La palabra burbuja ha vuelto a la palestra de los mercados este año. Primero con el temor por los elevados precios de los valores tecnológicos, aunque los resultados empresariales ponían fin a ese runrún que provocó algunas caídas importantes en Wall Street, seguidas luego de rebotes en las cotizaciones. En los últimos días, el temor a que los precios de los activos se inflen artificialmente viene de la mano de las bajadas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales: dos en el caso del BCE y uno de medio punto por parte de la Reserva Federal (Fed) a mediados del pasado septiembre.

Estos recortes del precio del dinero que se prevé se prolonguen durante este año y el próximo llegan en un momento complicado tanto para las acciones como para los inmuebles. Las Bolsas estadounidenses y algunas europeas están en máximos históricos por lo que el acicate de unos tipos más bajos podría engordar sobremanera sus precios. Algo similar ocurre en el mercado inmobiliario en todo el mundo y, concretamente, en España con precios máximos tanto en venta como en alquiler.

Linda Duessel, estratega senior de renta variable de Federated Hermes, explica que históricamente, el mercado de acciones registra de media “una subida del 20% ocho meses después de la primera bajada de tipos si no hay recesión, pero desciende una media del 10% si la hay” mientras que “el S&P 500 se mantiene bastante plano en los 12 meses anteriores a un recorte de tipos”. No obstante, añade, que la situación actual es diferente ya que el selectivo acumula una subida similar a la que se produjo en el año previo al comienzo del ciclo de relajación de 1995, cuando la bajada de tipos no vino acompañada de una recesión. “Se podría decir que un dólar más barato y una eventual burbuja de activos son ahora más probables, mientras que un aterrizaje brusco lo es menos”, comenta la experta.

Javier Molina, analista senior de mercados para eToro, apunta que las acciones siguen alcanzando niveles máximos, a pesar de las tensiones geopolíticas y los problemas climáticos. “A medida que los bancos centrales, liderados por la Reserva Federal, han comenzado a recortar agresivamente los tipos interés para mantener la estabilidad económica y evitar el aumento del desempleo, surge un nuevo temor: la formación de una burbuja. Se espera que 2024 sea uno de los años con más recortes de tipos de las últimas dos décadas, lo que podría estar inflando los mercados”, concluye.

Inmobiliario

Esta misma semana se conocía que el precio de la vivienda en España registra una subida del 8,7% interanual durante el tercer trimestre del año. “Esta subida deja el metro cuadrado en 2.182 euros según el último índice de precios de idealista. Atendiendo a la variación trimestral, los precios se han incrementado un 2% en los últimos tres meses. Con esta alza, el precio de la vivienda en venta en España alcanza un nuevo máximo histórico”, comentan desde Idealista.

En cuanto al alquiler, “el arrendamiento vive una situación alarmante de crisis de precios, ya que hay algunas comunidades que se encuentran un 30%, 40% un 60% por encima del precio mostrado durante la burbuja de 2007 y la tendencia sigue siendo alcista. Entre las razones de este incremento se encuentra el desequilibrio entre la demanda y la oferta, en un momento en el que la demanda crece de manera intensa mientras la oferta se contrae bruscamente haciendo que la disponibilidad de stock en renta sea cada vez menor. Este aspecto provoca un desfase que empuja el precio al alza. Nunca habíamos detectado un ritmo de encarecimiento tan significativo como el de estos dos últimos años”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.

La formación de burbujas de precios es algo frecuente en los mercados. Por ejemplo, destaca la burbuja inmobiliaria de Japón en los años 80 cuando los precios de los bienes raíces y de los activos financieros se inflaron debido a la expansión del crédito y las bajas tasas de interés. El colapso a principios de los 90 llevó a una década de estancamiento económico. La gran crisis financiera de 2008 que comenzó en Estados Unidos con la caída de Lehman Brothers se creó por la política de bajas tasas de interés después del estallido de la burbuja puntocom y los ataques del 11 de septiembre fomentó un auge del crédito inmobiliario, que condujo a una burbuja en el mercado de la vivienda y arrastró al conjunto del sistema financiero mundial.

Más recientemente, la política de tipos cero o negativos por parte de los bancos centrales para sofocar la crisis financiera de 2008 provocó una burbuja en los activos de renta fija (bonos, obligaciones) que estalló cuando comenzó en 2022 el ciclo de subida de tipos que este año ha llegado a su fin. Las pérdidas en estos activos fueron cuantiosas con un mercado intervenido en el que los bancos centrales hacían acopio de deuda pública y empresarial.

Así, la bajada de tipos de interés puede fomentar el crecimiento económico a corto plazo, pero si se mantiene durante demasiado tiempo o no está acompañada de regulaciones prudentes, puede alimentar burbujas financieras e inmobiliarias que, al estallar, generan crisis económicas significativas con importantes consecuencias. Muy habituales son las crisis bancarias ya que las instituciones financieras que han otorgado grandes préstamos basados en el valor inflado de los activos pueden enfrentar graves problemas cuando los deudores no pueden pagar sus préstamos. Además, la corrección de una burbuja puede llevar a una recesión, ya que la caída de los precios de los activos reduce la riqueza de los hogares y empresas, disminuyendo el consumo y la inversión. Y, por último, el colapso de sectores dependientes del crédito barato, como la construcción, puede llevar al aumento del desempleo.