El índice S&P Merval de la bolsa argentina cotizaba a 648.000 puntos el 10 de diciembre de 2023, día de la toma de posesión de Javier Milei como presidente. Siete meses después, el indicador se mueve en los 1.612.000 puntos, lo que supone multiplicar su valor por 2,5. El mercado de acciones ha recibido con euforia al polémico mandatario que hace gala de un liberalismo económico radical, aunque todavía su economía y finanzas anden muy lejos de una situación normalizada.
Como dice el aforismo bursátil, el mercado siempre va por delante descontando las expectativas: ni el presente, ni mucho menos el pasado, importan. Por eso, explican los analistas, el mercado de acciones está apostando por una mejora de la economía y de las empresas en el país andino, a sabiendas de que el camino por recorrer es muy complicado y son pocas las variables económicas que han mejorado en estos primeros compases de la legislatura. Son estos hitos financieros los que han servido a la bolsa argentina para crear unas revalorizaciones eufóricas. Según datos elaborados por el portal Simplywall.st, el mercado argentino cotiza a una relación precio-beneficio (PER) de 28,4 veces, que es inferior a su relación precio-beneficio promedio de 3 años de 31,9 veces. Los analistas son más optimistas en el sector energético y esperan un crecimiento de las ganancias anuales del 40% durante los próximos 5 años. Por el contrario, se espera que el sector de telecomunicaciones vea sus ganancias disminuir un 78% anual durante los próximos años.
La confianza sobre Milei se asienta, de momento, en el recorte de los tipos de interés que han pasado del 133% hasta el 40% actual y en el control de las finanzas públicas a costa de caídas reales en jubilaciones y salarios que han provocado numerosas revueltas sociales. Un reciente informe de Barclays Bank apunta que “el presidente Milei pudo mostrar resultados fiscales significativamente positivos en el primer semestre de 24, así como una inflación significativamente menor. Sin embargo, creemos que mantener estos logros es un gran desafío, tanto por el necesario apoyo parlamentario como la tolerancia de la población hacia los ajustes necesarios para poner fin a una era de desorden en políticas fiscales y monetarias”. Y añaden: “Argentina requiere un tipo de cambio real débil como parte de su ajuste, incluida la capacidad de pagar sus obligaciones en moneda fuerte. Pero la moneda se ha apreciado mucho en el año, sumándose a la lista de desafíos”, explican.
Por su parte, el banco estadounidense Goldman Sachs apunta también a la mejora del país en su riesgo soberano (pago de la deuda pública). El pasado 13 de mayo el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la octava revisión de su acuerdo de refinanciación y lo hizo entre elogios a la figura de Javier Milei. En esta línea, Goldman ha actualizado recientemente el Score de Riesgo Soberano (SRS) y” Argentina experimentó la mayor mejora en su SRS en el primer semestre, debido a que el nuevo presidente recortó el gasto público y prohibió a su banco central financiar a la Hacienda Pública, logrando un superávit fiscal en cada uno de los primeros cinco meses de este año, la racha más larga de superávits fiscales mensuales desde 2010”. No obstante, Goldman matiza su propio entusiasmo porque permanecen las dudas sobre la calidad del ajuste fiscal y la posibilidad de unas reformas más amplias.
Un año en recesión
Sin embargo, estas mejoras financieras no están acompañadas de crecimiento económico, sino todo lo contrario. El ajuste fiscal será un claro elemento recesivo para esta economía andina.
La economía argentina cayó un 5,1% interanual en el primer trimestre de 2024, lo que marca la contracción más pronunciada desde el segundo trimestre de 2023 y se desploma aún más desde una caída del 1,2% en el trimestre anterior. Esto marcó el cuarto trimestre consecutivo de contracción, impulsado por fuertes caídas en la producción manufacturera (-13,7% frente al -6% en el cuarto trimestre) y la construcción (-19,7% frente al -0,8%). Por el contrario, el sector agrícola creció (+10,2% frente al +6%), recuperándose de una sequía histórica que había afectado previamente a la producción cerealística.
Según un informe de BBVA Research, “la actividad económica permanecerá en terreno negativo durante el primer semestre de 2024 al capturar los efectos recesivos de la corrección de precios y la elevada inflación. Proyectamos que el PIB caiga un 4% en 2024 y rebote al 6% en 2025, asumiendo que el plan de estabilización a implementar por el gobierno resulte exitoso”, explican.
Desde Goldman Sachs, recogen que el PIB real se contrajo un considerable 5,1% interanual en el primer trimestre de 2024. “La lectura fue ligeramente más firme que las expectativas del consenso que esperaban una contracción del -5,3%. Desde el lado de la demanda, “solo las exportaciones aumentaron y, en general, la actividad económica real en el primer trimestre se vio impactada por el esfuerzo de reequilibrio macroeconómico emprendido por la administración Milei y un alto grado de incertidumbre política”, explican. Y añaden: “de cara al resto del año, a medida que la inflación se modere, un aumento del crecimiento salarial podría proporcionar cierto apoyo al consumo y a la actividad en el segundo semestre”.