“Vengo a cubrir el expediente”. Esta sería probablemente la frase que más abundaría entre aquellos empleados que acuden cada día al lugar de trabajo sin motivación alguna por lo que hacen, ni por lo que pueden aportar a la organización. Pero son también aquellos que, pese a esta actitud, son pocos los reproches que reciben de sus jefes que no advierten que el único interés del trabajador es sobrevivir dentro de una estructura más amplia, manteniendo y gozando de los privilegios laborales y cobrando a fin de mes un salario aceptable.
Este colectivo renuncia silenciosamente (quiet quitting), sin dejarse notar, sin generar problemas, a formar parte del proyecto empresarial. Por lo tanto, no aporta valor suplementario. “Hagamos un símil”, propone Àlex Galofré, fundador y socio de Instituto de Comunicación, junto a Ferran Ramón-Cortés. “Es lo mismo que ocurre cuando pones el móvil en ‘modo avión’; funciona, pero no te enteras, y hay prestaciones que quedan en stand by”. “Pero tu móvil no se ha estropeado, ni lo puedes tirar”.
Galofré y Ramón-Cortés han ideado Sikkhona Team Assessment, una herramienta para que las empresas evalúen a sus equipos y descubran, de manera anónima, cuál es el grado de satisfacción de sus trabajadores. “Y se llevan muchas sorpresas”. Además, es un problema que se detecta en todo tipo de organizaciones, no hay de demonizar las estructuras más tradicionales ni sobrevalorar a las start-ups. Tampoco va de “nuevo o obsoleto”; hay empresas de nueva creación que han incorporado a sus equipos desde cero “en las que también podemos encontrar dinámicas o actitudes tóxicas, ya sean individuales o de grupo”.
Generalmente, lo que se aprecia es que los equipos de trabajo deben asentarse en la confianza mutua entre empleado y jefe, pero también entre los mismos trabajadores. Esa es la base para tener departamentos cohesionados y consecuentemente para mejorar la productividad.
Estos factores imprescindibles, que en parte se ha llevado por delante o ha alterado la situación laboral que se ha vivido durante la pandemia, “se diluyen con el teletrabajo”, advierte Galofré. De la experiencia que obtienen con Sikkhona se deduce que la fórmula adecuada es el trabajo híbrido y mejor si el porcentaje de presencialidad supera a las horas de trabajo en remoto. “Los equipos deben generar confianza, comunicación, salud relacional, cohesión… es básico”, concreta Galofré.
Desde el anonimato más estricto, Sikkhona desarrolla dinámicas para cada departamento e incluso para cada empleado en función del estadio de motivación e implicación que tiene con y para la empresa. Es importante tener en cuenta que, habitualmente, un empleado que haya hecho suya la 'renuncia silenciosa', tampoco es activo en la búsqueda de trabajo.
Hay que considerar como, además, otros factores como la ‘gran renuncia’ española está a años luz de lo que ocurre en EE.UU., ya que los derechos laborales tienen enfoques muy diferentes: entre otros factores, aquí éstos aumentan en función de la antigüedad en la empresa. Si en España dimitieron 4.000 empleados en marzo de 2021 -según datos de la Guía del Mercado Laboral 2022 de la consultora Hays-, en EE.UU. fueron más de 4 millones cada mes durante todo 2021. En conclusión, los españoles están descontentos, pero las condiciones y los derechos laborales dificultan el abandono del puesto de trabajo.
2023 se presenta como un año en el que las iniciativas empresariales en el ámbito de los recursos humanos serán una condición sine qua non. Detectar el estado de salud emocional de los equipos y saber gestionarla será uno de los mayores retos para alcanzar el éxito, tanto a nivel interno como nivel de resultados, en opinión de los expertos del Instituto de Comunicación. El consejo para las organizaciones: invertir en aumentar el engagement y bienestar de los empleados, al medir en tiempo real el nivel de satisfacción y también de productividad de la plantilla.
Con la dinámica Sikkhona “podemos medir en qué estadio se encuentran sus relaciones y proporcionarles herramientas para encauzarlas”, asesora Ferran Ramón-Cortés. Esta herramienta detecta qué empleados están alineados con el propósito de la empresa y sus objetivos y cuáles han “descarrilado”. Entre los primeros, se encuentran aquellas personas comprometidas con los equipos de trabajo y dispuestas a priorizar los objetivos comunes a los individuales. “A las que también hay que mimar, por supuesto, porque del talento viven las empresas y actualmente, desde los milennials a los séniors, el empleado que no tiene la percepción de que tiene la oportunidad de contribuir al propósito de la empresa, que no puede aprender con ella, que no puede crecer profesionalmente en su seno….ese trabajador, por muy elevado que sea su salario, siempre verá la puerta abierta para irse a otra compañía”, explica Galofré.
Entre los empleados pasivos, los que han “descarrilado”, Sikkhona encuentra las causas por las que intervienen poco o se guardan sus opiniones sobre los proyectos y las tareas o los que se callan para no ser represaliados, “hay miedo, a veces, a las consecuencias de afrontar las situaciones”. Àlex Galofré explica cómo son de útiles las ilustraciones que contiene Sikkhona para aflorar y describir el estado de ánimo y la actitud de un profesional. Una imagen vale más que mil palabras.