El catedrático de Economía de la Universidad de Columbia, Xavier Sala-i-Martín, explica que el cerebro da a los humanos una inteligencia natural con la cual generar tres tipos de ideas: las científicas, las tecnológicas y las sociales, que nos han permitido alcanzar niveles de prosperidad colosales. Lo recoge en su última obra De la sabana a Marte. La economía de la inteligencia natural. Partiendo de esta idea, el profesor explica a los empresarios los pros y contras de la inteligencia artificial y, en cierta manera, la desmitifica. No obstante, también los pone en alerta de los peligros de no subir al carro de la IA. ¿Por qué? Porque se necesita para no perder competitividad y más todavía si nos situamos en Europa. Sala-i-Martín lo tiene claro: hay que evitar que los Estados Unidos inventen, China fabrique y Europa se limite a ser el regulador del mundo.

¿Entonces, qué hay que hacer para ganar productividad?
Un empresario que mira y se pregunta para qué utilizo yo la inteligencia artificial, no lo puede plantear para ahorrar puestos de trabajo, es un error. Así no iremos a ninguna parte. Lo que tiene que hacer el empresario es pensar cómo puede rediseñar su empresa desde cero para alcanzar la productividad. Por ejemplo, Amazon es el fruto de la revolución de internet. Amazon vendía libros y no se preguntó cómo podía aplicar internet en las librerías —para buscar los libros más rápidamente, para ahorrarse una vendedora—, sino que dijo: 'la librería desaparece, ahora la librería será internet. Se mirará por internet, se comprará por internet, se pagará por internet. Y cambió la estructura de lo que es una librería. Después pasó de una tienda de libros a vender de todo. Eso es la revolución. Eso es lo que hace que una empresa sea más productiva. Por lo tanto, lo que nos hace falta es pensar cómo será la nueva empresa que estará diseñada en torno a la inteligencia artificial, y cómo transformará eso la economía y la empresa. No nos hace falta la idea científica o tecnológica, sino la idea social, y quien la encuentre será el nuevo Jeff Bezos de la inteligencia artificial, y este para mí es el gran reto.

¿Y en eso la política industrial de las administraciones tiene algo que aportar?
Lo que tenemos que hacer para ganar productividad es mirar como rediseñar la empresa. No esperar que el gobierno haga reformas estructurales. Tiene que ser el empresario quien debe pensar en cómo rediseñar su compañía, sabiendo que los datos son el centro que te permite entender a los clientes, a los trabajadores, a los proveedores... El objetivo tiene que ser hacerlo mucho mejor de lo que lo has hecho hasta ahora, en un mundo en el que eres tú quien entiende a todos los agentes que integran tu empresa mucho mejor que antes. Es decir, ¿si incorporaras internet, seguirías con la misma librería y simplemente dirías a la librera que con internet irá más rápida encontrando un libro? ¡No! Lo rediseñarías todo para poder hacerlo todo por internet, cosa que quiere decir redistribuir los centros de distribución. Quiere decir, cambiarlo todo, revisarlo todo en torno a internet.

Para ganar productividad se tiene que rediseñar la empresa. No esperar que el gobierno haga reformas estructurales

Sostiene que este replanteamiento se hizo con la llegada de internet, pero a finales del siglo XIX con la llegada de la electricidad a la industria. Ahora hay que hacerlo con las nuevas tecnologías, pero ¿cómo?
Yo no sé cómo se hace, pero hay que dar este paso. Cuando alguien sepa hacerlo, será obvio y el resto se preguntarán '¿cómo es que yo no lo supe hacer?' Por eso yo hablo de las ideas científicas, primero; las tecnológicas, después; pero también harán falta las ideas sociales. Lo que nos llevará a la productividad es la organización empresarial. Hasta que no tengamos eso, las nuevas tecnologías serán un simple juguete.

De todos modos, no todo depende del empresario. Hay efectos externos, colaterales... Sin ir más lejos, un posible giro a la derecha de la política europea o americana. ¿Qué pasará?
En los Estados Unidos, por ejemplo, el resultado de las elecciones no cambiará demasiado la manera de hacer de la economía americana. La gente cuestiona a Trump porque era proteccionista y puso aranceles a China, y vino Biden e hizo lo mismo. Biden quizás ha cambiado el estilo de hacer chapucero que tenía Trump y su visión antieuropeísta y anti Ucrania, por ejemplo, pero no demasiado la manera de hacer economía a la americana.

¿Y en Europa?
Es cierto que las fuerzas de extrema derecha son un desastre para Europa, pero también las de extrema izquierda, que ha habido muchas y no ha pasado nada. Hemos tenido radicales de izquierda, radicales ecologistas por todas partes, y ahora tenemos radicales de derecha por todas partes. Parece que Europa se ha convertido en una especie de chiste; sin ir más lejos con partidos como Se acabó la Fiesta (SALF), que ha obtenido tres eurodiputados a las elecciones europeas. Parece Rodolfo Chikilicuatre. Como Europa no sirve para nada, la gente se atreve a votar partidos extraños. Yo solo empezaría a estar preocupado si estos extremismos de derecha y de izquierda se empiezan a ver en los gobiernos. Mientras estén en Europa será una cosa un poco folclórica. Ya veremos este domingo qué pasa con las legislativas francesas, si este giro hacia la extrema derecha se revalida y acaba gobernando el país.

Me empezaría a preocupar si los extremismos de derecha y de izquierda se empiezan a ver en los gobiernos

¿Europa volverá al proteccionismo? ¿Veremos más decisiones como los aranceles en los vehículos eléctricos chinos que se han empezado a aplicar esta semana, aunque provisionalmente?
Poner aranceles está de moda, porque los chinos lo hacen y ahora todo el mundo lo hace. Yo creo que es un error porque si tú, gobierno, pones un arancel, lo pagarán tus ciudadanos. Si tú dices que los coches chinos pagarán un 35% lo que estás diciendo es que el ciudadano europeo que compre un coche chino pagará un 35% más. Eso perjudicará a los ciudadanos europeos. Los chinos ya lo hicieron cuando aplicaron aranceles a los coches europeos. Y en Europa, en lugar de decir 'qué burros que sois' porque eso os perjudica, lo que hacemos es decir 'tú te has pegado un tiro en el pie, pues yo también' y juegan a ver quién es más burro y se pega un tiro en el pie más doloroso. Los líderes que promueven estas guerras comerciales o no entienden nada o es que son tan populistas que se piensan que la gente entenderá que van a favor de ellos. Pero si se analiza bien, esta medida no va ni a favor de la industria. Podemos ver como, por ejemplo, los americanos han puesto un impuesto al acero coreano, pero no han tenido en cuenta que quien compra el acero coreano o chino son las mismas industrias americanas. Un ejemplo son los fabricantes de neveras que necesitan acero y lo compran y pagan más para obtenerlo. Por lo tanto, las neveras americanas son más caras para el consumidor americano que, en un mercado de libre comercio, puede comprar neveras de fabricantes de otros países que salen más económicas. ¡Es una locura!, pero ahora se ha puesto de moda. Ahora todos los economistas que proclaman la necesidad de la intervención del Estado están de moda y nadie tiene en cuenta que eso será un desastre. Estamos perdidos, los consumidores europeos o americanos pagando más. ¡Eso es el arancel!

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El profesor Sala-i-Martín en una intervención en la Trobada Empresarial al Pirineu, antes de la entrevista con ON ECONOMIA. Foto: Montse Giralt

¿Será un freno para las inversiones?
Depende. Para las inversiones extranjeras, todo lo contrario. Invertir en Europa o en los Estados Unidos será una manera de ahorrarse los aranceles. Chery dirá que no es un coche chino, que es un coche hecho en Barcelona. Seguramente ya preveían que eso pasaría. Pero entonces la pregunta es si los componentes del coche que han hecho en China y que han llegado para ensamblar el vehículo en la Zona Franca pagarán arancel o no. Si no paga aranceles, los chinos estarán encantados. Ellos tendrán cuatro puestos de trabajo en Catalunya —que hay quien dice que estamos muy contentos de que eso suceda— pero los catalanes seguiremos pagando un 35%. Porque el precio de las marcas de la competencia se pondrá a su nivel y también será un 35% más caro. Todos los precios de los coches serán más altos.

Con los aranceles, se subirá el precio de todos los coches, no solo los chinos

¿Hablando de precios en general, qué pasará con la inflación?
El objetivo es que la inflación baje, es decir, que los aumentos de precio que hemos registrado ahora sean más pequeños. Si el aceite valía 20 euros y ahora cuesta 57, no volverá a valer 20 euros. El objetivo es mantenerlo el máximo de tiempo a 57 euros y que no siga disparado. En el contexto actual que todavía esconde incertidumbres, hay un cierto consenso que a la inflación le cuesta más caer, porque la economía no acaba de tirar del todo. Por eso, las autoridades monetarias ya han anunciado que hasta la segunda mitad del año no se podrán bajar los tipos.

¿Veremos un cambio de ciclo?
El Banco Central Europeo dijo que en lo que queda de año bajarán los tipos de interés un total de tres veces y, por lo tanto, entramos en un ciclo con tipos más bajos. Pero está por ver cómo reaccionarán en caso que, como es de prever, la inflación vuelva a subir. Hay economistas que dicen que Europa ha sido demasiado rápida a la hora de bajar porque está preocupada porque la economía no tira, a diferencia de los americanos, que pueden permitirse el lujo de mantener tipos altos porque la economía va como un trueno y por eso Europa se ha tenido que arriesgar. Si la inflación se dispara, entraremos en un escenario de tipos más bajos que los máximos que hemos tenido, pero no de tipo cero que es lo que había antes. No iremos de ninguna manera a un escenario de tipos cero. Si a eso le queremos decir cambio de ciclo, pues si, en cierta manera lo es.

Y, en este contexto, nos tenemos que creer que 'España va bien' y, de rebote, 'Catalunya va bien'?
Depende de lo que eso quiera decir. Si miramos la etapa de la pandemia, España fue el país que más creció y después el que más rápido se ha recuperado, pero porque era el que estaba más abajo. Pero el batacazo que se registró el año 2020 y 2021 es estratosfèricamente más importante. Pero tampoco es culpa de España o del gobierno español, porque el problema es que España es un país de economía de contacto—-restaurantes, bares, hoteles, turismo, discotecas..— y cuando prohíbes el contacto por el covid, la industria del país sufre mucho, y otros países que viven de hacer coches no caen tanto porque pueden seguir haciendo coches... Después de aquella caída hemos recuperado y sí, mirando con respecto a la caída, ahora va muy bien, pero si nos referenciamos al año 2019, España ha perdido un 9% de PIB con respecto a los Estados Unidos.