Durante una charla formativa ante periodistas en la Casa Seat, la economista de Funcas María Jesús Fernández se detiene ante un gráfico. "Siempre intento hablar de ello porque me parece que no le damos suficiente importancia". Se trata del que muestra el mal reparto de los niveles de formación de los trabajadores españoles en relación con los de la Eurozona. Por una parte, con un nivel de sobrecualificación que hace que el 43,7% de los trabajadores tengan título universitario, 5 puntos por encima de la media de la Eurozona (36,9%). Pero si este desajuste tiene al menos un punto positivo, no lo tiene el hecho de que España tenga 12 puntos más que la Eurozona de trabajadores sin formación secundaria (31,9% por 19,9%), como tampoco la falta de profesionales con formación secundaria y profesional, que alcanza el 24,4% por un 43,1%. En entrevista con ON ECONOMIA en la Casa Seat de Barcelona, repasa los principales retos del mercado laboral y de la economía española de cara al año que comienza. 

¿Por qué le parece tan preocupante el nivel de formación de los trabajadores españoles?  
Porque no es propio de un país desarrollado. No es propio de un país desarrollado el elevado porcentaje de población activa con un nivel de formación muy bajo, muy inferior a la secundaria completa. También tenemos un nivel muy elevado de población activa con formación universitaria, una sobrecualificación que habría que ver si es para las disciplinas más demandadas por las empresas. Y en el nivel intermedio tenemos menos gente y eso explicaría que existan problemas para encontrar mano de obra en determinadas profesiones. Además, explicaría el hecho de que nuestra economía esté especializada en sectores de actividad de bajas remuneraciones y bajo nivel añadido. 

Tenemos una sobrecualificación de gente con estudios universitarios que hay que ver si se adecua a lo que más demandan las empresas 

Sin embargo, el estado insiste en que apuesta por la Formación Profesional y en España hay bastantes centros y la educación pública funciona en España. ¿Qué es lo que falla? ¿Tal vez las empresas podrían apostar más por formar a los trabajadores y crear sus propios centros de formación? 
El problema es que en España las empresas son demasiado pequeñas, en comparación con Europa, como para que les resulte interesante participar en programas de formación. Por eso en otros países la formación dual tiene más peso, porque las empresas son mayores. Por tanto, debemos detectar cuáles son las barreras que dificultan el crecimiento de estas empresas. Ayudaría a mejorar la formación, a mejorar la productividad y a resolver otros problemas como el de la inversión. Las empresas serían más productivas y tendrían mayor capacidad para invertir.

 

 

¿Cree que la reforma laboral ha mejorado la calidad del empleo? 
La temporalidad no se ha reducido. Hace poco se ha publicado un informe bastante riguroso y completo que lo demuestra, que se utilizan muchas contrataciones fijas para esa misma temporalidad. Entonces, hay más salidas al desempleo de personas con contrato indefinido de las que había antes, o sea que no ha habido realmente una mejora en la estabilidad del empleo. Puede que haya habido algún grupo que antes encadenaba trabajos temporales de naturaleza permanente y que ahora tengan un contrato indefinido, pero el impacto no está siendo tan relevante. El contrato fijo discontinuo parece que sí que ha sido positivo para facilitar contrataciones estacionales, pero en general no vemos una mejora de la estabilidad en el mercado de empleo, ni que la reforma haya ido dirigida a combatir el desempleo estructural y a generar incentivos para que las empresas contraten más, como por ejemplo menos trabas a la hora de contratar.

En general no vemos una mejora de la estabilidad del empleo relevante por la reforma laboral

En el ámbito macroeconómico, parece que estamos en un momento incierto, en que no sabemos si estamos bien, mal o regular. ¿Cómo ve las perspectivas de la economía española para este año? 
La economía española ha estado creciendo más que la europea y el comportamiento ha sido mejor de lo que se esperaba, aunque en parte se ha alargado el efecto rebote de la pandemia. No hay motivos para esperar una evolución negativa de la economía. Los tipos de interés van a descender, seguramente, y los precios de las materias primas han caído, aunque no al nivel previo a la pandemia. No vemos ningún sector en el que exista una burbuja o nivel de actividad insostenible como sí que sucedía antes de la crisis de 2008. Además, las cuentas de los hogares y de las empresas están muy saneadas y el nivel de endeudamiento es reducido, en España incluso más que en la Eurozona. Es decir, no hay desequilibrios macroeconómicos como para avanzar una recesión y los factores coyunturales son favorables. Pero hay algunos factores preocupantes en España, como la falta de inversión de las empresas. 

Entrevista a María Jesús Fernández, economista de Funcas. Fotografía: Carlos Baglietto

¿Por qué se da?
Es difícil entender las causas, porque en España las circunstancias son más favorables que en Europa, ya que las empresas están menos endeudadas, o sea que tienen más margen para hacerlo, y las subidas de tipos han impactado menos en sus resultados. Además, somos el segundo país que más fondos europeos está recibiendo y la crisis industrial ha impactado en menor medida que en otros países como en Alemania y no tenemos una falta de mano de obra tan fuerte como en otros países. Entonces, el motivo tiene que ser otro, puede que no encuentren proyectos atractivos en los que invertir, o que sea una cuestión de inseguridad jurídica. Pero es un aspecto ante el que tenemos que estar vigilantes. 

El informe contra las cuentas de Grifols ha tenido un impacto significativo en la Bolsa y en la opinión pública. ¿Afecta un vaivén así a la economía? 
No, para nada. En un caso como Leham and Brothers, en un momento de burbuja inmobiliaria, o en sectores más transversales, sí que se produce una desconfianza, un derrumbe. Pero en un caso tan concreto como el de Grifols, no hay ninguna afectación a la economía española. 

 

 

En cuanto a los tipos, ¿tiene sentido augurar cuándo bajarán? 
Sí, yo creo que podemos avanzar que en verano, si no antes, el Banco Central Europeo ya bajará los tipos de interés. El euríbor ya está bajando y en primavera probablemente las personas que actualizan su hipoteca con los tipos ya verán una rebaja. 

Sube la inflación pero también los sueldos, la vivienda se mantiene a un precio muy elevado y las hipotecas suben, pero el empleo está estable. Entonces, ¿somos más ricos o más pobres que en 2023?
Creo que la situación financiera de los hogares en conjunto está mejor. Ha crecido el consumo y también la tasa de ahorro. Esto no significa que no haya hogares que estén pasándolo mal y que hayan empeorado la situación. Pero la población no está en una situación de deterioro y se ha creado mucho empleo, lo cual ha permitido que los hogares se mantengan sólidos pese a la inflación. 

La situación financiera de los hogares está mejor. Ha crecido el consumo y la tasa de ahorro pese a la inflación, porque el empleo ha aguantado 

¿Cree que las políticas económicas del Gobierno de Pedro Sánchez han contribuido a ello, a que la población haya aguantado? 
En general, las medidas de reducción del IVA suponen una pérdida fiscal para el estado porque no van dirigidas hacia las personas más necesitadas y además generan distorsiones en los precios. Se reducen incentivos para aumentar la eficiencia y no somos partidarios de este tipo desmedidas. Cuando retiras las ayudas, la inflación que ha bajado vuelve a subir y entonces vuelven a subir los precios. Además, si no pagamos los precios en el supermercado los pagamos con impuestos en algún momento. Ahora se está financiando con deuda pero esa deuda habrá que pagarlo y esa deuda da lugar a un pago de intereses que también tenemos que pagar. O sea, que lo vamos a pagar de una manera o de otra. 

Entonces no cree que en la buena marcha de la economía haya ninguna responsabilidad de la gestión del gobierno. 
No, no creo que haya una relación entre la ación del gobierno y la mejora de la economía, que además es matizable porque hay problemas estructurales preocupantes, como la deuda, la falta de inversión o la falta de mano de obra cualificada. 

Entrevista a María Jesús Fernández, economista de Funcas. Fotografía: Carlos Baglietto

¿Qué riesgos tiene el alto nivel de deuda del Estado?
En primer lugar, puede dar lugar a generar desconfianza en los mercados y eso puede disparar el interés de la propia deuda y la prima de riesgo. En algún momento, eso podría desencadenar en un ajuste fiscal muy fuerte de un día para otro para calmar a los mercados, porque España no pueda financiar su déficit. Lo correcto hubiera sido presetar un programa de ajuste a medio-largo plazo, como ha hecho Portugal y como recomienda desde hace tiempo el Banco de España. Al mismo tiempo que estás gastando más por la pandemia, envías un mensaje con un programa cuantificable que garntice a los mercados que estás comprometido con la sostenibilidad de las deudas públicas y que los mercados puedan confiar en la deuda pública y en la solvencia. 

El aumento de la deuda es un problema a medio-largo plazo. En algún momento, el Gobierno se podría ver obligado a hacer un gran ajuste para enviar un mensaje a los mercados

Esta semana hemos conocido un par de cierres de fábricas en España, Bimbo y Danone, y vemos que la creación de nueva industria, verde o de electrificación, va muy lenta. ¿Estamos ante un proceso de desindustrialización que los Fondos Next Generation no están contrarrestando? 
Vemos que los Fondos no están teniendo un impacto en la inversión de las empresas españolas, que está estancada, y sí que existe una tendencia en Europa de perder industria, sobre todo en Alemania, especialmente desde el aumento de costes energéticos derivados de la guerra de Ucrania. Los fondos europeos no están siendo bien aprovechados y no tengo mucha confianza en que vayan a suponer un cambio trascendental. Por otra parte, el principal obstáculo de Europa para la reindustrialización es un escesivo intervencionismo y regulación, que la hace menos competitiva que China o Estados Unidos.