En un terreno, el energético, donde las grandes empresas y patronales tienen muchos altavoces y aun así las renovables encuentran una fuerte oposición en el territorio, las voces de los académicos cobran gran importancia para tomar perspectiva. Quizás por eso, la economista especializada en energía Mar Reguant (Súria, 1984), ha recibido el Premio Nacional de Recerca al Talent Jove. Doctora en Economía por el Massachussets Institute of Technology (MIT) y licenciada en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la investigadora del ICREA, del CSIC, participó en el grupo de trabajo sobre retos económicos del cambio climático que encargó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que pidió cambiar la parte que decía que la energía nuclear no tenía futuro por un "quizás", tal como explica la académica en entrevista en el plató de ON ECONOMIA. Defiende las renovables, pero fiscaliza a las empresas que las promueven. 

Catalunya tiene un bajísimo porcentaje de la electricidad cubierta por renovables (15%), en contraste con España que avanza muy bien y llega al 57,6%. ¿Tiene que afectar a la economía?
Sí, renunciar a las renovables es una mala decisión climática, porque es contraria a las recomendaciones que tenemos para descarbonizar la energía, pero también económica. Estás renunciando a una energía que hoy en día es, en particular en la península Ibérica, muy barata y limpia.

¿Afecta a la industria?
Sin duda, hay industrias que reclaman permisos para poder tener la garantía de energía barata y, si no lo consiguen aquí, irán a otra parte. Si no queremos las placas aquí ni las líneas que traigan energía de Aragón, renunciamos a energía más limpia y más barata. 

 

 

Es interesante que mencione Aragón con la línea de Muy Alta Tensión que tiene que venir de Aragón. ¿Realmente es tan mala noticia?
Es más caro porque estas líneas de alta tensión valen dinero, y tiene impacto ambiental también. Aragón no creo que nos deje de enviar energía, como podría pasar con Putin y el gas, o sea, que no se trata de un tema de seguridad como puede existir en Alemania con el gas natural, pero es más caro de traer y evacuar esta energía es más difícil. En Catalunya, ni siquiera la red está pensada para poner renovables. Hay tantos límites para hacer parques, que allí donde se puede tampoco no puedes evacuar aquella energía. Entonces, es una pena que gastemos el dinero de la inversión en conectarlo a fuera, en vez de mejorar la red eléctrica e instalar aquí. Ahora mismo es un guirigay y no hacemos nada.

¿Y de quién es la culpa?
Es difícil atribuir responsabilidades, porque son compartidas. Catalunya es un territorio más denso que otros lugares de España y la oposición social es muy elevada. Pero el retraso administrativo es peor que en otras comunidades, con una burocracia y unos permisos especialmente lentos. Las empresas no quieren venir porque si consiguen el permiso para conectarse, quizás al final no les aprueban el plan urbanístico municipal o incluso si se lo aprueban, la gente se queja. Encuentran tantos obstáculos que se marchan a otro lugar.

Las empresas no quieren hacer renovables en Catalunya porque hay más obstáculos

¿Jugamos con desventaja en la reindustrialización?
Sí, ahora vemos como tecnológicas y centros de datos se van a otros lugares, aunque centros de datos importantes se ha aprobado alguno en Catalunya. Parece que los coches eléctricos como Chery y semiconductores como Lotte sí que vienen a Catalunya, pero se dan casos de empresas que querían venir y no lo hacen porque no les aprueban la instalación de placas fotovoltaicas.

Entrevista Mar Reguant / Foto: Carlos Bagrietto

¿Qué papel tiene que tener la eólica marina en Catalunya?
Yo creo que es más importante que en ningún otro sitio, porque nos hacen falta más renovables y tenemos menos espacio terrestre, pero la oposición vuelve a aparecer. Yo el futuro lo veo negro porque no se quiere hacer. La eólica marina es muy limitada porque solo hay viento bueno en el Empordà y, a pesar de eso, no se quiere aprovechar. La misma planta eólica puede servir de conexión con Francia, que por los Pirineos es difícil de cruzar. Las nucleares hacen el 40% de la electricidad que consumimos y cuando las cierren, que les queda poco, si no has querido hacer eólica marina, no has querido hacer placas y no has querido hacer parques eólicos, no sé cómo lo harán sumar.

¿Cuál es su posicionamiento sobre las nucleares?
A estas centrales ya les toca cerrarlas. Me parece bien que las acaben de exprimir, pero no les queda mucho para dar. Incluso ignorando lo que es tener una bomba de relojería al lado de casa, no salen los números porque las renovables son más baratas. Esto lo dijimos en el informe que hicimos para Macron y no le gustó nada, nos hizo cambiar el informe para decir que quizás pintaba mal, pero que quizás la nuclear tenía futuro. 

 

 

 

El presidente Macron nos hizo cambiar un informe para decir que quizás la nuclear tenía futuro

Uno de los sectores más importantes para electrificar es el automovilístico. ¿Por qué va tan tarde Europa?
La industria automovilística es uno de los grandes sectores puntales en Europa que todavía tenían mucho peso, pero han hecho muy poco los deberes. No se ha apostado por el vehículo eléctrico y cuando se ha apostado por el vehículo eléctrico se ha apostado por un vehículo de gama alta que la gente no puede pagar. Entonces es natural que la gente quiera coches baratos y también baratos de conducir, que no sean tan grandes ni lujosos. La industria automovilística, para protegerse, ha ido retrasando la electrificación apostando por la gama alta eléctrica. Y ha quedado obsoleta.

Europa aprobó hace unas semanas de poner aranceles a la importación de coches eléctrico chinos para proteger los suyos. ¿Servirá?
Estoy un poco escéptica de si serán de mucha utilidad los aranceles. Ya pasó un poco con las placas solares: si hay alguien que hace coches muy baratos que encima son mucho más limpios, la gente los querrá comprar y entraremos en este baile de si los dejarán entrar o cuándo empiezan a producir uno así en Europa. Coches seguiremos teniendo, pero el modelo de cuánto más grande mejor no funciona, porque la gente no lo puede pagar.

Esta frase conecta con una parte importante del ecologismo y, más pequeña, de los economistas, que defienden que hay que decrecer. ¿Está de acuerdo?
Creo que se ha crecido mucho, pero es difícil decir que algunos sectores de la población están mejor que antes. De hecho, en los Estados Unidos la desigualdad es enorme y aquí los índices de pobreza, de obesidad infantil, de malestar, la calidad de la sanidad no están bien. No podemos decir bien contentos que las cosas mejoran y todavía menos que mejoran para todo el mundo. Crecemos, pero no de una manera inclusiva. Hay quien le dice decrecer, yo le digo crecer mejor, y hay margen para hacerlo y replantearnos objetivos.

Entrevista Mar Reguant / Foto: Carlos Bagrietto

¿La transición energética que vivimos reactivará la economía y nos hará vivir mejor?
Yo creo que sí, que es una oportunidad. Europa siempre ha sido pobre en recursos energéticos y como somos pobres en recursos energéticos, estamos haciendo los deberes un poco antes que el resto. Los Estados Unidos está al frente del combustible fósil y han sido los grandes ganadores de esta revolución tecnológica. En el Reino Unido había el carbón y allí estaba la Revolución Industrial. Dentro de Europa, tenemos un recurso privilegiado en el estado español, que es el sol, que sumado al ecosistema universitario de investigación nos hará mejorar tecnológicamente y tener una energía más barata.

¿Cuánto tendría que pagar el ciudadano por la luz con las renovables ganando peso? ¿Algún día se pagarán cero euros?
Se tiene que estudiar quién se queda los beneficios de la energía barata. Durante la crisis de Ucrania hubo alguien que ganó mucho dinero, porque teníamos energía renovable muy barata y el precio de la energía era carísimo, pero no fueron los consumidores. También vemos que quien puede poner placas fotovoltaicas o una bomba de calor para estar mejor en verano y en invierno son las rentas altas. Hace falta que estos avances se trasladen a rentas más bajas que tienen viviendas más precarias, con contratos con las eléctricas que a veces no son justos. Las comunidades energéticas son una vía. Pero el precio tendría que bajar para todo el mundo, no a cero, porque se tiene que pagar la placa.

¿Quizás los fondos europeos tendrían que haber ido más hacia las familias vulnerables para que puedan instalar placas, y rehabilitaciones energéticas, más que hacia las empresas?
Los estudios muestran que es muy difícil focalizar los fondos económicos a los consumidores más vulnerables y en los Estados Unidos también pasa. Es muy difícil que estés para acceder a estos fondos o para meterte en una comunidad energética cuando estás pendiente de cómo pagas la luz y consigues los 20 euros de aquel mes. Hay ayuntamientos que tienen iniciativas de trabajar con comunidades de vecinos bloque a bloque, pero es lento. Las familias vulnerables también tienen mucha más movilidad, estás de alquiler en un piso y cuando lo arreglas, al año siguiente te vas porque te suben el precio.

Dejando de lado las inversiones, si solo contamos con las renovables, ¿podemos decir que pronto se tendría que acabar la pobreza energética?
Es difícil de decir, porque el consumo energético en España subirá mucho y la pobreza energética hasta ahora la medíamos con pasar frío en invierno. Pero la pobreza energética ya es también no tener aire acondicionado en verano y la mediremos con la gente pasando mucho calor. La electricidad será más barata, pero no se puede decir que se acabará la pobreza energética.

¿Y cuando se hayan amortizado las inversiones, los precios no pueden caer todavía más?
Siempre hay inversiones a hacer, las redes, reciclar las placas. Ahora, se tiene que ir con cuidado porque es un modelo de negocio que cambia muy rápido. Y empresas que han crecido mucho, como puede ser Holaluz, de golpe han crecido demasiado y es como un Dragon Khan, es normal en industrias nuevas.

¿Las grandes energéticas sabrán cómo salir ganando de la transición?
Tienen una posición cómoda porque lo conocen todo desde dentro. Son los que saben mejor cómo saltar por ejemplo obstáculos. A veces ponemos obstáculos para ir contra el oligopolio, pero como más pones, más oligopolio, porque son los únicos que saben como saltarlo. Pero están enfadados con el mundo, porque su modelo de negocio era quemar petróleo, gas y quemar carbón y ven que se acaba. Intentan replantear el negocio y mantener el gas tanto como puedan, aunque ya contribuye muy poco a la producción eléctrica.

La transición energética y la Agenda 2030 son dos grandes enemigos de los extremistas. ¿Por qué?
Cualquier cambio fuerte a la sociedad, que al principio siempre se adopta desde las clases altas y después va bajando, a su material incendiario para los discursos populistas que distorsionan. La transición energética beneficiará a todo el mundo, las renovables hicieron que los impactos sociales de la crisis de Ucrania fueran más bajos. Algunos beneficios ya los hemos tenido.

Las renovables hicieron que los impactos sociales de la guerra de Ucrania fueran menores

Pero los pequeños pagan más caro, en el caso de las pequeñas empresas y agricultores, la adaptación a estos cambios, por los costes, por la burocracia.
Sí, estoy de acuerdo. Ahora habrá un tema importante con la maquinaria agrícola porque se quiere descarbonizar, lo mismo. Supongo que iremos hacia cooperativas que todavía compartan más el material. Pero siempre quedarán pequeños agricultores, que lo que tiene más sentido es hacer, para los pequeños, algunas excepciones, y alargar la vida de los tractores. Pero la maquinaria eléctrica ya es más barata, aunque hace falta una inversión inicial.

Las regulaciones que se aplican a los europeos, además, no se aplican fuera y eso también atiza los discursos críticos.
Sí, es un tema que preocupa tanto en la regulación ambiental como de cambio climático, que cuando pones regulaciones fuertes, se pueden marchar las industrias fuera. Se habló mucho con el mercado de carbono, que se aplicó aquí en el 2005. Ahora se están poniendo unas tasas en la frontera para intentar nivelar algunos de estos impuestos, pero siempre hay fugas, y aunque digas que la regulación es la misma hay una diferencia.

¿Qué papel tienen que jugar los gases renovables y el hidrógeno verde en la descarbonización?
Creo que se pensaba que jugarían un papel más importante, por ejemplo para camiones, pero se está viendo que será mayoritariamente eléctrico. Será muy importante, especialmente para grandes combustiones industriales y para la industria. Con respecto al biogás, aquí tenemos mucha mierda, de cerdo y de vaca. Y es bueno aprovecharlo, porque este estiércol si no los quemas son peores por el cambio climático.

Hay un debate dentro del sector sobre si los gases renovables servirán también para calentar los hogares.
Eso lo están intentando colar, pero los números no salen por ningún sitio porque no tiene ningún tipo de sentido ambiental ni económico teniendo las renovables y las aerotermias o bombas de calor. Ven otro modelo que se agota y si dicen que harán biogás quizás lo pueden alargar un poco más. La red de gas de ciudad ya no tiene sentido, pero hay ciertos problemas, como se ve en California, dónde muchos edificios están electrificados pero tienen la cocina de gas. La gente está dejando el gas y los que se quedan atrás pagan cada vez facturas más altas. Le dicen espiral de la muerte, porque los hogares que no pueden salir del gas cada vez tienen que pagar más por un capital no amortizado, que si se reparte entre más gente sale a un precio más razonable.

¿Y crees que puede pasar aquí?
Haría falta un despliegue público directamente casa en casa para que no pase una cosa así, quizás al Estado también le vale la pena invertir en tener gente yendo puerta a puerta a hacer subvenciones con el fin de transformar energéticamente las casas, pero no se hace, o no se hace suficiente. Se está haciendo una transición energética basada en los proyectos y no en los ciudadanos.

Se está haciendo una transición energética basada en los proyectos y no en los ciudadanos.

Con el hidrógeno verde está habiendo miles de millones de euros en inversiones y muchas dudas sobre si tendrá tanta utilidad o si el hidroducto se utilizará finalmente por gas natural. ¿Cómo lo ve?
Es importante invertir, pero estoy bastante en desacuerdo con la magnitud del pastel. Yo le daría un poco de pastel al hidrógeno verde porque tiene sentido investigarlo. Solo con la sustitución del hidrógeno gris (en la industria, en el amoníaco, en los fertilizantes), ya descarbonizamos un poco. Pero ya sabemos que el hidrógeno verde son muchas conversiones energéticas y que los números no dan para muchísimas aplicaciones.

¿Por qué genera tanto interés?
Como industria es la más complementaria en el combustible fósil, por el tipo de inversiones y el tipo de tecnología. Entonces, dentro de la industria fósil se ve como una cosa mucho más amable, donde tú ya tienes mucha más experiencia. Y es un poco lobo vestido de ovelleta, que cuelan inversiones en hidrógeno verde para hacer pasar gas natural de toda la vida. Por eso hay lobbing para hacerlo mayor de lo que es.

Hay algunos, como ArcelorMittal, que ya lo están haciendo: prometieron una nueva planta con hidrógeno y la harán con gas con los fondos europeos.
A mí me preocupaba el Barmed porque lo veo como una inversión en gas natural. Y para mí es una de las líneas rojas que le dijimos al Macron: cero dineros públicos en nuevas grandes infraestructuras de combustible fósil. Y aquí se lo están saltando. Dicen que es por hidrógeno verde y no lo tenemos. Si acaban aquella obra y no hay hidrógeno verde, claro que harán pasar gas.

¿Y si eso pasa, si el gas pasa por allí, será un escándalo o no nos daremos casi cuenta de ello?
Esta es la pena, que no, que te la cuelan y ya está, es un poco deprimente con la investigación. Es un poco desesperante.