La inversión alternativa se hace cada vez más popular entre los inversores minoristas. Se trata de colocar el dinero en empresas y bonos no cotizados, inmobiliario o en el desarrollo de infraestructuras. Son los llamados mercados privados frente los tradicionales mercados públicos como las bolsas o los de renta fija (corporativa y deuda) que a diario publican sus precios de compraventa. En este caso, se trata de participar en operaciones empresariales fuera de la inversión más tradicional, normalmente de la mano de expertos y generalmente a través de fondos de inversión.
La inversión en activos privados estaba vedada a los minoristas hasta 2021, año en el que el Ministerio de Economía redujo la inversión mínima para entrar en activos de capital riesgo, bajando el mínimo de inversión desde los 100.000 hasta los 10.000 euros. Esta medida respondía a las peticiones del sector del capital riesgo y también a la búsqueda de rentabilidad fuera de los mercados tradicionales con los tipos cero o negativos que entonces ofrecía la economía europea. Hasta entonces, el acceso a la inversión alternativa estaba solo al alcance de inversiones institucionales como fondos de pensiones, fondos soberanos, aseguradoras y grandes fortunas.
Bestinver
Aunque la forma de materializar estas inversiones en activos privados es, habitualmente, a través de fondos de capital riesgo o de fondos de fondos que replican a estos, algunos fondos tradicionales -tanto de inversión como de pensiones- están incluyendo estas inversiones en su estrategia. La semana pasada, del plan de pensiones Bestinver Plan Mixto, integrado en el fondo de pensiones Bestinver Plan Mixto, comunicaba a sus partícipes la decisión de modificar la Declaración de los Principios de Inversión (DPI) del citado fondo de pensiones, únicamente con objeto de incorporar la posibilidad de que el mismo invierta en entidades de capital riesgo o entidades de inversión colectiva de tipo cerrado.
En el actual panorama financiero, invertir en activos privados se ha consolidado como una estrategia fundamental para diversificar las carteras y maximizar el rendimiento. “A pesar de que los mercados públicos suelen ser la opción preferida por los inversores minoristas, el crecimiento y las ventajas que ofrecen los activos privados los convierten en una oportunidad única”, explica Marta Díaz-Bajo, socia y directora de estrategia de atl Capital.
El mercado de activos privados abarca una inmensa mayoría de las empresas a nivel global. Según Statista, existen 333 millones de empresas en todo el mundo, de las cuales solo 58.000 cotizan en bolsa, lo que significa que el 98% del mercado es privado. No invertir en activos privados implica perder acceso a una parte significativa de las oportunidades de inversión disponibles. Los mercados privados no solo son más grandes, sino que están en pleno crecimiento, mientras que los mercados públicos se están contrayendo, con menos salidas a bolsa año tras año.
Rentabilidad
Históricamente, los activos privados han demostrado ser más rentables que las inversiones en los mercados públicos. Durante las crisis financieras, los fondos privados han mantenido sus valoraciones o incluso han registrado incrementos, a diferencia de los mercados públicos, que tienden a desplomarse. En años como 2008 y 2022, los fondos de capital privado mostraron una notable resistencia, reduciendo las caídas y ofreciendo estabilidad a los inversores, una característica clave para quienes buscan diversificar y proteger sus carteras.
Un reciente estudio compara la rentabilidad del índice Preqin PE Global BuyOut frente al indicador mundial MSCI World Total Return. En los últimos diez años el índice del capital riesgo ha subido de forma anualizada el 16,6%, frente a un alza del 10,5% del indicador bursátil. Si se toma un periodo de 20 años, el Preqin Global ha ganado un 13,8% anualizado, mientras que el MSCI World registra un alza del 7,9%.
La gran diferencia de la inversión privada frente a la de los mercados públicos es la iliquidez que retrasa volver a convertir en dinero la inversión realizada. Sin embargo, Marta Díaz-Bajo considera que para los inversores que puedan permitirse un periodo sin vender, “la falta de liquidez protege a los inversores de tomar decisiones impulsivas que podrían erosionar su capital. Mientras que los inversores en mercados líquidos tienden a retirar sus fondos en momentos de pánico, aquellos comprometidos con productos privados no tienen la misma tentación, lo que a largo plazo tiende a generar una mayor rentabilidad neta”, concluye.
Una de las preocupaciones más comunes con los activos privados es la fiabilidad de sus valoraciones. Sin embargo, en la Unión Europea, las gestoras están obligadas a realizar auditorías externas o contratar entidades independientes que validen sus valoraciones, lo que asegura transparencia y confianza. En muchos casos, las grandes gestoras optan voluntariamente por estas auditorías para ofrecer mayor seguridad a los inversores.
Invertir en activos privados ofrece a los inversores acceso a un mercado más amplio, con mayores posibilidades de rentabilidad y una menor exposición a las caídas en épocas de crisis. Además, la regulación favorable y la seguridad en las valoraciones hacen que esta opción sea cada vez más accesible para los inversores minoristas. “No aprovechar esta oportunidad significa dejar de lado una parte crucial del mercado que puede brindar estabilidad y crecimiento a largo plazo”, indica la experta de atl Capital.