Quedan 6 meses para que el próximo 1 de enero de 2025, los ahorradores puedan rescatar el dinero de sus planes de pensiones individuales. Solo podrán sacar la inversión y los intereses o plusvalías de sus aportaciones anteriores a 2015 (antigüedad de 10 años) y así sucesivamente, año tras año. Será una prueba de fuego para este instrumento pensado para obtener una renta complementaria a la pensión pública, una vez llegada la edad de jubilación.

Esta liquidez sin requisitos se aprobó en 2018, y llega siete años después en un proceso de deterioro de este producto diseñado exclusivamente para la jubilación que ofrece como mayor ventaja la desgravación en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), a cambio de que el dinero aportado no se pudiera sacar. A lo largo de la vida de estos planes de pensiones se decidieron algunas excepciones que permitían disponer del dinero ahorrado: enfermedad grave, paro prolongado, invalidez e, incluso, para saldar el pago de una hipoteca en caso de una amenaza de desahucio.  Pero a partir de 2015, y solo con la premisa de la antigüedad de 10 años en la aportación, ya no habrá que justificar para reembolsar el dinero del plan de pensiones.

La posibilidad de disponer del dinero del plan de pensiones llega en un momento en que este producto se encuentra de capa caída. La principal causa es la limitación de las aportaciones. La última reforma del actual Gobierno ha limitado la desgravación fiscal anual a 1.500 euros, cuando hace solo unos años se podían desgravar hasta 8.000 euros por contribuyente. Los planes de pensiones son un producto que no ha gustado a los actuales responsables de la administración que han hecho una apuesta más decidida por los planes de empleo, en detrimento de los individuales. Uno de los argumentos esgrimidos es el de sus elevadas comisiones, pese a que estas se encuentran limitadas con topes máximos.

El anterior ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, creó dos nuevas figuras: los planes para autónomos y los fondos de pensiones de promoción pública. En ambos casos, todavía no han acabado de despegar. Lo que sí se ha producido es el deterioro de los planes de pensiones individuales. Según datos de la patronal Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones), desde 2022 las salidas de dinero de los planes de pensiones individuales y de empleo ha superado en 2.500 millones de euros a la entrada de dinero nuevo en estos instrumentos de ahorro.

Atentos a la fiscalidad

La desgravación de las aportaciones a los planes de pensiones que han ido reduciéndose hasta los 1.500 euros anuales, tenían como contrapeso que llegada la edad de jubilación el dinero percibido (bien en forma de capital o de renta) se incorporaría al resto de rentas del trabajo (normalmente pensión pública). En definitiva, se trataba de diferir el pago de impuestos desde el momento actual hasta la jubilación, cuando lo normal es que las rentas del trabajo sean menores.

Así, si se opta por rescatar desde 2015 las sucesivas aportaciones a los planes de pensiones con sus intereses o plusvalías, el importe acabará reflejado en la casilla del IRPF correspondiente a las rentas del trabajo integrables en la Base Imponible General en la declaración de la renta del año del rescate. Por ello, los expertos consideran que es necesario hacer bien los números antes de tomar la decisión de vender las participaciones en el fondo. Por ello, recomiendan buscar periodos en los que el contribuyente haya obtenido menos rentas del trabajo. Si el dinero del rescate se percibe en forma de capital, se producirá ese efecto de un importante ingreso para los rendimientos del trabajo, elevando el tipo que se aplique. Sin embargo, si el rescate es en forma de renta, el impacto es menor, al poder repartirse en varios años.

Un buen año excepcional

Con datos de Inverco a cierre del pasado mayo, las revalorizaciones en las carteras de los planes de pensiones por efecto de mercado alcanzan el 9,4% interanual (mayo 2023-2024). Pero este buen dato del último año contrasta con la escasa ganancia que ofrecen estos productos en los plazos largos para los que están pensados. A 20 años, los Planes de Pensiones registran una rentabilidad media anual (neta de gastos) del 2,9% (0,8% y 1,2% anual para los más conservadores de renta fija a corto y a largo plazo). Rentabilidades que, difícilmente, sirven para cubrir la inflación generada en ese periodo.

Tomando como ejemplo los 10 últimos años, la rentabilidad anual media es del 2,8%, siendo del -0,1% anual para los fondos de renta fija a corto plazo y del 0% para los de largo plazo. Únicamente son los fondos de bolsa los que logran ganancias más jugosas (8,3% de media anual) en los dos últimos lustros.

Actualmente, el patrimonio de los planes de pensiones individuales alcanzó en mayo 88.079 millones de euros, siendo la fórmula de ahorro para la jubilación que cuenta con más volumen y partícipes. La posibilidad de rescatarlos a voluntad del cliente y su escaso atractivo fiscal, ¿terminarán por hacerlos desaparecer?