Calentarse se ha vuelto mucho más caro desde la crisis energética provocada por la invasión de Rusia a Ucrania a finales de febrero del pasado años. Sin duda, 2022 supuso un duro shock sobre todo para el gas natural, aunque también afectó al petróleo, que llegó a superar los 122 dólares el barril. Pero el encarecimiento brutal de ambos combustibles fósiles tuvo su contagio a otros más alternativos como la leña, que ha vuelto a recuperar protagonismo en el mundo rural y en las segundas residencias, con un precio disparado.

Ahora que acaba de terminar la Cumbre del Clima sin dar aún carpetazo final a los combustibles fósiles, estos continúan en este 2023 por encima de los niveles alcanzados en 2021, encareciendo la calefacción de los hogares. En el caso del gas natural, el índice TTF se sitúa en los 35,40 megavatios hora/gas, con una subida del 96% respecto a los precios anteriores al conflicto en Ucrania cuando se movía en torno a los 18 euros MWh. Eso sí niveles muy lejanos a los tocados en 2022, ya que este índice se elevó en sus momentos más tensos hasta los 339 euros MWh. Sin duda, la escasa efectividad al bloqueo del gas ruso y la exportación por parte de Estados Unidos, ha suavizado los precios, aunque aún están lejos de los niveles previos a la crisis bélica.

El otro importante combustible fósil es el gasoil de calefacción. En este caso, con precios de España, la media actual en este 2023 es de 1,30 euros por litro, aunque llegaron a conocerse picos de 1,68 euros el pasado mes de julio. A lo largo del conflictivo 2022, el precio medio de este gasoil para calentar la vivienda se situó en los 1,451 euros por litro. La subida respecto a 2021 es muy notable (42%), ya que ese año, los hogares españoles pagaron de media el litro de este combustible a 0,932 euros por litro. Se trata de valores medios, ya que varía según las provincias y los distintos distribuidores.

A lo largo del pasado año, la leña, muy utilizada en la calefacción del mundo rural y de las segundas residencias, cobró un especial protagonismo ante el encarecimiento drástico del gasoil de calefacción. La leña se convirtió en un bien escaso con una fuerte demanda, al sustituir buena parte de la quema del gasoil, mediante el uso de estufas. Conseguir precios del más antiguo combustible utilizado por la humanidad no es tarea sencilla. No existen precios de mercados y hay que recurrir a la oferta de los distribuidores. Además, los precios oscilan muchísimo pues dependen de si la leña está más o menos seca, del volumen que se demande, del tipo de madera y de la distancia que diste entre la producción y el consumidor final, entre otros factores.

Así, las horquillas de precios son amplias. En 2021, el kilogramo de leña de encima –la más calorífica y abundante en España- oscilaba entre los 0,09 euros y los 0,18 euros. Actualmente, los distribuidores la ofertan entre los 0,25 y los 0,40 euros por kilo. Ha sido, pues, el combustible que ha registrado el mayor ascenso, doblando ampliamente un precio que no está fijado en los mercados internacionales (como ocurre con el gas o el gasoil), sino a la demanda de proximidad que, además, es muy inelástica. Normalmente, la leña suele venderse en metros cúbicos: un metro cúbico equivale a unos 500 kilogramos, dependiendo de la humedad de la madera.

Factores que afectan al precio

Desde la firma Leñas Legua apuntan a que la calidad de la leña de encina es un factor clave a la hora de determinar su precio. Una madera de mayor calidad, bien secada y sin hongos o plagas, tendrá un precio más alto que una leña de menor calidad o en mal estado. También influirá en el precio si la leña tiene certificados de extracción forestal sostenible, como es el PEFC, o de calidad, como puede ser la ISO 17225-5.

También puede variar según la región, debido a la oferta y la demanda local. En áreas donde la encina es abundante y de fácil acceso, los precios pueden ser más bajos. Por otro lado, en lugares donde la leña de encina es escasa o se requiere importar, los precios podrían ser más elevados. La demanda de leña de encina suele ser estacional, con un aumento en la demanda durante los meses fríos. Como resultado, los precios pueden ser más altos en invierno que en verano. Para ahorrar dinero, es recomendable comprar leña durante la temporada baja, cuando los precios suelen ser más bajos. Al igual que pasa con muchos productos, el precio de la leña de encina puede disminuir cuando se compra en grandes cantidades. Si necesitas una cantidad considerable de leña, es posible que se pueda negociar un mejor precio con tu proveedor.

Los costos de transporte y entrega son decisivos. Los proveedores locales generalmente ofrecen precios más bajos en comparación con los que están ubicados a mayor distancia, ya que los costos de transporte son menores.