Cuando todavía no hace ni tres días que Catalunya se ha quedado sin presupuestos y que el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha convocado las elecciones el 12 de mayo, entrevistamos a la consellera de Economia i Hisenda, Natàlia Mas, para hablar de la propuesta de financiación singular que hará el martes a pesar del anuncio electoral, de los presupuestos que no se han podido llevar a cabo y también de su futuro político.

Natàlia Mas (Sant Martí de Tous, 1979) se formó en la UPF y en Columbia y desarrolló su carrera en el Banco Central Europeo, en el Banco Mundial y en el Banco Sabadell antes de recalar en el Govern, donde ocupó varios cargos hasta que fue nombrada consellera en octubre de 2022.

¿Por qué presentan ahora una propuesta de tanto calado político como es el de financiación en estos momentos, con un Govern en funciones?
Hace meses que venimos explicando que estamos desarrollando esta propuesta, y muchos agentes económicos y sociales de Catalunya han ido expresando su apoyo. De hecho, la calendarizamos justo después de los presupuestos. Por lo tanto, el martes la presentaremos y lo explicaremos. Ha coincidido ahora en el momento actual, pero creo que vale la pena. Venimos también de mucho tiempo, y de hecho de décadas, de denuncia de la situación actual y una situación que, como explicaremos en esta propuesta y en este documento explicativo del próximo martes, no tiene comparativa internacional, es una anomalía. Y, aparte de la anomalía, por los elementos que ya explicaremos, es un modelo que perjudica muy fuertemente Catalunya y que viene perjudicándonos desde hace cuatro décadas. Por lo tanto, lo que hace falta, cuanto antes mejor, es que todos podamos hacer fuerza y generar consensos a favor de un cambio estructural de este modelo.

¿Qué nos puede adelantar de la propuesta del martes?
Como decía, la presentaremos dentro de tres días y, por lo tanto, creo que no es prudente, o no sería justo también para el debate público, adelantarme. Veréis todos los detalles en breve. Hemos ido explicando cuáles son las cifras, quizás hay otros elementos técnicos, desde qué sucede en otros países con respecto a principios como la ordinalidad o qué grado de autonomía fiscal existe en otros territorios europeos o del mundo, porque esta cuestión no es un problema único de Catalunya. Defenderemos una propuesta justa, razonable y que tiene un consenso mayoritario en Catalunya.

"Sería incomprensible que el PSC no defendiera un modelo de financiación propio para Catalunya si lo hace en el País Vasco"

¿Más allá del nombre, vamos hacia un pacto fiscal?
Lo tendremos que ver. Hay que abrir una negociación, hay que coger mucha fuerza, hay que construir mucho consenso, el nombre es lo de menos, pero la clave de todo es la recaudación, también lo veremos, y a partir de aquí, los diferentes elementos que pueden entrar en juego.

Hemos leído declaraciones suyas donde hablaba de recaudar todos los impuestos y después de que Catalunya contribuiría con una determinada cuota de solidaridad.
Sí, veremos. Hay dos elementos de aportación. Uno es la aportación para los servicios públicos que el ente central aporta a Catalunya. El otro es una cuota de solidaridad o una aportación por reequilibrio territorial. Por lo tanto, lo veremos dentro de pocos días y no adelanto nada más.

Al margen de esta propuesta, ¿usted con qué grado de solidaridad o de nivelación se sentiría cómoda?
Yo siempre he reiterado que Catalunya es un territorio acogedor, abierto y solidario. Por lo tanto, aquí no planteamos nada extraordinario, planteamos una cuestión justa. Es un trabajo, creo que muy profesional, vestido técnicamente, económicamente, jurídicamente también. Y por lo tanto, reitero, tendrá todo el consenso posible, no solo de los otros actores económicos y sociales, también de los actores políticos. No entendería, por ejemplo, que el PSC no se sumara. El PSOE en el País Vasco defiende el pacto fiscal. Sería incomprensible que el PSC en Catalunya no defendiera un cambio estructural, un modelo propio para Catalunya.


¿De momento, pues, no se ha consensuado con el PSC ni con Junts?
Es una propuesta que hemos trabajado en el Govern, como decía, desde una vertiente técnica, económica y también jurídica. Ahora lo expondremos al conjunto del país, también a los sectores políticos, y creo que generará consenso. La reivindicación no es nueva, pero sí que creo que llevamos elementos novedosos, que ayudarán a enriquecer el debate y a tejer mayores consensos. Por lo tanto, se hablará, se comentará, se debatirá y se presentará a todo el mundo.

Por lo tanto, en lógica ya electoral, ¿podríamos decir que es una propuesta de Esquerra Republicana?
Es una propuesta del Govern muy en línea con lo que, recordamos, hace pocas semanas apuntaban entidades del tejido económico y social.

El objetivo del nuevo modelo de financiación es reducir el déficit fiscal. Esta semana el Ministerio de Hacienda ha publicado los datos para las balanzas fiscales. ¿Han tenido tiempo ya de ver y evaluar todos los datos?
Aporta poco con respecto a lo que teníamos. Estamos preparando un análisis que haremos llegar al ministerio para decir que no tiene los elementos necesarios para calcular la balanza fiscal. Faltan muchos elementos, hay mucha opacidad todavía y, por lo tanto, no da respuesta a lo que haría falta.

Natàlia Mas durante la entrevista con ON ECONOMIA. Imagen: Carlos Baglietto

No tenemos presupuestos, vamos a elecciones... ¿Todo eso por unos hoteles con casino? ¿Qué ha pasado aquí?
Yo creo que todos nos hacemos la misma pregunta, porque yo, no sé si por suerte o por desgracia, soy una persona que pienso que nos acabaremos entendiendo. El debate ha estado muy contaminado por una cuestión de un casino cuando había en juego tantos recursos, unos presupuestos tan expansivos, que también suceden en un momento muy particular del tiempo, porque, como hemos venido explicando, a partir del 2025 está la reactivación de las reglas fiscales, que nos condicionará más el margen de maniobra. Este país acumula déficits en muchos ámbitos, de financiación, pero también con una atonía presupuestaria durante mucho tiempo, con demasiadas prórrogas durante bastantes años. Yo creo que habíamos arrancado motores en el Govern, había políticas ambiciosas en diferentes ámbitos, y para mí era impensable que eso acabara pasando, la verdad. Pensaba que los comunes situaban este tema en el debate para marcar un poco de perfil, quizás, para reivindicar legítimamente que no es su modelo. Lo puedo entender perfectamente, yo siempre he dicho que tampoco es un proyecto que a mí me guste, pero cuando está en juego tanto, no se entiende. Por lo tanto, pensaba que a última hora nos acabaríamos entendiendo y, de hecho, estuvimos hasta la madrugada de aquel mismo martes por la noche, incluso el miércoles a primera hora, a las 7 de la mañana, todavía estaba intercambiando mensajes con los comunes, y creo que es a las 8 de la mañana cuando los comunes dicen "hasta aquí hemos llegado", y realmente llego al Parlament desconcertada, triste y frustrada.


¿Solo con los comunes? Porque fue el PSC quien lo puso el proyecto como condición para apoyar los presupuestos.
Es cierto. No fueron solo los comunes. Se centró la negociación en ellos porque pensábamos que habría acuerdo. Con el PSC también estuvimos hablando el martes por la noche. Hubo un cierto movimiento, también. Al final, cuando empiezas con la necesidad de un acuerdo a tres bandas, unos te pueden pedir eso, otros, aquello; cuestiones que sean factibles, pero que no sean líneas rojas entre ellos, porque no podemos hacer magia con los números y los presupuestos.

Cuando una negociación fracasa se puede considerar que todas las partes han fracasado. ¿Qué parte se atribuyen usted y el Govern?
Nosotros en junio empezamos la elaboración de presupuestos, a partir del otoño teníamos toda la estructura, todo el trabajo hecho con los diferentes departamentos. Hubo la investidura del Estado en medio y las formaciones políticas nos pidieron poner en stand-by las negociaciones y lo respetamos, obviamente no se puede atar nadie a la silla. Por lo tanto, sabíamos que el calendario ya se salía de lo que era deseable, pero yo siempre he pensado que llegaríamos a un acuerdo. Por lo tanto, desde el Govern creo que nos avanzamos lo suficiente, hicimos muchas reuniones con las formaciones políticas. Hemos presentado unas cuentas que creo que toman este empuje del momento en muchos ámbitos: el presupuesto más elevado de la historia en vivienda, un 20% anual en cultura, el presupuesto de obra pública más elevado en 13 años. Yo creo que todo el mundo era consciente de que eran unos buenos presupuestos, y no eran lo bastante conscientes de las implicaciones de tumbarlos.

"El casino tampoco me gusta, pero cuando hay tanto en juego, no se entiende la posición de los comunes"

¿Por qué no han continuado la legislatura prorrogando los presupuestos de 2023, que, cuando usted misma los presentó, los calificó como los más ambiciosos hasta el momento porque sobrepasaban por primera vez los 40.000 millones de gasto?
Era una opción, pero eso ya es decisión del president. Creo que el president también es una persona que en determinados momentos, cuando hay un cierto politiqueo, que lo ha habido en las últimas semanas, y cuestiones que no entiende ni la ciudadanía ni nosotros... El casino este, que ya estamos cansados de explicar que hay un par de trámites que se tienen que hacer sí o sí, porque están reglamentados, pero que eso no quiere decir que este proyecto salga adelante porque lleva un histórico de 12 años y muchísimas complejidades. Pero, como decía, cuando todo este politiqueo genera un impacto tan grande a nivel del país, cuando nos estamos jugando tantos miles de millones, con los retos que tenemos por delante, creo que es comprensible que se diga "hasta aquí hemos llegado" y que la ciudadanía decida qué hacer de ahora en adelante.

Junts ha acusado al Govern y al president de hacer cálculos electorales. ¿Es así?
Yo esto honestamente no lo entiendo. Solo puedo reiterar que hasta la madrugada y a las 7 de la mañana, todo está documentado, intentamos llegar a un acuerdo, y no solo nosotros. El plan de trabajo era poder disponer de unos presupuestos con los que afrontar los retos de los próximos meses y ya en otoño nos ofrecimos a negociar. También todo está documentado. No entraré en reproches, porque lo que menos quiere la ciudadanía es entrar en reproches, pero tampoco permitiré ciertas cosas que faltan a la verdad. Cuando se dilatan reuniones, cuando pides el documento de peticiones y no te llega en dos meses, cuando finalmente llega y se filtra en un medio..., pues tampoco creo que eso muestre una voluntad real de negociar. Ahora bien, con Junts nos tenemos que entender y nos queremos entender. A partir de aquí, que todo el mundo asuma sus responsabilidades, qué visión de país tiene de ahora en adelante, con las herramientas que tenemos, y la ciudadanía que decida. Yo me quedo con la conciencia tranquila de haber hecho todo y más.


Volviendo a los presupuestos y entrando en el contenido, ¿hay inversiones que se puedan salvar, por ejemplo para hacer frente a la sequía, uno de los problemas más graves que tenemos actualmente?
Ahora tenemos el equipo de presupuestos hablando con cada departamento y yendo partida a partida. Tenemos dos meses por delante en los que tenemos una realidad, la prórroga, que es la que es, pero a partir de aquí trataremos de ir a máximos. Hay unos criterios jurídicos que son los que filtrarán si alguna cosa se puede incluir en un decreto de suplemento de crédito o no, y que también lo tendrá que validar el Parlament. Por lo tanto, cuestiones extraordinarias de urgencia, cuestiones que el Govern había aprobado, y aquí también hay algún filtro a pasar, en obra pública, que es de los ámbitos que sufren más en prórroga, aquella obra que no había empezado pero que estaba adjudicada, esta parte se puede salvar. En sequía, trataremos de argumentar que es una cuestión necesaria y urgente, y tratar de tener todo el margen posible.

¿Y en sanidad y educación, por ejemplo, que se preveían nuevos efectivos, eso queda congelado?
En sanidad había una apuesta muy fuerte para mejorar las condiciones de los sanitarios. Estábamos muy avanzados, estaba el acuerdo del ICS, que ya había sido aprobado por el Govern, por lo tanto, eso se puede salvar, si me lo permiten decir así. En el ámbito educativo había negociaciones sindicales para acabar de revertir todos los recortes, pero eso no había llegado al punto de acuerdo de Govern y una prórroga es una prórroga y da para lo que da. Por lo tanto, haremos todo lo posible, pero no todo lo que querríamos.


De rebote, no hay presupuestos generales en España. ¿Qué efecto tiene sobre los acuerdos pactados, como la condonación de la deuda del FLA, por ejemplo, y otros acuerdos que se pactaron en el contexto de la investidura?
Aquí quiero hacer un par de reflexiones. Ciertamente, en el acuerdo de investidura había cuestiones económicas de calado. Aquel fue un acuerdo de investidura, la investidura sigue vigente, el Gobierno del Estado sigue vigente y, por lo tanto, se tiene que respetar. Nosotros reclamaremos mantener estos acuerdos. El acuerdo del FLA no tiene vinculación presupuestaria y, por lo tanto, no tiene que verse afectado. Y así lo defenderemos, lo trabajaremos jurídicamente. Otros puntos tampoco se tienen que ver afectados, pero todo se tendrá que luchar. Hay un fondo de 150 millones de euros para el ecosistema de investigación de Catalunya. Nunca el Estado ha invertido 150 millones anuales de forma recurrente, y eso está firmado. Aquí seguro que nos dirán que eso depende de los presupuestos del Estado, pero se tiene que estudiar bien jurídicamente y también se tiene que defender.

Y lo mismo con el acuerdo de garantía de inversiones, imagino.
Exacto. Este es un acuerdo muy importante. El Estado nunca había presupuestado en los PGE este 19 y pico por ciento que representa Catalunya en el total de la economía del Estado. Eso estaba escrito, como también que gran parte de estas inversiones las pasaría a ejecutar el Govern de Catalunya. Lo tendremos que luchar muy bien, nos quedan dos meses por delante y trataremos de trabajar al máximo para salvar todo el que podamos.

La consellera de Economia, entrevistada por ON ECONOMIA. Imagen: Carlos Baglietto

¿Y la Generalitat, hace los deberes? Foment ha dado a conocer unos datos, de los nueve primeros meses de 2022, que hablan de una ejecución de un tercio de las inversiones.
De eso sí que tenemos todos los datos y los publicaremos, porque hay un par de fake news en este país... La Generalitat tiene mucho margen de mejora, pero el grado de ejecución presupuestaria, y en concreto inversiones de la Generalitat, dista muchísimo del del Estado en Catalunya. Y las cifras tienen que ser claras. La Generalitat, con respecto al conjunto del presupuesto, por término medio de los últimos 20 años, ha ejecutado más del 90%. En esta legislatura, una ejecución presupuestaria del 95,5%. El capítulo de inversión de obra pública, que siempre cuesta más, siempre está un poco más bajo que la ejecución de todo el presupuesto, los últimos 20 años siempre ha estado por encima del 85%. Por lo tanto, nada que ver con este 30, con este 20, con este 40% del Estado. La Generalitat, evidentemente que puede incrementar todavía algunos puntos esta ejecución, estamos continuamente encontrando mecanismos para mejorar la ejecución de obra pública, porque siempre es mejorable del 85 al 100.

El Estado está dispuesto a invertir en el aeropuerto. ¿Por qué todavía no hay una propuesta por parte del Govern?
Porque es fácil introducir una propuesta efervescente, que llega y que se va, de una empresa cotizada, Aena, que seguramente tendrá como criterios de priorización sus resultados contables, pero es más difícil presentar una propuesta enfocada al bien común y que respete también las restricciones que afronta un aeropuerto como el de El Prat, un aeropuerto de 10 kilómetros cuadrados —Barajas tiene 100—. La consellera Ester Capella ha trabajado muy rigurosamente una propuesta, la está acabando de validar con técnicos. Ahora veremos: se iba a presentar dentro de poco, pero no sé cómo queda todo eso.

"Habrá sido un honor máximo representar a Catalunya desde una conselleria tan importante como esta"

¿Le gustaría seguir siendo consellera después del 12 de mayo?
Honestamente, no lo sé y tampoco creo que sea el momento de hablar de cuestiones personales de cada uno. La política es muy intensa, muy comprometida. Tengo tres niños pequeños y hay que ver el equilibrio que uno tiene que acabar haciendo. Pero aun así, habrá sido un honor máximo, evidentemente, representar Catalunya desde una conselleria tan importante como esta, pero, sobre todo, el buen trabajo en equipo con los diferentes consellers y conselleres, porque creo que hemos llegado a una situación de amistad y de buena colaboración, que es importante. Y bien, ahora dos meses más y lo que haga falta, pero ciertamente la política es complicada.

¿Irá en las listas de Esquerra?
No lo sé. Yo ayudaré a reivindicar el trabajo que se ha hecho en esta legislatura por mi parte este último año y medio.


¿Qué piensa la economista Natàlia Mas sobre el impuesto de sucesiones?
Yo pienso, mira, pues como Andreu Mas-Colell, un conseller al que tengo mucho respecto, decía en un artículo, tiene que ser equiparable a la media de la zona euro, que lo es. Hay que tener en cuenta las cifras: el 74% de las liquidaciones del impuesto de sucesiones son de menos de un euro y el 84% son de menos de 1.000 euros. Sé que en nuestro entorno más próximo de gobiernos del PP y Vox ahora lo están eliminando, lo están reduciendo a mínimos, pero es que eso no es la tónica de la zona euro. El 80% de los países de la zona euro tienen impuesto de sucesiones, también del conjunto de la OCDE. Aquí lo que tenemos que ir a cambiar, porque la fiscalidad depende del déficit fiscal, es la financiación. Los catalanes tenemos una presión fiscal equiparable a Europa, pero a los tramos bajos de Europa, no de la Europa central y nórdica. Pero es que tampoco podemos pedir servicios públicos de niveles europeos con una fiscalidad de los países del Este, que son los únicos que no tienen impuesto de sucesiones. No podemos aumentar fiscalidad y, de hecho, estos presupuestos incluían una rebaja del IRPF hasta 35.000 euros, que impactaba positivamente en el 73% de los contribuyentes y eso también queda en el aire. Por lo tanto, este Govern no incrementa impuestos, porque estamos en momentos de presiones en el coste de la vida, pero tampoco podemos debilitar nuestros ingresos.