La resaca de la pandemia todavía dura con respecto a las tendencias laborales de este 2022. Si el año 2020 fue el de la normalización del teletrabajo, forzado por los peores momentos de la covid-19, los años posteriores han sido los de la recuperación económica, pero también los de rehacer las relaciones con el trabajo, en parte por el desgaste producido por esta enfermedad que nos encerró en casa y mató millones de personas por todo el mundo. En este contexto, mucha gente ha abandonado su trabajo, tanta, que en los Estados Unidos el año 2021 llegó The Great Ressignation, con 38 millones de personas que dejaron su trabajo solo el año 2021. En España, la movilidad laboral ha llegado con menor medida, pero también con cifras de récord. La covid nos llevó el trabajo hasta dentro de la cocina y con los niños apareciendo de fondo a las videollamadas, de forma que tomamos más conciencia de la necesidad de conciliar nuestra vida con nuestro trabajo, al cual queremos restar un poco de peso en nuestra vida.
Pero al mismo tiempo, cuando las heridas de aquella pandemia todavía no habían ni de lejos cicatrizado, estalló una guerra en Ucrania que hizo que se dispararan la incertidumbre, los precios y el miedo a la recesión. Todos estos hechos encadenados han producido cambios repentinos en nuestro estado de ánimo, en nuestras perspectivas vitales y, por lo tanto, también en cómo concebimos y encaramos el trabajo. Nunca se había hablado tanto de salud mental y de las formas de acoso que se dan en el trabajo, ni tampoco nos habíamos planteado con tanta fuerza una jornada laboral de cuatro días. Biden dijo a los empresarios "pay them more", pagadles mejor en junio de 2021, después de que se quejaran porque no encontraban trabajadores. Meses después, en octubre, Yolanda Díaz hizo suyo un consejo que en algunos sectores se ha convertido en imperativo. Hace falta pagar mejor para retener y captar talento en los sectores con más ofrece que demanda, y en la hostelería ya hace meses que se tienen que subir los salarios para conseguir contratar. En abril de 2022, entró en vigor la reforma laboral de Yolanda Díaz, que buscaba combatir la temporalidad, y eso ha sacudido el panorama laboral, no siempre con los efectos deseados.
La gran renuncia
Un año después de estallar en los Estados Unidos, la gran renuncia empezó a irrumpir en España. Sectores como la salud, el farmacéutico y el tecnológico, con unos salarios muy por encima de la media y una oferta laboral superior a la demanda, han sido algunos de los protagonistas que han hecho que las bajas voluntarias de trabajadores y trabajadoras con contratos indefinidos se disparen hasta los 50.000 en nueve meses de 2022. Las 8.450 renuncias del mes de septiembre, último mes del cual se tienen datos, suponen un récord de los últimos 22 años. Desde Comisiones Obreras, el secretario de Trabajo y Economía, Ricard Bellera, afirmaba que "la reducción del paro que ha llegado de la mano de la reforma laboral" estaba detrás de los motivos de la gran renuncia.
Entre los testigos con los cuales habló ON ECONOMIA sobre la gran renuncia, Anna Rovirosa, responsable de desarrollo de negocio de Grup Montaner, explicaba que había "dejado de sentirse a gusto con los valores de la empresa" y que cambió buscando un trato más humano y la posibilidad de conciliar trabajo y familia.
Ahora bien, hay otros motivos relacionados con el descontento en el trabajo. El 60% de los trabajadores aseguran no estar satisfechos con su trabajo, según un informe de Adecco. Trabajadores cualificados han encontrado trabajos que les han permitido dejar su trabajo precario de camarero o tendero, y otros han salido a la búsqueda de mejores salarios, cuando el mercado le ofrece, o bien de mejor ambiente laboral. Los valores empresariales, el trato, el compromiso con el medio ambiente o las posibilidades de conciliación laboral se han vuelto claves a la hora de buscar una mejora laboral, según coinciden todos los expertos en recursos humanos. Marcharse a un entorno rural, hacer un cambio radical y cambiar de sector, formarte, coger un año sabático o conseguir un trabajo que te permita trabajar desde otros países son otros motivos que hacen que la gente deje el trabajo más que nunca.
'Quiet quitting' y 'quiet firing'
Hay trabajadores que, sin marcharse del trabajo, han hecho su renuncia personal de otra manera. Es lo que se conoce como quiet quitting o renuncia silenciosa, que consiste básicamente en dedicarte a hacer solo lo que es esencial a tu trabajo, sin exceder ninguna de tus funciones. Ni un minuto extra no remunerado, nada de aportaciones muy creativas, dejar de lado la motivación y la entrega en el trabajo para convertirla simplemente en el lugar donde te ganas la vida. Expertos y personas que han optado por esta práctica acostumbran a reconocer que el replanteamiento de la pandemia ha hecho disparar este fenómeno. Tomando conciencia del valor de tu tiempo libre y de la importancia de la salud mental, aprendes a poner límites a fin de que el trabajo no se te coma. Así, muchas de las personas que han optado por esta vía reconocen un accidente laboral, una gran decepción con el trabajo o ataques de ansiedad y de pánico como momentos que le hicieron cambiar el chip y dejar de entregarse tanto en el trabajo.
Ahora bien, el quiet quitting enseguida tuvo su réplica empresarial, conocida como quiet firing. Consiste en no echar al trabajador ni forzar su marcha, pero hacer el mínimo esfuerzo para que se quede. Falta de incentivos, no promocionar al trabajador o bloquear sus aumentos de sueldo son algunas de las prácticas que pueden hacer que el trabajador se acabe marchando de la empresa sin necesidad de despedirlo. Se trata de una práctica, sin embargo, que puede ayudar a generar ambientes tóxicos de trabajo.
Nómadas digitales
Uno de los fenómenos que se dispararon de la mano de la llegada del teletrabajo, y que ya empezaba a ser tendencia gracias al auge del trabajo digital, es el del nomadismo digital. Es decir, trabajar desde cualquier lugar del mundo porque tu oficina es tu ordenador portátil. Se calcula que el año 2021 este fenómeno creció de los 6 millones a los 10 millones de nómadas digitales, considerados como aquellos que tienen un trabajo estable y que lo hacen desde fuera de su país de origen. Barcelona, por sus precios más bajos que en el norte de Europa, por su clima y por su buena oferta de ocio y gastronómica, se ha convertido en uno de los sitios más atractivos para los nómadas digitales, hasta el punto que muchos edificios de nueva construcción empiezan a incorporar espacios de co-working a fin de que puedan trabajar.
La nueva ley de startups aprobada por el Gobierno, que entró en vigor el pasado 22 de diciembre, legisla también sobre esta nueva figura de trabajadores. Establece medidas para favorecer el establecimiento en España de teletrabajadores y nómadas digitales, que podrán acceder a un visado especial de hasta cinco años, así como acogerse al régimen tributario especial y tributar por el impuesto sobre la renta de no residentes. Un estudio de Bloomberg apuntaba que Barcelona era la quinta ciudad preferida por los nómadas digitales, por detrás de Lisboa, Miami, Dubái, Algarve y Barbados. La otra cara de la moneda es que la llegada de ciudadanos con salarios altos de países que pagan mejor encarece la vivienda de los locales, tal como han denunciado las principales entidades de vivienda.
'Career cushioning'
El aumento de la movilidad laboral voluntaria, pero también de despidos en empresas que a priori parecían fuertes, como Amazon o Facebook, así como de la incertidumbre vinculada a la inflación, la guerra y otras sacudidas de la actualidad, hace que mucha gente quiera estar preparada para posibles giros de guion a sus trabajos. Así, cada vez es más habitual ahorrar por si te echan o bien actualizar tu currículum y sondear el mercado por mucho que estés a gusto y no quieras marcharse. Es uno por si acaso que se está volviendo cada vez más habitual a medida que los trabajos dejan de ser lugares para estar toda la vida. En los Estados Unidos le han puesto un nombre, career cushioning o amortiguación de carrera, que ya está llegando a España
Sobre este fenómeno, Marc, nombre ficticio, explicó en ON ECONOMIA que en su sector, el tecnológico, "es muy habitual buscar trabajo constantemente y cambiar", mientras que los expertos añadieron un poco de perspectiva. Jaime Sol, socio responsable de People Services de Ernst & Young (EY) apuntó que "desde hace unos años, empezamos a entender el puesto de trabajo como un proyecto, un lugar donde estaremos una serie de años." "Y por eso ya nos preparamos para el siguiente salto, sea dentro de la empresa o fuera. En este contexto, tenemos un estudio que nos dice que el 43% de los trabajadores están pensando en dejar su trabajo en los próximos meses, y esta preocupación puede venir por varios motivos", añadió.
'Burnout' y salud mental
Aunque la pandemia sirvió en parte a los trabajadores para hacer valer su vida más allá del trabajo, también difuminó los límites entre la esfera laboral y la privada. Tener que trabajar desde casa hace que los horarios sean más flexibles, no siempre en el buen sentido de la palabra, y, por otra parte, la revalorización de la marca personal (actualizar el LinkedIn, tener una voz en Twitter) nos ha traído el trabajo a casa. Los trabajos digitales y la multitud de aplicaciones de uso interno (editores de blog, Teams, Meet, Zoom, Slack, Woffu y un largo etcétera) han multiplicado las micro-tareas organizativas en muchos de estos trabajos.
Como resultado de tanta micro-tarea, de alargamientos innecesarios de las jornadas de trabajo y de las relaciones promiscuas entre vida laboral y privada, la salud mental se está resintiendo más que nunca en el ámbito laboral. Un fenómeno que ya conocían hacía años a los autónomos y los trabajadores en precario o con contratos temporales, pues hay estudios que demuestran que su salud mental es más delicada. El concepto 'burnout', síndrome de estar quemado, de desgaste, de no poder más, se ha extendido por el mundo desde el año 2021, pero no ha cesado de hacerlo en este 2022. En el fondo, puede estar en la raíz de los fenómenos de movilidad mencionados anteriormente, pues nada como un exceso de agotamiento para cambiar de trabajo. O de vida.
Temporalidad encubierta a la española
En España, la reforma laboral ha multiplicado más que nunca la contratación de indefinidos. Este año se han firmado más de 6 millones de contratos fijos, o sea un 238% más que el año pasado, casi cuatro millones y medio más. Sin duda, eso ha ayudado a mucha gente a estabilizar su vida laboral, pero hecha la ley, hecha la trampa. Al mismo tiempo que se han disparado los contratos indefinidos, también lo han hecho los fijos discontinuos, como explicamos en ON ECONOMIA, y no siempre de manera del todo justificada. Algunos, en efecto, están contratados para trabajos con gran estacionalidad, pero algunas empresas están utilizando este modelo donde antes hacían contratos de obra y servicio para perpetuar la temporalidad. Representan un tercio del total de los indefinidos en España y llegue a 2,2 millones. Pero de estos solo hay 850.000 que estaban trabajando en noviembre. Ahora bien, estos activos suponen un doble que los fijos discontinuos del mismo mes del año pasado.
Otro agujero que algunas empresas han visto con el fin de hacer uso de la temporalidad es el contrato de prueba. Al mismo tiempo que se disparaba la contratación indefinida y las bajas voluntarias, lo han hecho los despidos: han sido 835.400 en España, crecimiento de un 178% respecto de los 299.960 del año pasado. Y el motivo estrella para este despidoes el de no haber superado el periodo de prueba. 383.689 personas no han superado el periodo de prueba este año, una cifra siete veces superior a la del año pasado, cuando fueron 50.422.
Un 2023 de renegociación y búsqueda de talento
Si el año 2022 ha sido marcado por la movilidad, el año que empieza podría ser el de la renegociación. Un informe elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y Randstad muestra que el déficit de talento será uno de los principales problemas a los cuales se enfrentará el 53% de las empresas el próximo año 2023. Seguir en el camino de readaptar las empresas a los nuevos valores de los trabajadores, sobre todo de los más jóvenes, y reajustar los salarios serán algunos de los retos del management el próximo año.
Un informe del IESE habla de la negociación, el sentimiento de pertenencia a una empresa y el poder de las decisiones compartidas entre trabajadores como algunas de las nuevas tendencias del management de cara al próximo año.
La empresa norteamericana Deel, por su parte, lo define como cultura de la confianza, y cree que se consolidará de cara al próximo año, cuando también lo harán conceptos como vacaciones flex o generación flex, con relación a la necesidad de las nuevas generaciones de flexibilizar sus condiciones y horarios. El Chief Remote Officer, o ninguno que trabaja para coordinar equipos de diferentes países, será una figura al alza según la misma compañía. El pluriempleo será otra tendencia. Con respecto a las tendencias negativas, Deel apunta a la paranoia de productividad y al 'quiet quitting', con relación a personas que dejan el trabajo sin llegar a cumplir un año a la empresa si no están satisfechas.