A los analistas les cuesta precisar las razones del buen comportamiento del oro, cuya onza (28,35 gramos) se cotiza estos días en máximos históricos a 2.307 dólares. La fiebre sobre el metal amarillo le lleva a ganar en lo que va de año un 11,43%, superando la rentabilidad de las bolsas en este periodo. En este éxito del oro, se mezclan la inflación, la marcha del dólar, la esperada rebaja de los tipos de interés, etcétera, pero el dato objetivo apunta a unas abundantes compras de este metal por parte de los bancos centrales de todo el mundo y, muy especialmente, de los países emergentes.
Sólo en el tercer trimestre de 2023, los bancos centrales compraron colectivamente 337.000 toneladas de oro, la segunda cifra más alta jamás registrada para un tercer trimestre, lo que eleva las compras netas anuales a la asombrosa cantidad de 800.000 toneladas, un aumento del 14% con respecto a 2022, según datos de Bloomberg.
En este sentido, Diego Franzin, responsable de estrategias de cartera de Plenisfer Investments (grupo Generali) espera que “esta tendencia continúe, especialmente apoyada por los países emergentes que se enfrentan a un proceso de desdolarización, sobre todo en Asia. Pensemos que las reservas de oro de los bancos centrales representan el 34% del total en Norteamérica -el nivel más alto de la historia-, frente al 2% de China o el 5% de Sudamérica”. Y añade: “aunque no esperamos que provoque un cambio de régimen en el dólar como moneda de referencia internacional, sí podría dar lugar a que el oro tenga un mayor impacto en las reservas en comparación con la cantidad de dólares en manos de los bancos centrales”.
En un ambiente geopolítico complicado con la guerra de Ucrania, las tensiones en Oriente Medio, la guerra comercial de Estados Unidos y China, y las continuas amenazas a la extensión de estos conflictos –la última, el posible ataque de Irán a Israel- existe la creencia de un mayor peso del oro en las reservas de los bancos centrales sin volver al sistema del patrón oro que terminó en 1971.
Desde la invasión rusa de Ucrania han aumentado significativamente las compras de oro, especialmente por parte de China y Polonia
Zouhoure Bousbih, estratega de mercados emergentes de Ostrum AM (Natixis IM) indica la pujanza que desde 2008 ha tenido el oro en las reservas de los mercados emergentes. Actualmente, representan el 7% de las mismas pero se han más que duplicado desde el año del estallido de la crisis financiera que estalló tras la bancarrota de Lehman Brothers. “La disminución de la confianza de los países emergentes en el billete verde está vinculada a consideraciones tanto económicas como geopolíticas. De hecho, la crisis financiera de 2008 puso de manifiesto el riesgo de liquidez del dólar, erosionando la confianza en la estabilidad del sistema financiero estadounidense. El colosal endeudamiento de Estados Unidos también hace temer una pérdida de confianza en el billete verde, lo que podría apoyar la demanda de oro”, concluye.
Otro elemento en favor del oro se produjo con la invasión de Ucrania. La decisión del G7 de congelar los 300.000 millones de dólares en activos del Banco Central de Rusia planteó la cuestión de si no sería mejor preservar las reservas de otra forma, al abrigo de las sanciones. Una idea que respalda también Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, ya que “estas compras forman parte de un mayor esfuerzo por reducir la dependencia política del dólar estadounidense, para lo cual la congelación de los activos rusos en dólares al inicio de la guerra en Ucrania ha actuado probablemente como un importante catalizador”, indica.
Desde el estallido de la guerra en Ucrania, las compras netas de oro de los bancos centrales han aumentado significativamente, liderando China las adquisiciones. Curiosamente, Polonia ha sido el segundo más activo en compra de oro debido a su cercanía con el conflicto ucraniano. Entre abril y noviembre del pasado año, el Banco Nacional de Polonia (NBP) compró 130 toneladas de oro, aumentando sus tenencias en un 57% hasta 359 toneladas. Se trata también de un volumen récord de compras. Su gobernador había manifestado la voluntad de aumentar la proporción de oro en las reservas internacionales del país del 12% (nivel actual) al 20%.
Por tanto, el oro vuelve a erigirse como una alternativa al dólar en las reservas de los bancos centrales. Zouhoure Bousbih lo justifica en que “la moneda china, el yuan, aún no está preparada para competir con el billete verde, ya que el crecimiento de sus mercados financieros no sigue el ritmo de su expansión económica. El euro conlleva un riesgo político, como ha demostrado el episodio del Brexit. Por ello, los bancos centrales de los mercados emergentes han recurrido al oro para diversificar sus reservas”, explica.
China e India
El buen momento del oro también se explica en la demanda de inversores particulares, especialmente chinos, según comenta el experto de la gestora J. Safra Sarasin Sustainable. Considera que los incentivos para invertir en oro han aumentado claramente para los compradores chinos, dadas las débiles perspectivas de crecimiento y el bajo rendimiento del mercado de renta variable de China. “Tampoco se vislumbra una mejora del mercado inmobiliario chino. Los fuertes controles de capital y la ausencia de alternativas de inversión viables hacen de los lingotes y monedas de oro un refugio seguro y atractivo para los inversores chinos”.
La India es otro de los consumidores más potentes, aunque por razones distintas. La dinámica macroeconómica de la India sigue siendo sólida, con un crecimiento del PIB superior al 6% en 2023. Dada la importancia del mercado indio para la demanda de joyería, “creemos que la dinámica de crecimiento de India debería convertirse en un motor estructural cada vez más importante del precio del oro. Uniendo estas piezas, desde esperamos que la mayor demanda estructural de los mercados emergentes apoye al oro en niveles elevados a lo largo del año. No obstante, se impone cierta cautela a corto plazo, dado que el metal parece sobrecomprado desde una perspectiva táctica”, concluye Claudio Wewel.
Así, en las perspectivas para este año, los expertos se muestran alcistas. Diego Franzin estima que, a pesar de la evolución del contexto macro, el oro tiene potencial de revalorización debido a la persistencia de incertidumbres en varios frentes. En cualquier caso, “pensamos que el oro puede mantenerse sistemáticamente por encima de los 2.000 dólares la onza y, lo que es más importante, cumplir la importante función de estabilizar las carteras de los inversores”, pronostica. Por último, Zouhoure Bousbih prevé que 2024 sea un año de fuerte demanda de oro, debido al contexto geopolítico -guerra en Ucrania, tensiones en el Mar Rojo y conflicto en Oriente Próximo-, pero también al apretado calendario electoral”, dice.