El Tesoro no se guarda nada. En pleno ‘boom’ inversor, sobre todo de inversores minoristas, la institución española realizará dos nuevas subastas, una de letras a tres y nueve meses, y otra de bonos y obligaciones del Estado, con las que dará por cerrado el calendario oficial de febrero. El presente ejercicio ha empezado fuerte para la inversión en la deuda del Estado. Los inversores, ante el momento de volatilidad e inestabilidad de la economía, ha decidido lanzarse a la inversión en activos ‘seguros’.

Salvaguardar el dinero y, encima de ello, obtener rentabilidad, son dos factores suculentos, y más en unas circunstancias como las actuales. Esto se ha podido comprobar con las largas esperas a las puertas del Banco de España de ciudadanos que han querido invertir en las letras del Tesoro.

Los inversores buscan seguridad, liquidez y rentabilidad

Estas dos últimas subastas del mes se dan en un momento en la que la demanda inversora es récord, sobre todo por parte de los inversores minoristas. La financiación de la deuda del Estado ha entrado de lleno en la mente de los particulares, quienes ven en estos vehículos una opción de mayor rentabilidad frente a otros productos de inversión conservadores, como los depósitos bancarios.

La primera de las últimas subastas del mes tendrá lugar mañana, martes 14 de febrero, cuando el Tesoro venderá letras a tres y nueve meses, y la siguiente será el próximo jueves, cuando el organismo público emitirá bonos y obligaciones del Estado. Dos fechas con la que la institución espera prorrogar el buen momento de la inversión en deuda del país.

Tal y como señala Agencia EFE, la última vez que el Tesoro vendió letras con esos plazos el pasado 17 de enero, lo hizo con un tipo de interés marginal del 2,198% en las de tres meses, y del 2,839% en las de nueve, dos umbrales atractivos de cara a los inversores minoristas, quienes han ido respondiendo a dichas subastas con largas cola a las puertas del Banco de España durante el mes y medio corrido del presente ejercicio.

La inversión en estos activos es récord

La deuda pública a corto plazo tiene desde mediados de 2022 una gran demanda entre pequeños inversores, los cuales buscan poner a buen recaudo su dinero. El inicio del presente curso no solo ha iniciado con la buena dinámica inversora en estos vehículos, sino que ha batido récords. Con la economía inmersa en una fase de desescalada de la inflación, e inmersa en plena subida de tipos de interés, los minoristas han visto una buena oportunidad en la deuda del Estado. Pese a que la renta variable ha comenzado con buen pie el ejercicio, sobre todo en el parqué bursátil español, los particulares entienden que garantizarse una rentabilidad ‘elevada’ en un momento como el actual es una oportunidad que no deben desperdiciar.

Tal ha sido la demanda desde principios de curso que la web del Tesoro se ha caído, registrando varias peticiones de compra de deuda por parte de los minoristas por importe de 1.100 millones de euros, tal y como explicó el pasado jueves la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.

De esta forma, en tan solo mes y medio, la cantidad invertida por los minoristas es 700 millones superior a todo el dinero invertido en estos productos durante el pasado ejercicio. Es decir, desde principios del nuevo curso casi se ha triplicado a cantidad invertida por los minoristas. Cabe destacar que el pasado curso fue récord, puesto que superó al mejor registro que había hasta esa fecha, correspondiente a 2008, cuando se invirtieron 200 millones de euros en deuda.

En cuanto a la subasta de bonos y obligaciones del jueves, una tipología de deuda con menos participación de inversores minoristas, la colocación previa (el 19 de enero pasado), se saldó con un tipo marginal del 2,633 % para la deuda a medio plazo y del 3,601 % para la de largo plazo. 

Continúa el ‘boom’ inversor en estos productos. La deuda del Estado son vehículos que conjugan tanto liquidez, como rentabilidad, como seguridad, tres puntos clave de cara a los minoristas. En un momento como el actual, varios particulares se siguen moviendo para comprar deuda nacional, con la que esperan obtener retornos importantes, además de tener la seguridad de que su dinero está a buen recaudo en un momento en el que la economía es cambiante.