Los estudios, las instituciones, las empresas, los trabajadores y los psicólogos. Todo el mundo ve, cada vez más, que existe un problema en España con la salud mental y que en muchos casos ese problema está asociado a las cargas y presiones laborales, al estrés. Está en la agenda, resurge este viernes, Día Mundial de la Salud, y ha entrado como uno de los ejes de la estrategia del Gobierno español de cara a los próximos años para la seguridad laboral en el trabajo. Pero, por más que la preocupación crezca, poco mejora la prevención en las empresas y el estigma sigue pesando por aquellos que piden una baja por problemas de salud mental. ¿Cómo lo detectamos y abordamos con las herramientas que tenemos?
El 40% de los españoles valora su salud mental negativamente según un amplio y reciente estudio de la Mutua Madrileña con la Confederación Salud Mental España, que recogía que el 88,8% atribuía el deterioro sobre todo al estrés y las presiones rutinarias, algo por debajo de quienes lo atribuían a la incertidumbre del futuro (89%) y a las dificultades económicas (91%). Otro estudio reciente, de Hayes, cifraba en un 43% el porcentaje de trabajadores fatigados, mientras que el estudio de Infojobs y Esade sobre el mercado laboral detallaba que el principal motivo entre aquellos que quieren cambiar de trabajo es el de proteger la salud mental. Cuando el estrés se perpetúa y produce síntomas de fatiga crónica e incluso de depresión, se genera el burnout, reconocido por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad profesional desde enero de 2022, aunque todavía no reconocido como tal en España por el Gobierno, pese a las exigencias de los sindicatos.
Métodos de evaluación
Esta es la foto general, pero, ¿cómo detectamos el problema en la foto particular? Aunque los problemas de salud mental puedan parecer más difíciles de detectar y de demostrar que los meramente físicos, existen métodos "científicamente validados", apunta Carmen Mancheño, coordinadora de Salud Laboral de Comisiones Obreras, que miden los riesgos psicosociales en el trabajo.
Uno de ellos es Ipstas 21, un método de alcance internacional que pregunta sobre la carga de trabajo, la adecuación de las tareas, la autonomía del trabajador y su estado de ánimo para valorar los riesgos psicosociales de su entorno laboral. Otro de ellos, F-psico, va en la misma línea y está homologado por la Seguridad Social. "Es necesario potenciar, y desde Europa se está pidiendo, la prevención en salud mental, que es la hermana pequeña de la prevención laboral", alerta Mancheño, que defiende que "está demostrado que hay relación entre factores psicosociales como la alta tensión por la alta carga de trabajo o la poca autonomía y problemas de salud, y que el origen de un infarto o ictus puede estar a veces en sobrecargas laborales y máximo estrés".
La mención al ictus no es casual, puesto que, aunque es difícil que se reconozca un problema de salud mental como accidente laboral, sí que se reconoce el ictus, que de hecho es el principal causante de muertes por accidente laboral en España, 285 de los 826 fallecidos el pasado año. "Es verdad que la relación causa-efecto es complicada y que las enfermedades no son unicausales. Pero si una persona cree que tiene un problema de salud mental en el trabajo por cargas o faltas de respeto, lo primero que le diría es que busque ayuda en los sindicatos, incluso aunque su empresa no cuente con representación, porque allí encontrará asesoramiento sobre cómo intervenir", defiende Mancheño.
Fatiga e irritabilidad
La psicóloga y experta en Recursos Humanos Olga Garrido apunta, por su parte, a las formas de identificar si existe un problema de burnout, la saturación y fatiga por estrés continuado que puede derivar en trastornos de ansiedad y depresión. "Existe un desgaste emocional y el trabajador empieza a verse un poco aislado del entorno. Existe una falta de concentración, falta de efectividad y falta de energía generalizada. Pierdes el interés por las cosas, todo te molesta, dejas de sentirte unido a los compañeros...", explica. Pero Garrido alerta que "el burnout puede estar desarrollándose, incubándose durante muchísimos años antes de manifestarse en síntomas graves".
En muchas ocasiones, cuando se manifiesta, acaba reproduciendo una paradoja. "Como muchas veces afecta a personas de alto rendimiento, cuando empiezan a notar síntomas o ver que sus relaciones personales ya no son tan satisfactorias, empiezan a trabajar más y más, porque intentan estar al 100% cuando el cuerpo les está enviando seales de que algo no está funcionando", explica Garrido. "La gente suele tardar mucho tiempo en pedir ayuda y se dedica a empujar sus límites", completa.
Para Garrido, una de las claves para detectar el origen de los problemas de salud mental en el trabajo es "poner el foco en la empresa y no en el trabajador". "Es una mala evaluación pensar que los problemas de salud mental vienen de que el trabajador es débil. A veces es al contrario, un trabajador se ha visto sometido a estresores durante tiempo que acaban apareciendo síntomas por tanto aguantar", desarrolla. Y abunda en que "las causas suelen venir de una cultura organizacional tóxica, de una mala distribución de la carga de trabajo, de un liderazgo con faltas de respeto, abusos de poder o injusticias continuas y de una falta de adeucación de las tareas al puesto de trabajo.
Comunicación y apoyo
Para que una persona que está sufriendo burnout tome medidas, "es necesario hacer una regulación emocional y trabajar el autoconocimiento para poner en marcha herramientas que ayuden a frenar ciertos abusos con asertividad y poniendo límites a la empresa mejorando la comunicación". Una vez esto está detectado, explica Garrido, se debe abordar si es posible evaluar con la empresa el rol del trabajador "de forma que sea más amable con su salud mental" y "si la empresa no escucha o no ofrece comunicación (situación habitual), buscar otro trabajo que no ponga tan en riesgo su salud mental".
Más allá del problema concreto con el puesto de trabajo, "buscar apoyo dentro de la empresa es primordial" para no sentirse solo, defiende Garrido. Y, por otra parte, "buscar sentido fuera del trabajo es esencial", completa. "Cuando trabajas muchas horas y estás estresado o fatigado, a veces pierdes el contacto con lo que te hace disfrutar y da sentido a tu vida y eso empeora si no te sientes identificado con la empresa", desarrolla Garrido.
En ocasiones, la situación de burnout se vuelve tan insostenible que la única medida posible es pedir una baja laboral. En este sentido, los médicos de atención primaria cada vez están más sensibilizados y, por eso, "si la Mútua no considera que exista un problema, hay que ir al médico de cabecera", defiende Mancheño, de Comisiones Obreras.
"Si se consideran vulnerados los derechos y la comunicación no funciona, está la opción de denunciar a la Inspección de Trabajo. Si lo hacemos con la ayuda de representación sindical, nos sentiremos más respaldados, más acompañados", apunta Mancheño. El hecho de que la enfermedad mental no esté considerada como enfermedad profesional dificulta a veces que se prueben relaciones causales entre la mala organización o los abusos y una mala salud mental, y de hecho "si se puede demostrar que una enfermedad tiene como casua exclusiva el trabajo se puede considerar accidente de trabajo aunque no esté en el cuadro", añade Mancheño, que destaca que "cada vez hay más sentencias favorables contra empresas, sobre todo cuando hay un buen informe de médicos de primaria y el juez está sensibilizado".
Mancheño recuerda que, tal y como refleja el informe del ministerio de Trabajo, la "doble presencia" en el caso de las mujeres (pendientes en más medida que los hombres del hogar y el puesto de trabajo), así como la precarización de algunos puestos y los riesgos asociados a puestos poco cualificados son factores que deberán tenerse en cuenta en la prevención de los problemas de salud mental. "El consumo de psicofármacos aumenta y lo hace más entre las mujeres", alerta.
El papel de la empresa
Mientras que los trabajadores cada vez están más preocupados por los problemas de salud mental en sus puestos de trabajo y apuntan a cambiar de empleo para mejorarlo, las empresas no parecen mostrar la misma preocupación. Según asegura Alberto Gavilán, director de Talento del Grupo Adecco, "las empreas toman medidas cuando se detecta un caso problemático de salud mental, pero falta mucha prevención". "Las empresas tienen que dotarse de medios y de conocimiento, aunque puede que haya pimes que no se lo puedan permitir. Pero las que pueden, deberían tomar medidas para prevenir estos problemas".
Las encuestas de clima son uno de los métodos que tienen las empresas para saber en qué estado de salud mental se encuentran sus trabajadores. "Pero creo que es necesario ofrecer formación para mánagers y directivos con tal que puedan detectar de manera temprana cuando un epmleado tenga problemas de salud mental, pero es verdad que hay pocas empresas que estén avanzando en este sentido", admite Gavilán.
"Cuando alguien tiene un problema de salud mental, puede que lo muestre en un entorno de confianza, pero con relaciones jerárquicas es diferente, la mayoría no quieren que un jefe lo sepa", explica Gavilán, que cree que es más sencillo para las empresas detectar malas praxis en cuanto a las faltas de respeto o el mal ambiente que en las cargas de trabajo. "Falta mucha evaluación sobre las cargas de trabajo y ver cuándo están detrás de situaciones de estrés", argumenta.
Para prevenir este tipo de problemas, "lo primero que hay que hacer es crear ambientes de comunicación donde las personas se sientan aptas para hablar" y lo segundo es "tomar el pulso para equilibrar esas cargas de trabajo o incluso ampliar el equipo si el que existe no es suficiente". "Tiene que haber una supervisión continua, sin fiscalizar, de los resultados del equipo y de las causas si no se consiguen, si puede haber un mal reparto de tareas, una falta de formación de un empleado, es necesario tener un pulso del ambiente de trabajo", reflexiona. "Faltan protocolos y, si existe un problema de salud mental en el equipo, hay que acudir a especialistas", completa Gavilán, que de todos modos cree que el estigma de los problemas de salud mental siguen estando en la sociedad y no solo en las empresas.