En sus últimos días de mandato, la administración del hasta ahora presidente Joe Biden, acaba de publicar un nuevo sistema de control de exportaciones para chips de inteligencia artificial (IA).
Las restricciones a la exportación clasifican a los países en tres categorías distintas:
- Aliados cercanos: un grupo selecto de 18 países, incluyendo Japón, Reino Unido, Alemania y Países Bajos, mantendrán acceso sin restricciones a los chips y la tecnología de IA de Estados Unidos.
- Países con restricciones: a aproximadamente 120 estados, entre ellos Israel y Arabia Saudita, se les impondrán límites estrictos en la cantidad de chips que pueden adquirir.
- Países vetados: China, Rusia, Irán y Corea del Norte no podrán importar estos chips.
Gigantes tecnológicos como Microsoft, Google y Amazon podrán solicitar permisos especiales para sortear algunas de estas restricciones específicas en función del país. Sin embargo, deberán cumplir con requisitos de seguridad estrictos, mantener al menos el 50% de su capacidad de computación de IA en Estados Unidos y limitar la capacidad de computación en cualquier país fuera de los Aliados cercanos a no más del 7% de su total.
Reacciones de la industria
El principal fabricante de chips de IA, Nvidia, ha criticado duramente las nuevas regulaciones, calificándolas de "exceso desmesurado" y de que ponen en peligro la posición de liderazgo de Estados Unidos en el desarrollo de la IA. La empresa americana argumenta que estas restricciones afectarán a tecnologías ya disponibles, como ordenadores de gaming, a la vez que podrían otorgar ventajas a competidores extranjeros.
Reacciones del ámbito político
En el ámbito político, el senador republicano Ted Cruz, próximo presidente del Comité de Comercio del Senado, ha expresado que estas reglas fueron desarrolladas en secreto, sin la participación del Congreso ni de las empresas estadounidenses, y podrían "destrozar el liderazgo estadounidense en semiconductores". Cruz advierte que podrían utilizar la Ley de Revisión del Congreso para revertir esta nueva regulación. Por su parte y a pesar de las críticas, la administración Biden defiende las medidas como esenciales para la seguridad nacional. El Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, señala que Estados Unidos aventaja a China en el desarrollo de IA en unos seis a dieciocho meses. Las restricciones en la venta de semiconductores se espera que ayuden a conservar dicha ventaja temporal.
Implementación y futuro de las regulaciones
Las nuevas reglas publicadas entrarán en vigor en 120 días, facilitando tiempo a la próxima administración para revisarlas. Aunque el presidente electo Donald Trump asumirá el cargo hoy, día 20 de enero, los expertos anticipan que probablemente mantendrá restricciones estrictas, al menos hacia China, en este ámbito.
Estas restricciones tendrán impactos significativos en las empresas tecnológicas estadounidenses que dependen de mercados internacionales. La necesidad de cumplir con requisitos de seguridad más estrictos y las limitaciones en la capacidad de computación de IA en el extranjero podrían afectar negativamente a sus operaciones y estrategias de expansión global.
El objetivo del mantenimiento del liderazgo en IA
Las nuevas restricciones de exportación de chips de IA reflejan el esfuerzo por parte de Estados Unidos para proteger su liderazgo tecnológico, a la vez que se intentan abordar cuestiones de seguridad nacional. Sin embargo, han generado críticas tanto de la industria tecnológica como de ciertas figuras políticas, quienes advierten sobre posibles impactos negativos en la innovación y el liderazgo estadounidense en el sector de semiconductores.
La posición de Europa
La Comisión Europea ha manifestado su preocupación, subrayando que la Unión Europea (UE) representa una oportunidad económica y no un riesgo para la seguridad de Washington. La Vicepresidenta Ejecutiva y el Comisario de Comercio han destacado que es de interés tanto económico como de seguridad para Estados Unidos que la UE pueda adquirir chips de IA avanzados sin restricciones. Estas restricciones podrían afectar la competitividad tecnológica de Europa, especialmente en sectores que dependen de semiconductores avanzados. La UE ha estado trabajando en fortalecer su soberanía y autonomía digitales, en particular, en el área de los semiconductores, la IA, la tecnología cuántica y las telecomunicaciones. En este sentido abogaba asimismo el recientemente publicado Informe Draghi.