El empresario Pere Relats está inmerso en la presidencia de la entidad Amec (Asociación de las Empresas Industriales Internacionalizadas) desde 2018. Una entidad que agrupa a las principales industrias internacionales de España y desde la que reivindica el papel motor de la industria en la economía. Ahora afronta su segundo mandato al frente de esta asociación, que defiende los intereses de 350 empresas exportadoras que tienen peso y marca reconocida en todo el mundo. Conoce bien el presente y los retos que tienen por delante, no en vano es el máximo responsable de una ellas, el grupo familiar Relats, una industria con 67 años de historia, resiliente por medio de tantas reconversiones como han sido necesarias para acabar siendo uno de los principales proveedores mundiales de los fabricantes de la automoción en su transición a la movilidad eléctrica. Por todos los esfuerzos que acumulan él y su equipo para ser una firma puntera e innovadora, al empresario le duele ver como "la administración catalana muestra más interés por las start-ups y las inversiones extranjeras que por la industria que levanta el país con el trabajo del día a día" y denuncia la inexistente "pero imprescindible, diplomacia empresarial".

¿Qué quiere decir con eso?
La industria catalana, cuando va al exterior, siempre juega en campo contrario, porque no tiene el apoyo de la administración que le anime y le haga de paraguas para que tenga un buen posicionamiento en el exterior que le permita asumir proyectos industriales de envergadura. Es el concepto de 'diplomacia empresarial', un elemento esencial de apoyo a la industria. Pero nuestro tejido empresarial no cuenta con la tarjeta de visita de las administraciones catalana y española cuando va al exterior a hacer negocios. En muchos aspectos estamos relegados.

¿Será esta una de las reivindicaciones hacia el nuevo Govern?
Nos hace falta una administración que sea realmente business friendly, porque hasta ahora no lo ha sido. Hay temas administrativos, con una burocracia exacerbada que hay que resolver, porque existen muchas trabas y los procesos tienen plazos eternos para su ejecución. La administración se llena la boca con la ventanilla única, pero realizar cualquier trámite es complejo y farragoso; sigue pendiente tener una ventanilla única eficiente. No puede ser que para la instalación de unas placas solares, por ejemplo, se tarde más de nueve meses en obtener la licencia, y la subvención está solicitada desde hace un año y medio. Esto nos ha ocurrido al grupo Relats, mientras que en nuestra filial en Marruecos hemos hecho la misma instalación en dos meses. Por no hablar del tema fiscal.

Pere Relats, presidente de Amec. Foto: Irene Vilà Capafons

Hábleme de ello.
Hay un tratamiento discriminatorio a Catalunya hacia la empresa, y que afecta especialmente a la empresa familiar, que desincentiva. El castigo de los impuestos de patrimonio y sucesiones. Parecemos Astérix y Obélix en el país de la Galia: estamos solos en España. También en Europa, donde el impuesto de patrimonio solo existe en Suiza. También en el Reino Unido. Este es un elemento que desincentiva a seguir invirtiendo en Catalunya. Y más si se tiene que entrar en sucesiones a terceras y cuartas generaciones porque ya se hace inviable dado que el tratamiento fiscal empuja a las empresas a venderse.

Parecemos Astérix y Obélix en el país de la Galia: estamos solos en España

Pero existe una política de reindustrialización. ¿No es la adecuada?
El titular de esta política de reindustrialización es 'debéis haceros grandes'. Este es el mensaje que recibimos, pero si tuviéramos una administración más business friendly, como países muy cercanos al nuestro, sería más provechoso. En Catalunya, la administración solo pone la alfombra roja para las start-ups y la inversión extranjera, las multinacionales, con un tratamiento preferente, mientras que relega a la industria de siempre arraigada al territorio. La industria que mantiene y crea empleo, a pesar de todas las dificultades, y que hace de motor económico y genera riqueza.

¿Qué incertidumbres tiene por delante la industria?
Existe un grado importante de incertidumbre para el futuro, en general, en todos los ámbitos de la industria. Tenemos por delante un cambio tecnológico, un cambio de los procesos de innovación y fabricación para desarrollar nuevas soluciones, mientras que está muy descompasado con los plazos para su ejecución. Es decir, los clientes piden soluciones rápidas para sus problemas, pero el industrial tiene muchos obstáculos a la hora de lograr las certificaciones, las homologaciones, los permisos... para ponerlo todo en marcha y dar respuesta a las necesidades de los clientes.

El último barómetro anual de Amec evidenciaba un descenso de las exportaciones. ¿Cuáles serían las causas principales?
Está claro que estamos en un mundo muy complejo y observamos como Europa ahora mismo está con el freno puesto e, incluso, en algunos sectores, en bajada. Eso nos afecta a las empresas industriales españolas (en su mayor parte agrupadas en Amec) porque donde más exportamos es a Europa, aunque es también prioritario el mercado americano. Pero Europa es lo que tiene más peso y ahora hay una ralentización en la economía europea "muy notable". Por varias causas, algunas de las cuales se arrastran desde la crisis energética a raíz de los conflictos bélicos; otras son más puntuales, como el hecho de que se haya modificado la tendencia de Alemania a mirar hacia China. Todo ello nos afecta directamente.

Pere Relats, presidente de Amec. Foto: Irene Vilà Capafons

¿Pero hay áreas en crecimiento de las ventas exteriores?
El mercado crece, como decíamos, por Norteamérica y por el sureste asiático. Aunque hay que tener en cuenta que China, que es el mayor mercado del mundo, ya no crece al ritmo al que nos tenía acostumbrados. La economía china ha pasado de crecimientos del PIB del 12-14% a un 5-6% anual, hasta el punto de que ya se habla de porcentajes de paro del 15% de la población china.

¿Por estas causas apuntan a un frenazo de la demanda en China?
Por estas y, sobre todo y muy importante, porque China no perdió el tiempo durante el parón y el aislamiento comercial durante el Covid-19. Cuando hemos vuelto a China, cuatro años más tarde, las empresas nos hemos encontrado con una transformación increíble del país, de forma que las marcas locales han ganado terreno a las extranjeras. Un ejemplo claro lo encontramos en el sector de la automoción. La industria alemana de los coches tenía más del 60% del mercado chino y ahora no llega ni al 10%... Volkswagen, Mercedes... han perdido comba. En segundo lugar, la industria china del automóvil se ha electrificado totalmente, tanto en procesos industriales como en diseño de nuevos modelos de vehículos. Los fabricantes chinos están aplicando el cambio tecnológico a una velocidad que ningún fabricante occidental puede realizar o ha realizado. La industria china logra hacer un desarrollo tecnológico de forma vertiginosa: un 40% más rápido que Occidente.

China está haciendo los desarrollos tecnológicos de forma vertiginosa: un 40% más rápido que Occidente

¿Por qué este agravio comparativo, si parecía que Occidente llevaba la batuta de la innovación y se atribuía a los chinos el arte de la copia?
Porque los chinos lo que están haciendo muy bien es aplicar la tecnología de la simulación. Es decir, por medio de la simulación se ahorran de hacer pruebas reiterativas de una innovación, que requiere mucho tiempo de laboratorio y de experimentación de los procesos para evaluar los resultados. Eso en la vertiente industrial. Pero también marcan la diferencia en el tema de su estilo de vida, de su dedicación al trabajo. En China, los empleados y técnicos directivos se entregan al trabajo y a sus responsabilidades para ser ágiles y eficientes. La industria occidental tiene que ser consciente de que China está aplicando estrategias diferentes.

¿Entonces la respuesta de Europa con un cierto proteccionista versus China y con un incremento de la regulación, está equivocada?
Tenemos que tener claro que o nos 'achinamos' o perderme la batalla contra China. No solo Europa, sino también los Estados Unidos, en casi todos los sectores. Por una parte, las empresas europeas -grandes, pymes y micro- que hace años que están en China ya están cambiando su forma de trabajar en el Asia, para hacerlo igual que ellos. Si no se adaptan, no habrá nada que hacer. Se tiene que poner la velocidad que ellos han puesto -son capaces de tirar en el mercado un modelo de coche eléctrico en tres años- y jugar con sus normas de trabajo o saldremos mal parados. No tiene sentido que en la carrera hacia la electrificación, grupos como Volkswagen estén parando, aplazando y eliminando nuevas plataformas que iban a lanzar a Europa y que apuesten para desarrollar los nuevos vehículos eléctricos desde cero en China. ¿Somos conscientes de que el lanzamiento de la nueva plataforma eléctrica de Volkswagen lleva dos años y medio de retraso?

Tenemos que tener claro que o nos 'achinamos' o perderme la batalla contra China

¿Por lo tanto, el crecimiento en el mundo cada vez será más desigual?
Por descontado. Yo veo una Europa envejecida, más compleja, que va poniendo muchos obstáculos reguladores en la industria que afectan plenamente el desarrollo y la productividad y competitividad del tejido empresarial. Este es un problema global, que va más allá y afecta a toda la sociedad.

Menciona el tema de los valores del trabajo, uno de los aspectos que se han puesto sobre la mesa en el último foro empresarial de Amec. ¿Por que en España hay falta de vocaciones técnicas y tecnológicas y es difícil fidelizar el talento en la industria?
Los empleados chinos son conscientes de que en su país ya no hay una efervescencia económica y se ha despertado un nivel de competencia feroz, porque la demanda interior china no tiene el nivel de crecimiento anterior. Los empleados se aferran a sus puestos de trabajo. Eso beneficia la productividad y la competitividad.

Pere Relats, presidente de Amec, en las oficinas de la asociación, a Barcelona. Foto: Irene Vilà Capafons

¿Qué tiene que hacer a la industria española para fidelizar el talento?
Hay dos aspectos que juegan un papel importante. Primero, que las personas que entran en una organización necesitan un cierto periodo de arraigo y las empresas tienen que ser muy consciente de eso porque la movilidad laboral se da más entre los tres primeros meses y el año de estancia en la empresa. En segundo lugar, el tema generacional.

¿Por qué un tema generacional?
Los empresarios no pueden gestionar de la misma manera a los trabajadores sénior y júnior para atraerlos hacia la industria y sobre todo fijarlos a la organización. Durante el foro empresarial se presentó un informe que determina que un 60% de los técnicos y mandos intermedios estarían dispuestos a cambiar de empresa.

No es suficiente con el salario para fidelizar un empleado

¿Por qué pueden o quieren marcharse?
Hay circunstancias diversas. Y aunque parezca extraño, el salario no es lo más importante, porque además, la media de sueldos que rigen la industria son elevados. Pero hay factores podríamos decir colaterales. Uno de ellos es la movilidad y conectividad de la empresa con el entorno más social. Empresas situadas en poblaciones más pequeñas y distantes de núcleos importantes tienen problemas para encontrar personal porque el país [Catalunya] tiene falta de infraestructuras viarias y de transporte público, por ejemplo. También se priorizan aspectos de las relaciones sociales (familiares, de servicios públicos...). Es decir, elementos del entorno.

¿Hacen falta infraestructuras, pues?
Esta es una de nuestras reivindicaciones. La situación de la red vial en torno al área metropolitana es inaceptable. Está colapsada. Además de un sistema ferroviario obsoleto y falto de estructura para el transporte de las mercancías.