La noticia ha dado la vuelta al mundo. El consejero delegado de la petrolera británica BP, Bernard Looney, ha presentado su dimisión con efectos inmediatos después de admitir que no fue totalmente sincero sobre las relaciones personales que mantuvo en el pasado con compañeros de la empresa. En mayo del año pasado, con el apoyo de un asesor jurídico externo, el Consejo de la petrolera británica recibió y revisó las alegaciones relativas a la conducta de Looney con respecto a las relaciones personales con colegas de la empresa después de recibir información de una fuente anónima.

Durante el mencionado proceso, Looney reveló un "pequeño número de relaciones" pasado con colegas de la compañía antes de convertirse en CEO, no detectándose entonces ninguna infracción del Código de Conducta de la empresa. Recientemente, la compañía recibió otras acusaciones de naturaleza similar, que empezó inmediatamente a investigar, también con el apoyo de un asesor jurídico externo, sin que el proceso haya acabado todavía.

"El factor humano es vital"

Aunque el comunicado es demasiado corto y no explicita el cariz de relaciones personales que mantenía sin llegar a las raíces del problema, los vínculos que se producen dentro de las empresas crean controversias. Por otra parte, hay que preguntarse si, especialmente a nivel de grandes compañías, el caso de BP puede actuar de precedente para otras empresas. Sergi Núñez Allès, Consultor de Relaciones Laborales, advierte de no hacer grande el problema: "El factor humano, para que el trabajo salga bien, es vital, es decir, la conducta que tenemos entre empleados porque si hay buena relación todo será muy positivo. Otra cosa son los protocolos de la empresa donde explicitan ciertas actitudes". Así pues, la apuesta en el entorno de los recursos humanos es, precisamente, que las relaciones de afecto personales sean las predominantes: "El aspecto de BP es un caso puramente de protocolo de empresa y de haber negado unos aspectos que el comunicado no detalla y después admitirlos. La pérdida de credibilidad también es importante en la dimisión de Looney".

Cláusulas y letra pequeña

Si entramos en el mundo empresarial, siempre hay que leer la letra pequeña: "Muchos contratos explicitan que no se pueden mantener relaciones sexuales, aunque es una exigencia que va a la baja. Ahora bien, relaciones sexuales y relaciones personales en ningún caso son lo mismo", argumenta Sergi Núñez Allès y añade: "Como consultor de recursos humanos, pero también psicólogo, te diría que lo que hace falta es aplicar la lógica de las cosas: ¿qué problema hay en hacerse amigo de un compañero de trabajo? Ni uno". Ahora bien, más allá de la letra pequeña también hay cláusulas y en una gran multinacional y para una gran responsabilidad como es representar el CEO de una petrolera, en este caso BP, podemos encontrar excepciones infinitas. Por lo tanto, la excepción confirma la norma o la tendencia general de los especialistas en recursos humanos: "Precisamente, la relación personal dentro de una empresa es lo más indispensable para su buen funcionamiento".

Sin normativa

No obstante, y a pesar de la frecuencia con que tienen lugar situaciones como las referidas, la normativa española no contiene previsión de ningún tipo sobre estos episodios, cosa que a priori puede generar incertidumbres a empleados y empleadores. El trabajador no tiene obligación de comunicar a la empresa circunstancias como las expuestas, para pertenecer de manera exclusiva al espacio de intimidad personal del empleado. Sin embargo, también es cierto que cuando los hechos trascienden el ámbito profesional, son muchas las empresas que recorren al despido para evitar tener que tramitar con situaciones como las señaladas. La posibilidad de despedir a un empleado sin causa concreta, y por la vía de la improcedencia, constituye una herramienta de que las organizaciones hacen uso con frecuencia. Incluso en otros países, y en particular en el ámbito de empleados de dirección, ante la ausencia normativa sobre la cuestión, es frecuente incluir cláusulas en que los empleados se comprometen evitar mantener relaciones personales en el trabajo con otros empleados, bajo amenaza de despido.