El edificio Flatiron, uno de los más emblemáticos de Nueva York, tiene nuevo propietario. Esta madrugada se ha llevado a cabo una subasta en la que Jacob Garlick, socio fundador de Abraham Trust, ha adquirido el icónico inmueble por un monto de 190 millones de dólares. Pese a que el Flatiron, ubicado en el centro de Manhattan, es uno de los edificios más ilustres y con mayor atractivo comercial de la ciudad neoyorquina, había estado vacío durante los últimos cuatro años por decisión de sus antiguos propietarios, los mismos que lo han rifado en una subasta particular para acabar con las disputas que tenían entre sí y en la que el empresario estadounidense se ha llevado la propiedad por 190 millones de dólares.

Jacob Garlick es el fundador de Abraham Trust, un fondo especializado en distintas operaciones de inversión, quien nada más finalizar la venta del edificio declaró ante los medios estadounidenses que el poder hacerse con el icónico edificio “ha sido un sueño que he tenido durante toda mi vida desde que tenía 14 años. Nuestra misión va a ser respetar siempre su integridad”, ha explicado el nuevo propietario del Flatiron al ser preguntado por la singularidad histórica y arquitectónica del mismo.

El Flatiron ha llamado la atención de dos magnates

El Flatiron, característico por su forma de cuña, ha contado con dos contendientes claros para hacerse con el edificio. Por un lado, Jacob Garlick, quien finalmente se ha hecho con el inmueble, y por otro, Jeffrey Gural, otro inversor relacionado con el sector inmobiliario que trabaja en GFP Real State. Tal y como indican desde Agencia Efe, la puja por el edificio neoyorquino ha durado unos 45 minutos, en la que los dos empresarios han ido subiendo las pujas de medio millón en medio millón hasta que, finalmente, Jacob Garlick ha adquirido el mítico rascacielos por 190 millones de dólares.

Según indican desde Efe, numerosas personas, tanto relacionadas con el sector inmobiliario como por el mundo de la arquitectura, han acudido a la subasta, la cual ha sido ordenada por un juez para poner fin a las disputas que había entre los ya ex copropietarios, que eran cuatro compañías inmobiliarias, entre las que se encontraba GFP, empresa en la que trabaja Gural, y un empresario.

Garlick tiene hasta el viernes para pagar el 10% del total del precio final

Pese a que la subasta tiene un vencedor, las condiciones de esta son leoninas. Es decir, Garlick tiene hasta el próximo viernes para poner el 10% del precio a pagar por la subasta, lo que equivale a unos 19 millones de dólares. De no hacerlo, la propiedad del edificio pasaría a manos del segundo pujador, que en este caso es Jeffrey Gural. Si es no cumple con los parámetros temporales, el inmueble sería subastado por segunda vez.

El Flatiron es uno de los edificios más ilustres de Nueva York. Fue construido en 1902 sobre una base triangular, la cual da forma al inmueble y lo caracteriza. Este tiene confluencia con la calle Broadway y la Quinta Avenida, y está ubicado frente al parque Madison Square. Pese a que es una de las propiedades más suculentas y atractivas, tanto por ubicación como por historia, este lleva vacío desde 2019, año en el que se marchó su último inquilino, la empresa McMillan Publishers, que ocupaba las 21 alturas que componen dicho inmueble.

Ahora, falta por predefinir cuál será la nueva vida del edificio Flatiron. Se barajean distintas ideas, como transformarlo en un hotel de lujo, convertirlo en un edificio de apartamentos de lujo, o mantener su modalidad inicial, oficinas. Sea como fuere, el inmueble ubicado en el centro de Manhattan cuenta con un nuevo propietario.

Por su parte, Gural, segundo máximo pujante de la propiedad, ha comentado en los medios de comunicación que han acudido a la subasta que “estoy como alucinando, de verdad. Jamás pensé que alguien pujaría tan alto por el edificio. Es un bello inmueble, pero necesita 100 millones de dólares para ponerlo a punto, ya que ahora está básicamente vació”. Sea como fuere, el Flatiron, por historia, ubicación y amplitud, es uno de los inmuebles más atractivos para los inversores del mercado inmobiliario, puesto que entienden que este cuenta con un factor estratégico muy potente.