La palabra 'expat' irrumpe con fuerza en Barcelona con dos caras: la de las empresas que celebran la llegada del "talento internacional cualificado" y la de movimientos vecinales que los culpan del aumento de los precios de la vivienda y la pérdida del comercio local. Existen permisos de residencia VIP para extracomunitarios que llegan a España contratados o trasladados por una empresa, nómadas digitales o inversores. Y constatan su preferencia por Barcelona: 77.678 de los 250.88 permisos de residencia concedidos en toda España desde 2013 hasta 2023 (un 31%) llegaron a la provincia de la capital catalana.
Lo han hecho con un ritmo creciente, sobre todo tras la pandemia: si en 2019 se concedieron 7.917 permisos, esta cifra casi se triplicó en 2023, al alcanzar los 20.107 en la provincia. Se trata de permisos más ágiles que los de Extranjería para inmigrantes y los concede una oficina específica, la Unidad de Grandes Empresas, creada con la ley 14/2013 para facilitar la atracción de inversión extranjera. Entre los permisos que otorga, el más habitual en Barcelona es el de altos directivos y personal altamente cualificado, con 8.062 concedidos en 2023, un 40% del total. El segundo más común es el de los permisos golden a cambio de inversión empresarial o compra de vivienda, con un 21% del total (4.279), que dejará de existir en 2025 tras la aprobación de su eliminación por el Congreso este jueves. Estas cifras fueron publicadas en el Observatorio Permanente de Inmigración del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones el pasado 31 de octubre por primera vez desde 2023, año en empezaron a darse los permisos VIP.
El permiso de residencia a nómadas digitales irrumpió con fuerza en su primer año de existencia, con 3.361 permisos en 2023 en Barcelona, un tercio de los 10.000 que se aprobaron en España, y superó a los investigadores (1.961, un 10%), emprendedores (859, un 4%) y traslados intraempresariales (un 3%, 636), entre otros minoritarios. En total, viven en España 97.789 extranjeros con este permiso privilegiado en vigor, un 39% de ellos (34.463) con autorización de directivo o personal altamente cualificado, un 34% (33.237) inversores golden, mayoritariamente compradores de vivienda, y un 10% (9.296) nómadas digitales con permiso internacional de teletrabajo. Estas cifras el Ministerio no las publica por provincias.
La difícil frontera del término 'expat'
Un expat puede ser europeo y, por tanto, no necesitar visado, o bien considerarse expat habiendo accedido por otras vías a su puesto de trabajo o tener otro tipo de permisos de residencia y trabajo, por lo que la cifra no determina la cantidad de expats que hay en la ciudad, pero sí los que han tenido privilegios a la hora de obtener el permiso de residencia.
El investigador posdoctoral de la Universitat Autònoma de Barcelona, Brian Rosa, alerta de que el término es complejo y hay que entenderlo más bien como "cultural" que como un claro marco económico delimitado. "Para nosotros, es un 'expat' quien se considera 'expat', pero hay algunos que no se sienten cómodos con el término", apunta, y advierte que no necesariamente cobran sueldos de otros países, aunque la mayoría sí que superan los sueldos medianos de la ciudad. "Tenemos un estereotipo del expat, tal vez alguien que viene de la India para trabajar en una tecnológica no encaja en este estereotipo", advierte, y reconoce los efectos adversos de este modelo en el precio de la vivienda, especialmente con el crecimiento del alquiler de temporada, "a veces con uso fraudulento", que permite hasta la fecha esquivar la Ley de Vivienda y la regulación de los precios de alquiler.
La definición de "expatriado" del diccionario de la R.A.E define al expatriado como alguien "que vive fuera de su patria", aunque también desde el participio del verbo expatriar como alguien que "ha sido expatriado" y eso puede hacerlo un país pero también una empresa. Con el auge tras la pandemia del nómada digital que trabaja desde cualquier lugar de mundo, no obstante, el concepto de 'expat' está ganando fuerza en las grandes metrópolis y, en el lenguaje popular, se acaba distinguiendo al expat del inmigrante por su poder adquisitivo.
La línea no es tan clara. Según la investigación de Rosa, "los latinoamericanos tienen menos probabilidades de considerarse expats que el resto y tienen ingresos más bajos, aunque todos tienen título universitario", entre los entrevistados, y algunos se sienten expats aunque trabajen para alguna empresa española sin haber seguido las vías de expatriación empresarial o diplomática. Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Colombia son los países más habituales de procedencia.
De los que han recibido el permiso de residencia de la UGE en Barcelona en 2023, que solo concreta regiones y no nacionalidades, destacan los europeos que no son de la UE (incluye a Reino Unido y Rusia), con 7.372 personas, que se han duplicado en un solo año. En segundo lugar, centroamericanos y sudamericanos han conseguido 5.174 autorizaciones de residencia de expat o inversor, asiáticos 4.388 y norteamericanos 2.126. Han llegado también 802 expats africanos y 243 de Oceanía.
A partir de su investigación con cuestionarios a expats que participan en grupos de redes sociales, Rosa concluye que "el hecho de que sea una ciudad conocida, el estilo de vida, el dinamismo laboral y el clima" son los principales motivos de atracción. En ello coincidían también varios entrevistados por ON ECONOMIA en un reportaje anterior, en el que un estadounidense definía Barcelona con una ciudad "con la calidez de Latinoamérica y los servicios de Europa".
Barcelona y Catalunya recuperan atractivo
Algunos de estos atributos pueden servir también para Madrid o Málaga y Valencia, otras ciudades en auge. El hecho de que la Comunidad de Madrid atraiga más del triple de inversión extranjera (15.323 millones, más de la mitad del total español) que Catalunya (4.644 millones, un 16,5% del total) puede parecer contradictorio con que la capital reciba menos permisos de residencia VIP (17.297 en 2023 por los 20.107 de Barcelona). Pero la contradicción encaja si atendemos a la evolución: hasta 2019, Madrid atraía más permisos a expats, mientras que en 2020 y 2021 se igualaron y fue a partir de 2022 cuando Barcelona se distanció de Madrid. Del mismo modo, la Comunidad de Madrid ha perdido un 12,7% de inversión entre 2022 y 2023 y Catalunya ha ganado un 18%, porcentajes más pronunciados si atendemos al 25,9% de crecimiento entre 2019 y 2023 en Catalunya y a la disminución del 15,9% en estos últimos 4 años en Madrid.
Después de una caída de inversión durante los años más intensos del procés y el impasse que supuso la pandemia, con la consolidación de los nómadas digitales, que pueden tener otro tipo de permiso si se desplazan a otras sedes de una misma multinacional, la recuperación de Catalunya con los atractivos de Barcelona y una gran presencia en redes como ciudad ideal para vivir coinciden con el aumento de estos perfiles en la ciudad. Comunicaciones, sanidad y sector tecnológico e ingenierías son algunos de los sectores que más extranjeros altamente cualificados atraen.
El caso de Andalucía y Málaga
Si comparamos la inversión extranjera en otros países con las autorizaciones de residencia a extranjeros vip concedidas, la proporcionalidad no es exacta. Si bien Valencia sí que es a la vez la tercera comunidad que más inversión extranjera recibe (un 6% del total, 2.064 millones) y la tercera con más permisos de residencia a expats e inversores en 2023 (casi 9.000, un 14% sobre el total), Andalucía supera de mucho a Euskadi en permisos de residencia con mucha menos inversión extranjera. 1.245 millones de euros, un 3,6% de la inversión extranjera, van a Andalucía, que, en cambio, acapara cerca de un 12% de los permisos de residencia, unos 8.000.
Este caso es particular gracias a Málaga, tercera provincia con mayor número de extranjeros VIP por dos motivos: el fomento de la capital como atractivo tecnológico y de talento internacional y la predilección de los extranjeros millonarios por comprar casas de lujo en Marbella y la costa malagueña. En la provincia, el peso de la golden visa es mayor que en Barcelona y Madrid, con un 49% (2.635) de los 6.361 concedidos.
Privilegios fiscales
Desde el punto de vista crítico, Brian Rosa alerta del riesgo de culpar a los propios expat del impacto negativo que pueda tener sobre la ciudad, porque puede generar un escenario en que "la derecha tenga a sus extranjeros malos, los inmigrantes, y la izquierda a los suyos, los expats" y eso quite el foco de otros grandes beneficiados y, sobre todo, del sistema de privilegios que tienen frente a los migrantes.
Más allá de estos permisos de residencia más ágiles y un término más amable, los expats también cuentan con algunas ventajas fiscales. La denominada Ley Beckham, creada para que el futbolista declarase algunos de sus ingresos en España, permite pagar un impuesto fijo del 24% (por el 45% de IRPF que pueden llegar a pagar los locales con rentas entre 60.000 y 300.000 euros) a extranjeros que ganen hasta 600.000 euros al año durante los primeros seis años.
Los propietarios de los negocios que pasan de ser cafeterías o comercios de barrio a locales propicios para la gentrificación, además, no tienen por qué tener dueños extranjeros, como tampoco lo son los propietarios que ponen las viviendas en alquiler temporal o aumentan los precios de renta.
El precio de la vivienda, de hecho, es una de las principales preocupaciones de los expats según el estudio de Rosa, que apunta a que cada vez es menos cierto "el mito" de que vengan a Barcelona por el coste de vida. El impacto del turismo es otra de sus principales preocupaciones, en parte porque no quieren ser vistos como tales ante las oleadas de protestas en contra de los visitantes.
Durante la entrevista con Rosa en una cafetería, se suma a la conversación Claudia, investigadora italiana de física afincada desde hace años en Barcelona, que asevera que los expats "rompen el mercado y los precios" al llegar con sueldos de su país de origen. "Yo soy inmigrante, de primera porque vengo de un país europeo, pero vine a buscar empleo sin un contrato firmado por una empresa extranjera", afirma, y deja claro el interés y el debate que genera este término.