La puerta, entrada y salida de la fábrica o de la oficina, ya no es la frontera definitiva para abandonar un puesto de trabajo. El teléfono móvil, que nos conecta durante todo el día a todo tipo de entretenimientos e información, también es puerta de entrada para mensajes inoportunos de jefes o compañeros de trabajo en momentos íntimos o de descanso. El teletrabajo, consolidado durante la pandemia, potenció la falta de desconexión a pesar de que ya por entonces una ley regulaba el derecho a desconectar de los trabajadores. Ahora bien, una cosa es la existencia de una ley y otra muy diferente es que se cumpla. Cuando no es así, la salud mental de los trabajadores puede estar en riesgo.
Durante su presidencia de turno de la Unión Europea, España intenta liderar la directiva europea que regule este derecho, y hace unas semanas el comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit, apeló a una reunión en octubre que pueda desencallar la norma y evite a las empresas "imponer su deseo en contra de la voluntad de sus empleados".
Pero en España ya hay dos leyes que regulan el derecho a desconectar del trabajo. La Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales deja claro que "los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar". Las sanciones van desde los 700 a los 7.000 euros por no respetar este derecho. Los trabajadores tienen derecho a no responder llamadas o mensajes e incluso a apagar los dispositivos, mientras que los empleadores deben esperar al día siguiente para dar instrucciones laborales una vez finalizada la jornada del trabajador. Existe un plus de disponibilidad horaria, además, que por ley retribuye el hecho de estar disponible fuera de horario.
En su artículo 18, la Ley del Teletrabajo 10/2021, marca que las empresas tienen que elaborar una política interna de desconexión digital, consultar primero con trabajadores y responsables y formar a la plantilla para sensibilizar en este derecho, que además debe ser recogido por los convenios colectivos. Pero "hay empresas que siguen funcionando de la misma manera y que cumplen el convenio solo en cuestiones formales como el salario y la jornada", apunta Jorge Moraleda, responsable de negociación colectiva de Comisiones Obreras en Catalunya. "Lo que están consiguiendo la ley y los convenios colectivos es un cierto cambio cultural en este sentido", apunta Moraleda, que reconoce que hay "muy pocas denuncias" y que la mayoría son por Inspección de Trabajo y no por la vía judicial. "Se dan muchas veces cuando el trabajador ya está al límite, en situaciones muy sangrantes, cuando ya ha cogido la baja porque está saturadísimo y decide denunciar y muchas veces hay algo más que desconexión digital", apunta Moraleda.
El sindicalista alerta de que "en sectores con gente joven y titulada, con muchas ganas de progresar, como las TIC, se aprovechan de este ímpetu para hacer trabajar más allá del horario" y no respetar este derecho de desconexión, así como apunta a una "mayor conciencia" en las empresas grandes. "Cada vez hay más trabajadores, sobre todo a raíz de la pandemia, que quieren poner límites laboralmente", apunta Moraleda, que reconoce que "la desconexión digital es algo que sindicatos y patronal tenemos que abordar, más allá de la ley" y apunta a que "va a costar tiempo, pero acabará implementándose" el respeto al tiempo de desconexión.
8 medidas para desconectar
Incluso durante las vacaciones, el 67% de los trabajadores españoles reconocen que no es capaz de desconectar del trabajo, según un estudio e Cigna Healthcare, empresa multinacional de mútuas médicas. La directora de Recursos Humanos de esta empresa, Ana Sánchez de Miguel, ayuda a ON ECONOMIA a dar ocho consejos para desconectar del trabajo más allá del cumplimiento de la ley y la negociación colectiva.
El primero, en caso de unas vacaciones prolongadas, es "informar a los superiores y compañeros con anticipación", de forma que todo el mundo esté bien informado "sobre la duración de la ausencia, cómo pueden ponerse en contacto en caso de emergencia y quién será la persona de contacto", según Sánchez de Miguel. Facilitar el traspaso de tareas es clave, ya que el contacto puede venir de un cliente que no siempre tiene
La segunda recomendación, estrechamente ligada a la primera, es la de activar un mensaje automático en el correo electrónico que aporte un contacto alternativo, de forma que si alguien te escribe un correo enseguida sepa que estás de vacaciones o fuera de turno.
El tercer consejo, aunque el primero en orden cronológico, es el de garantizar haber finalizado todas las tareas pendientes antes de salir o bien haber comunicado de forma adecuada la imposibilidad de finalizarla. Es una forma de prevenir que no te escriban más allá de tu horario para preguntas incómodas.
La cuarta recomendación en los casos en que sea imposible desconectar del todo por ejemplo durante el fin de semana o vacaciones, es "establecer horarios específicos para revisar el correo electrónico y otros mensajes", de forma que el resto del tiempo se pueda dar una desconexión total.
El quinto consejo es, más allá de los asuntos laborales, guardar algún momento al día para desconectar totalmente de la tecnología.
Una sexta recomendación, vinculada al uso de aparatos electrónicos, es archivar grupos de Whatsapp al finalizar la jornada laboral con tal de que no te lleguen notificaciones. En general, los aparatos electrónicos de trabajo y los de vida personal deberían ser diferentes, de modo que, si utilizas un teléfono de empresa, guardarlo sería una rápida solución para desconectar del todo.
En séptimo lugar, el consejo tal vez más complicado de alcanzar y el que puede dar más sentido a los anteriores: establecer una relación de confianza con los responsables y compañeros de trabajo que permita marcar los límites. En un clima de trabajo positivo, es más fácil explicarle a un superior que no vas a responder a partir de determinadas horas.
En caso de que ninguno de los siete anteriores consejos surta efecto, y sobre todo si la salud mental se ve afectada por la imposibilidad de desconectar, toma sentido una octava opción: recurrir a un sindicato o a un abogado para estudiar cómo tomar acciones contra esta violación de la ley. Es importante, de todos modos, medir muy bien cuáles son los riesgos, evaluar los escenarios y ser realista sobre las posibilidades de éxito.