El aceite, más que nunca, se ha convertido en el auténtico oro líquido. Si hasta ahora era una metáfora usada, principalmente, por el sabor que despertaba en el paladar de los que lo degustaban, ahora lo es por su elevado precio. Botellas de plástico de aceite suave de un litro han pasado de los cinco euros a los ocho y, en algunos casos, han superado los catorce.
Como siempre que se producen estos picos repentinos, una serie de coincidencias provocan su subida: la sequía, malas cosechas y un IPC que no perdona ningún alimento. La misma Organización del Consumidor (OCU) asegura que desde el mes de julio pasado, las subidas en algunos casos superan el 30%, y un litro llega fácilmente a los 10 euros. En concreto, el precio del aceite de oliva virgen extra (el conocido como AOVE) ha subido un 15,4% desde la primera quincena de julio.
Lo que hay detrás de las subidas es una mala cosecha en la última campaña, con descensos del 50% en la producción. Pero la verdad es que en los lineales de los supermercados se está viendo aceite que es de la cosecha anterior, que fue normal, y se vendió en los mercados a mayoristas a un precio mucho más asequible, por lo cual no hay justificación para este incremento de precios.
El hurto se dispara cuando el precio sube un 20%
Salvador Cañones, Socio Director de STC, empresa líder en el sector antihurto afirma: "Anteriormente, el principal aceite robado era el de la categoría gourmet, pero en el último mes estamos recibiendo pedidos de protectores para las botellas de 1 litro e incluso las garrafas de 3 y 5 litros". El aumento es exponencial y se ha podido comprobar que cuando los productos aumentan de precio un 20%, los intentos de hurto se multiplican por 5. Por lo tanto, es fundamental evitar que el intento de hurto se transforme en un robo real.
Las cadenas de supermercados protegen el precioso aceite utilizando los elementos que tienen disponibles, como son los collarines de seguridad usados habitualmente en bebidas alcohólicas o incluso en cajas protectoras. En casos de desesperación, se puede ver hasta el uso de cadenas y candados. Por eso, STC recuerda que las solicitudes de estos servicios contra los hurtos se han disparado por toda Europa, no solo en nuestra casa.
El aceite, hasta ahora un hurto indiscreto
Como ejemplo, una cadena de supermercados española ha pedido hasta 1.200 unidades de un collar especial para proteger los aceites. "En mis 26 años en la industria nunca había visto este incremento, y puede ser que todavía no hayamos alcanzado el pico máximo", concluye Cañones.
A expensas de conocer los productos más robados del último verano, todos los que trabajan en el sector sitúan el aceite en el top 3, una noticia bien diferenciada de la misma primavera cuando no aparecía entre las tres predilecciones de los ladrones. El último estudio de STC da datos curiosos sobre las preferencias a la hora de hurtar según la comunidad donde se vive. Por ejemplo, la pasión por las conservas de bonito y atún en Madrid, Aragón, el País Vasco o Cantabria; o que en las Islas Baleares los dos productos que más desaparecen sean el queso de Mahón y los licores originarios de las islas. Eso demuestra que hay una vinculación entre el robo de productos y su lugar de origen.