La entrada en el mundo laboral, salto a la emancipación económica, esconde a veces rincones oscuros que uno no imagina cuando empieza su carrera. Uno de ellos, capaz de generar una gran angustia y desasosiego, es el acoso laboral o 'mobbing', que son los comportamientos hostiles o intimidatorios que se sostienen en el tiempo, causando daño psicológico o emocional a subordinados o compañeros de trabajo. Sí, el acoso no solo es cosa de jefes, sino que se puede dar entre iguales, e incluso entre un trabajador y un mando intermedio si consigue tener una cierta situación de fuerza o poder. El primero de los obstáculos para combatir el acoso laboral es reconocerlo. ¿Cuándo estamos sufriéndolo?
Si bien uno puede imaginar fácilmente una situación de gritos en una sala de reuniones, insultos, descalificaciones o tratos vejatorios, el acoso laboral no siempre presenta manifestaciones tan obvias y no siempre son fáciles de demostrar o de reconocer. El síntoma más claro e inequívoco de que sufres acoso laboral es que tu ansiedad, tu autoestima o tu salud mental se ven modificadas por el trato que recibes de un superior o de un compañero. Pero, para llegar a ello, puede haber diversos caminos.
Por supuesto, el insulto, la descalificación o el trato degradante es la forma más obvia de acoso laboral. En ocasiones, puede disfrazarse de humor e ironías para rebajar el tono o disimular.
Pero una segunda forma en que tus superiores pueden acosarte laboralmente es darte tareas mínimas o innecesarias, una forma de degradación para la víctima que ve que se le asignan trabajos muy por debajo de sus capacidades.
También lo opuesto, una sobrecarga de tareas que acaba abrumando a la víctima, que se ve inmovilizada ante tantas tareas, puede ser una forma de acoso.
Hacerte el vacío, no saludarte ni dirigirte la palabra con clara diferencia respecto al resto, una desinformación deliberada de informaciones necesarias para la tarea, dejarte fuera de las reuniones o planes de equipo como comidas, cenas de empresa, puede también ser un signo de acoso laboral, eso sí, muy difícil de demostrar.
La crítica negativa persistente contra tu trabajo, en público o privado, sin ningún tipo de aportación constructiva, también puede tener que ver con el 'mobbing'.
Formas de combatirlo
En cuanto a las vías para combatirlo, la primera y más socorrida es buscar apoyo entre compañeros de trabajo y, si existe en tu empresa, en tu comité de empresa.
En segundo lugar, sea con o sin comité de empresa, es importante que te informes de si tu empresa cuenta con un protocolo contra el acoso laboral y en qué consiste para seguir los pasos.
En tercer lugar, si existe una relación de confianza y sintonía con la empresa, elevar las quejas sobre el acoso a superiores o departamento de Recursos Humanos para que al menos puedan ejercer una mediación es una forma válida de intentar poner fin a esta situación angustiante.
El canal interno de denuncias anónimas, obligatorio desde hace un año para todas las empresas de más de 50 trabajadores, permite registrar quejas sobre situaciones irregulares, entre ellas el acoso laboral, que llegan de manera anónima a la cúpula de la empresa.
Si te ves con argumentos suficientes para probar el acoso laboral, una denuncia a Inspección de Trabajo puede acabar siendo una opción, sobre todo si no han funcionado las anteriores.
Por último, si se opta por la denuncia por la vía legal, es importante buscar abogados sensibles al tema i que conozcan bien el ámbito. Es complicado, porque para preparar el proceso es posible que debas recabar pruebas y para ello aguantar durante más tiempo situaciones de acoso.
Si la situación es insostenible y sientes que te produce un cuadro de ansiedad o depresión, ve al médico y pide la baja.
En todas las partes del proceso, es importante, contar con personas de confianza para compartir lo que está sucediendo y, si es preciso, acudir a terapia.