El ahorro sin riesgo vuelve a estar de capa caída. La última subasta del Tesoro de letras a un año, del pasado 5 de diciembre, situó su interés en el 2,23%, mientras que la inflación interanual hasta noviembre subió con fuerza al 2,4% desde el 1,8% del mes de octubre. La subida de los precios de la energía explica este brusco aumento de los precios. Con estos datos, la rentabilidad actual de las letras del Tesoro no cubre la subida de los precios por lo que los tipos vuelven a ser negativos (tipos nominales menos la inflación).
El deseo de cubrir el alza de los precios y, por tanto, de no perder poder adquisitivo con el ahorro se ha vuelto a esfumar a final de año como consecuencia de las bajadas de tipos aplicadas por parte del Banco Central Europeo (BCE) que se dejan sentir preferentemente en la ganancia de los activos financieros a corto plazo. Además, la expectativa es que el BCE vuelva a recortar el precio del dinero el próximo 12 de diciembre, facilitando nuevos descensos de los tipos en lo que los expertos llaman la parte corta de la curva de los tipos de interés. Así, cabe esperar rentabilidades más bajas para las letras del Tesoro en los próximos meses.
En sintonía con los bancos centrales, la evolución de los tipos de las letras del Tesoro ha sufrido fuertes movimientos. Hasta abril de 2022, los tipos nominales de estos activos eran negativos, es decir, el ahorrador tenía que poner dinero para comprarlos, aunque estaban destinadas solo a inversores institucionales y los particulares no podían comprar. Desde entonces empezaron ya a ofrecer rentabilidad hasta alcanzar un máximo del 3,8% en julio de 2023. Desde esa fecha y hasta la subasta del pasado diciembre se han ido produciendo recortes en línea con la mejora de los datos de inflación.
El deseo de cubrir el alza de los precios y, por tanto, de no perder poder adquisitivo con el ahorro se ha vuelto a esfumar a final de año
Los precios son la otra incógnita para ver si las letras vuelven a cubrir con su rentabilidad al menos el encarecimiento de la vida. Las expectativas no son muy halagüeñas, según los expertos tras la victoria electoral de Donald Trump el pasado 5 de noviembre. Sus políticas proteccionistas y de reducción de la inmigración son consideradas inflacionistas y eso se trasladará a todo el mundo junto con un dólar fuerte que encarece a Europa las importaciones de productos energéticos como el petróleo y el gas. Otro factor más centrado en el Viejo Continente es la tensión que se vive en el precio del gas natural, mientras persiste la guerra de Rusia con Ucrania.
La subida de seis décimas en el IPC de diciembre ha respondido a ese encarecimiento de la energía, que además hay que pagar con dólares revalorizados frente al euro. Ahora bien, las posibilidades del BCE de mantener tipos elevados para atajar la corriente inflacionista son cada vez menores debido a la debilidad de grandes economías como Alemania, Italia y Francia. Para el conjunto de la Unión Europea, el crecimiento previsto en 2025 es del 0,8%, un nivel muy bajo que obligará al BCE a rebajar tipos con el objetivo de impulsar la economía.
Estas variables de precios más altos y tipos más bajos, llevará a que la rentabilidad sin riesgo vuelva a ser negativa como está ocurriendo ahora mismo. Es decir que la ganancia de la letra del Tesoro permanezca durante mucho tiempo por debajo de la evolución de los precios. Como indica Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, "la inflación ha dejado de ser el principal problema en Europa. Ahora, el desafío central es el crecimiento económico", explica, y en eso se centrará el BCE.
Alternativas a las letras
Nuevamente, los ahorradores que no deseen asumir riesgos de mercado tendrán difícil cubrir la subida de los precios y volverán, como hace unos años a sufrir tipos negativos. Entre las alternativas más cercanas se encuentran los bonos y obligaciones del Estado, similares a las letras del Tesoro, pero con plazos más largos (entre 2 y 30 años) y suelen ofrecer un rendimiento ligeramente mayor, aunque no exento de riesgo ya que se valoran a diario de acuerdo con los movimientos en los tipos y a la oferta y la demanda. Todavía es posible contratar algún depósito bancario con rentabilidad superior al 2,23% de la última subasta de letras y que además gozan de la protección de 100.000 euros por el Fondo de Garantía de Depósitos. En no pocas ocasiones los tipos que ofrecen, aunque más elevados, responden a periodos cortos de tiempo o están ligados a la contratación de otros productos de la entidad como fondos de inversión, seguros, etcétera.
Intentando minimizar el riesgos los fondos monetarios que invierten en activos de renta fija a corto plazo pueden ser una opción, pero salvo excepciones su rentabilidad final está ligada a la marcha de las letras del Tesoro por lo que el ahorrador no logrará rascar mucho más. Con más riesgo, los fondos de renta fija que invierten en bonos públicos o corporativos, y los fondos fondos mixtos o de renta variable pueden superar fácilmente la subida de la vida siempre que lo hagan bien. Producto de seguro como los PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático) que ofrecen ventajas fiscales si mantienes la inversión a largo plazo o los Unit Linked, productos vinculados a seguros de vida que invierten en mercados financieros, pueden ser otras opciones tranquilas. La Bolsa, la inversión inmobiliaria o los bonos de empresas de alta rentabilidad se antojan demasiado arriesgados para el ahorrador del perfil de la letra.