La pandemia ha visibilizado y reforzado una profesión que para muchos era desconocida: la del facility manager, lo que antaño se conocía como servicios generales de mantenimiento en el seno de las empresas, una profesión que tiene sus orígenes a finales de los 80 del siglo pasado en Estados Unidos. Sus funciones pasan por conseguir que las organizaciones en las que trabajamos sean más eficientes, sostenibles y productivas, apoyándose en la tecnología y situando a la persona en el centro. Para ello, el facility manager se encarga de la gestión integral de las infraestructuras y los servicios de las empresas, y deberá tener conocimientos tanto de administración de empresas como de arquitectura e ingeniería o gestión de personas, ya que deberá aunar todos estos elementos para mejorar el entorno de trabajo.
La figura del facility manager dio un salto estratégico de varios niveles cuando las empresas se vieron obligadas, con la irrupción de la pandemia, a enviar a casa a sus trabajadores y a instaurar el teletrabajo. Con ello, estos equipos de apoyo a la organización han pasado ya a formar parte de los distintos comités de dirección y de crisis, y a consolidarse como el segundo centro de costes más alto de la mayoría de las empresas, después de los costes de personal. “Queda claro, pues, que una buena gestión estratégica de esta área es un apoyo directo tanto en la operativa de las empresas, como al plan económico de las mismas”, explica Enrique Carrero, presidente de IFMA España. La asociación se constituyó en España en 2011, como extensión de la International Facility Management Association (IFMA).
A los equipos de Facility Management, junto con otros departamentos, “nos correspondió organizar el teletrabajo y paulatinamente, planificar una vuelta a los espacios de trabajo más seguros y sostenibles; añadiendo un nuevo matiz, que es que los nuevos espacios de trabajo post Covid-19 van a tener unos usos y un diseño diferentes a los de la prepandemia”, concreta Carrero.
Sea cual sea el lugar de trabajo, es el facility manager quien vela porque todos los empleados dispongan de los mejores espacios laborales posibles, incluso en sus propias casas o en cualquier otro sitio, para que desarrollen plenamente su actividad y para que las empresas puedan seguir produciendo. A partir de ahí existen diversas fórmulas individualizables por organización para conseguirlo.
La disciplina del Facility Management es, pues, a día de hoy también en España, una función estratégica en las empresas por los beneficios que conlleva y lo valiosa que es para desarrollar e implementar la actividad de las organizaciones y sus objetivos. Pero no hay que llevarse a equívoco; no lo es solo para buscar la eficiencia y la organización del teletrabajo. Hay tres aspectos muy importantes a destacar de la labor de estos profesionales. Por un lado, la que sería la más conocida como gestión de los inmuebles corporativos -desde el diseño hasta la operativa de los inmuebles-, pero en los nuevos entornos de trabajo también tiene su razón de ser tres elementos críticos: tecnología, Smart City y sostenibilidad. “En realidad, podemos pasar del Smart Building a la Smart City, y eso está ya ocurriendo. Facility Manager y Smart City son dos conceptos cada vez más imbricados. Las ciudades deben hacer de la sostenibilidad, la tecnología y, especialmente, la atención a la calidad de vida de las personas sus principales ejes de actuación. Así deberá ser si, como parece, nos acercamos a una población mundial cercana a los 10.000 millones de habitantes en 2050, en las que dos terceras partes estarán concentrados en ciudades de más de 10 millones de habitantes. Esto representa todo un reto”, explica el presidente de IFMA España.
Desde la asociación española se defiende su labor en la gestión de la ciudad del presente y del futuro y en el fomento de los ODS en la ciudad (concretamente al ODS11: Ciudades y Comunidades Sostenibles), centrados en la calidad de vida del ciudadano, la lucha contra la desigualdad, así como la sostenibilidad del planeta, mediante la utilización de la mejor tecnología, procesos, profesionales y recursos disponibles. Tanto es así, que desde IFMA España se ha elaborado la guía El Facility Management ante el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un documento donde se diseccionan uno a uno los 17 ODS y se identifican aquellos aspectos en los que el facility manager puede reforzar su posición en la gestión sostenible de los edificios y que busca ser una ayuda a los profesionales para que entiendan hacia dónde se dirige su disciplina.
Preguntado sobre el papel que está jugando la tecnología y la digitalización, Enrique Carrero manifiesta que “inciden de pleno en la profesión”. “La gestión del dato y las métricas son también una parte muy relevante del binomio tecnología y Facility Management”, asegura. “El control y gestión de la información nos debería dar más eficacia a la hora de la resolución de los retos que afrontamos y una vía de alcance para nuestros objetivos. Hay una base tecnológica con la que debemos contar y que ya están implantadas en muchas organizaciones, como son las plataformas de gestión del mantenimiento (GMAO), gestión de los activos, monitorización de consumos energéticos, sensores o un BMS de primer nivel sobre el que poder conectar otras tecnologías”.
Algunas de estas tecnologías son las plataformas en la nube de inteligencia artificial para mantenimientos predictivos, es decir, se trata de soluciones que permiten una optimización automática del modelo de funcionamiento del edificio manteniendo el confort con objetivos de ahorro energético (sensores en las plantas, una actuación sobre la climatización o iluminación del edificio según datos de personas en el edificio y aplicaciones de gestión de espacios para los empleados, entre otros).
La administración pública, la asignatura pendiente
Pese a la cada vez más reconocida tarea de los equipos de gestión del inmueble, el reto del sector está en la administración pública que es el gestor de activos inmobiliarios más importante del Estado español. Salvo algunos casos aislados en algunos gobiernos autonómicos que están regularizando la figura y sus competencias, todavía no se está teniendo en cuenta el valor que puede tener el facility manager en la gestión, no solo del patrimonio, sino en que los millones de empleados públicos de nuestro país trabajen mejor.
Sin embargo es inevitable, porque “por el bien del ciudadano y del contribuyente” debe existir un paso más en la relación entre el facility manager y las administraciones públicas, en la medida en que el Facility Management se vaya incorporando a la función pública como parte del organigrama de su organización y con el impulso de una colaboración público-privada más efectiva y pragmática, que incorpore principios “ganar-ganar” en su relación y que asigne con criterio estratégico y responsable a los recursos financieros disponibles en cada momento. Veremos en breve más avances en los campos que acabo de destacar, así como en otros muchos más.