El propio ChatGPT se muestra humilde cuando se le pregunta por un ascenso para ocupar el puesto del CEO de Open AI, Sam Altman. “Como IA, no tengo deseos, ambiciones ni la capacidad de ocupar roles ejecutivos en empresas. Mi función es proporcionar asistencia y conocimientos a los usuarios basándose en la información disponible. Siempre estoy aquí para ayudarte con tus consultas y dudas”, responde diplomático a ON ECONOMIA.

Pero la idea de que una Inteligencia Artificial pueda ocupar el lugar de tu jefe, incluso de un CEO, empieza a ser aceptada incluso por los propios directivos. Así lo muestra una encuesta a 800 directivos y 800 empleados de Edx For Business, plataforma de formación en empresas creada por la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). En ella, más de la mitad de directivos nivel C (los de mayor responsabilidad), un 56%, reconocían que sus tareas podrían “parcialmente” o “completamente” ser sustituidas por la Inteligencia Artificial

Curiosamente, y pese a que hace tiempo que se debate (sin consenso) sobre los efectos que puede tener sobre el empleo, el porcentaje es mayor que el de empleados que consideran que sus tareas pueden ser reemplazadas por la IA. Tan solo el 20% de los trabajadores lo creen, un porcentaje la mitad de bajo que la de directivos. Así que, en este sentido, los directivos son más humildes -o realistas- que los empleados. 

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Núria Oliver

La encuesta de Edx, además de los temores de CEOS y empleados de que la IA reemplace sus tareas, muestra cómo el 87% de directivos tiene problemas para seguir su estrategia de negocio por la dificultad para encontrar profesionales con habilidades vinculadas a la IA, mientras que el 56% de jefes cree que los becarios acabarán siendo sustituidos por la IA, “lo cual dificultará a los junior convertirse en sénior”, apunta Platas.

El 82% de los directivos, cree que los profesionales con conocimientos de IA deberían de cobrar más y a un mismo porcentaje de jefes no le importaría que sus empleados dediquen las herramientas de Inteligencia Artificial para dedicarse a otros empleos.

En un avance que recuerda al de la calculadora o la aparición de los ordenadores, la clave de la IA que puede sacudir a los equipos directivos es que, “a diferencia de otras revoluciones tecnológicas, que nos servían para subcontratar tareas, la IA permite subcontratar la toma de decisiones”, reflexiona Verónica Platas, profesora de EADA y experta en Inteligencia Artificial y Recursos Humanos. ç

Las 'soft skills' ganan peso

Con todo, hasta la propia IA, ChatGPT, reconoce que “la toma de decisiones estratégicas, la creatividad, la empatía y la capacidad de liderazgo son habilidades clave que generalmente se asocian con roles de CEO y que pueden ser desafiantes de asumir por una Inteligencia Artificial”. Advierte que “aunque en el futuro no se puede descartar por completo la posibilidad de que una IA ocupe cargos directivos, en la actualidad, es más común verlas en roles de apoyo y asesoramiento”.

Existen, al menos en la sociedad actual, algunos impedimentos cruciales para que la Inteligencia Artificial tome las riendas de una empresa o incluso de un país. La doctora experta en Inteligencia Artificial y vicepresidenta de Ellis Núria Oliver alerta de que “aunque se hable de que las IA puedan sustituir a CEO o presidentes de estos países, son escenarios no factibles desde diferentes puntos de vista, incluido el regulatorio”.  

Y destaca un concepto central que impide esta sustitución: la responsabilidad. “Tiene que haber un humano detrás, aunque son cada vez más usuales los sistemas de apoyo en la toma de decisiones en todos los ámbitos (económico, financiero, de Recursos Humanos, estratégico)”, apunta Oliver. Llama también a "preguntarnos si ese es el escenario que queremos" y resalta la importancia de que un humano pueda asumir las responsabilidades de las decisiones. Apunta que existe una “área activa de investigación para encontrar cuál es la combinación óptima entre IA y humano para la toma de decisiones”. 

Como sucedió con la invención de la calculadora y el cálculo mental o con Google y los conocimientos generales, una máquina como la IA capaz de trabajar con millones de datos para hallar la solución óptima puede minimizar la importancia de los conocimientos técnicos en a toma de decisiones, incluso financieros en equipos directivos. En este punto, las conocidas como ‘soft skills’ o habilidades humanas, ganan peso. 

El CEO bicéfalo

“Podemos pasar a tener una posición de CEO bicéfala, en la que la IA tome las decisiones basadas en los datos y el CEO se dedique más a los contactos y a la gestión emocional o de interpretación del contexto. Todo lo que es empatía, construir relaciones o interpretar las emociones lo haría un humano”, anticipa Platas. 

Existen más matices a tener en cuenta a la hora de incorporar un ejecutivo robot en una empresa. “Hay que tener en cuenta riesgos de la IA como los sesgos, la falta de transparencia o la vulnerabilidad ante la IA adversarial, que tiene como objetivos boicotear a la IA”, alerta Núria Oliver. Por ello, la figura del copiloto de la IA gana sentido también entre directivos. Por ello, el conocimiento de esta tecnología puede ser un valor añadido en puestos de dirección. 

Aunando argumentos, todo apunta a la coexistencia entre un liderazgo humano y uno de IA en las organizaciones, lo cual más que a la desaparición de la figura del CEO tiende a “un adelgazamiento en cuanto a las pirámides” y a una “crisis de los mandos intermedios”. 

Tras el despido de más de 7.000 personas vinculados a la Inteligencia Artificial en las grandes tecnológicas en lo que va de año, el turno de los directivos no ha llegado y no parece que vaya a llegar de manera inminente. El mensaje al mercado de una gran empresa sin CEO parece del todo impensable a corto plazo. Por ahora, eso sí, empresas como el ron Dictador o NetDragon ya han nombrado como CEO a Inteligencia Artificial. Lo que hoy es más bien performático puede -o no- avanzar escenarios realistas en un futuro.