Alimentarnos a día de hoy representa un 15,4% más caro de lo que hace justo un año, cuando estalló la guerra de Ucrania en febrero del año 2022. Aunque los precios siguen subiendo, porcentualmente lo hacen de forma más leve y el último mes de enero se cerró con un incremento del 0,4% en el conjunto de España, con respecto a alimentos y bebidas no alcohólicas. En Catalunya la tendencia es similar, pero más moderada, con un crecimiento anual de enero del 2022 al del 2023, del 13,2%.

A pesar de todo, hay que tener en cuenta que esta es una media y que los porcentajes se disparan o disminuyen, dependiendo del producto y la influencia de las políticas marcadas desde La Moncloa. Así pues, tenemos que distinguir entre los que cierran un año de guerra, desde la invasión rusa de Vladimir Putin, entre los que van al alza o en sentido contrario:

Suben

Bajan

¿Qué nos espera a partir de ahora?

A partir de aquí, qué tendencia nos espera en la llamada cesta de la compra. Francesc Reguant, presidente de la Comisión de Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas de Catalunya, subraya que hay muchos factores en paralelo que también se tienen que tener en cuenta a la hora de aventurarnos al hacer pronósticos sobre el futuro de esta. "Llevamos dos años de sequía muy graves que nos marcan tanto o más que la guerra, pero a grandes rasgos, no podemos olvidar que una guerra siempre es incierta hasta que no se acaba. Por lo tanto, podemos hacer previsiones, pero siempre van ligadas a los acontecimientos".

Fertilizantes y cereales

En este sentido, hay dos puntos de inflexión que, después de un año, la guerra ha ido modificando. Por una parte los fertilizantes y de la otra los cereales. Tradicionalmente, Rusia era uno de los países mayores en la exportación de fertilizantes, también de cereales y energías como el petróleo o el gas. Estos, los países europeos han sabido substituirlos por otros como los fertilizantes orgánicos. Y con respecto a los cereales, sus precios han bajado y la curva se ha normalizado, en paralelo en la del petróleo. Reguant concluye que "se ha normalizado, nos hemos sabido adaptar a la guerra".

Este enero se ha cerrado con otra subida del 0,4%

A pesar de todo, es una evidencia que los precios se han incrementado y lo siguen haciendo en el último mes de enero, con el 0,4% anteriormente citado. Aquellos productos con el IVA reducido o sin IVA que el gobierno de Pedro Sánchez decidió aplicar han tenido una microbajada. En este enero del 2023, la fruta fresca ha pasado del 4,2% al 4%, pero otros como el pescado, incluso, han seguido subiendo, con un 4% de más. "Hay que tener en cuenta que pueden ser medidas que funcionen, pero también marca el comportamiento de cada mercado. La fruta está en zona de regadío y no percibe las consecuencias, como otros productos que sí sufren la crisis de la sequía," argumenta Reguant. Pero hay otros factores como la escasez en la oferta y una alta demanda en otros países que pagan mejor, como el caso del Reino Unido: si necesitan verduras o huevos buscan mercados como el español.

¿Funciona reducir el IVA?

Y en último término, las políticas económicas aplicadas son quirúrgicas (no afectan a la totalidad de los alimentos), y tampoco son de resultados inmediatos. El Gobierno aprobó el 27 de diciembre pasado reducir bajar del 4 al 0% el IVA de aquellos alimentos de consumo diario y que suponen en volumen la mitad de la cesta de la compra como el pan, los huevos, la leche, las legumbres, los cereales o las frutas y hortalizas; así como bajar del 10% al 5% algunos de los que se habían encarecido más: aceite de oliva y pastas. Se aplicaron con la llegada del nuevo año y se tienen que ver todavía sus repercusiones. El economista Reguant se aventura a prever que el mes de febrero, "los porcentajes irán a la baja, en vez de subir", pero se tendrá que ver cómo se resuelve la incertidumbre de todo el contexto.

Si nos centramos en nuestra cesta, primero se tiene que valorar el grado de dependencia con Rusia. Un informe del Real Instituto Elcano subraya que España no tiene un alto grado de exposición a Rusia con respecto a la dependencia energética. En el 2019, menos del 11% de las importaciones de petróleo de España provenían de Rusia, muy por debajo del 37% de Alemania y del 22% de Italia. Con respecto al gas, a duras penas el 6% de las compras de España provienen de Rusia, muy por debajo del 40% por término medio de la UE. Eso incluye el 37% de dependencia de Italia, el 58% de Hungría y el 84% de la República Checa (Alemania no distingue las fuentes de sus importaciones de gas, pero se estima aproximadamente entre un tercio y el 40%).

¿Y la tendencia mundial?

Si ampliamos la mirada, a nivel internacional, la tendencia ha sido similar a la española. A medida que la guerra continúa y la apuesta aumenta, Rusia ha utilizado cada vez más los miedos de la escasez de alimentos como una nueva arma en su guerra híbrida, y la seguridad alimentaria ha estado al frente de la agenda política internacional desde febrero de 2022. La respuesta de la comunidad internacional, incluido un acuerdo negociado por las Naciones Unidas y Turquía para desbloquear las exportaciones de los puertos del Mar Negro, ha calmado los temores de una inminente crisis alimentaria generalizada.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) informa de que el índice mundial de precios de los alimentos (FPI) fue por término medio 159,3 puntos en marzo de 2022, es decir, 17,9 puntos más (12,6%) respecto de febrero del 2022. Este es el nivel más alto desde su inicio el año 1990. El último aumento refleja nuevos máximos históricos de aceites vegetales (248,6 puntos) y cereales (170,1 puntos), poniendo de manifiesto el efecto negativo directo del conflicto.

La ONU percibe bajadas este 2023

Ahora bien, después de un año con una guerra todavía vigente sí hay cambios que empiezan a ser positivos. El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura bajó en enero un 0,8% con respecto a diciembre y casi un 18% en relación con el máximo alcanzado en marzo del 2022. El descenso se debió a la disminución de los precios de los aceites vegetales, los productos lácteos y el azúcar, mientras que los de los cereales y la carne se mantuvieron prácticamente estables. A pesar de todo, los más perjudicados son los que tienen una alta dependencia de la importación y todos aquellos países en vías de desarrollo.

Hay que esperar a los próximos meses

Volviendo a España, esta semana, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha señalado que hay razones objetivas para esperar una disminución gradual del precio de los alimentos en los próximos meses, ya que los principales costes de producción como energía, piensos o fertilizantes que fueron los principales causantes del aumento progresivo de la inflación han empezado a bajar.

Los indicadores apuntan que "los precios de los alimentos pueden haber tocado techo", según Planas, que ha apelado en nombre del Gobierno a la colaboración, la responsabilidad y el trabajo común de todos los eslabones de la cadena para que puedan ajustar los precios a la nueva situación que se vislumbra y la trasladen a los consumidores. Los costes de producción invirtieron la tendencia alcista a partir del verano del 2022 y han empezado a bajar, a causa de iniciativas como la del cereal del mar Negro, que ha favorecido una reducción del precio de los alimentos básicos.