La principal criptodivisa, el bitcoin, nada contracorriente en el pesimista entorno de los activos más tradicionales como los bonos o las acciones. Esta semana ha superado el nivel de 35.000 dólares con un fuerte rally alcista en las dos últimas semanas, ya que a mediados de mes cotizaba en los 26.500 dólares. Además, en el conjunto del año logra una rentabilidad del 107% que le distancia de las subidas de las Bolsas (media del 7%) y de los mercados de bonos a largo plazo que se encuentran en pérdidas en el ejercicio.
"El bitcoin es, con diferencia, el más pequeño, el más joven y el más minoritario de todas las clases de activos, y es desproporcionadamente sensible a cualquier señal de desarrollo de su mercado", explica Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión eToro. El crecimiento de su mercado explica este movimiento al alza. El dinero especuló con que el organismo supervisor estadounidense, la SEC (Securities and Exchange Commission) iba a aprobar un fondo cotizado (ETF) sobre el bitcoin.
Finalmente, estas noticias se revelaron prematuras, pero ilustran la sensibilidad de la clase de activos a cualquier buena noticia y debería animar a los inversores ante la larga lista de posibles catalizadores que se avecinan. Desde la fecha límite de la SEC de EE UU para aprobar definitivamente el ETF del bitcoin al contado, en enero de 2024, pasando por las nuevas normativas bancarias globales y de contabilidad corporativa de EE UU que facilitan la posesión de criptomonedas.
El mercado está pendiente de los movimientos del gigante de los fondos de inversión BlackRock. El ETF del bitcoin, el iShares Bitcoin Trust, apareció con un código propio en documentos oficiales, lo que se considera un paso muy adelantado en el proceso de aprobación de este producto. Pero además, el fondo impulsado por BlackRock es solo uno de los 12 proyectos que actualmente están siendo evaluados por los reguladores estadounidenses. “También existe la posibilidad de que veamos al primer banco central declarar y mantener bitcoins en sus reservas”, indica Ben Laidler.
Así, la creación de un fondo cotizado que atrajera nuevo dinero a la criptomoneda es la explicación más común sobre su buena evolución en el mercado y la confianza en que siga escalando: analistas técnicos ven recorrido hasta los 43.000 dólares. Sin duda, el bitcoin y los criptoactivos son objeto de gran debate. Así, un estudio sobre la regulación mundial de las criptos en 60 de las principales economías muestra que estos activos son legales en más de la mitad, parcialmente prohibidos en 32 y prohibidos en 8, con China y Arabia Saudí liderando este listado.
Dos tercios de estos países están en proceso de introducir grandes cambios en sus normativas, y el ritmo regulador se está acelerando. Desde la entrada en vigor de la normativa MiCA de la Unión Europea en junio hasta la aclaración de las autoridades de la SEC y la CFTC en EE UU. Muchos países cuentan con bancos de pruebas normativos para experimentar, aunque las normas de protección del consumidor parecen ir a la zaga. En cambio, casi todos los países están desplegando en mayor o menor medida programas de investigación y desarrollo de las divisas digitales de los bancos centrales (CBDC).
Amantes del riesgo
Otra de las características propias del bitcoin es su gran aceptación entre inversores minoristas. Las criptomonedas siguen siendo muy populares entre los inversores minoristas. El último índice de adopción de criptomonedas muestra una recuperación de la propiedad desde los mínimos del cuarto trimestre del año pasado, tras la debacle de la plataforma FTX y el último "invierno" de rendimiento de estos activos. El índice clasifica a los cinco países que más han adoptado las criptomonedas: India, Nigeria, Vietnam, EE.UU. y Ucrania.
También existirían razones propias del mercado para ver este empuje del bitcoin en los últimos meses. El dinero que más ama el riesgo no tiene una opción clara en los mercados de bonos y acciones que están cayendo desde finales de julio. Únicamente los que han tomado posiciones cortas (bajistas) han recogido ganancias. Por ello, miran a otros activos de riesgo y elevada volatilidad como las criptomonedas.
Se trata de destinar unos pequeños porcentajes de la cartera de inversión a asumir riesgo y ahora es más rentable hacerlo en estos activos. Aunque tipos al 5% en el bono a 10 años estadounidense son una competencia frente a la Bolsa, el perfil del inversor en criptomonedas es diferente y no se conforma con ese elevado rendimiento de la deuda manteniendo el bono ese tiempo o vendiéndolo en el mercado cuando los tipos bajen.