminales prime, que capten el crucero más pequeño, de más valor añadido. La séptima terminal que adjudicamos ya va en esta línea y la segunda fase del modelo de cruceros de Barcelona evolucionará hacia cruceros no contaminantes.
Hace meses informaron de que convencerían a las compañías para que consumieran menos agua o se proveyeran en otros puntos. ¿Se ha conseguido?
Sí. De forma natural, el mundo de los cruceros se va dotando de desalinizadoras dentro de las mismas embarcaciones. El 80% de los cruceros, los más grandes y modernos, ya tienen desalinizadoras. No es por la sequía en Barcelona, sino porque recorren gran parte del mundo y no en todos los sitios disponen de suministro de agua potable con suficientes garantías. Por lo tanto, ellos mismos han ido desarrollando desalinizadoras. Una vez se entró en fase de emergencia en las cuencas internas de Catalunya, lo que hicimos es transmitir a las empresas que todavía tienen embarcaciones sin desalinizadoras que se proveyeran de agua en otros puertos. En principio, todas las empresas lo entendieron, firmamos un acuerdo con cada una y, desde que estamos en fase de emergencia, no toman agua en el Puerto de Barcelona.
Y hablando de desalinizadoras, la Generalitat acaba de adjudicar una de flotante que instalará en el puerto para proveer agua al área metropolitana. ¿Cuál es la participación del Puerto?
Nuestra función es la de facilitar infraestructuras, la ubicación, los contactos para que todo esté preparado para que cuando esta embarcación llegue al puerto pueda entrar en servicio. En su momento, la Generalitat nos pidió que nos preparáramos para poder recibir embarcaciones, y el hecho de que hemos ganado un poco de tiempo por las lluvias, nos permite que pueda llegar una desalinizadora. Es un proyecto innovador. Hay experiencias en otros lugares del mundo. Es una solución más eficiente, barata y que genera una cantidad de agua más importante [que traerla con embarcaciones].
¿Cómo se conecta la desalinizadora a la red de agua?
Se aprovechan las infraestructuras que se hicieron para la descarga de embarcaciones de agua durante la sequía del 2008. Esta agua se bombea hasta unos depósitos en Cornellà. Toda esta infraestructura ya está preparada, el Puerto y nuestros proveedores han hecho su trabajo.
Tendremos un récord de transporte de contenedores. Y no es una noticia positiva porque es una consecuencia de la guerra en Palestina
El Puerto ha resistido sucesivas crisis. El año pasado incrementó la facturación (+4,4%), pero cayeron los beneficios (-18,5%) y también bajaron las toneladas y los contenedores. ¿Cuáles son las causas?
Eso son datos del 2023. Para este 2024, las previsiones con que trabajamos es que tendremos un récord de transporte de contenedores. Y no es una noticia positiva porque es una consecuencia de la guerra que se está produciendo por la ocupación de Palestina por parte de Israel. Por lo tanto, en este sentido, los grandes resultados que tendremos este año no son una noticia positiva, sino la consecuencia de una mala noticia. En estos momentos, el Puerto de Barcelona intenta dar respuesta a una situación extraordinaria de crecimiento en ciertos ámbitos, como es el del contenedor de tráfico, que supera el 50% y, evidentemente, no hay ninguna infraestructura que, de hoy para mañana, pueda incrementar el 50% de tráfico. Se están generando situaciones complejas a las que nuestros concesionarios y la propia estructura del puerto intentan dar respuesta. Recientemente hemos hecho público el incremento de la plantilla de estibadores en 80 personas, que seguramente no serán suficientes. Por eso, se está trabajando intensamente para poder asumir todo este incremento importantísimo de tráfico, muy concentrado en el transporte de contenedores, que en definitiva es el núcleo duro del negocio.
Un segmento que crece es el de vehículo eléctrico...
El del vehículo eléctrico creció muchísimo el año pasado, en 2023, y, por el contrario, este 2024 está en fase de estabilización. El año pasado hubo un crecimiento importantísimo, especialmente de importación de vehículos eléctricos de países asiáticos, sobre todo de China. Y este 2024 nos hemos estabilizado, pero es obvio que hay una tendencia importadora creciente a nivel global. Europa pasará a ser un continente que igual exportará que importará. Las infraestructuras portuarias y todo el sector marítimo nos estamos adaptando a esta nueva realidad.
¿Qué queda pendiente del plan de inversiones previstas?
Trabajamos con el plan estratégico 2040. Desde ahora hasta 2026, abordaremos un plan de inversiones muy relevante. En el Port Vell, a consecuencia de la Copa América, hay actuaciones acabadas como es la nueva bocana, los tinglados, la mejora de astilleros, la nueva lonja de pescadores. El bus náutico, aunque no es una obra, es una infraestructura histórica que mejora la movilidad dentro del Port Vell. Y este año, impulsaremos la cuarta fase del despliegue del Muelle Adosado. Ya hemos hecho la adjudicación de los recintos del Muelle Catalunya, una inversión de 100 millones de euros. También este año, adjudicaremos los Atraques 34, que es una ampliación de tres atraques nuevos en el Muelle de la Energía, donde nos hemos quedado con muy poca capacidad para dar respuesta al incremento de las necesidades, que también es una actuación de unos centenares de millones de euros. Por lo tanto, este 2024 lanzamos un conjunto de actuaciones que rozarán los 300 millones de euros. Evidentemente, la electrificación es una de las partes sustanciales. Incluye desde la subestación al tendido eléctrico. En este ámbito hay un elemento del que nos sentimos muy orgullosos que es el despliegue de la fotovoltaica. El Puerto de Barcelona será en dos años el primer parque fotovoltaico sobre techo de Europa. Tenemos en estos momentos una primera fase que ya está prácticamente acabada, que es la nave de Decathlon, de 100.000 metros cuadrados, donde ubicamos unos 8 megavatios. Y en torno a esta nave, en todo lo que es el ámbito de las zonas logísticas, desplegaremos sobre techo hasta unos 40 megavatios. Después, sobre edificios internos se planean 40 megavatios más. El objetivo es que, en dos o tres años, generamos en torno a los 100 megavatios de energía fotovoltaica. En el momento en que electrificamos los muelles, necesitamos mucha más energía y queremos que sea verde. Por lo tanto, queremos que el esfuerzo de electrificación vaya acompasado con un despliegue de la energía fotovoltaica.
¿Y la inversión en los accesos?
Como bien sabemos, los accesos ferroviarios son una obra que el Port de Barcelona reivindica desde hace 25 años. En estos momentos estamos en una fase muy optimista, después de décadas en que este tema no ha avanzado. Desde que en 2018 se firma el protocolo y se constituye una comisión de trabajo entre las diferentes administraciones –Estado, Generalitat y Puerto de Barcelona–, hemos conseguido que el proyecto avance muy rápidamente. En pocos días, se adjudicará la redacción de los dos proyectos, la parte viaria y la parte ferroviaria. Y hace 15 días, cerramos un acuerdo entre todas las administraciones sobre cómo financiar los 730 millones de euros que costará la obra. El Port de Barcelona pondrá 200 millones de euros y el resto lo financiarán otras administraciones. Este acuerdo tiene forma de convenio, todavía se debe tramitar, pero está cerrado y se hizo público con el ministro. Este 2024 estaremos redactando los proyectos básicos. Tendremos el convenio aprobado y, por lo tanto, estamos hablando de una obra estratégica que se desplegará hasta el año 2032 con una inversión importantísima que nos permitirá dos grandes objetivos: por un lado, sacar los camiones de la ronda litoral, y por otro, incrementar nuestra competitividad en el ámbito ferroviario. Eso significa una reducción del impacto ambiental del transporte que se genera en torno al puerto de Barcelona.
De todos los escenarios sobre los accesos al Puerto, en estos momentos nos encontramos en el más optimista
Por lo tanto, ¿ha mejorado la colaboración del gobierno central?
En este proyecto hay un trabajo muy leal, un acuerdo absoluto entre las diferentes administraciones –Generalitat, Estado y Puerto de Barcelona–, con un trabajo técnico extraordinario que ha permitido que un proyecto de una complejidad enorme, en una zona de una altísima densidad de infraestructuras, salga adelante. A consecuencia de estr buen entendimiento, de este diálogo y de este trabajo discreto y silente se está avanzando en el proyecto, cumpliendo el más optimista de los calendarios. Lo tenemos que reconocer, ya sabemos que no siempre es así en las grandes infraestructuras en Catalunya, o bien porque el Estado no lo prioriza, o bien porque nos discutimos internamiente sobre cómo tienen que ser las cosas, pero, en este caso concreto, se ha avanzado. De todos los escenarios, en estos momentos nos encontramos en el más optimista, siendo conscientes que la planificación y desarrollo de la obra llega al 2032. Estamos hablando de una obra estructural de un impacto importantísimo y que todavía tardará unos cuantos años en acabarse.
El Govern ha presentado una propuesta para aumentar la capacidad del aeropuerto del Prat sin alargar la pista más próxima al mar. ¿Realmente, eso bloquearía el desarrollo futuro del puerto?
Lo que planteamos desde el Puerto de Barcelona es que para vestir a un santo no desvestimos otro. Hoy tenemos problemas relevantes para dar servicio a las embarcaciones mayores, que precisamente son las del futuro y las más eficientes ambientalmente. Tenemos dificultades para operar las embarcaciones mayores por la falta de altura de nuestras grúas, que hace que tengan que pasar por otros puertos para realizar una descarga previa. ¿Eso por qué pasa? Porque las grúas que tenemos autorizadas son de 80 metros de altura y necesitamos ir hacia grúas de 90 metros. No se nos autorizan porque interfieren con la seguridad aérea. Lo estamos trabajando. Existe una colaboración muy constructiva entre las diferentes administraciones. Hay un preacuerdo para pasar de los 80 a los 90 metros teniendo en cuenta el aeropuerto actual. Sobre el debate del futuro aeropuerto, como Puerto de Barcelona no nos posicionamos, la única cosa que planteamos y que decimos es que, de la misma manera que cuando se hace la planificación se tienen en cuenta a los vecinos de Gavamar o los espacios ambientales, también tienen que tener presentes las necesidades del Puerto de Barcelona para que una ampliación no nos afecte negativamente.
¿Eso es posible?
Somos conscientes de que es una ecuación compleja. El Puerto necesita grúas de ayor altura porque las embarcaciones cada vez son mayores. Hace 20 años, llevaban 10.000 contenedores, y hoy transportan 24.000. Eso significa embarcaciones más largas y que apilan más alto. Necesitaremos grúas de más altura y calados más profundos. El Puerto trabaja para dar respuesta.