El mundo del trabajo cambia a un ritmo vertiginoso, pero seguramente nada ha sacudido tanto el entorno de los trabajadores de cuello blanco en los últimos años como la Inteligencia Artificial. Si 2023 fue el año de su descubrimiento, 2024 debe ser el de la consolidación, con todos los cambios que ello implica a nivel laboral. 

Desde la llegada de Chat GPT hace algo más de un año, el gran reto es navegar entre las posibilidades que ofrece aprender esta nueva herramienta y salvar el puesto de trabajo ante las tareas que es capaz de asumir. El próximo año debe ser también el del avance de las medidas por la mejora de la salud mental, el aumento de denuncias de corrupción por vía de los canales internos, el upskilling y reskilling para cubrir nuevas oportunidades y el de una nueva jornada laboral en España.

La capacidad de mejora de los trabajadores dependerá en gran parte de la situación económica estatal y también mundial. La palabra "recesión" hace tiempo que aparece como posibilidad para 2024, aunque los pronósticos técnicos siguen espantándola. La situación de freno de Alemania preocupa por contagio en el resto de Europa, pero si algo hemos apendido en los últimos dos años es que la conflictividad mundial no permiten dar por hecho nada a nivel macroeconómico. Vamos pues, con las claves desde la oficina.    

Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial generativa no solo es capaz de utilizar todos los datos disponibles en internet para ofrecer soluciones creativas, sino que también puede aprender de sus propios errores e ir perfeccionando sus métodos. Así, con instrucciones humanas, es capaz de traducir textos rápidamente, crear ilustraciones de todo tipo de estilos, escribir un libro o resumir un documento con decenas de miles de datos de morosos de un banco, por poner ejemplos. 

Así, traductores, ilustradores, comunicadores, abogados y oficinistas de todo tipo se encuentran ante una paradoja: la Inteligencia Artificial puede agilizar su trabajo y serle de gran ayuda, pero también asumir tareas y horas de trabajo que antes eran suyas. Ante esa disyuntiva, una de las vías más prácticas para navegar es aprender de esta tecnología en cada ámbito de trabajo para poder convertirse en copiloto de IA, una profesión que según todos los expertos tiene un gran futuro. 

El country manager de la multinacional especializada en recursos humanos y herramientas de comunicación interna Steeple, Emilien Delile, apunta a que "la Inteligencia Artificial jugará un papel fundamental en la transformación de los departamentos humanos de nuestro país". "Destacan herramientas que analizan los CV de los candidatos, permitiendo agilizar los procesos de análisis y reclutamiento", apunta Delile, si bien estas herramientas empiezan a estar cuestionadas por cómo pueden llegar a ser discriminatorias en función de los filtros que se apliquen. En ese sentido, la regulación que está en marcha en la Unión Europea ha de jugar un papel crucial. 

"La IA también puede ayudar en la retención de talento mediante la predicción de la tendencia de rotación de los empleados", añade Delile. Si bien parece claro que el mal ambiente laboral, los malos líderes y los bajos sueldos son uno de los mayores motivos de rotación, un buen análisis de todos estos datos podrá ser un refuerzo en la retención.    

Formación interna: 'reskilling' y 'upskilling'

Ante la dificultad para encontrar perfiles especializados en Inteligencia Artificial y también en el sector tecnológico y otros, la búsqueda en el mercado debe tender en España a dejar de ser prioritaria en la reconversión de los equipos. Palabras como reskilling o upskilling, es decir, reconversión o mejora de habilidades ya existentes, sonarán más que nunca en los despachos de Recursos Humanos.

La formación interna, a cargo de las empresas, es una práctica poco común en España que sin embargo tiende a mejorar, como demuestra también la apuesta por la FP Dual propia de algunas empresas, que permite a los estudiantes realizar gran parte de su formación en empresas.    

Salud mental

Aunque sindicatos, patronal y Gobierno de España han compartido ya su preocupación por la salud mental en el trabajo y el ejecutivo cuente con su propia estrategia, es aún complicado huir del burnout, la sisifemia y otros trastornos mentales en los ambientes de trabajo. El mobbing y el acoso laboral siguen existiendo y muchas empresas no toman medidas para frenarlo. 

En este contexto, por mucho que la palabra sea repetida hacia la saciedad por líderes de equipo y voces referentes de los Recursos Humanos, la sensación es que están por llegar las medidas que realmente mejoren la salud mental de los trabajadores en la oficina y otros puestos de trabajo. La obligatoriedad del canal interno de denuncias puede ayudar a ello, aunque esté más pensado para la corrupción, pero sin duda son necesarias medidas más específicas y contundentes por parte de las autoridades.

¿Será este el año en que dejemos de repetir la importancia de la salud mental en el trabajo y empiecen las empresas realmente a preocuparse por ella y las autoridades a tomar cartas en el asunto? Les interesa, no solo por el propio bienestar del trabajador sino también para que se quede, pues las encuestas apuntan a que es uno de los principales motivos de rotación. 

Negociación individual 

El último ha sido un año donde la negociación colectiva ha sido clave para aumentar el Salario Mínimo Interprofesional y para desencallar centenares de convenios colectivos a la vez que se actualizaban por la inflación. 

Pero los convenios no son todo y en un contexto con alto nivel de vacantes por distintos motivos en sectores como la construcción, los servicios o la tecnología, los trabajadores van percibiendo que ya pueden poner sus condiciones antes de aceptar cualquier trabajo. Si la falta de talento continúa, y todo apunta a que será así, podemos presenciar en 2024 subidas de sueldo por negociación individual tanto en puestos sin cualificar como la hostelería, como en puestos más cualificados como los TIC. 

Ahora bien, no solo de sueldos vive el trabajador y, cada vez más, incluso bares, restaurantes y tiendas deberán aprender a brindar flexibilidad a sus trabajadores ante un elevado índice de rotación: horarios adaptados a estudios y cambiables, conciliación con la vida personal y, seguramente, turnos menos desgastantes pueden marcar la negociación individual, mientras que en sectores de oficina el teletrabajo seguirá siendo una carta de cambio, si bien aún no está claro si el modelo híbrido acabará por imponerse. 

En 2021 y 2022, vimos un boom de términos para reflejar el descontento de los trabajadores en sus empresas. Desde el 'burnout' que muestra el agotamiento hasta la Gran Dimisión que refleja el aluvión de bajas voluntarias, pasando por el quiet quitting, que define a los trabajadores que dejan de implicarse, o por el career cushioning, de los trabajadores que van preparando su futuro laboral antes de abandonar su empresa. Pues bien, todos estos términos siguen hoy vigentes y la negociación individual, con aumentos e incentivos, es la mejor manera de combatirlo.

Alertadores de corrupción 

Aunque este año ha sido el de la entrada en vigor de la ley de protección al alertador de corrupción o whisteblower, como se conoce en el mundo anglosajón, 2024 debe ser el año de su despliegue definitivo. Las empresas de más de 250 trabajadores están obligadas a ofrecer un canal de denuncias interno y anónimo, un software mediante el que los empleados pueden alertar de corrupción y otras actividades ilícitas. Pero la autoridad sancionadora no existe aún en España y, en Catalunya, donde está a cargo de la Oficina Antifrau, tan solo 3 de cada 10 de las que están obligadas tienen este canal. 

Esta ley puede revolucionar la transparencia y la justicia dentro de las organizaciones, ya que los denunciantes que detecten actos ilícitos pueden dejar constancia de forma anónima, segura y rápida de manera que sea más fácil para las empresas corregir actos reprobables como la corrupción o el acoso laboral. Primero, eso sí, tiene que acabar de aplicarse con la implementación en las empresas y la creación de la autoridad independiente que vele por su cumplimiento.  

Sostenibilidad

La COP28 ha acabado de confirmar el camino hacia la descarbonización y el fin de los combustibles fósiles en la economía, únicos caminos para frenar el ya alarmante cambio climático. En esa tesitura, 2024 será un año clave para que las empresas vayan adoptando sus medidas para ser responsables en lo que respecta a residuos y huella de carbono. Las grandes empresas de interés público de más de 500 empleados estarán obligadas a partir de principios de este año a elaborar una memoria e informe de sostenibilidad que deberán presentar en 2025. Lo mismo sucederá para empresas de entre 250 y 500 trabajadores a partir de 2026 y al año siguiente para las pimes.  

El reciclaje, la eficiencia energética, el uso de energías renovables en las instalaciones de las empresas dejarán de ser en breve una cuestión de greenwashing y deberán de empezar a ser medidas que cuantifiquen un comportamiento económico responsable, donde la salud financiera vaya de la mano de la salud ecológica de la empresa. 

Reducción de jornada 

En pleno debate mundial sobre la reducción de la jornada laboral semanal de 5 a 4 días, la ministra de Trabajo Yolanda Díaz anunció poco después de la nueva investidura de Pedro Sánchez que la jornada laboral pasará de las 38,5 horas semanales actuales a las 37,5 de manera gradual en los próximos dos años. 

En este 2024, las empresas deberán empezar a acogerse a esta nueva legislación, pero la reducción de jornada es una medida que puede ir mucho más allá de la ley y, cada vez más empresas, reducen la carga horaria en parte para conseguir un mayor bienestar de sus trabajadores, evitar sus marchas y, de paso, atraer más talento. La reducción de jornada será un debate creciente en las oficinas de cara a 2024.