Las incógnitas que se barajan para este 2024 se resumen en la profundidad de la recesión económica en Estados Unidos y en Europa (su efecto en los resultados empresariales); el momento en que los bancos centrales bajarán los tipos de interés; los resultados electorales en Estados Unidos y otros países (el 50% del PIB mundial irá a elecciones en 2024); la ansiada recuperación de China, y la marcha de los acontecimientos bélicos con la guerra de Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás. Este cóctel de incertidumbres obliga a los expertos a mantenerse cautelosos para 2024, máxime cuando los índices estadounidenses navegan por sus niveles máximos históricos.
Ganancias superiores al 20% en los mercados desarrollados en un 2023 que se esperaba de cortas o nulas rentabilidades. Así, la sorpresa del año ha llevado a muchos gestores a quedarse fuera de la fiesta vivida en la renta variable, lo que se utiliza también de argumento positivo para 2024, pues hay un dinero pendiente de entrar.
La atención se centra en la trayectoria de las ganancias corporativas en un contexto económico en retroceso y en la llegada de reducciones en las tasas de interés por parte de los bancos centrales. Coinciden en que el cierre de 2024 será más alentador para las acciones a medida que se comience a vislumbrar una recuperación económica y las rebajas en el precio del dinero se concreten.
Por ejemplo, Bankinter anticipa una subida del 12% para el IBEX 35 español, ampliándose al 14% para el S&P 500 y el EuroStoxx 50. No obstante, el mercado deberá consolidarse, es decir, experimentar un ajuste previo. "Las plazas financieras están respaldadas por la recuperación de los resultados empresariales después de un 2023 prácticamente estancado, un empleo sólido, un crecimiento suficiente aunque no generoso, y tasas de interés a la baja, independientemente del momento en que se materialicen", explican. Prefieren las empresas tecnológicas e inmobiliarias, al tiempo que reducen sus posiciones en bancos y petroleras.
Por otro lado, Renta 4 sitúa el IBEX con una valoración de 11.850 puntos en comparación con los 10.000 actuales. Aunque perciben un descuento en las bolsas europeas en comparación con las estadounidenses, las expectativas de ganancias favorecen a estas últimas, con una previsión de crecimiento del beneficio por acción (bpa) del 11%, que disminuye al 5% para el EuroStoxx 50 y al 2% para el IBEX 35. Entre sus selecciones preferidas del mercado español destacan Repsol, Grifols, Sacyr, Indra e IAG.
En el banco suizo Julius Baer pronostican un año 2024 favorable para las acciones de los países desarrollados. "Esperamos que la mayor parte de la rentabilidad se materialice en el último tramo del próximo año, cuando los bancos centrales pongan en marcha un nuevo ciclo para la economía mundial con la reducción de las tasas de interés. Mientras tanto, la actividad económica podría seguir desacelerándose, lo que implica que los inversores harán bien en mantener su exposición a acciones defensivas y de crecimiento de calidad, que suelen rendir bien en esos entornos", concluyen.
El banco estadounidense Goldman Sachs se muestra relativamente optimista sobre las bolsas. Uno de sus argumentos para respaldar su preferencia por el mercado europeo es su buen desempeño en situaciones de reducción de la inflación y en un escenario de tipos bajos que favorecerán las operaciones de fusiones y adquisiciones en el mercado. Sus preocupaciones se centran en que el mercado ya esté descontando un aterrizaje suave de las economías, en unos múltiplos elevados en el caso de Estados Unidos y en la capacidad del crecimiento del beneficio empresarial.
Los analistas de Bank of America, sin embargo, ven complicado obtener ganancias en las plazas europeas en la primera parte del año: "Esperamos un debilitamiento significativo del ciclo de ganancias, con una disminución del beneficio por acción del índice Stoxx 600 de más del 15% para finales de año en respuesta al debilitamiento del impulso macroeconómico. En conjunto, estas proyecciones implican una caída del Stoxx 600 del 15% a 390 puntos a mediados de año, seguido de un repunte a 420 puntos a finales de año", explican. Colocan al S&P 500 estadounidense en 5.000 puntos (actualmente cotiza en 4.700 puntos) para el final del año, con un aumento del 6% en las ganancias empresariales, a pesar de la desaceleración económica en un año electoral que siempre ha beneficiado a la renta variable.
Sectores preferidos
Alex Tedder, responsable de renta variable global de Schroders pide un cambio de foco a los inversores basado en descarbonización, demografía y desglobalización donde se encontrarán las mejores oportunidades para 2024. “La energía solar y la captación de carbono son dos pilares básicos de la temática de la transición energética. Del mismo modo, las soluciones al reto demográfico pasan en gran medida por los avances médicos, la automatización y la inteligencia artificial (IA). La IA ha cautivado la atención de los inversores y no cabe duda de que tiene un riesgo importante de estar generando demasiadas expectativas. No obstante, la lógica que hay detrás de la emoción del mercado es irrefutable”, explican.
Alejándose de una visión global del mercado de acciones, otros analistas confían en un buen año para ciertos sectores y tendencias. Desde JPMorgan consideran que el aumento de las ganancias de las acciones de gran capitalización debería acelerarse y podría impulsar al alza los mercados bursátiles durante el próximo año. "El futuro de la inteligencia artificial y el potencial alcista de las acciones de las farmacéuticas, con una cuota creciente en el ámbito de la pérdida de peso, también ofrecen una oportunidad atractiva para los inversores de cara al próximo año", explican.
En la misma línea, los gestores de Fidelity encuentran atractivos los valores de mediana capitalización junto con gran parte del S&P 500 que no se unió al aumento de los siete grandes (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla). Sin embargo, descartan las compañías más pequeñas debido a su sensibilidad a la desaceleración económica. "Los valores que se asemejan a bonos, como los de servicios públicos, consumo básico y atención sanitaria, también suelen comportarse bien en una recesión cíclica como la que anticipamos", indican. Y en la gestora de AXA, Chris Iggo, director de Inversiones, considera que el entusiasmo actual en torno a la inteligencia artificial y su potencial para impulsar el crecimiento podrían seguir ofreciendo un fuerte aumento de los beneficios y rendimientos a los inversores en ciertas partes del mercado bursátil.
Riesgos del mercado
Knut Hellandsvik, Director de Renta Variable de DNB Asset Management destaca “vientos en contra” para el mercado de renta variable en 2024:
Desaceleración económica: En este mundo ‘post-conflicto’, el crecimiento económico se ha mantenido mejor de lo esperado en 2023, gracias al bajo desempleo, al crecimiento de los salarios reales, a un consumidor rico en efectivo y a una fuerte acumulación de pedidos tras la pandemia. Esperamos un crecimiento económico más débil el año que viene, como indican los PMI compuestos mundiales, así como un régimen monetario y fiscal muy restrictivo.
Desaparición del exceso de ahorro: El exceso de efectivo que los hogares obtuvieron durante el periodo de la crisis se está reduciendo rápidamente. JP Morgan calcula que el exceso de efectivo se concentra ahora principalmente en los estadounidenses relativamente acomodados (20% superior), mientras que la clase media (20%-60% superior) ha recuperado su liquidez real anterior a la crisis y el 40% inferior se encuentra en peor situación.
Disminución de la liquidez y debilitamiento de los mercados de crédito: La oferta monetaria tanto en EE. UU. como en Europa está disminuyendo. Los bancos están endureciendo los criterios de concesión de préstamos tanto a consumidores como a empresas, y el coste de la financiación sigue subiendo. La morosidad de las tarjetas de crédito va en aumento y el mercado inmobiliario comercial se está debilitando, al tiempo que hay importantes vencimientos hasta 2024. Los préstamos sindicados también están experimentando un aumento de las tasas de impago.
¿Más alto durante más tiempo? El presidente de la Fed, Powell, ha mantenido sistemáticamente el "más alto durante más tiempo". Sí, la tasa de inflación ha caído significativamente, pero como el mercado ahora espera 130 puntos básicos de recortes de la Fed el próximo año, uno puede preguntarse si el mercado se está adelantando a sí mismo. Un recorte tan masivo solo se producirá si la economía estadounidense tiene problemas, lo que no sería una gran noticia para el mercado de renta variable, o si la inflación se desploma aún más desde aquí, lo que consideramos poco probable.
Presión sobre los márgenes: El margen de beneficios debería debilitarse a partir de ahora debido a la desinflación, el menor poder de fijación de precios, el enfriamiento de la demanda mundial, el endurecimiento de las normas de crédito y préstamo y la rigidez de los costes salariales. Aun así, el consenso espera un crecimiento del BPA en 2024 del +9% para el índice MSCI World.
Curva de rendimientos invertida: Históricamente, nunca hemos evitado una recesión tras un periodo sostenido de curva de rendimientos invertida. Esperemos que la historia no se repita.
Valoración: El mercado espera un aterrizaje casi perfecto, con una inflación a la baja y sin impacto en la demanda ni en la capacidad de fijación de precios. El mercado de renta variable estadounidense, que representa más del 70% del MSCI World, tiene un PER previsto de 19 veces, frente a una media de 16 veces. Las valoraciones en Japón y Europa parecen más sobrias, básicamente en línea con las medianas históricas. En cualquier caso, no hay mucho margen para contratiempos, sobre todo porque creemos que las estimaciones de beneficios por acción a escala mundial son un poco optimistas.
Riesgo geopolítico: Con dos guerras en curso, ambas con riesgo inherente de escalada, diríamos que el riesgo geopolítico está en su punto más alto en varias décadas. Téngase en cuenta también que 2024 es un gran año para las elecciones, con más de 40 países que celebran elecciones nacionales (incluida la de EE. UU.), lo que podría desencadenar un significativo aumento de la inflación.