Tras darse a conocer los peores datos de desempleo en Estados Unidos desde octubre de 2021, al 4,3%, las Bolsas europeas y Wall Street sufrieron un gran varapalo. No solo por eso, en Estados Unidos los parqués ya venían a la baja, arrastrados por el desplome del 21% de Intel, después de presentar unas pérdidas de 1.610 millones de dólares y anunciar que despedirá al 15% de su plantilla, 17.500 trabajadores. En el IBEX, los buenos resultados empresariales de las últimas semanas no frenaron una caída del 4,4% acumulado en la semana, que le en los 10.600 puntos.
El resto de selectivos europeos también registraron caídas al cierre de la semana: Milán perdió un 2,55% en la jornada; Fráncfort, un 2,33%, París, un 1,61% y Londres, un 1,31%. Además, Wall Street cotizaba en rojo con descensos del 2,39% en el Nasdaq, del 2,10% en el S&P500 y del 1,95% en el Dow Jones. El miedo al frenazo de la economía estadounidense, que además se encuentra en una intensa campaña electoral, contagia a los mercados. Pero los ojos siguen puestos, también, en otro lugar: los grandes bancos que regulan los tipos de interés.
En esa tesitura, la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) han dejado para septiembre sus decisiones sobre eventuales rebajas de los tipos de interés, lo que abre un compás de espera en un momento de tensión en los mercados tras la publicación de varios datos macroeconómicos negativos.
A los inversores les preocupa que el deterioro de la economía, sobre todo de la estadounidense, sea mayor de lo previsto y que los recortes de tipos deban ser más intensos, lo que perjudicaría en especial a los bancos.
A diferencia de la Fed y del BCE, que han optado por esperar (la Fed, esta semana, y el BCE, el 18 de julio), el Banco de Japón subió tipos el miércoles y el Banco de Inglaterra acometió el jueves su primera rebaja en más de cuatro años.
La reacción de los mercados en las últimas semanas muestra que los inversores han cambiado su perspectiva sobre la marcha de la economía.
Hasta hace poco, un dato macroeconómico peor de lo esperado solía traducirse en subidas bursátiles, porque los inversores interpretaban que las rebajas de tipos estaban más cerca.
Ahora, la óptica es diferente. Los datos macro negativos hacen mella en los mercados.
En un informe reciente, los analistas de Renta 4 Banco titulaban: "Temores a una desaceleración excesiva de la economía americana (o cuando las 'bad news' dejan de ser 'good news').
Los mercados ya habían dado un aviso la semana pasada, cuando los decepcionantes resultados de Tesla y Alphabet pusieron de los nervios a los inversores, una situación que sólo se corrigió, y parcialmente, tras publicarse datos positivos de PIB (producto interior bruto) y de inflación en EE.UU.
Lo ocurrido esta semana abunda en ese cambio de perspectiva. Los mercados, que ya cotizaban en rojo, profundizaron sus caídas tras publicarse datos decepcionantes de actividad manufacturera y empleo en EE.UU.
"La macro se debilita, aunque sea de manera lenta y progresiva, en Europa y EE.UU", señalaba el bróker ActivoTrade en su 'Flash de Mercados'.
Según afirma el analista Joaquín Robles a la agencia EFE, los datos de producción industrial y empleo publicados el jueves en EE.UU. "llevaron a los inversores a pensar que la Fed podría haber esperado demasiado para recortar los tipos y que la economía se podría enfrentar a un aterrizaje forzoso", y no a un 'aterrizaje suave'.
El informe sobre empleo publicado el viernes acentuó aún más la preocupación.
Algunos analistas vinculan esta visión más pesimista de los mercados con ciertos mensajes emitidos por la propia Reserva Federal.
"Ha habido un cambio en el torno de la Fed", apunta Bret Kenwell, analista de la plataforma de inversión eToro.
En su opinión, la atención de la Reserva Federal "se está desplazando desde la inflación hacia el mercado laboral". "Y con razón", recalca Kenwell.
De hecho, el comunicado de la Fed señalaba expresamente el enfriamiento del mercado laboral estadounidense.
No obstante, son mayoría los analistas que mantienes sus previsiones sobre la política monetaria de la Reserva Federal.
"No hemos cambiado nuestra previsión de que la Fed recorte los tipos en septiembre y diciembre de este año", señalan en un informe reciente Tiffany Wilding y Allison Boxer, economistas de Pimco, una de las mayores gestoras del mundo.
David Page, de la gestora AXA IM, también espera dos recortes de tipos en EE.UU. en lo que queda de año, aunque señala que el mercado ve un 75 % de posibilidades de que sean tres.
"El mercado ya da por descontado que la bajada de tipos llegará en septiembre. Ahora el debate se ha trasladado a cuánto los recortará”, apunta Kenwell.
En Europa, preocupa especialmente la persistencia de la inflación, que dificulta las rebajas de tipos.
"En contra de las expectativas del mercado, la tasa de inflación de la zona del euro ha aumentado. Una vez más, la persistencia de la inflación es evidente, sobre todo en los servicios", destaca Ulrike Kastens, economista de la gestora alemana DWS.
Kastens apunta que el objetivo de llegar al 2 % "podría no producirse tan rápidamente", aunque espera que el BCE baje tipos en septiembre.
"Aunque la inflación se mantiene por encima del objetivo del BCE, creemos que la ralentización del ritmo de crecimiento respalda un recorte en septiembre", señala George Curtis, gestor de TwentyFour AM.