El 'quiet quitting', anglicismo con el que se conoce la práctica de borrarse silenciosamente del trabajo, hacer lo justo y no implicarse, es un fenómeno al alza en el mundo. Al menos, eso es lo que concluye el último informe de Gallup 'State of the Global Workplace', un estudio mundial que concluye que tan solo el 23% de trabajadores están implicados con su trabajo y un 77% no lo está, lo cual los sitúa en la órbita del 'quiet quitting' según el estudio. Un 59% de los trabajadores del mundo no están implicados y un 18% están activamente desconectados emocionalmente de su trabajo. Si Europa es la región del mundo con menor implicación laboral (solo un 13% se reconocen implicados por un 23% en todo el mundo), España está a la cola de Europa en engagement, con un 10% de trabajadores implicados, tan solo por encima de Francia (7%) e Italia (5%). Gallup ha entrevistado a 1.000 trabajadores de diferentes sectores en cada país, que se elevan a 2.000 en países de mayor tamaño como Rusia.
Con todo y con eso, la implicación en España supone una subida de un punto con relación al 9% de engagement del año pasado. El estudio mide también el estrés de los trabajadores y hay una buena noticia en España: los trabajadores que reportan haber sentido estrés un día antes de la encuesta son un 8% menos que en el estudio anterior. España se sitúa en media tabla a nivel europeo, en el puesto 22, con un 36% de empleados que reconoce haber estado muy estresados durante la jornada laboral anterior. Grecia, con un 60% de estresados, lidera una clasificación que tiene en los letones a los trabajadores más relajados, con un 22% que han sentido estrés.
Peor están los trabajadores españoles en cuanto al enfado laboral, en el puesto décimo con un 20% de personas que lo sintieron en la última jornada laboral, 13 puntos por debajo de Montenegro, que con un 33% es el país europeo que más enfado siente durante la jornada laboral. En la cara opuesta, los trabajadores finlandeses, con un 5%, son los que menos enojo laboral experimentan. La encuesta, por último, mide el clima laboral para encontrar empleo y, en ese sentido, a pesar de las buenas cifras de España en los últimos años, el país aparece entre los peores. Tan solo un 26% de los encuestados creen que es "un buen momento" para buscar empleo en España, en el puesto 36 de 38 y muy por debajo del país mejor situado en esta área, Dinamarca, donde un 70% de trabajadores dicen que es un buen momento para encontrar trabajo.
Globalmente, y aunque el 23% de trabajadores implicados con su empleo suponga una buena cifra en relación con años anteriores, el estudio concluye que el 59% de los trabajadores está en situación de 'quiet quitting', o sea, no implicados con sus trabajos, por un 18% que está activamente desconectado de su trabajo. El estrés, además, alcanza cifras de récord a pesar de la superación de la pandemia, y un 44% de trabajadores dicen haber sentido estrés en su última jornada laboral, un 13% más que en 2009, desde cuando se ve una evolución al alza del estrés laboral en los estudios de Gallup. Los trabajadores implicados que sintieron mucho estrés en la jornada laboral previa a la entrevista fueron el 30%, mientras que los activamente desconectados de su trabajo sintieron un 56%, lo cual lleva directamente a relacionar el nivel de implicación laboral con niveles reducidos de estrés.
Buen momento para encontrar trabajo
En cuanto al clima de contratación, el estudio muestra una evolución positiva con un 53% de los encuestados de media en todo el mundo que reconocen que es buen momento para encontrar empleo, un 8% más que el año anterior y recuperando el pulso previo a la pandemia, cuando, en 2019, un 55% de los entrevistados reconocían que se encontraban en una situación favorable para la búsqueda de empleo. Más de la mitad de empleados, el 51%, reconocen haber llevado a cabo algún intento de buscar un nuevo trabajo, lo que se conoce como 'career cushioning' desde que se ha convertido en una tendencia global al alza.
El estudio compara también el nivel estrés en relación con el lugar de trabajo y concluye que están más estresados (un 43%) quienes trabajan en remoto que quienes trabajan presencialmente (un 38%). Los más estresados, sin embargo, son los que trabajan con modelo híbrido, un 45%. Con todo, es mucho más decisivo el nivel de implicación que el lugar de trabajo. Sin embargo, los trabajadores en remoto también muestran mayor implicación en el trabajo que los presenciales.
Los empleados que no están implicados en su trabajo, según el informe Gallup, saben qué aspectos cambiarían para poder estarlo y la mayoría de ellos no apunta al sueldo. Un 41% de los encuestados apunta a la cultura empresarial, concepto en el que se incluyen factores como el reconocimiento por las aportaciones, la proximidad y accesibilidad de los jefes, la autonomía laboral, el aprendizaje y evitar trabajos repetitivos, un mayor respeto, posibilidades justas de promoción interna y objetivos claros con buen liderazgo. Un 28% apunta a sueldo y beneficios y un 18% al bienestar, con factores como el tiempo libre, la posibilidad de trabajar en remoto o el seguro médico, como formas de mejora.
Europeos, menos implicados pero menos estresados
La implicación laboral no muestra grandes diferencias en relación con el género (un 25% las mujeres, un 22% los hombres) ni en cuanto a edad (23% los menores de 40 y 24% los mayores) alrededor del mundo, pero sí el rango: mientras que los jefes están implicados en un 31%, solo un 20% de los trabajadores reconocen su engagement. Por regiones continentales, los europeos tienen menos de la mitad de implicación (un 13%) que los trabajadores del Sur de Asia (33%). Estadounidenses, canadienses y latinoamericanos comparten un 31% de implicación laboral, mientras que por la parte baja, por encima de europeos, encontramos a los trabajadores de Oriente medio y el norte de África, con un 15%, o del este asiático, con un 17% de engagement.
Aunque los trabajadores con mayor estrés son los más desconectados de su empleo, esta relación no se mantiene en cuanto a regiones. Así, los norteamericanos y canadienses son, a la vez que los segundos más implicados, los trabajadores con mayor nivel de estrés, en un 52% de los casos, los mismos que en el este de Asia. Los europeos, en cambio, sienten menos estrés, un 39%, y se sitúan en la parte baja, aunque en el sur de Asía, en el sudeste y también en la Eurasia postsoviética aún tienen niveles más bajos de estrés. El enfado en el trabajo tampoco es un factor muy europeo, puesto que con un 14% son los segundos que menos lo experimentan, tan solo más que los latinoamericanos. Asiáticos del sur (un 36%) son los más irritables en el puesto de trabajo.
En cuanto a los intentos de abandonar el trabajo, el África subsahariana lidera, de largo, esta clasificación, con un 70% de trabajadores buscando activamente un cambio, mientras que Europa se sitúa casi a la cola de este ránking con un 34%, tan solo por encima de los países postsoviéticos. El clima para encontrar empleo es óptimo en Australia y Nueva Zelanda, donde un 81% creen que es un buen momento para encontrar trabajo, y bueno en Europa, con un 56% que comparten esta posición. Mucho peor lo tienen en Oriente Medio y el norte de África, donde solo el 24% creen que es buen momento para buscar este cambio laboral.